Primiciales vivencias personales
28/01/2006
- Opinión
Acompañado de mi esposa ingresé al gran auditorio del Banco Central en La Paz para recibir la acreditación de Senador de la República, elegido en primer lugar por el departamento de Cochabamba en el equipo del nuevo presidente Evo Morales Aima.
Convocada mi presencia, quedé afectado ante el cambio cualitativo que significa participar oficialmente en la política de nuestro amado país.
Más tarde conocí el Hemiciclo del Senado en el Palacio Legislativo. Instalado en el segundo curul a la izquierda del salón cual corresponde a la ubicación ideológica socialista inmersa en el corazón desde los años juveniles. Ubicado también a la diestra de un gran varón de noble experiencia y compromiso, don Antonio Peredo Leigue, inicié mi nueva actividad bajo la honra de su amistad y su enseñanza ejemplar de experimentado combatiente.
En la primera sesión del Senado se abrió la presentación personal de cada uno de los Senadores del “Movimiento al Socialismo” y el conocimiento de los opositores de “Podemos”. En la elección de la Directiva se demostró la composición mayoritaria del MAS gracias a la adhesión del Senador Majluf del MNR y Villavicencio de Unidad Nacional, ambos consecuentes con el compromiso, el último asumió la primera vicepresidencia y el primero la Comisión de Gobierno. Ninguna maniobra que avergüence ni comprometa la ideología ni la dignidad política profunda que sustentamos.
Previo al escrutinio, el Senador Guiteras de la agrupación “PODEMOS”, exigió el voto secreto para elegir presidente a pesar de la voluntad mayoritaria de los Senadores del MAS sumados UN y MNR, él insistió sospechosamente; me percaté de la posibilidad de una maniobra poco digna, entonces los delegados de bancada exigimos la elección abierta por plancha de consenso para demostrar a la nación la concertación patriótica. Insistieron los Senadores Guiteras y Hoz de Vila en un cambio de normativa, la que fue votada en moción fracasada. Posteriormente cumplida la elección mediante papeleta abierta, se logró el triunfo con estrecho margen. Los Senadores de “PODEMOS” inicialmente en mayoría no dejaron de revelar su frustración ante la primera derrota. Su candidato a presidente tomó la palabra revelando verdadero enojo, exigió un cambio en el proceder parlamentario. Repliqué al término agradeciendo la intencionalidad, mas destacando que dicho cambio debía hacer posible la recuperación de los recursos naturales enajenados por los gobiernos en los cuales los reclamantes tuvieron su cuota parte en los partidos gobernantes. No comprendieron la profundidad de mi mensaje, mas bien agradecieron la benevolencia formal de mis palabras sin valorar su significado específico.
Posteriormente, asistimos a sesión de plenario con Diputados para promulgar la necesaria ley de Presidente y Vicepresidente. Apresuradamente fue aprobada sin problema alguno salvo el intercambio de unas miradas de desconfianza entre bancadas enemigas, matizadas por la grata observación afectiva de la esposa y el hijo menor Andrés que ofrecieron cálida presencia en la tribuna.
TIHUANACU.
Fue en el Tihuanacu precolombino, la “cuna del hombre americano” según el sabio Posnansky, donde se efectuó la ceremonia de la "Investidura del Mando Originario". Fue en la "Ciudad de los Dioses", otrora el centro espiritual y político de la cultura andina primitiva, en la cumbre empinada de la pirámide de Akapana, la mayor construcción del complejo arqueológico, soberbia y aún oculta de la antigüedad Kolla que presume una antigüedad similar o mayor a la del Keops egipcio, con una terraza elevada de 15 metros de altura y 152 metros por cada lado. Allá, el jefe indígena recibió el bastón de mando, el atuendo ritual, caminó descalzo y pidió permiso para descender al templo de Kalasasaya.
Ubicado frente a su portal lítico en el punto central del escenario natural, delante de la plazoleta subterránea nos rodeaba la gran explanada decorada con multitud de banderas nacionales y wipalas multicolores, rojas con la hoz y el martillo, la efigie del Comandante CHE Guevara, las cubanas, chilenas, argentinas y de todos los países hermanos en plenitud de expresión simbólica, en una atmósfera transparente, soleada y poblada de seres humanos oriundos del propio valle de Sihuani y de la totalidad del territorio patrio, con participación de representantes indígenas de todo el continente. Se calculó la asistencia de unas 70 mil personas en las míticas ruinas altiplánicas ubicadas a los 3.844 metros sobre el nivel del mar, muy próximo al lago sagrado de los Incas, el Titicaca, en la cumbre del mundo.
