Por la paz todo, por Santos hay que pensarlo

10/11/2013
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La firma de los acuerdos de La Habana sobre participación política y el anuncio del presidente Santos de que no se suspenderán las negociaciones, convierten la elección presidencial en el acontecimiento político más importante y definitorio del proceso de paz.
 
Los acuerdos sobre garantías políticas constituyen un paso trascendental que consolida el proceso de La Habana e indica que las Farc están comprometidas en una negociación sin retorno, que se la han tomado en serio y que tienen la voluntad política en hacer el tránsito de la acción guerrillera a la lucha política democrática.
 
Lo acordado se inscribe en el espíritu democrático y participativo inicial de la Constitución del 91. Temas como: las garantías a la oposición, un régimen electoral garantista, una democracia mucho más participativa y centrada en las organizaciones y los movimientos sociales forman parte del articulado original de la Constitución del 91. El propio Iván Márquez así lo reconoce: “Lo de la refundación de la República me parece una exageración del jefe de la delegación del Gobierno y del propio presidente Santos. ¡No! Lo que nosotros estamos pidiendo es que la letra muerta de la Constitución donde se reivindican los derechos, tome cuerpo, resucite en la vida diaria de los colombianos. Los derechos consagrados en la Constitución del 91 deben aplicarse a la realidad”. http://goo.gl/b5O6EK
 
Superado parcialmente el escollo sobre garantías políticas, el proceso de paz se traslada de la mesa de negociación de La Habana a la contienda electoral por la presidencia. La consecuencia natural de este cambio de escenario político es la inminente y esperada decisión del presidente Santos de reelegirse bajo la bandera de ser el mejor y “único” garante de la paz.
 
Las cartas del uribismo frente al proceso de paz están jugadas tiempo atrás. A futuro irá en crescendo su oposición al proceso de paz y su estrategia mediática de desprestigiarlo. Mantendrá la coherencia política mostrada hasta ahora. Los resultados de su estrategia electoral tendrán decisiva incidencia en la marcha del proceso de paz.
 
Sobre la reelección del presidente Santos gravitan dos problemas: los altos índices de rechazo a su reelección y las dificultades para recuperar la imagen favorable de su Gobierno, tras la dramática caída de su popularidad en el paro campesino. A su favor tiene el amplio respaldo que los colombianos han dado al proceso de paz y los avances logrados en La Habana.
 
Las mayores dificultades para enfrentar con éxito el proceso electoral corren por cuenta de la izquierda, sumida en una división al parecer irreversible, sin puentes de acercamiento entre el Polo Democrático, la recién creada Alianza Verde y los sectores que gravitan en torno a la Marcha Patriótica. Navarro y Peñalosa, no logran ponerse plenamente de acuerdo sobre una eventual consulta interna y Clara López, de manera rotunda, ha rechazado cualquier acuerdo con la Alianza Verde.
 
La izquierda enfrenta la polarización electoral con una sola mano. Con la mano libre agita la bandera de la tercería y adelanta la oposición al modelo de Gobierno Santos y sus resultados en materia económica y social. La otra la tiene maniatada en razón de su apoyo al proceso de paz. Se debate entre asegurar la culminación exitosa del proceso de La Habana apoyando la reelección de Santos o intentar convertirse en alternativa de Gobierno.
 
A la izquierda colombiana le cuesta pensar en un eventual apoyo a la reelección de Santos con el fin de consolidar el proceso de paz, tras la firma de los acuerdos en La Habana, con los cuales está comprometida y cifra todas sus esperanzas políticas y electorales. Una suerte de frente unido de izquierda en condiciones de negociar y participar en la conformación de un Gobierno de convergencia nacional para asegurar la construcción de la paz duradera. Apostarle a elegir y ser parte de un Gobierno de coalición con todo lo que ello implica. O preferir el camino de la marginalidad política y la oposición de decorado”. http://goo.gl/ejMFJO
 
El camino expedito de apoyar la reelección de Santos por parte de sectores de izquierda fue propuesto por la columnista y candidata al senado Claudia López, en carta dirigida a los precandidatos de la Alianza Verde, que en términos precisos señala: “La Paz antes que la Presidencia. Tengo muchas críticas al presidente Santos, pero el camino más estable y seguro para la paz es que sea él mismo quien cierre la negociación e inicie la implementación de los acuerdos. Nuestro aporte es ayudar a construir unas nuevas mayorías que garanticen que la paz no será el silenciamiento de los fúsiles para seguir en el infeliz mundo de la inequidad y corrupción actual sino una transformación política profunda en favor de las mayorías ciudadanas, de unir en paz y desarrollo a la Colombia urbana y rural. (...) Les propongo que unan sus esfuerzos y nombres en una lista única al Senado y lideren la conformación de listas a la Cámara de Representantes en todo el país, que reúnan la mayor diversidad posible de expresiones regionales y ciudadanas en un solo propósito: proteger y construir la paz de los colombianos”. http://goo.gl/xczKfb
 
La propuesta de Claudia López es sin duda un llamado a respaldar la reelección de Santos sin condiciones y sin contraprestaciones, y para cerrar cualquier posibilidad de un triunfo del candidato uribista y lo que implicaría para la paz. Se le abona la audacia, pero políticamente confunde dos cosas: es verdad que la paz merece y necesita el apoyo de todos los sectores de izquierda, pero Santos como candidato aún no ha hecho los méritos para merecerlo. Se requiere negociar y establecer las condiciones para apoyar su reelección. No puede ser gratis.
 
Si como señala Claudia López “Se trata de actuar colectiva y audazmente, aquí y ahora”, porque en cambio de un apoyo general y sin compromisos, no se propone la conformación de un “bloque histórico” por la paz, un gran acuerdo nacional para la paz y el postconflicto en el cual confluyan las fuerza de la Unidad Nacional y la Alianza Verde. Resultaría más claro y coherente políticamente que resignarse simplemente a conseguir unas curules en el parlamento y llamar a votar Santos en nombre de la paz.
 
Un eventual acuerdo no puede limitarse a respaldar las negociaciones de paz. También el programa de Gobierno es esencial. La paz no es posible con más de lo mismo del recetario santista. Puede ser que a la economía, a los empresarios y a los indicadores oficiales les esté yendo muy bien, pero a la gente y el país le está yendo muy mal. Los campesinos, la salud, la justicia, la educación, la corrupción rampante son prueba fehaciente de que un viraje en la forma de gobernar de Santos es obligado y necesario.
 
El Gobierno de Santos, en materia social es una contradicción ambulante, mientras le apuesta a la paz y reconoce que ella supone profundas transformaciones, en sus cuatro años ha gobernado con los modelos y las recetas del modelo neoliberal y las locomotoras heredadas de Uribe. Frente a las grandes trasformaciones económicas y sociales que el país reclama existen inocultables diferencias con Santos que es necesario resolver para poder brindarle un respaldo a su relección como conductor del Gobierno que iniciara la construcción de la paz permanente y duradera.
 
El debate sobre un eventual apoyo a la relección de Santos por parte de sectores políticos de centro izquierda está abierto, la propuesta de Claudia López amerita ser analizada. Puede ser un camino, pero no puede ser al gratín, ni por miedo a Uribe, debe ser el resultado de un gran acuerdo sobre lo fundamental para construir la paz. Sería lo único que justificaría desechar la tercería para convertirse en la fuerza que decide.
 
Hernán Suárez
Asesor editorial – hsuarez2007@yahoo.es
 
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 378
Semana del 8 al 14 de noviembre de 2013
Corporación Viva la Ciudadanía
 
 
https://www.alainet.org/en/node/80755
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