Cualquiera hubiera apostado que después de la implacable moledora de enero y febrero y de la impresionante acumulación de errores humalistas en el mismo período, la siguiente lectura de la encuesta madre –con la que comienza el ciclo periódico de los sondeos-, que emite la empresa Apoyo, reflejaría el nuevo escenario que se buscaba afinar en el país: candidata desmarcada captando lo que pierde un Humala en bajada, y también los demás candidatos por el efecto del voto con miedo que trata de salvarse de la amenaza verde, negra, parda, roja del comandante, con la "única" que puede cerrarle el paso; candidato nacionalista en franca pérdida de categoría, entre segundo y tercer lugar, y a larga distancia de la primera, perdiendo el encanto de carta alternativa a la candidata de la derecha y los banqueros; candidato García peleando con Humala no sólo el segundo lugar, sino el que se queda con el mote de por quién yo nunca votaría, o sea el contrincante ideal para ser derrotado en segunda vuelta; los demás candidatos, cada vez con menos opción, pero con posibilidad de mejorar en su lista parlamentaria, que también pueda entenderse como lo bueno de seguir el camino de Perú Posible y el FIM, que ya salieron de la carrera a la presidencia. Ahora, cuando se escucha a Alfredo Torres explicar porque quiso sorprender a la opinión pública cambiando la metodología de presentación de la información de su última encuesta no se puede menos que sonreír. Dice que eliminó de la cuenta a los indecisos, blancos y nulos para que se pudieran ver mejor las opciones al Congreso y que ciertos partidos están mas o menos cerca de llegar al 4%, como Perú Posible y el FIM. O sea una forma de animar al retiro, que es uno de los temas que se ha estado barajando en las últimas semanas para concentrar el voto presidencial en la señorita Flores. Pero el ajuste metodológico trae otras consecuencias: (a) velar que Lourdes en vez de subir en las encuestas con todo a su favor, en realidad ha caído algunos puntos; (b) abrir una brecha mayor entre Flores y Humala, más grande de la que realmente existe (señala diez, cuando en realidad es siete puntos); (c) confundir la interpretación sobre los efectos de la campaña anti-Humala, que han determinado un aumento de indecisos y aún de votos nulos, y no una ganancia para Flores ni ningún otro candidato; (d) confirmar una situación de polaridad entre los dos primeros, que ha vuelto a provocar la ira de García y forzado a algunos a ensayar los del retiro y la judicialización a Humala para ver si eso les saca de perdedores. En resumen, se puede decir que cuando Torres leyó su encuesta no era lo que debía ser. Por eso le introdujo una corrección metodológica, que tampoco confirma los pronósticos pero está más cerca de lo que quería leer. Así es la política.