Más allá de las papeleras

04/05/2006
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La semana que pasó y los próximos días pueden ser claves en la relación entre dos de los países con más vínculos culturales, económicos, demográficos y sociales del subcontinente: Argentina y Uruguay. En una primera lectura, podría concluirse que el conflicto por la instalación de dos fábricas de pasta de celulosa en la margen uruguaya del limítrofe río Uruguay se descomprimió con la decisión de los asambleístas de Gualeguaychú, en la Argentina, de liberar el tránsito en el acceso en el principal de los puentes que unen los dos países. Pero el tema parece, en rigor, más complejo. El viernes último, una multitudinaria manifestación -unas 100.000 personas, según diversas estimaciones concurrentes- convocada por grupos ecologistas y los vecinos de Gualeguaychú, que encabezan la protesta, mostró el amplio apoyo que la causa contra la instalación de las papeleras tiene en Argentina. No sólo las organizaciones sociales o ecologistas forman parte de la avanzada, y la solidaridad con la causa anti-papeleras no se acaba en el litoral argentino del río Uruguay. Se extiende en ámbitos variopintos del lado argentino, donde no se pone en duda que las plantas contaminarán severamente el medio ambiente. Es precisamente lo contrario a lo que sostiene el gobierno uruguayo. El presidente Tabaré Vázquez, devenido en el vocero más activo de la posición de su administración, repite una y otra vez que las plantas de elaboración de pasta celulósica "cumplen todos los requisitos legales y ambientales". Todavía resuena su rechazo tajante a los cortes de rutas del lado argentino, ahora suspendidos, en especial los dichos a teleSUR: "dos países de América Latina están bloqueados, Cuba y Uruguay". En este campaña, Tabaré no está sólo, ni muchos menos. En el tradicional acto del Día Internacional de los Trabajadores en Montevideo, la central sindical progresista PIT-CNT -aval clave para la llegada del Frente Amplio-Encuentro Progresista al gobierno- hubo críticas a la marcha del gobierno pero también un aval a la posición dura en el conflicto con Argentina. "No compartimos en absoluto el bloqueo comercial que se somete a nuestro país por la Argentina, a través de los puentes internacionales, puentes que nos hermanan y no que nos dividen. Lo hacemos en defensa de los auténticos intereses de los trabajadores uruguayos, de sus puestos de trabajo y de su salario, los cuales no confundimos con los intereses de las empresas multinacionales", dice el documento de los sindicalistas uruguayos. Desde el otro extremo del arco ideológico, el ex presidente Jorge Batlle, el mismo que autorizó la instalación de la empresa finlandesa Botnia y la española Ence en el río Uruguay, dijo a un diario de Buenos Aires que "hace muchos años que dejamos de ser una provincia argentina", declaró Batlle a un matutino porteño, y defendió la posición de continuar con la construcción de las plantas, aunque recordó que durante la campaña electoral el Frente Amplio dijo que no las contruiría, precisamente por las mismas raazones que se esgrime desde Argentina: el daño al medio ambiente. Desde Argentina, en tanto, se espera para esta semana una nueva demostración contra la instalación de las empresas y se presume que será mayor a la de la semana pasada y tendrá un ingrediente político nada despreciable: la presencia del presidente Néstor Kirchner, en busca de apoyo a la postura de la Casa Rosada: la demanda ante el Tribunal de La Haya, donde pretende lograr la suspensión definitiva del proyecto uruguayo. Por lo pronto, el gobernador Jorge Busti, al frente de la provincia alzada contra las papeleras, Entre Ríos, dispuso asueto para el viernes y remarcó que el levantamiento del corte de los accesos internacionales favorecerá el reclamo internacional argentino. "Es la primera vez que Argentina concurre al Tribunal Internacional de La Haya y lo hace por una cuestión ambiental entrerriana. Por eso había que terminar con el corte, que tuvo su significado a principios de año, pero que ahora evidentemente nos disminuía las posibilidades de éxito en el campo del derecho", planteó el gobernador. Pero la estrategia argentina que logró destrabar el paso por los puntos limítrofes con el consiguiente alivio a la economía uruguaya no le alcanza al gobierno de Montevideo. Ni mucho menos. Tabaré Vázquez decidió ir por todo y puso a prueba el Mercosur, con saldo negativo. El bloque que compone Uruguay con Argentina, Brasil y Paraguay no intervino formalmente para resolver el conflicto, a pesar de los reclamos de Montevideo. En la Casa Gris, sede del gobierno uruguayo, se escuchó varias veces en los últimos días que el Mercosur es sólo una serie de acuerdos comerciales a tono con lo que ya reiteró varias veces el propio Tabaré: "asi cómo está, el Mercosur no sirve". De ahí a que comience a configurarse una eventual salida de Uruguay del Mercosur, había un sólo paso. Y la visita del presidente uruguayo a Estados Unidos en el curso de esta semana no hace más que azuzar la expectativa. Según el diario argentino La Nación, el presidente Vázquez dijo que su pais analiza "desligarse del Mercosur como miembro pleno" para luego "concretar acuerdos comerciales con otros países para tener mercados para las exportaciones y que eso aliente inversiones en el país", además de mantener su posición intransigente en torno al conflicto de las fábricas de celulosa. Aunque luego el gobierno uruguayo desmintió que salir del Mercosur como miembro pleno sea una decisión tomada, sí quedó claro que Uruguay buscará tejer lazos con otros mercados y países unilateralmente, sin esperar la venia ni el acuerdo de los socios "grandes" del Mercosur. Un panorama sombrío que se oscurece todavía más remontando el río de la discordia: Paraguay, el otro socio "pequeño" del Mercosur, ya analiza abiertamente la posibilidad de abandonar el bloque. - Marcos Salgado, TeleSUR
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