11 de abril del 2002

Abril 2002: Golpe de estado en la República Bolivariana de Venezuela

12/04/2020
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Hoy, cuando la República Bolivariana de Venezuela enfrenta renovados ataques del imperio es bueno recordar lo que ocurriera hace 18 años, los nombres de los bandidos que prohijaron el golpe de estado y las decisiones que el “gobierno democrático” del golpista Pedro Carmona Estanga tomó, por sí y ante sí (en un preludio a la payasesca  “autoproclamación” de Juan Guaidó). Eso fue lo que cualquier gobierno auspiciado o impuesto por los Estados Unidos bajo Donald Trump u otro de su ralea haría si Washington tuviera éxito en su propósito de producir un “cambio de régimen” en la patria de Bolívar y Chávez e instalar la “democracia” en ese país. Una de las maneras de frustrar esos planes es que en Nuestra América recordemos los acontecimientos del 11 y 12 de abril del 2002 y que jamás perdamos de vista la naturaleza del proyecto que los imperialistas quieren imponer en nuestros países. Para ello retomo parcialmente la estructura argumental de una nota escrita hace casi diez años y la actualizo para situar aquellos eventos en el contexto actual.

 

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El 11 de Abril del 2002 Chávez es secuestrado por algunos militares traidores y sus mentores civiles y enviado a la isla Orchilla, distante unos 170 kilómetros de Caracas. Los medios, confabulados con los golpistas, se limitan a seguir con sus rutinas tradicionales y no informan de nada. Pero poco después los golpistas lanzan la noticia de que Chávez había renunciado, siendo que, en verdad, aquél se rehusó valerosamente a firmar la carta de renuncia que los golpistas le habían preparado. Renglón seguido se convocó de urgencia a una reunión en el Palacio de Miraflores para ungir como presidente provisional de Venezuela al líder de la organización empresarial Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga. Allí se procedió a dar lectura al Acta de Constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional, nombre tan pomposo como mendaz con el que se pretendía disimular al golpe de estado presentándolo como una rutinaria sucesión institucional ante la misteriosa ausencia del primer mandatario y el abandono de su cargo de su vicepresidente.

 

Ese despótico engendro, pergeñado por los sedicentes custodios de la democracia venezolana y aplaudido por Bush, Aznar y compañía, ponía en manos del efímero usurpador amplísimos poderes que no demoró en llevar a la práctica: de un plumazo Carmona derogó la constitución bolivariana, disolvió al Poder Legislativo y destituyó a todos los diputados a la Asamblea Nacional, suspendió a los magistrados del Poder Judicial, al Fiscal General, al Contralor y al Defensor del Pueblo y concentró la suma del poder público en sus manos. (Ver enumeración completa al final de este posteo)

 

Una vez que fuera leído tan ignominioso documento se invitó a los concurrentes a refrendar con su firma el triunfal retorno a la democracia. (ver lista de los firmantes al final de este posteo) Luego de la firma se procedió a tomar juramento a Carmona Estanga, dándose así por constituido el nuevo gobierno robustecido por el pleno respaldo de la “sociedad civil”, supuestamente congregada en la sede del gobierno venezolano y representada por ilustres personeros como los arriba nombrados.

 

Es decir, allí hubo un golpe “con todas las de la ley” que, tiempo después y con Chávez ya repuesto en el Palacio Miraflores, fue convalidado por el Tribunal Supremo de Justicia (sin que jamás Chávez hiciera nada para exigir la rectificación de esa infame acordada o para remover a sus miembros)  en una insólita decisión en la que se señalaba que Carmona Estanga había asumido el cargo debido a que en Venezuela se había producido un “vacío de poder”. Gracias a esta argucia precursora del “lawfare” que proliferaría años después en Latinoamérica se eximía a los implicados en el golpe de ser procesados por su participación en los hechos, su impunidad garantizada gracias a una sentencia emitida por el más alto tribunal de justicia del país en donde se afirmaba que tal cosa, el golpe de estado, no había existido. Además, si se caracterizaba lo ocurrido de ese modo se erigiría un serio obstáculo para lograr el reconocimiento internacional del nuevo gobierno, debido al repudio generalizado que los golpes de estado suscitan en la opinión pública mundial. Se apeló a eufemismos como un “gobierno de transición” o un “interinato”, para no llamar al golpe de estado por su verdadero nombre.

