La Cumbre del G7 en Francia: otro capítulo en la crisis de la unipolaridad

La reciente Cumbre indica que la estrategia de Estados Unidos de coordinar las políticas mundiales con su socios para evitar que estos sigan una política externa propia, ha fracasado.

26/09/2019
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Foto gobierno de Francia
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Hace un mes exactamente, entre el 24 y el 27 de agosto, se celebró en Francia la Cumbre del G7, el grupo que reúne a siete de las principales potencias industriales del planeta: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. En el evento, sin embargo, no solo participan los líderes de estos países. Según The Guardian, también incluye a ministros de finanzas y presidentes de los bancos centrales, así como representantes de la Unión Europea y de las instituciones financieras internacionales, incluyendo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. En cuanto al objetivo de la Cumbre, tradicionalmente ha sido el de ofrecer una plataforma para discutir las políticas económicas y comerciales de las potencias europeas, Canadá, Estados Unidos y Japón, país que, pese a que geográficamente no hace parte del hemisferio atlántico, es también miembro de la llamada alianza occidental. En tal sentido, el propósito de las élites presentes en la Cumbre del G7 tenía como fin la discusión de los problemas concernientes a la economía y el comercio para la “implementación de políticas mundiales comunes” (Wallerstein, 56)i. Pero el contexto mundial ha cambiado mucho, y todo parece indicar que la unidad de la alianza está cada vez más fracturada, motivo por el que cada vez les resulta más difícil ponerse de acuerdo.

 

Tensiones en la Cumbre del G7

 

La división de las élites occidentales quedó manifiesta en la Cumbre del G7 desde la llegada de Donald Trump a Francia el sábado 24 de agosto, cuando fue recibido con un almuerzo no programado por el presidente francés Emmanuel Macron. Según The Guardian, aunque Trump se refirió al encuentro como “la mejor reunión” (párr. 12)ii sostenida con su homólogo de Francia, la táctica del presidente Macron enfureció a los oficiales estadounidenses “quienes convocaron a varios miembros de la prensa itinerante de la Casa Blanca el sábado en la tarde a filtrar información contra el anfitrión francés” (párr.14)iii. El argumento esgrimido por la prensa americana es que Macron había soslayado los temas económicos y comerciales, tradicionalmente abordados por el G7, en beneficio de temas relacionados con el cambio climático y la igualdad para complacer a su audiencia doméstica; un dato que ha sido corroborado por la embajada de Francia en Reino Unido, en cuya página web se publicó la conferencia que presentó Macron sobre el G7 ante sus embajadores, en la que menciona como prioridades de la política externa francesa la “desigualdad sin precedentes que perturba de manera integral nuestro orden político” (párr.9)iv y la “gran agitación ambiental” (párr. 13)v, por lo que en este caso específico los medios estadounidenses no están muy lejos de la verdad.

 

Las tensiones se evidenciaron también durante una cena que tuvo lugar el mismo sábado 24 de agosto. Según The Guardian, mientras los líderes mundiales estaban reunidos, el mandatario estadounidense Trump solicitó que Rusia fuera readmitida al grupo, lo que inmediatamente generó debates. Especialmente, Trump tuvo que enfrentar la oposición del presidente francés Macron, el inglés Boris Johnson, la alemana Ángela Merkel, el canadiense Justin Trudeau, así como del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. De acuerdo a un diplomático presente en la cena, la atmósfera se puso tensa y los líderes europeos increparon a Trump: "La mayoría de los otros líderes insistieron en que se trataba de una familia, un club, una comunidad de democracias liberales y por esa razón dijeron que no se puede permitir que el presidente Putin, que no representa eso, regrese" (párr.4)vi. Las únicas excepciones fueron el mandatario japonés Shinzo Abe, quien permaneció neutral en el debate y el primer ministro italiano, Guisseppe Conte, quien tomó partido a favor de la propuesta de Trump. La situación reveló que hay profundas diferencias entre los líderes del G7 sobre la inclusión de Rusia en el grupo.

