La cobarde emboscada al general Qasem Soleimani
- Análisis
La madrugada del día viernes tres de enero, todo el mundo se despertó ante el asombro, el peligro y la cobardía por parte de los Estados Unidos. Donald Trump, sin consentimiento del Congreso, había ordenado el asesinato del general, Qasem Soleimani, con ayuda de un dron armado. Soleimani, líder de las Fuerzas Quds, la más poderosa de Irán y considerada una proyección de la Guardia Revolucionaria iraní, murió cerca del aeropuerto de Bagdad (Irak). En el ataque murieron también el comandante Abu Mehdi al Muhadis, cabecilla de las Fuerzas de Movilización Popular (Hashd al-Shaabi), y otros seis colaboradores.
Una vez más, Estados Unidos, confiado en su poderío militar, llevó a cabo un acto que viola todas las líneas rojas, y los tratados sobre Derechos Humanos. Algunos expertos han dicho que el uso de aviones no tripulados para asesinatos selectivos, nunca es legal. Efectivamente, muchos de los ataques y conflictos en los que Estados Unidos, a lo largo de la historia, se ha visto involucrado son completamente ilegales. Y esto data desde hace mucho tiempo. En el fondo, la lógica interna del país del Norte; es usurpar las riquezas naturales de otros países, y evitar, a cualquier precio, el surgimiento de tendencias izquierdistas. Y para ello utiliza métodos sangrientos, inhumanos y salvajes.
Si repasamos brevemente la historia de Estados Unidos poco antes de la Segunda Guerra Mundial, vemos la intromisión de su mano larga y negra en conflictos bélicos, sociales y golpes militares. El ataque japonés a la base naval norteamericana en Pearl Harbor (Hawai, 1941), que hasta ahora existen especulaciones, era una firme señal al imperio norteamericano para que no intervenga en las operaciones militares de Japón. Ciertos historiadores han manifestado que el presidente, Franklin Roosevelt, necesitaba una embestida militar japonesa para que su país entrara a la Segunda Guerra Mundial, y así fue. Alemania se rindió en mayo de 1945, pero Japón no. Y, en consecuencia, el presidente, Harry Truman, ordenó el uso de armas atómicas. Fue entonces cuando, desde el cielo, cayeron bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, matando, en su mayoría, a personas civiles. Un acto que a juicio de personas, con dos dedos de frente, no era necesario. El Centro de Investigación Pew (Pew Research Center), hizo una encuesta en el 2015 sobre lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki. El 75 % de los japoneses afirmaron que el bombardeo no era justificado.
Estados Unidos apoyó a Vietnam del Sur para imposibilitar la reunificación de Vietnam bajo un régimen comunista. En 1953, la CIA junto a los británicos y el monarca iraní, Mohamed Reza Pahlevi, orquestaron un golpe de Estado en Irán con el fin de derrocar a Mohamed Mossadeq, quién dos años antes había nacionalizado el petróleo.
Henry Kissinger, jefe del Departamento de Estado norteamericano, fue el arquitecto del famoso ”Plan Cóndor” para instalar dictaduras militares, y el sistema económico neoliberal en los países del Cono Sur de América. Y tras del derrocamiento de Reza Pahlevi (Irán, 1979), traidor y ”fiestero” que nunca supo comprender a su país, estudiantes islamistas invadieron la Embajada de Estados Unidos en Teherán, y tomaron como rehenes a 67 personas, entre diplomáticos y empleados. Hecho que se prolongó por 444 días, siendo una pesadilla para el presidente Jimmy Carter.