 

El nuevo gobierno fuese inmediatamente reconocido por George W. Bush y José María Aznar. Pero años después Donald Trump redoblaría la apuesta al reconocer a un supuesto gobierno designado por el mismo y que el bufón de turno, Juan Guaidó, pretendió hacer pasar como una “autoproclamación.”  Lo de Trump y Guaidó entra en el libro Guinness de la alucinación política: hay un hampón delirante que cree haber designado a un presidente, un estúpido de marca mayor que se lo cree y un gobierno espectral de absoluta inoperancia, salvo para que el designado y su jefe se confabulen para saquear los recursos y patrimonios de una nación. En el fondo, es lo que dos ladrones saben hacer. Lo que hoy graznan furiosos la banda de malhechores compuesta por Elliot Abrams (el autor intelectual de la masacre de 6 jesuitas españoles y dos colaboradoras locales en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, de El Salvador, en noviembre de 1989), Mike Pompeo, Marco Rubio, Mauricio Claver-Carone y Donald Trump hoy no es sino la regurgitación del viejo libreto de la CIA que recitó hace dieciocho años el deslucido vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer: “la causa de la crisis en Venezuela es la polarización política y la conflictividad social inducida por las políticas de Chávez”. Lo mismo que vienen diciendo de Nicolás Maduro desde siempre. Maduro, Evo, Correa, Cristina, Lula, Dilma, Mujica, López Obrador polarizan, atizan los fuegos del conflicto social. Aquí en la sufrida Argentina del macrismo sus turbios publicistas inventaron un término: “la grieta” para denunciar la polarización inducida desde la Casa Rosada. Ahora piden cerrar la grieta mandando a toda la gente a trabajar y acabando con la cuarentena. Porque, obvio, si la fuerza de trabajo no concurre a fábricas y empresas no hay de donde obtener el plusvalor. Y éste, como lo prueba el bufón neoyorquino, es más importante que la vida de un pobre, máxime si es afrodescendiente, originario o mujer. En cambio, Iván Duque no pierde tiempo en fomentar polarizaciones y debates; él asesina un militante social por día en la martirizada Colombia. Jair Bolsonaro tampoco polariza, menos todavía lo hacen Sebastián Piñera, la hiena boliviana Jeannine Añez, o el infame traidor de Lenín Moreno. Lo que ellos hacen es acabar con la   “polarización” oprimiendo y reprimiendo salvajemente a sus pueblos.

 

Como puede verse: el imperio tiene un libreto y un mismo discurso que aplica rutinariamente cuando quiere hostigar a gobiernos desobedientes. Tienen hasta un escriba que les redactó un manual en donde se dan todas las indicaciones para “conquistar la democracia”: el tristemente célebre texto de Eugene Sharp (“De la dictadura a la democracia”) que en el epílogo de la obra ofrece a sus lectores un edificante listado de “198 métodos de acción no violenta” idóneos para derribar dictadores. Entre esos “métodos no violentos” sobresalen “gestos groseros; acoso y mofa de funcionarios; funerales burlescos; desobediencia social; negarse a pagar el alquiler o los impuestos; huelgas y lockouts; boicots de los cuerpos legislativos; amotinamientos (sic); invasión no violenta (doble sic); desafiar rejas (Guaidó saltando por encima de las rejas del predio de la Asamblea Nacional); crear mercados negros; provocar crisis económicas; apropiación de fondos gubernamentales (Guaidó) y soberanía dual y gobierno paralelo (Trump ungiendo a Guaidó). Como puede verse, nada nuevo bajo el sol. Por supuesto, esto siempre acompañado desde Washington por un hipócrita “rechazo a la violencia del gobierno” (¡rechazo declarado por los mayores promotores de la violencia en el mundo, según el ex presidente James Carter!) y la infaltable “solidaridad con el pueblo de Venezuela”, sobre el cual hoy se practica –al igual que sobre el pueblo cubano- un lento genocidio al impedírseles a  ambos gobiernos a acceder a medicinas, medicamentos y repuestos comprados y pagados pero bloqueados por el dictador mundial, el bufón mayor de esta civilización del capital que se está hundiendo sin remedio.