Sucedió la magnífica ceremonia en la cual se le ungió con incienso y hojas de coca sagrada. Los venerables ancianos aymaras, los amautas, le entregaron el cetro de mando mientras invocaban a las achachilas benéficas exigiendo la posibilidad de una jefatura eficiente, la que será premiada o en contrario sancionada recibirá una grave y original sanción comunitaria mediante danza forzada hasta la exhaustiva fatiga mortal en el caso de incumplimiento de mandato.
Descendió de la cumbre de Akapana acompañado de los yatiris en marcha ritual hasta la puerta del templo de Kalasasaya desde donde emitió su palabra admonitoria. Por iniciativa de las autoridades originarias: jilakatas, mallkus, jilliris y mamatallas – el presidente indígena expresó su compromiso: “Solo quiero decirles, desde este lugar sagrado, que con ayuda de quechuas, aymaras, guaraníes, queremos gobernar con honestidad, con responsabilidad, para cambiar la situación económica del pueblo boliviano". Además anunció el inicio de una nueva era histórica para todo el continente en su oratoria de compromiso indígena efectuada en los tres idiomas: aymara, quechua y guaraní.
La ofrenda a la Madre Tierra y el mensaje al mundo americano impactaron en todos los presentes, concluyó el tiempo de la opresión y el colonialismo. Pensamos que se estaba cumpliendo la profecía, la posibilidad del Jacha Uru, el tiempo del Pachacuti, la realidad del humanismo socialista, la posibilidad del Hombre Nuevo del Che Guevara.
Fijando la mirada en la belleza de los grandes pabellones de la tricolor boliviana y la wiphala, vibramos de emoción incontrolable al entonar el Himno Nacional cantado con fervor junto a patriotas de toda la América, congregados en la tierra de los antepasados milenarios, el lugar de nacimiento de la humanidad andina en su cultura exquisita forjada milenios antes de Cristo.
Solemnes pututos resonaron ceremoniosos, las banderas flamearon, las vestimentas originales de las etnias y nacionalidades distinguieron su elegancia, el extraordinario colorido extendido en la vastedad del horizonte, ofrecieron un extraordinario marco de profunda realidad, sucedía un verdadero hito histórico de gran magnificencia.
Las enormes piedras trabajadas con experiencia tecnológica ignorada, plasmada por manos colosales en las murallas geométricamente superpuestas y empinadas, sostuvieron a los amautas y a las banderas de todos los países que conforman la “Abi Ayala” también denominada “América” por Américo Vespucio.
Así, el gran Tihuanaku fue convertido por el ungido en el corazón de todos los pueblos originarios de la América Latina; el centro intelectual, el Parnaso griego, de todos los Aymaras, mapuches, mayas, aztecas, quechuas, guaraníes, quichés y de otras varias culturas originarias de nuestra América ancestral y culta, presentes en la celebración del rito exclusivo, replicando el acto en compromiso a sus regiones.
Evo Morales Aima concluyó con el grito: ¡Jallalla Kollasuyo Marka! ¡Jallalla Bolivia! ¡Jallalla Indígenas!.
TRANSMISIÓN DE MANDO AL ESTILO OCCIDENTAL
Al próximo día, asistimos conmovidos al acto de Transmisión de mando en el mismo Congreso Legislativo. En presencia de mandatarios de 14 países e invitados de muchas partes del mundo, Álvaro García Linera emitió un mensaje intelectual de gran contenido democrático, remarcó el imprescindible cambio al Socialismo. Inmediatamente, un coro de voces melodiosas entonó la bella canción quechua de Franklin Anaya, el sublime arquitecto artista. Nos emocionamos hasta las lágrimas, nosotros los indo-mestizos, tocados por el lirismo musical y el expresivo quechua.
Evo Morales inició su mensaje presidencial solicitando al presidente del Congreso Nacional, un minuto de silencio por los mártires: Manco Inca, Tupaj Katari, Tupaj Amaru, Bartolina Sisa, Zárate Villca, Atihuaiqui Tumpa, Andrés Ibáñez, Luis Espinal, Marcelo Quiroga Santa Cruz; especial mención para el Comandante CHE Guevara, para los caídos cocaleros de Cochabamba, para los sacrificados del Alto, los mineros, los miles de hermanos caídos en toda la América. Así, él exigió un homenaje a los caídos en la lucha de la liberación nacional.
Luego, evocó en homenaje la memoria de todos los asesinados y explotados indígenas, desde la Colonia, la República y el actual Sistema Neoliberal; los caídos en octubre del 2003, los sacrificados en el imperdonable genocidio americano, desde la conquista hasta el presente.
