El senador Ricardo Monreal, coordinador de Morena en Reforma e Insurgentes, presentó una iniciativa de ley para crear el Instituto Nacional de Mercados y Competencia para el Bienestar (Inmecob), mismo que asumiría las funciones que desempeñan el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE), los tres considerados órganos autónomos por analistas y calumnistas políticamente correctos.

De acuerdo con el zacatecano, el Inmecob tendrá como principal fin garantizar la libre competencia y concurrencia en todos los sectores, así como prevenir y combatir los monopolios en telecomunicaciones y radiodifusión e impulsar el desarrollo del área energética.

En los primeros dos sectores dominan monopolios, trinomios y oligopolios cuando el objetivo principal explícito al crear la IFT y la Cofece fue evitar la existencia de agentes predominantes, eufemismo que usa la tecno-burocracia para no llamar a las cosas por su nombre.

En la exposición de motivos de la iniciativa de reforma constitucional presentada a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión –es decir, requiere las dos terceras partes de los votos para aprobarse–, Monreal Ávila argumenta que se enmarca dentro de la austeridad republicana y la eficiencia de las instituciones. Detalla que para 2020 el presupuesto del IFT, Cofece y CRE suman 2 mil 375 millones de pesos, y con la creación del Inmecob disminuiría a mil 875 millones; lo que representa un ahorro de 500 millones de pesos al año. Explicó que el Inmecob será un órgano constitucional autónomo, dado que el T-MEC obliga a que la entidad reguladora de telecomunicaciones sea independiente.

Coincidente con esa línea de pensamiento, la de la austeridad republicana que es de su autoría intelectual, el presidente Andrés Manuel se embarcó enseguida a pesar de que explícitamente aseguró no conocer la iniciativa, lo cual en resulta increíble aunque el ahora híper crítico Porfirio Muñoz Ledo jura que los legisladores morenos “reciben línea”, cuando él los presidió por supuesto que eran libérrimos, pero viniendo de Monreal es posible por su propensión a dar campanazos que la Cuarta Transformación termina pagando los costos políticos.

El hecho es que López Obrador trabaja por más y mejor austeridad en forma muy esforzada, incluso a costa de su popularidad que sigue siendo muy alta, pues ya la quisiera Donald Trump (39% de aceptación) para los días de fiesta antirracial como los que vive en las últimas semanas el imperio que fracasó estrepitosamente en la decisión de apuntar sus armas hacia los manifestantes.

Sin duda que tanto organismo autónomo –nunca se aclara respecto de quién–, cuesta muchísimo al erario, a los creadores de la riqueza que son los trabajadores manuales e intelectuales; otro ángulo del problema es si la construcción de estructuras paralelas a las gubernamentales es el camino más idóneo y eficiente para satisfacer las necesidades mexicanas, no las que dictan organismos globales como el FMI, BM, BID y OCDE.

A este indispensable debate aportará luces la ponderación de la iniciativa reformadora de Monreal a los artículos 27 y 28 constitucionales que, en automático, descalificaron los senadores de los partidos Acción y Revolucionario porque es un “intento del gobierno federal para desmantelar los organismos autónomos y los contrapesos, con miras a ejercer el poder por decreto y con instituciones a modo”.

Razones aparte del aún existente PRIAN, no quieren asumir que el contrapeso principal a AMLO y la 4T son los dueños de México, los 17 que influyen en las decisiones más importantes por su poderío económico: 141 mil millones de dólares (más de 2 billones 636 mil 700 millones de pesos), equivalentes al 14% del producto interno bruto.

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