 

El golpe del 11 A no sólo contó con el apoyo de Estados Unidos y España. También obtuvo la aprobación de algunos otros gobiernos: por supuesto que la neocolonia cuya capital se encuentra en Bogotá, presidida entonces por Andrés Pastrana, y el gobierno de Francisco Flores en El Salvador. Y se produjo mientras tenía lugar en San José, Costa Rica, la XVI Cumbre del Grupo de Río. Los presidentes allí reunidos consensuaron una tibia declaración en donde se condenaba la “interrupción del orden constitucional” cuidando de no emplear la expresión “golpe de estado” en el documento. La desagradable sorpresa la produjo la sobreactuación neocolonial del gobierno chileno ante los acontecimientos que estaban teniendo lugar en Venezuela.

 

El presidente Ricardo Lagos declaró en San José que “lamentamos profundamente los hechos de violencia y la pérdida de vidas humanas. Instamos también a la normalización de la institucionalidad democrática, pero al no tener el cuadro completo de situación le pedimos a la OEA que sea la encargada de hacer una evaluación del asunto”, al paso que agregaba que “tal como se ven las cosas hasta el momento «sería apresurado hacer declaraciones concluyentes”.  Pero la Canciller chilena, Soledad Alvear, de rancia prosapia demócrata cristiana, vio las cosas de otra manera y atolondradamente emitió un venenoso comunicado que, siguiendo puntualmente la línea establecida por la Casa Blanca, acusaba de los hechos de violencia y alteración de la institucionalidad al depuesto presidente Hugo Chávez. El vergonzoso mensaje de Alvear –¡jamás repudiado o desautorizado por Lagos! - decía textualmente que “el gobierno de Chile lamenta que la conducción del gobierno venezolano (es decir, Chávez) haya llevado a la alteración de la institucionalidad democrática con un alto costo de vidas humanas y de heridos, violentando la Carta Democrática Interamericana a través de esta crisis de gobernabilidad”.

 

No podemos olvidar la infamia del 11 de Abril que el pueblo derrotaría dos días más tarde apelando a su arma decisiva: la movilización que llevó a más de un millón de personas a rodear el Palacio de Miraflores. Es imprescindible recordar estos hechos e identificar a sus responsables que son los mismos que hoy conspiran contra el gobierno bolivariano y recordar también a quienes respaldaron al gobierno golpista con sus firmas y lo que hicieron ni bien tuvieron el gobierno en sus manos. Las jóvenes generaciones de venezolanas y venezolanos deberían cuidarse de que estas lecciones caigan en el olvido.

 

Buenos Aires, 11 de Abril del 2020

 

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Extracto del Acta de constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional

 

Palacio Presidencial de Miraflores, Caracas, viernes 12 de abril de 2002

 

El pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia la paz y la libertad, representado por los diversos sectores organizados de la sociedad democrática nacional, con el respaldo de la Fuerza Armada unido en un acto patriótico de reafirmación y recuperación de la institucionalidad democrática para reestablecer el hilo constitucional y haciendo uso de su legítimo derecho a desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios garantías democráticas consagrado en el artículo 350 de la Constitución del 30 de diciembre de 1999.

