Ponencia ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas
"Solicitamos que detengan la represión"
13/06/2006
- Opinión
Honorable Sr. Julian N. Hunte, Presidente de este comité, honorables representantes de los 24 países miembros. El pueblo de Puerto Rico agradece la atención que ustedes le han dado al caso de Puerto Rico y las resoluciones aprobadas por ustedes en los últimos años.
Mi nombre es Miguel Sánchez, soy zapatero de oficio y resido hace 35 años en Mayaguez, ciudad principal de la zona oeste de la isla. Vengo en representación de un grupo de trabajo regional compuesto por diversos sectores del independentismo y conocido como la Coordinadora Nacional Rompiendo el Perímetro. Este colectivo, el cual surgió a raíz del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos, Responsable General del Ejército Popular Boricua “Los Macheteros, a manos del FBI el 23 de septiembre pasado tiene como propósitos: (i) denunciar el asesinato, (ii) reclamar que se culminen las investigaciones necesarias y se encause a los culpables, (iii) alertar y preparar a los activistas independentistas contra la represión política.
El oeste del país, de donde provengo, siempre ha sido una región de intenso activismo político, ambiental, antimilitar y cultural. Desde el Grito de Lares en 1868, hemos sido cuna de patriotas. La Junta Revolucionaria de Capá Prieto, el Dr. Ramón Emeterio Betances, el delegado autonomista Segundo Ruiz Belvis y el filósofo y educador Eugenio María de Hostos son todos del área oeste. En tiempos más recientes, 3 de los 4 nacionalistas encarcelados por el ataque al Congreso son de nuestra zona. Un gran número de los llamados desobedientes por Vieques salieron de grupos de apoyo de nuestra región. Estos hermanos y hermanas nuestros no sólo ofrendaron su libertad a favor de la salida de la Marina, como tantos otros valientes puertorriqueños, si no que han mantenido de modo ininterrumpido su apoyo a la causa de la devolución y la descontaminación de las tierras viequenses. Del oeste han salido más militantes e ilustres de nuestra historia política. Organizaciones como el Movimiento Pro Independencia (MPI), el Congreso Nacional Hostosiano y Mayaguezanos por la Salud y el Ambiente fueron todas fundadas en nuestra región.
El haber constituido el epicentro político de tantas iniciativas independentistas y ambientales nos ha tornado en testigos involuntarios de diferentes momentos de represión política, todos muy crueles e injustificados. Nuestra experiencia ha quedado comprobada por innumerables documentos “tanto oficiales como testimoniales, federales como nacionales“ que prueban sin lugar a la menor duda, la persecución injusta que han sufrido los independentistas así como sus enormes costos personales y colectivos. El haber presenciado todos los eventos y el haber, mantenido una militancia exitosa que no se ha amilanado ante la adversidad de las circunstancias, nos permite comparecer hoy ante ustedes para denunciar la inminencia de una de las peores crisis de derechos civiles que hayamos atravesado. Nuestra voluntad “y el propósito de esta ponencia” es agotar todos los recursos a la mano para detener esta nueva ola de represión antes de que cobre una nueva cuota generacional entre nuestros compañeros y compañeras. Ni los activistas y militantes independentistas, ni el país se merece un nuevo zarpazo a su tejido social y político, ni a las muy legítimas aspiraciones a su soberanía. Todavía cargamos el inmenso dolor de saber a compañeros y compañeras nuestros, Oscar López, Carlos Alberto Torres, Haydeé Beltrán, José Pérez y Antonio Camacho, cumpliendo gallardamente sus condenas en cárceles federales por el delito de su militancia. Nos ofenden sus castigos injustos y sus penas desproporcionadas. Nos preocupa su integridad física y psicológica, en particular la de Antonio Camacho trasladado recientemente a una cárcel en Atlanta faltándole poco tiempo para extinguir su condena. Sabemos que las acciones en contra de nuestros compañeros y compañeras presos son aberrantes e injustificadas, tanto desde la perspectiva del derecho federal como del derecho internacional. Y venimos ante ustedes a reiterar que nosotros no queremos más abusos. No queremos más mártires. No queremos más muertos. Por eso estamos aquí. Para detener de una vez y por todas a quien se ensaña y nos acecha.
