En América Latina y el Caribe se ha agudizado la contradicción entre la ofensiva del capitalismo neoliberal y las propuestas progresistas y de izquierda. Desde luego, ésta adquiere distintas características, en función del grado de desarrollo de cada uno de nuestros países y del carácter que ha asumido la lucha popular en el último período. Al mismo tiempo, se pueden detectar ciertas regularidades a partir de la crisis que vive la economía mundial y la intervención del imperialismo, que mantiene su persistente agresión, como única alternativa de hacer pagar a nuestros pueblos el costo del fracaso de su modelo.

Desde esa perspectiva, iniciamos el 2020 en nuestro continente con una combinación de factores contradictorios y de distinta naturaleza, pero que encuentran su identidad en un creciente rechazo de las mayorías a soportar la sobreexplotación a la que recurre el modelo y que se expresa en movilizaciones cada vez más masivas y de alto grado de beligerancia.

Una de las regularidades más sistemáticas es la contraofensiva de Estados Unidos que combina la diplomacia, la agresión, la guerra comercial y mediática con la intervención en la vida democrática de las naciones. De allí derivan la judicialización de la política, la violación abierta de las normas legales, hasta llegar a diversas formas de golpe de Estado que tienen como elemento común detener y luego hacer retroceder los avances sociales alcanzados por los gobiernos progresistas y de izquierda.

Entre otras respuestas hay que destacar las sostenidas y valientes movilizaciones callejeras que cerraron el 2019 y se anuncian beligerantes desde el inicio del 2020, principalmente en Chile y Colombia, donde el rechazo popular al proyecto neoliberal se intensificó y frente al cual los gobiernos manipularon alternativas institucionales reguladas desde una falsa versión de democracia, con la finalidad de mantenerse en el poder.

En estas contrapropuestas a los reclamos populares se combinaba la más despiadada represión con engañosas promesas de satisfacer de manera parcial las exigencias de la población.