 

Las tensiones se prolongaron hasta el día siguiente. Según el Business Insider, la reunión entre los mandatarios de Estados Unidos y el Reino Unido el 25 de agosto en la mañana estuvo precedida por las advertencias de recesión global del primer ministro británico Boris Johnson, quien sugirió que Trump sería el responsable por su guerra comercial con China, lo que dejó en el ambiente la idea de que las relaciones entre ambos políticos no eran tan cordiales como a primera vista parecía. Aunque cabe mencionar que Johnson no solo tuvo fricciones con Trump. Según la agencia de noticias Breitbart también hubo fricciones con la Unión Europea, como se infiere de la advertencia de que el Brexit se materializará el 31 de octubre, sin importar las circunstancias: "El [Primer Ministro] repitió que nos iremos de la UE el 31 de octubre, independientemente de las circunstancias, debemos respetar el resultado del referéndum"vii, dijo un oficial británico, según el reporte de Breitbart.

 

Lo peor estaba por ocurrir. Según un artículo de The Guardian titulado “G7 summit: Iran foreign minister makes surprise Biarritz appearance”, ese mismo día se supo de la presencia en la Cumbre del canciller iraní Mohammad Javad Zarif, quién había sido sancionado en el mes de julio por la administración de Trump. Su invitación, no obstante, no era oficial según informó un diplomático presente, por lo que el presidente Macron se vio obligado a anunciarlo a los demás miembros del G7. Esta sorpresiva presencia de Zarif en la Cumbre no parece haber sido bien recibida por los estadounidenses, el presidente Donald Trump se negó a comentar sobre el episodio. Por su parte, el Secretario del Tesoro estadounidense, Stephen Mnuchin, negó la posibilidad de una reunión formal con el Canciller iraní. Así, a la lista de desencuentros anteriores se sumó uno nuevo, también ocasionado por el gobierno de Francia.

 

Lo anterior deja muchas dudas respecto de las intenciones del gobierno francés tras el anuncio de que este año no habría “comunicado conjunto” de los miembros del G7. Según la administración de Macron, tal decisión tuvo como objetivo evitar que se repitieran los hechos de la Cumbre del G7 del pasado año, en la que Trump abandonó intempestivamente el sitio de encuentro, negándose a firmar el comunicado conjunto. Pero, los desplantes del gobierno francés a la administración de Trump en la Cumbre de este año, como la reunión no programada del primer día, luego de la llegada del mandatario estadounidense a Biarritz, así como la invitación no programada del canciller iraní, organizada por su contraparte francés, el canciller Jean-Yves Le Drian, indican otro propósito. En últimas sugieren que el gobierno de Macron solo buscaba adelantarse a los hechos, pues es probable que Trump no habría firmado un documento en el que los propósitos reales de la cumbre, esto es, la economía y el comercio, fueron dejados de lado en beneficio de la agenda impuesta por el gobierno francés, que está urgido en aumentar su popularidad entre la población francesa y europea, por lo que estuvo enfocada en el cambio climático y la igualdad, así como en la resolución de las tensiones entre Estados Unidos e Irán. Esta última, una cuestión en la que la Unión Europea tiene fuertes diferencias con el gobierno de Trump.

 

En suma, el propósito de la Cumbre del G7 de ser una plataforma para la discusión de políticas comunes fracasó por completo, lo que deja varias dudas sobre la unidad de la alianza occidental. En realidad, más que unidad lo que sobresale son las diferencias entre los líderes del G7, no solo en lo referente a las relaciones entre EE.UU y la UE sino incluso de la Unión Europea. Prueba de ello, las fricciones entre el primer ministro inglés Johnson y los líderes europeos en torno al tema del Brexit. La conclusión lógica, entonces, es que se trata de un episodio más en la crisis de la unipolaridad.

