Financiamiento ilimitado, arma mortal contra el capitalismo
- Opinión
Desde hace varias generaciones estamos tratando de eliminar al Capitalismo. No obstante, sigue vigente y expandiéndose a nivel mundial, a través de procesos como el de la “deslocalización” de empresas y el de la “globalización”. ¿Existe aún espacio para que siga expandiéndose? Pero, ante los horrores del Capitalismo, creo que más interesante es la pregunta siguiente: ¿Acaso no existe un arma mortal contra el Capitalismo?
Millones de gentes quieren ver muerto al Capitalismo. Incluso en algunos casos han logrado capturar el Gobierno Central de sus países para conseguir su objetivo; pero el resultado siempre ha sido catastrófico. ¿Tendremos Capitalismo para siempre? Algunos intelectuales y gobernantes lo han afirmado, pero la realidad es dura de cocinar. Los estragos que produce en las gentes son horribles. Y la pandemia COVID-19 se ha encargado de mostrar, una vez más, lo terrible de vivir en una sociedad Capitalista, y vuelve a ser la ilusión de cada día el profundo deseo de eliminarlo.
Para comprender este fenómeno de odio, jolgorio y desazón de los activistas por construir una sociedad con rostro humano y una economía que se interese esencialmente en todos los seres humanos, es importante comenzar por mejor identificar al fenómeno “Capitalismo”.
Entendemos por Capitalismo al proceso de concentración y acumulación de capitales en muy pocas manos. Esta descripción de Capitalismo incluso ha conducido a avanzar el concepto de “imperialismo”. Con estos argumentos en mano se han realizado varias revoluciones a nivel mundial. ¿Por qué han fracasado? Porque tal como está descrita la noción de “capitalismo” es totalmente insuficiente para operacionalizar un proceso de cambio, de muerte del Capitalismo.
En todos los países, en donde los movimientos revolucionarios han capturado el Gobierno Central para eliminar al Capitalismo, han terminado convirtiéndose en gobiernos centralizadores y planificadores de la casi totalidad de la actividad económica. Craso error, porque han confundido descripción con definición. Un fenómeno puede ser descrito de mil formas sin que, por lo tanto, se disponga de una definición del fenómeno.
El proceso de concentración y centralización de capitales no es nada más que uno de los efectos del Capitalismo. Confundir la descripción de uno de los efectos por la definición de Capitalismo, nos ha conducido a muchos errores en el terreno práctico. Y como ya hay muchos intentos errados, la desconfianza se ha impuesto, hasta el punto de dar pie a que algunos digan que con el Capitalismo se ha llegado al fin de la Historia.
El Capitalismo es la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica en una economía de mercado.
Esa es la definición del fenómeno capitalismo. En términos vulgares se diría que estamos frente al fenómeno Capitalismo, cuando las utilidades de una empresa son apropiadas en 100% por el dueño de una empresa. Pero el problema de la vulgarización es que pierde en contenido teórico, y con ello, pierde en eficacia para un proceso revolucionario.
Por ello, estamos obligados de recurrir a la definición de Capitalismo, y a partir de esta definición identificar los elementos que nos permitirán operacionalizar una Teoría del Cambio.
En la definición de Capitalismo (Repartición Individualista en economía de mercado) encontramos dos elementos bien concretos: la noción de Repartición Individualista y la noción de Economía de Mercado. Las dos son variables operativas, bien precisas, manejables en términos teóricos y prácticos. Tomemos el tiempo de analizarlas una a una.
Comencemos por la noción de Economía de Mercado. Es un fenómeno que aparece en la evolución de los procesos de trabajo. Su predecesor es la Economía de Auto-consumo, en donde el que produce consume la casi totalidad de lo que produce. Dicho de otra manera, diríamos que producimos papas porque requerimos de papas para nuestra alimentación y subsistencia. Consumimos todo lo que producimos. Nuestra producción está orientada esencialmente a nuestro consumo. Es un círculo perfecto tanto en la producción, consumo y reproducción del grupo social.
