Tierras raras, ventaja estratégica contaminante
- Opinión
Las tierras raras son una ventaja estratégica para China. Gran parte de las reservas de estos minerales se encuentran en el país asiático. Sin embargo, la minería de tierras raras es altamente contaminante, por lo que China ha emprendido límites a su producción.
En 1992 el entonces líder chino Deng Xiaoping reconoció que, si “Medio Oriente tiene petróleo, China tiene tierras raras”, desde entonces, la nación asiática ha considerado estos recursos como un activo importante, del que pueden sacar una ventaja importante.
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos con una gran gama de usos, destaca su importancia para la fabricación de baterías e imanes, son indispensables, entre otras cosas, para la construcción de 9 de cada 10 de los motores para vehículos híbridos y eléctricos, así como dispositivos inteligentes, pantallas led, y para un gran número de componentes relacionados con alta tecnología.
En el marco de la guerra comercial, pocos días después de las amenazas a Huawei por parte del gobierno estadounidense, el presidente Xi Jinping visitó una fábrica de motores eléctricos el 21 de mayo de 2019 que utilizan tierras raras, como una forma de recordar de su monopolio y ventaja en un activo crucial para un buen número de industrias. Actualmente China impone un arancel de 25% a la exportación de tierras raras hacia EE. UU.
Las reservas mundiales de tierras raras se encuentran principalmente en China con poco más de un tercio de las reservas mundiales, también es el principal productor, con casi dos tercios de la oferta mundial en 2019, según cifras del servicio geológico estadounidense (USGS). El país asiático mantiene este liderazgo en la minería de tierras raras desde 1995, entre 2009 y 2011 fue prácticamente el único productor de tierras raras en el mundo.
China también se convirtió en el principal exportador, impulsado por su gran oferta. Impuso cuotas al volumen de exportación de tierras raras desde 2010 de manera que aprovecha la dependencia del mundo a este mineral. Las cuotas en 2010 limitaron la cantidad de tierras raras que Toyota demandó en Japón, por lo que comenzaron, seguidos poco después por Volkswagen, a desarrollar tecnologías que pudieran sustituir a las tierras raras como insumos. La dependencia mundial respecto a China es importante aún. EE.UU. en particular importó, en 2018, 70% de tierras raras que utilizó del país asiático y el restante fue provisión interna. El mayor importador en el mundo es Japón con casi una quinta parte de las importaciones mundiales.
Existen cuotas a la producción, adicionalmente a las cuotas de exportación, estas restricciones productivas responden tanto a la contaminación inherente a la minería de estos materiales, como a la incipiente diversificación productiva. A partir de 2011, la provisión y exportaciones de China han disminuido respecto al total mundial; buena parte de las reservas siguen en la nación asiática, aunque cada vez más países tienen presencia en tierras raras. Destaca la creciente obtención en Australia y EE.UU. que en conjunto contribuyen con el 22% del total global en 2019.
La minería de tierras raras es un arma de doble filo para el medio ambiente, por un lado, significa un insumo importante que apoya fuentes de energía más limpia, como la fabricación de motores para vehículos eléctricos; y por el otro lado, la contaminación que representa ha sido devastadora para algunas regiones en Asia.
Destaca la principal veta de tierras raras del mundo localizada en Baotou, Mongolia Interior en el Norte del país. La contaminación ha generado un gran lago negro de desechos radiactivos que ha menguado a la región.
China ha dejado de exportarlas, y ha comenzado a importarlas al punto de ser el segundo mayor importador en 2018, de manera que se deslinda de la contaminación que derrama esta actividad minera. Sus importaciones provienen de Malasia, Myanmar y EE.UU. Junto con las cuotas a la baja, puede significar el abandono de la provisión contaminante de tierras raras dentro del país; sin embargo, gran parte de la refinación y la cadena de suministro permanece aún en el país asiático.
El gigante oriental mantiene todavía el monopolio sobre el suministro de tierras raras, sin la necesidad de producir y contaminarse al interior. El mundo busca deshacerse tanto de la dependencia hacia el socio oriental, como a las tierras raras mismas, aunque de manera muy incipiente. Por ejemplo, el recientemente anunciado iPhone 12 de Apple presume utilizar tierras raras recicladas. Claramente, la dependencia a estos productos en el mundo y en gran parte de las industrias continuará sin un cambio significativo en el horizonte. Al igual que Medio Oriente o Noruega con el petróleo, China intenta desligarse de producción contaminante, con una economía más limpia.
Num. 30 Año 2020, 20 de Octubre
- Arturo Martínez Paredes, Facultad de Economía, UNAM, Miembro del obela.org.
- OBELA: Oscar Ugarteche (Coord), Armando Negrete, Carlos de León, Bertín Acosta, Priscila Martinez, Jorge Zavaleta. www.obela.org
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