 

En concordancia con las bases y principios establecidos en la Carta Democrática Interamericana de fecha 11 de septiembre de 2001, debidamente suscrita por los estados miembros de la Organización de Estados Americanos incluyendo a Venezuela y

 

Considerando:

 

 

Que Hugo Chávez Frías en el día de ayer, presentó su renuncia al cargo de Presidente de la República ante el Alto Mando de la Fuerza Armada Nacional, y el Vicepresidente Ejecutivo de la República abandonó su cargo con lo cual se ha configurado un vacío constitucional de poder con el objeto de restablecer la institucionalidad democrática y llenar el vacío constitucional de poder, para que el gobierno de la república pueda adaptarse a las exigencias y principios constitucionales y a los establecidos en la Carta Democrática Interamericana:

 

Decretamos:

Constituir un Gobierno de transición democrática y unidad nacional de la siguiente forma y bajo los siguientes lineamientos:

 

Artículo 1: Se designa al ciudadano Pedro Carmona Estanga venezolano, mayor de edad, con C.I. N° 1.262.556 presidente de la República de Venezuela.

Quien asume en este acto y de forma inmediata la jefatura del Estado y del Ejecutivo Nacional por el periodo establecido en este mismo Decreto.

El Presidente de la República en Consejo de Ministros queda facultado para dictar los actos de efectos generales que sean necesarios para la mejor ejecución del presente decreto y la consolidación del gobierno de transición democrática.

 

Artículo 2°: Se reestablece el nombre de República de Venezuela, con el cual continuará identificándose nuestra patria desde este mismo instante.

 

Artículo 3°: Se suspende de sus cargos a los diputados principales y suplentes a la Asamblea Nacional.

Se convoca la celebración de elecciones legislativas nacionales a más tardar para el mes de diciembre de 2002 para elegir a los miembros del Poder Legislativo Nacional, el cual tendrá facultades constituyentes para la reforma general de la Constitución de 1999.

 

Artículo 4°: Se crea un Consejo Consultivo que ejercerá las funciones de orden de consulta del Presiente de la República. El Consejo de Estado quedará integrado por 35 miembros principales y sus respectivos suplentes en representación de los diversos sectores de la sociedad democrática venezolana los miembros principales podrán separarse temporalmente de sus cargos sin perder su investidura para ocupar cargos en el Ejecutivo Nacional, estadal o municipal y sus faltas temporales o absolutas serán cubiertas por sus suplentes.

El Consejo Consultivo elegirá de su seno un presidente, dos vicepresidentes y un secretario.

El Consejo Consultivo estará integrado por los 35 ciudadanos que se identifiquen en el Decreto-Ley que a tales efectos se dicte.

 

Artículo 5°: El Presidente de la República de Venezuela coordinará las políticas de la transición democrática nacional y, las demás decisiones adoptadas para garantizarla con los poderes públicos estadales y municipales.

 

Artículo 6°: Se convocará a elecciones generales nacionales en un lapso que no excederá a 365 días contados a partir de la presente fecha. El gobierno de transición democrática cesará en sus funciones una vez que el nuevo presidente electo democráticamente asuma su cargo. El presidente de la república designado en este caso no podrá ser candidato a la presidencia de la república en dicho proceso electoral.

Artículo 7°: El Presidente de la República en Consejo de Ministros podrá renovar y designar transitoriamente a los titulares de los poderes públicos, nacionales, estadales y municipales para asegurar la institucionalidad democrática y el adecuado funcionamiento del Estado de Derecho; así como a los representantes de Venezuela ante los parlamentos Andino y Latinoamericano.

 

Artículo 8°: Se decreta la reorganización de los poderes públicos a los efectos de recuperar su autonomía e independencia y asegurar una transición pacífica y democrática, a cuyo efecto se destituyen de sus cargos ilegítimamente ocupados al presidente y demás magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, así como al Fiscal General de la República, al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo y a los miembros del Consejo Nacional Electoral.

El Presidente de la República en Consejo de Ministros previa consulta con el Consejo Consultivo designará a la brevedad posible a los ciudadanos que ejercerán transitoriamente esos poderes públicos.

 

Artículo 9°: Se suspende la vigencia de los 48 decretos con fuerza de ley, dictados de acuerdo con la Ley Habilitante de fecha 13 de noviembre de 2000.

El Presidente de la República instalará una comisión revisora de dichos decretos-leyes, integrada por representantes de los diversos sectores de la sociedad.