Invasiones militares por parte de Estados Unidos
En los últimos 35 años, Estados Unidos invadió los siguientes países:
Granada (1983) Operación Furia Urgente, unilateral; Panamá (1989) Operación Causa Justa, unilateral; Irak (1990) Operación Tormenta del Desierto, autorizada por las Naciones Unidas; Somalia (1993) Operación Serpiente Gótica, autorizada por las Naciones Unidas; Afganistán y Sudán Operación Alcance Infinito (1998), unilateral; República Federal de Yugoslavia (1999) Operación Fuerza Aliada OTAN, no autorizada por las Naciones Unidas; Afganistán (2001) Operación Libertad Duradera OTAN, no autorizada por las Naciones Unidas; Irak (2003) Operación Libertad Iraquí, unilateral; Libia (2011) Operación Amanecer de la Odisea, autorizada por las Naciones Unidas; Siria (2014), ataques militares junto a otros países.
Atropellos norteamericanos a lo largo y ancho del mundo
La última invasión a Irak (2003), se realizó bajo el pretexto de que Saddam Hussein tenía en su poder Armas de Destrucción Masiva, lo cual posteriormente se descubrió que fue una gran mentira. Desde el año 2002, Estados Unidos ataca, con drones armados, a Somalia, a Yemen y a Pakistan. El objetivo, según ellos, es matar a supuestos terroristas. Impone sanciones económicas a los países que no se arrodillan ante ellos, el más grave de los casos es Cuba. Además, tiene una política alevosa y de hostigamiento contra Venezuela, Nicaragua, Méjico, Cuba y Bolivia (con Evo Morales). Amenaza a las empresas que negocian con Cuba y con Irán. Amenaza con guerra a Corea del Norte, a China con guerra comercial. Instala misiles en Polonia y Ucrania para provocar a Rusia y, de esta manera, poner en riesgo la paz en ese lugar del mundo. Crea guerras para vender armamento. En este sentido, suministró armas a la dictadura genocida de Arabia Saudita.
Violación unilateral a protocolos y a convenios internacionales
Estados Unidos es uno de los países que más ha contaminado el mundo. Se negó a firmar el Protocolo de Kioto y abandonó el Acuerdo de Paris sobre el cambio climático. Rompió el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) con Rusia firmado entre ambos países en1987, se retiró del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, abandonó en Acuerdo Nuclear con Irán firmado en 2015, en donde también participan China, Rusia, Reino Unido, Alemania y Francia. Usurpa recursos naturales de diferentes países y sigue las instrucciones del sionismo israelita. Y lo peor de todo, es que Estados Unidos hace caso omiso a la Unión Europea, a la ONU y a la OEA porque, desgraciadamente, vivimos en un mundo injusto y embustero. Mientras que otros países sufren las sanciones de esas organizaciones sin identidad propia y sin capacidad objetiva de decisión para juzgar tantos atropellos a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional.
El portal estadounidense ”El Interés Nacional” (The National Interest) ha revelado que Israel posee entre 80 y 300 armas nucleares, y que las autoridades de ese país no van a dudar en utilizar ese arsenal nuclear, en caso de una amenaza existencial. Nadie exige a Israel que firme un acuerdo para la no proliferación de armas nucleares. Ni siquiera tiene derecho a existir en el sector donde se encuentra. En realidad, el Estado de Israel es una creación artificial que surgió después de la Segunda Guerra Mundial. Usurparon tierras palestinas, trazaron a la fuerza fronteras, y sacaron a flamear su bandera. Desde entonces empezó el ”Nakba” (catástrofe) para el pueblo palestino. Día a día se ve humillaciones, crímenes y arbitrariedades por parte del Ejército de Israel. Y la Comunidad Internacional se hace de la vista gorda. En cambio Irán, todo el tiempo, es acosado. Está bajo la lupa de Estados Unidos y de algunos países de Oriente Medio, y uno se pregunta: ¿Eso es democracia?, ¿Por qué Irán no puede tener armas nucleares?