Una vez resuelto el problema vital de subsistencia y reproducción de pequeños grupos humanos, se dejan sentir otras necesidades que son del orden del confort de las personas en su vida diaria. Es el caso, por ejemplo, de una silla que brinda mejor confort que sentarse en el suelo. Pero la particularidad de la silla es que se pueden producir en un número más allá de las necesidades de quien la produce.
Desde ese momento, la producción ya no es para el auto-consumo, sino para que otros lo consuman. Al principio se intercambian, por ejemplo, sillas contra papas, contra maíz o contra maíz y papas, en función de las necesidades de los consumidores. Pero nuevos bienes aparecen para satisfacer otras necesidades resentidas por los consumidores. Así tenemos ya no solamente sillas sino también mesas, utensilios de cocina y de comedor, casas, puertas, ventanas, carreteras, puentes, etc.
Una gran cantidad de bienes económicos, con características diferentes, que han requerido tiempo de trabajo y habilidades diferentes y, por consiguiente, tienen valores de producción diferentes. En esas condiciones, el trueque de bienes económicos resulta incómodo. En ese momento nace un bien que realiza la función de unidad de medida y de intercambio. La compra-venta en base a un precio expresado en unidades monetarias substituye al trueque.
Estas operaciones de compra-venta que crecen en volumen y en variedad, se van centralizando en un lugar que toma la denominación de “mercado”. Al principio cada ciudad tiene su “mercado”. Una vez que las ciudades crecen en volumen de habitantes y espacio geográfico, aparecen nuevos mercados en la misma ciudad. Al final, todas las transacciones pasan por los “mercados”. Y de esta manera nace la Economía de Mercado en donde todos los que producen ofrecen sus productos, y todos los consumidores allí hacen gala de sus preferencias.
La empresa es la unidad celular de una economía de mercado
Paralelamente al desarrollo de la Economía de Mercado, se acelera el número de habitantes por ciudad. Con ello, la demanda de toda clase de bienes, tanto de confort como de alimentación, crece en volumen. Los productores se especializan, sus centros de producción se precisan, mejoran en técnicas de producción, introducen la máquina a fin de bajar los costos de producción y así ganar nuevos clientes, nuevos mercados.
En definitiva, la fábrica como unidad física se impone en la ciudad, y la empresa se impone como unidad de gestión. Es necesario vigilar que el costo de producción siempre sea menor que el precio de venta y, con ello, quede un margen de ganancia, objetivo de la empresa. De esta manera, la “empresa” se convierte en la unidad celular de una Economía de Mercado.
Esta aceleración de la Economía de Mercado, en profundidad y en extensión, hace que los primeros centros de producción sean substituidos por inmensas fábricas de producción, cuyo montaje requiere de mucho dinero. Y ya no es el dinero destinado al intercambio, a comprar y vender bienes de alimentación y confort. Se trata de montar fábricas, de comprar y vender fábricas. A ce nivel, el dinero se ha convertido en un dinero-capital. En estas operaciones ya no se habla de dinero, sino de Capital, y el empresario se ha convertido en un “capitalista”. Con ello, se ha dado luz a una Economía Capitalista.
Llegado a este punto de la exposición es menester hacer un alto para explicitar que la Economía Capitalista que acabamos de describir no es la “economía capitalista” que nos genera el desempleo, la pobreza y tantos otros males. Lo que se ha descrito es una manera de trabajar (proceso de trabajo) que proporciona una fuerza productiva sin igual, al mismo tiempo que permite al ser humano la expresión de su individualidad, porque cualquier idea brillante que pudiera tener, se puede concretar a través de una empresa. Entonces, ¿quién es el responsable?
La fuerza productiva de una Economía de Mercado y su necesidad de financiamiento
También es bueno ser consciente de la fuerza productiva de una Economía de Mercado. En un mercado, como lo sabemos, se encuentran una cantidad inmensa de bienes económicos que se compran y se venden. La mayoría de ellos son bienes que nunca antes existieron. Cada uno de los nuevos bienes es el resultado de la imaginación de las personas para resolver necesidades de los consumidores y productores. De esta forma, el proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado es capaz de ofrecer al público “n” bienes económicos diferentes; es decir, tantos como la imaginación lo haga posible y los medios materiales de fabricación lo permitan.