 

Artículo 10°: Se mantiene en plena vigencia el ordenamiento jurídico en cuanto no colida con el presente decreto ni con las disposiciones generales que dicte el nuevo gobierno de transición democrática.

Asimismo se mantienen en vigencia todos los compromisos internacionales, válidamente asumidos por la República de Venezuela.

 

Artículo 11°: El gobierno de transición democrática y unidad nacional entregará sus poderes y rendirá cuenta de sus gestiones a los órdenes del Poder Público que legítimamente se elijan, de acuerdo con lo dispuesto en este decreto y demás disposiciones constitucionales y legales-

Dado en el Palacio de Miraflores en la ciudad de Caracas el día 12 del mes de abril de 2002.

Años 191º de la Independencia y 142º de la Federación.

Señoras y señores, a los fines de seguir adelante con este movimiento de toda la sociedad democrática nacional, a la salida de este recinto se les convoca a firmar el decreto que se acaba de leer como adhesión a este proceso.

 

Acto de juramentación

Yo, Pedro Carmona Estanga, en mi condición de Presidente de la República de Venezuela, juro ante Dios Topoderoso, ante la patria y ante todos los venezolanos reestablecer la efectiva vigencia de la Constitución de la República de Venezuela de 1999 como norma fundamental de nuestro ordenamiento jurídico y restituir el Estado de Derecho, la gobernabilidad y la garantía del ejercicio de las libertades ciudadanas, así como al respecto a la vida, la justicia, la igualdad, la solidaridad y la responsabilidad social.

 

