El avance de gobiernos progresista en la región ha complejizado el panorama político latinoamericano. El reacomodo del mapa geopolítico actual ha ido cambiando la correlación de fuerzas y ha planteado diversos problemas para la izquierda latinoamericana.

 

Una de las más difíciles situaciones a la que se han tenido que enfrentar los gobiernos latinoamericanos que decidieron defender la opción de las víctimas históricas del capitalismo, es la planteada por el Che Guevara cuando afirmaba que “una vez estando en el poder, la dificultad está en mantener la línea de acción.”

 

Esta situación impone una serie de problemas que son de urgencia en la dinámica política. Entre ellos quisiéramos destacar dos.

 

En primer lugar, está la necesidad de comprender los tiempos y condiciones históricas de las luchas presentes. Esto nos invita a 1) estar atentos a los procesos en desarrollo y analizar los obstáculos que se presentan desde adentro y desde afuera de dichos procesos; 2) a clarificar las metas y objetivos siempre en atención a sus condiciones de realización; y 3) a sistematizar logros y puntos de llegada que puedan servir para reimpulsar las luchas revolucionarias.

 

En segundo lugar, hay que tener en cuenta las diversas lógicas de acción que poseen, por una lado, los Estados y, por el otro, el Pueblo Organizado. Esto conlleva a replantear y repensar las relaciones que se establecen entre los Gobiernos de Izquierda y los diversos sujetos sociales que, en mayor o menor medida, les apoyan: movimientos sociales, campesinos, obreros, movimientos de género etc.

 

De un lado, los Gobiernos de Izquierda no pueden dejar de responder a los intereses del pueblo que, por diversas vías, los llevo al poder y los ha mantenido en él. Del otro, el pueblo organizado no puede caer en el expontaneismo maniqueo de condenar toda acción de los gobiernos y pensar que todo gobierno es malo en sí mismo. La articulación dialéctica entre Estado y Pueblo Organizado es fundamental para la consecución de los objetivos revolucionarios.

 

Frente a estos retos, ¿Qué hacer? En su último libro Modernidad y Blanquitud el filósofo Bolívar Echeverría nos da una pequeña clave que si bien no agota el problema, permite un criterio para ubicarnos en el mapa de los acontecimientos políticos. Según Echeverría, la opción por los excluidos y el pueblo se construye con acciones coherentes que respondan a principios claros. Por eso, se está en la izquierda en la medida que las acciones de los Gobiernos y del Pueblo Organizado se correspondan con las luchas de las víctimas del capitalismo y pongan a prueba sus principios en cada situación concreta. Como demandaba el Che, debemos mantener la línea de acción y, por eso, hay que permanecer en la izquierda.

 

 

19/08/2013