 

La crisis de la unipolaridad

 

En su artículo “Introduction: Unipolarity, State Behavior, and Systemic Consequences”, John Ikenberry, Michael Mastanduno y William C. Wolforth mencionan dos elementos fundamentales para determinar si un país es un polo de poder: 1) el Producto Interno Bruto (PIB) y 2) el gasto militar. Por consiguiente, si el Producto Interno Bruto y el gasto militar de un determinado país son elevados, este califica como polo. Desde una perspectiva histórica, estos académicos coinciden en afirmar que “había cuatro o más Estados que calificaban como polos antes de 1945; hacia 1950 solo dos cumplían la medida; y hacia 1990 uno de estos polos había desaparecido” (6)viii lo que significa que desde 1945 Estados Unidos ya era considerado un polo de poder, una condición que se acentúa en la década del 90 con el colapso de la Unión Soviética, en el que Estados Unidos emerge como el único polo mundial, circunstancia que da origen a la llamada unipolaridad.

 

Efectivamente, la unipolaridad es definida por estos autores como un sistema mundial con “un único polo” (4)ix. Esto es, como un sistema dirigido por “un Estado cuyas capacidades totales lo sitúan inequívocamente en una clase propia en comparación con el resto de Estados” (5)x. Sin embargo, aunque Estados Unidos ya era un polo hacia 1945, cuando el resto del mundo estaba sumergido en la depresión económica como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, no tenía poderes ilimitados respecto al resto de países. Dos hechos lo demuestran. Por una parte, desde el regreso de Europa occidental y Japón como potencias económicas hacia la década del 70, Estados Unidos se ha visto obligado a negociar el poder para mantener su hegemonía. Así lo expone el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein en un artículo de 2007 titulado “Precipitate Decline. The Advent of Multipolarity”:

 

El primer paso para los Estados Unidos era evitar que Europa Occidental y Japón sintieran que su nueva fuerza económica les permitía renunciar al "liderazgo" de los Estados Unidos y seguir una política mundial diferente a la de los Estados Unidos. La solución que propuso Estados Unidos fue que Europa Occidental y Japón dejaran de ser satélites y se convirtieran en socios en la implementación de políticas mundiales comunes. Esta asociación se institucionalizó en varias formas -La Comisión Trilateral, el G-7 y el Foro Económico Mundial en Davos- y es lo que en el presente llamamos retrospectivamente multilateralismo (56)xi

 

Por otra parte, aunque es verdad que con el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos quedó como el único polo existente en el mundo, esta situación duró poco. Según Wallerstein “a mediados de los 90 la marea había comenzado a cambiar” (58), pues al desaparecer la Unión Soviética, Estados Unidos perdió uno de los incentivos que le permitían controlar a sus competidores económicos debido a que éstos ya no necesitaban la protección del poderío militar estadounidense. En este aspecto Wallerstein coincide con Michael Mastanduno, para quien:

 

el colapso de una amenaza central unificadora significa que en esta posguerra fría Estados Unidos tiene menos control sobre las luchas por el orden con sus principales socios económicos, porque la dependencia de estos en lo referente a la seguridad ya no puede ser aprovechada para dictar los resultados de la economía internacional (16)xii.

 

Así, la crisis de la unipolaridad se remonta, paradójicamente, a la década de los años 90 del siglo XX, momento en que Estados Unidos estaba en la cúspide de su poderío.

 

Desde esta perspectiva, entonces, la reciente Cumbre del G7, en la que las contradicciones entre Estados Unidos y sus socios europeos fueron la nota dominante, es un capítulo fundamental en la crisis de la unipolaridad, pues indica que la estrategia de Estados Unidos de coordinar las políticas mundiales con su socios para evitar que estos sigan una política externa propia, ha fracasado. Efectivamente, la intención del gobierno francés de imponer su agenda doméstica en detrimento de los temas económicos y comerciales tradicionalmente abordados por el G7 y la oposición de los líderes europeos a la propuesta de Trump de readmitir a Rusia en el grupo, indican que los socios europeos de Estados Unidos cada día son más reacios a seguir los dictados de Washington. Además, están las tensiones de la Unión Europea debido al tema del Brexit. En últimas, lo que se advierte es una división en el seno de la alianza occidental debido a que sus miembros ya no son capaces de ponerse de acuerdo en los temas fundamentales.