Cada uno de esos bienes exige la puesta en marcha de un Centro de Producción (CP). De tal modo que “n” bienes económicos demandan la existencia de “n” CPs. A su vez, ya lo hemos visto a menudo, cada uno de esos CPs que fabrican un determinado bien económico son replicados en “m” lugares diferentes. Es decir, la fuerza productiva del proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado es capaz de hacer florecer “n x m” Centros de Producción (fábricas). De ahí que, los países industrializados albergan miles de millones de fábricas.
Como lo decíamos líneas arriba, cada fábrica es una unidad de gestión que se denomina “empresa”. De donde, en una Economía de Mercado contamos miles de millones de empresas. Y cada una de ellas ha exigido un esfuerzo financiero para crearla y aún más para desarrollarla. En fin de cuentas, una Economía de Mercado, en su fase desarrollada, exige grandes niveles de financiamiento. O como dirían otros, la Economía de Mercado exige grandes volúmenes de capital.
Estamos de lleno en una economía capitalista. Pero, cuidado, ¿estamos ya en la horrorosa economía capitalista que genera millones de desocupados, millones de gentes que viven en la extrema pobreza? No. Lo que hemos hecho, hasta el momento, es describir los elementos y la dinámica del proceso de trabajo que sustenta a una Economía de Mercado. En lo que sigue describiremos el otro elemento de la actividad socio-económica que ha convertido, para muchos, en detestable a la sociedad capitalista y, para pocos, en el mejor de los mundos.
La Repartición Individualista, la razón de nuestros males de sociedad
Volvamos a la definición de Capitalismo (Repartición Individualista en una Economía de Mercado). Sucede que, desde sus orígenes, el proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado nace ligada a la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica. ¿Qué queremos decir con ello? O mejor aún, ¿qué es la Repartición Individualista?
Veamos. Con el proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado se han generado una cantidad increíble de bienes económicos, los cuales llegan al consumidor final gracias a las virtudes de los intercambios en base a sus precios expresados en unidades monetarias. Pero para que todo el tránsito del bien económico se haga en buena y debida forma, desde su producción hasta la comercialización, distribución y consumo final, ha sido necesario que alguien o algunos lo financien, puesto que todo acto económico tiene un costo.
En un principio lo hace, por ejemplo, el mismo productor de la silla, quien dedica todo su tiempo y dinero para comprar los productos intermediarios, así como los bienes para su subsistencia a fin de producir la silla. Luego, es el gerente-propietario de la fábrica de sillas quien se encargará del financiamiento de todos los costos de producción. Enseguida, serán los propietarios o accionistas de las empresas encargadas de la producción, comercialización y circulación quienes aportarán los capitales, dado los niveles de exigencia de financiamiento.
Esta es la razón del porqué el monto recaudado por la venta de todas las sillas le pertenece, única y exclusivamente, a quien o quienes financiaron la producción, comercialización y distribución de las sillas. Los propietarios de la empresa, una vez que recuperen los costos de producción, incluido el monto de las planillas por el pago de salarios, sabrán exactamente a cuánto asciende el monto de ganancias de la empresa realizada. Este es el fenómeno de la Repartición Individualista del resultado neto de la actividad económica.
Dicho, en otros términos, en una economía a Repartición Individualista, la totalidad de las ganancias de una empresa pertenece, única y exclusivamente, a los que financiaron la empresa; es decir, a los capitalistas. Es en este momento que el vino comienza a avinagrarse. Como son los capitalistas quienes controlan la empresa, son ellos los que deciden por la suerte de los trabajadores y de los que suministran los productos intermediarios. Y como ya bien lo sabemos, ellos, los capitalistas, quieren acumular dinero y más dinero. Y es una competencia feroz entre ellos mismos.
Al final, quienes pagan los platos rotos son los asalariados, la naturaleza y el medio ambiente. ¿Hay solución a este entuerto de la Humanidad? ¿Es posible que se pueda vencer a este poder inmenso de capitales que se han ido acumulando a lo largo de diez mil años? Pareciera imposible. ¿Cómo doblegar esa relación de dominación en donde solamente 8 personas tiene un peso económico igual a la mitad de la población mundial; es decir, igual a tres mil setecientos millones de personas?
La Repartición Igualitaria, la propiedad comunitaria y el financiamiento ilimitado
Solución existe, y es la que sigue. El modelo socio-económico alternativo al Capitalismo que propongo, se funda en la Repartición Igualitaria de la totalidad de las ganancias de las empresas-país. Aquí la fórmula, corazón de la empresa-país:
(PBI2 – W2) / N = r
La Repartición Igualitaria de la totalidad de las ganancias de las empresas-país se concretizará en la Remuneración de Base (r) que recibirán todos y cada uno de los habitantes del país, desde que nacen hasta el final de sus días. Este “r”, la Remuneración de Base, será igual a la totalidad del Producto Bruto Interno generado por las empresas-país (PBI2) disminuido por la masa de salarios que se pagará a los trabajadores de las empresas-país (W2) en función de sus habilidades, competencias y duración de su jornada de trabajo.
El resultado de la sustracción, que serán las ganancias de las empresas-país, se dividirá entre el total den habitantes del país (N). Este será el monto de la Remuneración de Base (r) que recibirá cada persona desde que nace hasta el final de sus días. Un ingreso monetario en donde no tienen ninguna participación ni los políticos ni el Presidente de la República. Es el resultado de una decisión de sociedad que se ejecuta a través de variables de la actividad económica.
Un tipo de repartición de la riqueza creada que no tiene ninguna relación con el trabajo. Se recibe la Remuneración de Base (r) por el solo hecho de existir. Es la forma de reconocimiento de la sociedad hacia sus hijos. Es el vínculo material entre todos los habitantes de un país.
Para que la Repartición Igualitaria, que es una decisión de sociedad, subsista en el tiempo, es imperativo crear la institución jurídica que la respalde y la haga respetar. Y esta institución es la Propiedad Comunitaria de las empresas-país, en el sentido de que todas las empresas-país pertenecerán a todos los habitantes del país y a ninguno en particular.
Fundado en el respaldo de la propiedad comunitaria de todas las empresas-país, de los recursos naturales del país y de la decisión de los habitantes del país, se podrá emitir dinero en la cantidad que requieran las empresas-país para su creación como para su desarrollo. Es decir, basado en la propiedad comunitaria, en los recursos naturales del país y, en la aceptación de la población, la entidad emisora, como el Banco Central de Reserva del país, podrá poner en acción un financiamiento ilimitado y gratuito para la creación y desarrollo de empresas-país.
El financiamiento es gratuito para las personas o instituciones que deseen poner en acción cualquier proyecto de inversión porque, en definitiva, el país será el único propietario del resultado de dicho proyecto de inversión.
Sólo restaría que los habitantes del país se decidan a realizar, al más breve plazo, todos los proyectos de inversión que requiera el país y, al fin, resuelvan sus necesidades básicas resentidas por cientos de años, tales como la vivienda, el agua potable, los servicios higiénicos, las obras de infraestructura en educación, salud y transporte…
Un financiamiento ilimitado que hace muy buena pareja con la fuerza productiva del proceso de trabajo que anima una Economía de Mercado, en donde se pueden poner de pie “n x m” empresas al mismo tiempo. Con ello, miles de proyectos de inversión se pueden poner en marche al mismo tiempo y en los lugares donde la población tiene necesidades insatisfechas por miles de años.
La puesta en acción del financiamiento ilimitado para la creación y desarrollo de empresas-país, es el camino seguro y rápido para eliminar el desempleo, subempleo, empleo informal, bajos ingresos monetarios y pobreza al interior del país. El financiamiento ilimitado, a su vez, será el nervio para construir nuestro futuro en base al nuevo proceso de trabajo en curso de instalación, el Proceso de Trabajo de Concepción, Este punto será materia de otro artículo.
En definitiva, bien utilizado y con la audacia necesaria, el Financiamiento Ilimitado para la creación y desarrollo de empresas-país se convertirá en el arma mortal contra el Capitalismo.
Lima, 11 de mayo del 2020
Dr. Hugo Salinas
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