Firmada por: Manuel Rosales, Asdrúbal Pulido Salvatierra, Pedro Enrique Piñate Bermúdez, Vladimir Castellanos, Germán Barreto H., José Rafael Berroterán Esculpi, Aquiles José Rojas Salazar, José Castro M., Hugo Rodríguez Rausseo, Luis R. Contreras Laguado, Laura Rivero, Alexis Rodríguez, Nelson Albornoz, Alicia Sepúlveda, Jesús Nicolás de Fino Montes, Michel Biondi, Óscar Francisco Mora Endara, Pedro J. Mantellini, J.R. Chacón Mogollón, Miguel Antonio Hernández, Eduardo Arturo Gámez Quintero, Luis Gerardo Ascanio Estévez, Giusepe Grunfio, Miguel Ambrosio E., Héctor Sabatella, Roberto Marrero, Flavio Passano Mauri, Asnaldo Antonio Vásquez Rivas, Óscar Eduardo Moratino, Hugo Aranguren Quintero, Douglas León Natera, Ely López Quijada, Jesús López Planchart, Porfirio Tamayo, Víctor Sequeda, Juan Carlos Zapata, Rómulo Otaso Pérez, Julio Lesa Arreaza, Roberto Henríquez, María C. de Huizi, Cristín Nicolás Núñez, Heidi Andreína Flores Palacios, Ibraín García Carmona, Miguel Mónaco Gómez, Alfredo Chaparro, Pablo César Marín, William Chávez, Iván Morales Valles, Adolfo Pastrano Matute, Rubén Darío Bustillos, Américo Martín, Martha de Briceño, Giovani Otaviani Vera, Eldar Levi Pascal, Antonio Isaac Pardo Guilarte, Rafael Ojeda Henríquez, Nelson Dagama Suárez, Alfredo Fernández Gallardo, Carlos Fernández Gallardo, Eliseo Sarmiento Pérez, Luis Rafael Hernández, Varela Ramos, Édgar Linares Machado, Gerson Rabanales, Gloria Janeth Istifano, Roberto Campos Silva, Miguel Alejandro Alfonzo Ruiz, Miguel Angel Luna, Gabriela Domínguez, Orlando Mangliani, Víctor Manuel Dálamo, Nelson José Mendoza P., Heidi Engelberg, José Ramón Chourio, Alfredo G. Dominisio, Adalberto Jiménez, José Gregorio Correa, Miguel Valle Herrera, José Javier Martínez, Juan Carlos Arreaza, Pedro Palomino, José Santiago Romero, Yeikok Abadi, Rubén Flores Martínez, Alida Lasar de Medina, Ricardo Álvarez Uzcátegui, Noel Álvarez Camargo, Roberto Campos Silva, Rafael Méndez Díaz, Bernardo Corredor Ramírez, Francisco Márquez Velasco, Alfredo Ortega Rubio, Fernando Albán, Fiderela Fórmica, Abelardo Pinedo, Maximiliano Magil, Edgar Villarroel, María Eugenia Chacón Moreno, Ana Patricia Laya, Andrea Daza Tapia, Rafael Luis y Clavier, Carlos Redondo Morazani, Rodolfo León Nobel, José Rafael Márquez Avendaño, Carlos de Seda Rojas, Emilio Peñaranda Pita, Roger Guillén Castro, Arturo Calderón, José Martínez Franco, Vilma Petrach, Gregorio Rojas Salazar, Marcos Acosta, Hugo Arrioja, Guillermo Velutini, José Gregorio Vásquez, Néstor González González, Félix Aranguren, Sergio Omar Calderón, Juan Moreno Gómez, Vilma Hernández, Ramón Alvarez Viso, Juan Carlos Barroso, Angel Prato, Miguel Méndez Fabiani, Luis Gerardo Ventura, Jame Eisleiman, Silvino José Bustillos, Eduardo José Cabrera, Sammy Jesús Landaeta Millán, José Valentín Liscano Coronado, Brionet Michel, Carmen América Oropeza, Mireya Valderrama, Eduardo Marín, Marcos Torres, Rubén Piña Zaa, Ibeth de Bustillos, Eduardo Galavis Añez, Pedro Rafael Betancourt, José Gabriel Izaguirre Duque, Alfonso Albornoz Niño, Julio César Pasarelo Golding, Remo Alejandro Pasarelo Golding, Rafael Varela Gómez, María Corina Machado, Antonio Nicolás Briceño Brown, Roberto Mendoza L., José De Sousa, general de división Rafael A. Montero Rebete, Gretel González Penzo, Abraham Pulido Méndez, Marcos Oviedo, José Rodríguez, Luis Reyes, Elías Bittar Escalona, Luis Eduardo González del Castillo Yánez, Andrés Rojas Cubero, José Martli Saqui, Carlos Alberto Guevara Solano, Pedro Luis Ravelo, José Ángel Urbina, Luis González del Castillo, Alejandro Peña Esclusa, Carlos Redondo Morazani, César Camejo Blanco, Ernesto Amado Villasmil, Yaniret Suárez Mujica, Alberto José Fernández Arribillaga, Alejandro Goiticoa Ramírez, Betty de Martínez, Nelson Morales Caraballo, Gerardo Omaña, Alexis Garrido Soto, Andrés Rojas, Iván Sanoja Martínez, Juan Enrique Aister, Gustavo L. Velásquez, Fidias Marcano, Francisco Martínez G., María Alejandra García Gómez, Félix Francisco Figuera Valdés, Ubilerma de Jesús Brito Useche, María Rodríguez Ramos, Richard David Figueras, Jesús Francisco Figueras, Corina de Machado, Luis Morales Parada, Miguel Ardanas, Carlos Salvatore Mariscalco, Oswaldo Cocne, Luis Manrique, Carlos Julio Ostos, Gisela Gómez Sucre, Andrea Gabriela Gómez, Vicente Dávila Arreaza, Rodolfo Lovera Pérez, Daniel Fernández, Alfredo Rangel Mata, Margarita Rodríguez B., Jhonny José Barrios, Carlos Enrique Quintero, Laura Carolina García Gómez, Ricardo García Enríquez, Haydée Deus, María Cristina Parra, Mimí Yaneth Aseti, Sixto Díaz Miranda, Pedro Francisco Arroyo, Alberto Blasini, Enrique Yéspica Alvarado, José del Carmen Montilla, José Alberto Zambrano G., Michael Gogarizan, Herminio Fuenmayor, Reinaldo Casanova, Hugo Hernández Raffali, Néstor Col, Gonzalo de Guruceaga, Sergio R. Sucre, Rafael Arreaza Padilla, Luis Miguel Fajardo, Rafael Castellanos, Pedro José Figueras, Luis Rafael Fajardo, Pedro Rojas Villafaña, Marcial Lara Ortega, Jesús A. Cabezas Castro, Isidro Díaz Infante, César Ramírez Morales, Armando León, Ciro Belloso, Rubén Barboza, Rafael García P., Rodríguez Meijaró Iturbe, vicealmirante Diofante Torrealba, Marianela Mata B., Marianela Dorante de Aguiar, Alberto Mariño, José A. Ciriliano, Mario Tepedino, Juan Andrés Sosa B., Luis E. Servando, Pedro Perdomo Alberto, Víctor Ruido Medina, Javier Muñoz León, Gonzalo Mendoza, Darío Bander Fontúrbel, Félix Pérez Avilés, David Meneses, Jesús María, Felipe Brillembourg, José Antonio Navarro Evia, Lourdes Alcalá de García, Vilma Martínez, doctora Weles Sacarías, Alberto Quirós, Juan Pablo Borregales Delgado, J.M. Magro O., Juan Antonio Goliat, Rafael A. Jimones Márquez, Gilberto Carrasquero Araujo, Jesús A. Jiménez Galvis, Enrique José Cedeño, Víctor José García, Manuel A. Pulido, Rodolfo, Jesús María Ponce, David López Henríquez, Valentina Leseur, Maye Primera Garcés, Ingrid Gómez, Víctor Hernández Dépori, Armando E. Cuello Adrianza, Alexis Martínez, Carlos Cadavieco, Alvaro Caballero Fonseca, José Rodríguez, Víctor Mendoza, Jesús Alberto Fernández J., Mario Caputo Cesarani, Rafael Orlando Chacón Prada, Gustavo Nagen, Edecio Brito, Leopoldo López Gil, Rafael Mendoza Rivera, Nancy Figueroa Yánez, Dolores Piña de Nieto, Héctor Otilio Pujol, Josefina Quintero Sanabria, Richard Toquer Loero, Carlos Rodríguez Matosa, Alba Teresa Parra, Rosaura Aguiar Aranguren, doctor Miguel Angel Castillo, ingeniero Ismael Jiménez Velásquez, Lic. Manuel Mendoza Villarreal, Castor González, José Antonio Gil Yépez, Marcel Carballo, Germán Barreto, María del Amparo Parejo, Jaime Manso Manso, Alicia Taormina Parra, Ramón Rodríguez, Francisco Alvarado Ordóñez, Octavio Delamo, Rafael Antonio Ramones Montero, Yuly Penet, Miguel Enrique Corso Corso, Fernández Galíndez Díaz, Simón Uscanga Lovera, Alfredo Larrazábal, Guillermo Colimodio, Gonzalo Colimodio, Félix Duarte, Alfonso Riera, Juan Luis Rico Chayet, Rodolfo Rabanales, Gloria Pacífico de Bustillos, Guillermo Alcalá Prada, Vicente Brito, Alicia Uzcátegui de Zambrano, Luis Antonio Molina, Gonzalo Pérez Hernández, Pedro Jesús Castro Torrealba, Gonzalo Medina Valery, Víctor Escobar, Carmen Gedel, Thais de Gibs, Alberto Gibs Gil, Nicole Michele Moreli, Blas Antonio García Núñez, Carlos Grimaldi, Miguel Pupio Pizani, Rubén Ortiz Córdoba, Luz García, Sergio Contreras, Osleida Arévalo Montilla, Jorge Paparoni M., Luis Horacio Vivas Peña, Elio Andrés Delamo Chacón, Andrés González Herrera, Julio César Cabrera, Francisco Briceño, Escales Díaz Aguiar, José D. Bravo, Ana Karina González, Jorge Hung, Osías Senior, Edgar Monserrate, Belkis Yépez, Ángel Irigoyen, Carlos Enrique Gutiérrez, José Vicente Carrasquero

 

 - Dr. Atilio A. Boron, director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (PLED), Buenos Aires, Argentina. Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2013.

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