 

En cuanto a la causa de esta división en el seno de las élites occidentales, habría que buscarla en la aparición de otro polo de poder, el bloque euroasiático, dirigido por Rusia y China, cuya alianza que se ha venido forjando desde principios del siglo, según un informe de 2001 de la Heritage Foundation. Dicha alianza consta de cuatro acuerdos claves, según Ariel Cohen, autor del informe: 1) Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación; 2) Organización de Shanghái para la Cooperaciónxiii; 3) Acuerdo de asociación militar; y 4) Acuerdo de cooperación económica Ruso - China.xiv Su objetivo, según Cohen, es posicionar a ambas potencias “para definir las reglas bajo las cuales les será permitido participar a Estados Unidos, la Unión Europea, Irán y Turquía en la estratégicamente importante región de Asia Central”xv. De ahí que los líderes europeos se opongan vehementemente a un posible acercamiento entre EE.UU y el bloque euroasiático a través de Rusia.

 

En efecto, la estrategia de los europeos tiene dos objetivos complementarios: por una parte, evitar la reanudación de relaciones entre EE.UU y Rusia; y por otra, integrar a Rusia en la Unión Europea, como se vio en las declaraciones de Macron durante la visita de Putin a Francia previa a la Cumbre del G7, en la que Macron hizo referencia a Rusia como un país europeo, cuyo destino está indisolublemente ligado a Europa. La finalidad, en últimas, es evitar una asociación entre EE.UU y el bloque euroasiático que desplazaría a la Unión Europea como polo de poder. Es por ello que a los europeos les resulta cada vez más difícil coordinar sus políticas con las de la superpotencia americana, cuya política externa camina en dirección contraria.

 

En tal sentido, los días de la unipolaridad están contados, según Alexander Mercouris, jefe editor del programa de geopolítica The Duran. Efectivamente, para este periodista, las capacidades totales de Rusia y China los han convertido en un polo de poder, que está al mismo nivel o incluso por encima de las capacidades de Estados Unidos y la OTAN. Al respecto afirma que: “(EE.UU.) no puede igualar a los euroasiáticos en la producción manufacturera. Sus recursos agregados son mayores que los de Estados Unidos y pueden superarlo en armamento, así como en todo lo demás”xvi. La conclusión lógica, conforme Mercouris, es que el sistema internacional se encuentra en un periodo de transición que, tarde o temprano, desembocará en la bipolaridad: “será un nuevo sistema mundial y será un sistema bipolar.”xvii La diferencia con respecto a la bipolaridad de la Guerra Fría, según Mercouris, es que este nuevo marco bipolar traería consigo la fragmentación de la alianza occidental. Así, los polos de poder serían, por una parte, las potencias anglosajonas: EE.UU, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda , además de algunos países de Europa Occidental como Francia, y la mayoría de América Latina; y por otra parte, estaría el bloque euroasiático de China y Rusia, y en torno al que se reunirían algunos países de Europa central y oriental, con una Alemania dividida entre ambos bloques de poder, además de otras naciones caucásicas y asiáticas como Bielorrusia, Afganistán, las dos Coreas y eventualmente, Japón.

 

El momento actual es, entonces, de incertidumbre, como todos los periodos de transición. En cualquier caso, las cartas ya están echadas y solo resta esperar el resultado.

 

- Esteban Arango Montoya. Filólogo hispanista de la Universidad de Antioquia, Colombia. Ilustrador y crítico literario, es actualmente investigador y coordinador del Proyecto Académico Medellín Negro de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.