Permítannos hacer un rápido recuento del clima de hostigamiento en el que continuamos nuestras luchas, mantenemos nuestra militancia y nos aprestamos para otro duro golpe. A raíz del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos, quien como todo el mundo sabe murió desangrado por falta de asistencia médica “a pesar de que se le brindaron auxilios médicos a un oficial estadounidense que resultó herido en la misma escena- el FBI ha comenzado a hostigar a compañeros(as) independentistas en sus hogares y lugares de trabajo. A algunos les han intentado chantajear y a otros los han querido utilizar de mensajeros para que transmitan amenazas terribles a todo el independentismo. A estas visitas a veces le han precedido, o sucedido, distintas formas de vigilancia. Compañeros y compañeras, intervenidos o no por las autoridades federales, han reportado avionetas y helicópteros que sobrevuelan sus hogares, escoltas de carros que los siguen, extraños que merodean sus vecindarios o vigilan sus movimientos, problemas constantes con la recepción o sus aparatos telefónicos, pérdidas de información en sus computadoras, fotos a sus hogares, oficinas o a sus personas, (algunas tomadas incluso en oficinas de gobierno), visitas e interrogatorios a vecinos y compañeros de trabajo.
A estos eventos de hostigamiento individual se le suman el despliegue innecesario de fuerza policial en eventos y manifestaciones políticas. Hace sólo unos meses, en un piquete de Rompiendo el Perímetro frente a la oficina regional del Homeland Security en Aguadilla, 200 manifestantes fueron custodiados por más de 120 agentes de la policía de Puerto Rico, según las cifras que proveyó el oficial a cargo. Esta misma cantidad de agentes fue movilizada semanas después para ofrecer vigilancia a una marcha estimada en 50,000 personas frente al Capitolio e San Juan. En ambos casos se trataba de manifestaciones pacíficas que transcurrieron en perfecto orden. El mensaje que las autoridades enviaron al país era claro y evidenciaba un sesgo: se trata al independentismo como peligroso y como una fuerza que debe ser mantenido a raya. Estas acciones, además de cohibir la libertad de asociación y expresión abonan a un clima de desasosiego ante la incertidumbre de las consecuencias que puedan tener y la indefensión en la que colocan de manera injustificada a un sector tan productivo del país. Hay que resaltar que entre los perseguidos hay profesionales de todo tipo, dueños de negocios, empleados de gobierno y asalariados del sector privado, ninguno de los cuales tiene récord criminal. Toda la información sobre este asedio puede ser puesta a disposición del Comité si se garantiza la seguridad de quienes la brindan.
La represión que se condensa alrededor nuestro no es producto sólo de estas amenazas veladas y continuas. El 10 de febrero del corriente año, el FBI “de nuevo con un despliegue innecesario de fuerzas que incluyó armas largas, uso de helicópteros y caravanas de autos” allanó las residencias y oficinas de seis independentistas. Ese mismo día agentes federales del Buró de Investigaciones atacaron a la prensa que cubría uno de los allanamientos en la zona metropolitana. El FBI se ha negado a cooperar en todas las investigaciones que ha comenzado el Departamento de Justicia nacional para atender el asesinato de Ojeda Ríos y las denuncias de la prensa. En ninguno de los casos la Agencia ha provisto ni tan siquiera el nombre de los agentes que intervinieron. En el caso de los allanamientos, se les impidió a los afectados presenciar el proceso, aunque ninguno ofreció resistencia o se comportó violentamente. A algunos se les mantuvo a sus clientes y hasta hoy no se les ha permitido ver la orden judicial que explica la presunta justificación de los allanamientos. El director general del FBI acudió a los medios afirmando “sin ofrecer evidencia y de manera difamatoria- que la investigación que se realizaba buscaba detener un complejo plan terrorista contra propiedad pública y privada. Nunca jamás en nuestra historia grupo independentista alguno ha perpetrado semejante atentado contra civiles o propiedad nacional. Como tampoco ocurrió ahora.
Ante el intento de criminalización y el hostigamiento constante, el independentismo ha permanecido firme y sereno. No somos terroristas. Los médicos, los albañiles, los empleados gubernamentales, los maestros, las trabajadoras sociales, los sindicalistas, los estudiantes universitarios, los asistentes de envejecientes, los compañeros que construyen viviendas de interés social, y todos los que han sido y siguen siendo hostigados no hacen más que ofrecer sus vidas y esfuerzos a la construcción cotidiana de nuestro país. No a su destrucción. El estado colonial lo sabe y a pesar de sus tímidas y tardías gestiones, no fue capaz de proteger los derechos civiles de Filiberto Ojeda Ríos, ni de los compañeros periodistas en funciones, ni de los compañeros y compañeras allanados. No tenemos otra alternativa que denunciar con firmeza la intención criminal del gobierno de los Estados Unidos contra el independentismo y solicitar se lleve cuanto antes el caso de Puerto Rico al pleno de asamblea cuyo Comité de Descolonización hoy nos recibe. A nombre del pueblo de Puerto Rico y de su legítimo derecho a la independencia, solicitamos que de detenga la represión. Erradiquemos el coloniaje. Rompamos el perímetro.
https://www.alainet.org/es/active/11856?language=pt
Del mismo autor
- "Solicitamos que detengan la represión" 13/06/2006
Clasificado en
Clasificado en:
