El mito de la "democracia racial"
30/09/1995
- Opinión
Uno de los mitos que por mucho tiempo las élites brasileñas han vendido a
propios y extraños, es que en el país existe una democracia racial, apuntalada
históricamente por el entrecruzamiento étnico generalizado. La emergencia del
movimiento negro se ha encargado de rasgar el velo de este discurso al poner en
evidencia que la segregación, la violencia y la discriminación raciales son
realidades cotidianas, profundamente arraigadas en el ordenamiento social
prevaleciente.
Se estima que Brasil fue el destino de más de un tercio (por sobre los 3
millones y medio) de los esclavos que fueron arrancados brutalmente de Africa
por los colonizadores. En la actualidad es el segundo país en el mundo con
mayor número de población de descendencia africana (Nigeria es el primero).
Según el censo de 1991, de los 150 millones de habitantes, cerca de la mitad es
negra o mulata, la cual en su gran mayoría se encuentra en la base de la
pirámide socio-económica.
El discurso oficial se ha referido al hecho que la población afrobrasileña
mayoritariamente hace parte de los más pobres entre los pobres, arguyendo que
ello se debe a que ésta partió desde un punto de desventaja en el curso
histórico que se abrió tras la abolición de la esclavitud en 1888, pero que con
el tiempo se cerraría esa brecha como para que tenga iguales oportunidades que
los demás. Mas la realidad muestra que este momento se posterga
sistemáticamente, por la sencilla razón que la discriminación racial es un
componente estructural del ordenamiento social brasileño.
Es ampliamente conocido que el proceso de desarrollo brasileño se ha dado
dentro de un marco de exclusión de enormes segmentos de la población, no así el
que dentro de esta dinámica de exclusión ha jugado un rol gravitante la
ideología del "blanqueamiento", en la que se ha sustentado el proyecto de
construcción de una nacionalidad brasileña blanca.
Limpieza étnica
Juarez Tadeu Xavier, miembro de la Coordinación Nacional del Negro de Sao
Paulo, señala que desde 1850 comienza a montarse "un gran plan para el
exterminio progresivo del negro, porque la preocupación principal de la minoría
blanca detentora del poder era la presencia del contingente negro en el Brasil
y la posibilidad de que este contingente se organice". Cabe recordar que para
entonces habían prolife-rado los quilombos, constituyéndose en experiencias
alternativas y autónomas dentro del territorio nacional, con capacidad de
defensa armada, que se levantaron contra la esclavitud.
A partir de 1850, acota Tadeu Xavier, las clases dominantes "se percatan que la
abolición de la esclavitud era inevitable, por lo que redefinen sus estrategias
de dominación colocando al centro de las mismas la limpieza étnica del país.
Un primer ensayo de esta nueva política se da con las masacres como la de
Canudos, la intensificación de la migración, la desvalorización de la mano de
obra negra esclava, entre otras cosas". En esta línea de cuenta entra también
la guerra contra el Paraguay (1865-70) a cuyo frente de batalla se envió un
ejército negro de esclavos, mientras en el interior se perseguía a los esclavos
fugitivos. Del 45% de la población que representaban los negros en 1.860,
pasaron al 15% después de la guerra.
En 1.888 se sanciona la abolición definitiva de la esclavitud. Sin embargo,
precisa Genino Juarez, Coordinador de la Resistencia Negra Quilombo de los
Palmares, esto no significó la liberación del negro porque es "el blanco quien
pasa a definir lo que significa ser un negro, cuáles son los objetivos del
negro, qué es lo que puede pretender o no, cuál es el papel del negro en la
sociedad, etc. Por ejemplo, la mujer negra pasa a ser la sensual, la
provocadora, la más exitante para satisfacer los apetitos mórbidos de las
clases dominantes, mientras que al negro brasileño se le marca como un tarado.
Todo esto mientras, por otro lado, el mestizaje es usado como fachada, pues se
propaga la idea de un amor entre negros y blancos que se apasionarían".
Desde entonces, continúa Geni-no, "se ha venido montando una serie de mitos
como el de la democracia, de la igualdad, la idea del blanco europeo
progresista que traería un desarrollo tal que transformaría el país en un
paraíso superior, donde todos los sacrificios se justificarían. Y así, durante
todo este tiempo hemos estado viviendo esta fantasía junto a una realidad
cruenta, por el genocidio que sutilmente se ha dado contra los negros".
¿Un racismo cordial?
Hace poco la Folha de Sao Paulo difundió una investigación sobre cuál es el
grado de racismo de la sociedad brasileña, que concluyó señalando que el
racismo brasileño es un "racismo cordial". "Ese 'racismo cordial' es el que
mata a nuestros hijos, violenta a nuestras mujeres, discrimina a nuestros
trabajadores. ?Como puede haber un 'racismo cordial' cuando la propia
Constitución establece que el racismo es crimen!", comenta Flavio Jorge Silva,
coordinador político del Foro Estadual de Entidades Negras de Sao Paulo.
Para Juarez Xavier, en Brasil "en la actualidad existen dos formas
fundamentales de segregación y genocidio de la población negra. La una es de
carácter extraoficial, como es la existencia de violencia sistemática ejercida
por grupos de exterminio. Los datos muestran que los niños muertos por los
grupos de exterminio fundamentalmente son negros, de edad entre 15 y 7 años.
La otra forma de genocidio se da a través de la negligencia del Estado en
materia social, como la salud y la alimentación. Por ejemplo, 75% de las
internaciones hospitalarias se da por enfermedades causadas por vía hídrica, de
agua no tratada, y de ese 75% de internación llega a la mortalidad hasta un
50%, y se trata de población no blanca, localizada en las áreas más pobres".
"Bajo el proyecto neoliberal, de desmonte del Estado y los servicios sociales,
como el que está impulsando el gobierno brasileño, esta conjugación de la
violencia oficial y no oficial tiende a volverse mucho más trágica. El
gobierno, por ejemplo, ha previsto cerca de 40 mil millones de dólares para
pagar la deuda externa e interna, y para eso recorta los presupuestos del área
social, de salud, de vivien-da popular, de educación, etc. En ese cuadro, la
situación de violencia sobre el negro tiende a reforzarse, la acción policíaca
genocida tiende a tornarse mucho más intensa", añade Xavier.
Desde nuestro punto de vista -prosigue- la transformación política-social "es
fundamental para constituir la ciudadanía del pueblo negro. Nosotros no
creemos que es posible conseguir ese estatuto en la estructura actual, que
apenas es una actualización de la estructura que hemos vivido en Brasil desde
hace 50 años. Los datos muestran que en Brasil hay una dinámica interna de
concentración de la renta, poder y cultura en la mano de un núcleo muy pequeño
identificado con la burguesía supuestamente blanca, y de otro lado hay una masa
que no tiene acceso absolutamente a nada y vive marginalizada, segregada,
violentada".
A 300 años de Zumbi
Este año, el 20 de noviembre, se celebran los 300 años de la muerte de Zumbi,
comandante guerrero que lideró la resistencia del Quilombo de los Palmares. La
ocasión ha dado lugar a que las diversas entidades y movimientos afrobrasileños
se articulen para impulsar acciones conjuntas. Y es que, como lo destaca
Milton Barbosa del Movimiento Negro Unificado, "todos los pueblos tienen
momentos en la vida donde las organizaciones, las varias concepciones
diferentes confluyen para establecer unidades y hacer avanzar la lucha.
Nosotros estamos viviendo ese momento, por lo que es fundamental que demos un
salto de cualidad".
En esta perspectiva destaca la necesidad de profundizar la discusión en el
plano político, en torno a cuestiones como la relación con el Estado, la
representación política del movimiento negro, la ciudadanía, las alianzas con
otros sectores sociales, entre otras.
Coincidiendo con este criterio, Juarez Xavier sostiene que el movimiento negro
ha entrado en una nueva fase de su desarrollo histórico cuyo principal desafío
es la formulación de un proyecto político de inclusión de los sectores
marginalizados. "Después de la abolición -dice-, vivimos un primer momento en
el que el negro creía que era posible integrarse a la estructura social de una
forma pacífica, pues la idea de democracia era muy fuerte, y de cierta forma se
ilusionó con esa historia. El segundo momento se da cuando se abre una intensa
lucha de denuncias de desigualdades sociales provocadas por el racismo, que es
cuando el negro comenzó a tomar conciencia de su realidad y empezó a afirmar su
identidad. Y ahora estamos en un tercer momento, en el que no basta denunciar
el racismo, el genocidio, sino proponer un proyecto político de transformación
social que incluya a todos los segmentos marginalizados".
Flavio Silva, por su parte, destaca que el dinamismo del movimiento negro se da
en momentos en que "la mayoría de movimientos sociales no consiguen
organizarse, no consiguen luchar, el movimiento sindical, por ejemplo, está
pasando por un momento muy difícil debido a la coyuntura, los movimiento
populares también de cierta forma están bastante desarticulados, mientras que
el movimiento negro ha logrado avanzar y hoy es conside-rado como uno de los
movimientos más importantes de la lucha por la democracia en el Brasil, y esto
causa un impacto, pero también un reconocimiento de un nuevo factor de la lucha
social en Brasil. Es interesante eso, porque muestra la lucha del movimiento
popular más antiguo del Brasil".
A su juicio, el aniversario de la muerte de Zumbi ha contribuido
significativamente para profundizar el diálogo y las relaciones con otros
movimientos sociales, puesto que ahora, dice, "cuando conversamos, por ejemplo,
con el Movimiento Sin Tierra, lo hacemos rescatando el hecho que la lucha de
los Palmares fue la primera gran lucha por la tierra en Brasil; cuando
conversamos con los movimientos sindicales colocamos que la lucha de los
Palmares fue la lucha de la afirmación del trabajo contra la explotación, y
Palmares tiene muchos otros aspectos respecto a las luchas de otros sectores
marginalizados".
Además Silva resalta el hecho que la conmemoración de Zumbi ha logrado abrir un
amplio debate a nivel nacional. Al respecto, recuerda que 1.988, año del
centenario de la abolición, "fue un año importante porque la sociedad en su
conjunto asumió el hecho que la sociedad brasileña es racista, llegándose
inclusive a incluir en la Constitución la criminalización del racismo. O sea,
que el Estado brasileño se asumió como Estado racista".
Ahora, acota, "estamos en un nuevo momento. La prensa, por ejemplo la Folha de
Sao Paulo, ha dedicado páginas y páginas re-flexionando sobre la situación del
negro del Brasil, las universidades y un conjunto de entidades también se están
manifestando al res-pecto, incluso los propios gobiernos, aunque éstos con una
pers-pectiva diferente de la de los movimientos sociales, pues se refieren a
Zumbi de los Palmares como una figura del pasado, pero no se refieren a la
situación económica, política, social y cultural de los hijos de Zumbi, o sea,
la situación de exclusión, de abandono, de genocidio, de exterminio programado
de los negros. Con todo, por primera vez la sociedad, además de reconocerse
racista, está reconociendo a un sujeto político en lucha como es la población
negra organizándose y tratando de hacer valer sus derechos. De modo que la
sociedad brasileña está muy impactada por los 300 años de Zumbi, y ese impacto
podría ser significativo si la sociedad es ganada para combatir el racismo".
Corroborando esta apreciación, Genino Juarez manifiesta que "la sociedad blanca
brasileña está perpleja, pues no esperaba una repercusión tan grande, porque
aquí en Brasil no hubo una preocupación por parte del blanco brasileño. De
modo que esta es como la última oportunidad para que el blanco brasileño pruebe
que es civilizado, puesto que nosotros somos civilizados, nuestra civilización
es mucho más antigua que la de ellos, y para nosotros todas las provocaciones
que día a día sufrimos en las calles no es interesante. Eso es lo que queremos
levantar en el plano ético, en el plano de la justicia, quién es el que
realmente tiene más poder moral".
Y mirando al futuro, Jorge Silva señala: "ahora nuestra preocupación es qué va
a acontecer luego de los 300 años de Zumbi, cómo la sociedad va a asumir todo
lo que hoy está apareciendo públicamente con relación a la comunidad negra".
* Este documento es parte de "Afroamericanos: Buscando raíces, afirmando identidad", serie Aportes para el Debate No. 4.
https://www.alainet.org/es/active/1002?language=en
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