La diplomacia de la Casa Blanca, muchas veces, es voluble y parece no entender lo que significa el diálogo. Siguiendo esta lógica, George W. Bush antes de invadir Irak dijo: ”Estados Unidos no depende de las decisiones de otros”. El historiador británico, Paul Kennedy, coincide con las palabras de Bush: ”La impresión general que últimamente da Estados Unidos es que no le importa lo que piensa el resto del mundo. Cuando necesita ayuda, para perseguir a terroristas, congelar activos financieros y habilitar bases aéreas a las tropas estadounidenses, juega con el resto del equipo; pero cuando no les gusta los planes internacionales, se dan media vuelta”. Es así que en su intento hegemónico ha fracasado en Siria, en Venezuela, en Afganistán, en Irán y no les quedaba otra alternativa de darse media vuelta. No obstante, tiene 800 bases militares regadas por todo el Planeta. En resumidas cuentas, el país del Norte, con su política nociva, siempre ha sido un peligro para la humanidad.
Emboscada al general Qasem Soleimani
El general Soleimani no murió en la batalla como quizá hubiera querido. No estaba armado. Fue más bien una emboscada cobarde y por la espalda. Washington ordenó lanzar misiles, desde un avión no tripulado, contra el vehículo donde se encontraba Soleimani. De acuerdo al periódico británico ”The Independent”, Soleimani viajó a Irak para conservar con su homólogo iraquí, y ver la posibilidad de aliviar las tensiones entre Teherán y Arabia Saudita. Todo esto a sabiendas de Donald Trump. El primer ministro iraquí, Adil Abdul-Mahdi dijo al respecto: "Se suponía que debía encontrarme con Soleimani en la mañana del día en que fue asesinado, vino a entregar un mensaje de Irán en respuesta al mensaje que habíamos enviado de los sauditas a Irán". Además, reveló que Donald Trump, lo había llamado para pedirle que mediara después del ataque a la Embajada de Estados Unidos en Bagdad. Todo esto indica que el Pentágono planificó minuciosamente dónde, cuándo y cómo eliminar a Soleimani.
Trump, conforme la prensa, no comunicó su plan de ataque al Congreso, pero informó a Benjamin Netanyahu. El origen del asesinato a Soleimani comienza con la muerte de un ”contratista estadounidense” en Irak, realizado por una milicia pro iraní. La Casa Blanca nunca dio a conocer la identidad de esa persona. Y, ahora, todos se preguntan ¿Quién era? ¿Cómo se llamaba? ¿Dónde fue enterrado? Es decir, se ha creado un misterio. ¿No será que el Pentágono, al igual que en la invasión a Irak en 2003, ha fabricado un pretexto para matar a Soleimani?
En cualquier caso, el crimen a Soleimani es uno de los errores estratégicos más graves de la inteligencia norteamericana. Es un atentado contra los musulmanes shiítas de Oriente Medio. Es un atentado contra la cultura, la religión y la idiosincrasia iraní. Y no cabe la menor duda que es una declaración de guerra a Irán. Decir que lo hicieron para evitar una guerra, y no para comenzarla; solo cabe en la mente esquizofrénica de Trump. El general Soleimani era un hombre valiente, querido por su pueblo y con una mente brillante. Era un gran estratega militar y también un político de primer orden. Quizá podía haber llegado a ser presidente de su país.
Las Fuerzas Quds, bajo su comando, lucharon contra el grupo terrorista Daesh. Jamás se doblegó ante los yankees. Y frente a las permanentes amenazas de Estados Unidos, dio un heroico discurso. Con una pañoleta palestina en el cuello le contestó a Donald Trump: ”Solo un dueño de cabaret habla con el mundo de esa manera. Ustedes con un presupuesto de 2000 millones de dólares, no han podido superar la guerra en Yemen. Ahí hay una sola organización que resiste ante ustedes, y ha salido victoriosa ante sus avanzados armamentos bélicos. Los soldados estadounidenses llevan pañales para adultos en el campo de batalla. Irán no necesita emplear a sus fuerza armadas. Yo mismo y las Fuerzas Quds somos suficientes para afrontarles. Ustedes pueden iniciar la guerra, pero nosotros somos quienes determinaremos su fin. Vengan, los esperamos”. Mi admiración y profundo respeto al general Soleimani, que desde hace mucho tiempo lo seguía por los medios de comunicación. Ya no está entre nosotros, pero su sangre ha salpicado a la frente no solamente de los musulmanes chiítas, sino también a los pueblos que luchan contra los abusos de Estados Unidos y los crímenes y atropellos cometidos por el Estado sionista de Israel. Hoy en día se ha triplicado el odio a los Estados Unidos, y su último acto delincuencial ha sido repudiado, de forma contundente, por su propia gente y resto del mundo.
Donald Trump es un peligro y no tiene capacidad para gobernar un país como Estados Unidos. Sufre de trastornos mentales. Es narcisista, mitómano, carece de empatía, tiene delirio de grandeza, necesidad de admiración, cambia bruscamente de opinión, atesora manías y fantasías de belleza. Asimismo, cuando habla tiene gestos de un hombre fuerte, pero al mismo tiempo tiene poses y gestos femeninos. Y en una de sus locuras puede llevar al mundo a una Guerra nuclear. Amenazó con destruir centros culturales iraníes (!), y dijo que, en caso de guerra, se podía violar el factor de proporcionalidad. Hace dos años, la revista Psicología Conductal (Beahavioral Psychology) publicó un artículo sobre la salud mental de Donald Trump, llegando a la conclusión que el presidente de los EEUU reúne todos los rasgos que definen un Trastorno de la Personalidad Narcisista (TPN).
El ataque de Irán a las bases militares norteamericanas en Bagdad, en respuesta a la declaración de guerra por Trump, fue contundente y necesario para advertir que Irán está dispuesto a defender su soberanía. La República Islámica de Irán es un país desarrollado con propia tecnología militar. Y a pesar de su inferioridad militar en relación con Estados Unidos, su Ejército y sus soldados con un temperamento de hierro, están dispuestos a enfrentarse contra el invasor que tanto daño ha causado en Oriente Medio.
La verdad es que no siempre gana el Ejército mejor equipado. Se ha podido observar en Siria, en Afganistán y ahora en Yemen. Irán posee un poderoso arsenal de misiles que le sitúa en primer lugar en la región. Muchos puntos estratégicos, en el Golfo Pérsico, pueden ser alcanzados por los misiles iraníes. También posee drones construidos por ellos mismos. La Marina iraní es de alto nivel, y tiene tres submarinos rusos. Y, quizá, lo mejor de todo, las Fuerzas Quds han logrado establecer firmes contactos de lucha con las milicias chiítas del sector.
Desafortunadamente, el único idioma que comprende el país de Trump, es el lenguaje de las armas. Lo hemos visto en el conflicto entre Cuba y Estados Unidos con la famosa ”Crisis de los misiles”. Y ahora último con Corea del Norte. Después de discursos acompañados de serias amenazas entre Estados Unidos y Corea del Norte, Trump curiosamente dijo que ”quería tener buenas relaciones con el líder norcoreano”. Así que tuvo que viajar a ese país para conversar con Kim Jong-Un. Finalmente, los dos presidentes, de peinados extravagantes, se encontraron en la zona desmilitarizada en la frontera entre las dos Coreas.
Después del ataque iraní en Bagdad, todo el mundo estaba en vilo. Se esperaba la reacción de Estados Unidos. A unas cuantas horas de dicho ataque, Trump publicó un mensaje en su Twitter: "La evaluación de víctimas y daños se está dando ahora. Por ahora, todo bien. Tenemos el Ejército más poderoso y equipado del mundo". Al día siguiente, desde la Casa Blanca; rodeado de militares y otras personalidades, dio un discurso sorprendente, hipócrita y contradictorio. Pero, sin duda alguna, rebajó la tensión entre ambos países. Sin embargo, es necesario señalar algunas peculiaridades de esa alocución. Trump empezó diciendo que mientras él sea presidente de EEUU, jamás permitirá que Irán tenga armas nucleares.
La pregunta es: ¿Por qué permite a Israel tener cientos de ojivas nucleares? En esta misma línea, ha dicho que los misiles estadounidenses son grandes, poderosos y rápidos; pero eso no significa que los van a utilizar. Declaró también que ha pedido una mayor implicación de la OTAN en la región de Oriente Medio. Y esta acción sería un suicidio, tomando en cuenta la resolución del Parlamento iraquí que pone fin a la presencia de tropas extranjeras en su territorio. Además, el régimen iraní ha expuesto que Washington ha cortado las manos de Soleimani, y pues ahora ellos cortarán las piernas de Estados Unidos en Oriente Medio. Según Trump, la economía estadounidense goza de muy buena salud, ya que descubrieron grandes reservas de petróleo en su país. Y, por consiguiente ”ya no necesitan” el petróleo de Oriente Medio. Dudosa afirmación. ¿Y por qué quiere invadir Irán y Venezuela? Otra de sus mentiras es que su país ha eliminado el 100% de la infraestructura de Daesh. Rusia también luchó fuerte contra ese grupo terrorista. Y, a decir verdad, Soleimani fue pionero en la lucha contra Daesh. En gran medida, gracias a él y sus tropas, se derrotó a Daesh en Siria y en Irak. Por eso en marzo, del año pasado, recibió la máxima distinción militar en Irán, la orden de Zulfakar. Trump ha recalcado que el Ejército de Estados Unidos está ”más fuerte que nunca”, pero que su país busca la paz con todos aquellos que la deseen. Pero… ¿Quiénes son esos ”aquellos”? ¿Los sumisos?, ¿Los que se arrodillan ante la bandera norteamericana? o ¿Los países, que mediante sus oligarquías de extrema derecha, regalan sus recursos naturales a Estados Unidos? Desgraciadamente, Donald Trump y el Pentágono no conocen la cultura iraní. Irán Jamás se rendirá ante Estados Unidos y, en un conflicto armado, lucharán hasta el último soldado, y luego entrarán a combatir las mujeres iraníes.
El presidente norteamericano ha exhortado a China, Rusia, Francia y Alemania hacer un nuevo acuerdo con Irán para que, según su apreciación, ”haya paz” en el mundo. Al mismo tiempo, anunció nuevas sanciones económicas contra el país persa. Empero, no se consigue la paz estrangulando la economía de un país. No se consigue la paz con sanciones impuestas a sectores claves como el manufacturero, el textil, la minería y la construcción. Definitivamente, no se logra la paz con sanciones a los productores de cobre, de hierro y de acero como lo hace con Irán. Por último, como queriendo lavarse las manos de Judas, auguró armonía y prosperidad para Irán.
En realidad, nadie ha dicho la última palabra. Trump ha ratificado que, por el momento, no retirará las tropas norteamericanas de Irak. El peligro sigue latente, y ronda la sombra de Soleimani por esos lugares de Oriente Medio. En fin, Estados Unidos tiene que entender que ya no existen patios traseros en este siglo XXI. Y, sobre todo, debe comprender, una vez por todas, que ya no es la primera potencia mundial. Una prueba de ello, son las derrotas sufridas en Siria, en Afganistán, en Irán y en Venezuela. Hay otros países como Rusia y China que se están posicionando como líderes mundiales.
El presidente ruso, Vladimir Putin, fue entrevistado en la televisión de su país. Y, en relación al conflicto a gran escala entre EEUU e Irán, le preguntaron si existía la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Putin respondió serenamente: ”Debemos contenernos a la hora de llevar a cabo acciones peligrosas. Entre las potencias mundiales militares existe, de alguna manera, una paridad estratégica. Esto implica tener respeto entre si mismos. Hay un profundo miedo al exterminio mutuo. Y este pensamiento ha frenado acciones que pueden ser muy peligrosas para la humanidad”. En el hipotético caso de una guerra nuclear, no habrá perdedores ni ganadores. En consecuencia, podría desaparecer el ser humano del planeta. Y quizá se vuelva a las cavernas y como dijo, Albert Einstein, la Cuarta Guerra Mundial será con palos y piedras.
Javier Claure C. – Sociólogo
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