Elocuente fue e incisivo en la proyección futura de un nuevo amanecer, el alba glorioso profetizado en el tiempo del Pachacuti en Bolivia, un país fraternal para todos, los indígenas y los intelectuales, los obreros y campesinos, la clase media, todos unidos en un proyecto de nación sin odios, venganzas ni injusticias, sin pobreza ni corrupción, sin opresión ni racismo excluyente.
En un lugar visible, destacaba la presencia de los últimos presidentes del sistema. Quedaron Jaime Paz y Carlos Mesa (porque Bánzer concluyó su ciclo vital y el innombrable fugó al imperio). Ambos, sonrientes e impávidos, simulaban el talante de recibir homenaje a pesar de su compromiso en favor de las transnacionales, fueron criticados acremente por el Presidente, el pueblo y la historia.
Evo Morales en su prolongada oratoria llamó la atención al partido del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria por los innumerables actos de corrupción registrados durante las dos décadas recientes. ¡”Cómo es posible ese desastre moral, don Jaime!...no es posible” insistió, hiriendo la sensibilidad moral del ex gobernante que se puso de pié en inmediata reacción de sorprendida víctima.
El Presidente fustigó a la corrupción en las instituciones de Salud, de la Aduana, del Servicio de Caminos; criticó los “Gastos Reservados” y el terrorismo de Estado, la represión criminal, la iniquidad y la anti-nación programada y ejecutada por los gobernantes oligarcas de los últimos 30 años. Llamó la atención sobre la exclusión inaceptable de las nacionalidades originarias y la explotación humana. Insistió criticando la pobreza en un país dotado de recursos naturales y riquezas patrimoniales. Muy duras expresiones lanzó contra la urdimbre poco ética de la ingobernabilidad de los pactos y cuoteos, ofreciendo en cambio gobernar con honestidad y verdadero patriotismo.
Al término el Coro polifónico entonó el Himno Nacional con sus estrofas completas poniendo énfasis en la grave afirmación: ¡Morir antes que esclavos vivir!
Llamó la atención la acordada ausencia de aplausos de la bancada oligárquica. Ante un horizonte conceptual de patriotismo, negaron su concurso volitivo y manifiestamente asumieron parquedad a todo lo expresado por el nuevo gobernante. Algún Senador de Cochabamba inclusive se permitió notoria somnolencia motivando la crítica desde el podio presidencial.
Concluido el acto acompañamos al Presidente, con todo el honor posible, hasta la puerta del Palacio Ejecutivo.
En una respuesta puntual a la carta de la entrañable hija cirujana en Santiago de Chile, anoté la siguiente confesión:
“En verdad amada hija, ya soy SENADOR DE LA REPÚBLICA. No dejo de pensar cuan grave es la responsabilidad de este nuevo estado en mi propia existencia y aún continúo con las vibraciones que conmueven mi interioridad afectiva.
Cuando recibí la credencial de Senador en el amplio auditorio del Banco Central de Bolivia, sentí un verdadero dogal en la garganta llenándome de emoción sublime hasta las lágrimas.
Cuando tomé posesión del curul de Senador en la Cámara del Senado, ambiente histórico, bellamente decorado, nuevamente acudieron las lágrimas.
Cuando en Tihuanacu, ubicado frente al Palacio de Kalasasaya, escuché al jefe indígena Evo Morales ungido presidente, después de 500 años de exclusión racial, al entonar el himno nacional mientras las banderas flameaban en la atmósfera cristalina, también me acudieron las lágrimas.
Cuando escuché el coro interpretando la hermosa canción quechua de Franklin Anaya y después, el juramento de Álvaro García Linera, no logré contener las lágrimas quemantes que nublaron los ojos.
Cuando escuché a EVO Presidente en su discurso patriótico, también por similitud de patriotismo lloré evocando a mi padre sufriendo tres años en la trinchera de la guerra Chaqueña, defendiendo a la patria y a los indígenas combatientes. Hoy, al rememorar su acrisolada pasión por "Nuestra Bolivia" y, sintiéndola muy profundo en las entrañas, digna y soberana, mientras el suscrito, Senador novel, me apresto a trabajar por todos los hermanos de mi pueblo, por los humildes indígenas, aquellos que constituyen la mayoría del pueblo boliviano en sus diversas nacionalidades de quechuas, aymaras, guaraníes, mojenos, yuracarés, movimas, yuquis y, también por los otros componentes humanos de toda edad y variada morfología expresados en la compleja diversidad cultural nacional.
Hija mía, cómo no estar emocionado y orgulloso por todo lo vivido”.
- Gastón Cornejo Bascopé, Cochabamba enero del 2006.
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