 

Trabajos citados

 

- Bienkov, Adam. (2019) “Trump will be blamed for a global recession if he continues his trade war with China, says Boris Johnson” Business Insider. Recuperado de: https://www.businessinsider.com/boris-johnson-donald-trump-trade-war-china-global-recession-g7-2019-8

 

- Borger, Julian. (2019) “G7:Trump´s demands for Russia´s readmission cause row in Biarritz” The Guardian. Recuperado de: https://www.theguardian.com/us-news/2019/aug/25/g7-trumps-demands-for-russias-readmission-causes-row-in-biarritz

 

____“G7 summit: Iran foreign minister makes surprise Biarritz appearance” The Guardian. Septiembre 25 de 2019.. https://www.theguardian.com/world/2019/aug/25/emmanuel-macron-floats-plan-g7-defuse-iran-tensions

 

- Cohen, Ariel. (2001) “The Russia - China friendship and cooperation treaty: A strategic shift in Eurasia?” Heritage Foundation. Recuperado de: https://www.heritage.org/europe/report/the-russia-china-friendship-and-cooperation-treaty-strategic-shift-eurasia

 

- Ikenberry, John; Mastanduno, Michael y Wolforth, William C. (2009) “Introduction: Unipolarity, State Behavior, and Systemic Consequences”, World Politics, Vol. 61 N°1 pp. 1-27

 

-Library CQ press (1990) “The western alliance after the Cold War”. Editorial research reports 1990. Washington, DC: CQ Press. Recuperado de: http://library.cqpress.com/cqresearcher/cqresrre1990091400

 

-Macron, Emmanuel. (2019) “Ambassadors conference. Speech by M. Emmanuel Macron, president of the republic”. French Embassy in London. Recuperado de: https://uk.ambafrance.org/President-sets-out-French-foreign-policy-goals

 

-Montgomery, Jack. (2019) “Boris throws down gauntlet to EU at G7: Brexit on october 31 whatever the circumstances” Breitbart Recuperado de: https://www.breitbart.com/europe/2019/08/25/boris-eu-g7-brexit-oct-31st-whatever-circumstances/

 

-The Duran. “U.S.-China trade war ushers in a new world system” Videoclip en línea. YouTube 6 Ago 2019 Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=WSHeTVna3UY

 

- Wallerstein, Immanuel. (2007) “Precipitate Decline. The Advent of Multipolarity”. Harvard International Review pp. 54-59 Recuperado de: https://www.iwallerstein.com/precipitate-decline-the-advent-of-multipolarity/

 

 

 

Notas

 

 

i En el original en ingles: “The implementation of common world policies”. La traducción de la cita es del autor.

ii En el original en inglés: “The best meeting we have yet had” La traducción de la cita es del autor.

iii En el original en inglés: “who called several members of the travelling White House press on Saturday afternoon to leak against the French host” La traducción de la cita es del autor.

iv En el original en inglés: “unprecedented inequality which comprehensively disrupts our political order” La traducción de la cita es del autor.

v En el original en inglés: “major environmental upheaval” La traducción de la cita es del autor.

vi En el original en inglés: “Most of the other leaders insisted on this being a family, a club, a community of liberal democracies and for that reason they said you cannot allow President Putin – who does not represent that – back in.” La traducción de la cita es del autor.

vii En el original en inglés: “The [Prime Minister] repeated that we will be leaving the EU on the 31st of October whatever the circumstances, we must respect the referendum result,” La traducción de la cita es del autor.

viii En el original en inglés: “there were four or more states that qualified as poles before 1945; that by 1950 or so only two measured up; and that by the 1990s one of these two poles was gone”. La traducción de la cita es del autor.

ix En el original en inglés: “a single pole” La traducción de la cita es del autor.

x En el original en inglés: “one state whose overall share of capabilities places it unambiguously in a class by itself compared to all other states”. La traducción de la cita es del autor.

xi En el original en inglés:“The first step for the United States was to keep Western Europe and Japan from feeling that their new economic strenght allowed them to renounce US ´leadership´and to pursue a world political policy different from that of the United States. The solution the United States proposed was for Western Europe and Japan to cease to be satellites and now become partners in the implementation of common world policies. This partnership was institutionalized in various forms -The Trilateral Commission, The G-7 and The World Economic Forum at Davos- and is today what we retrospectively call multilateralism.” La traducción de la cita es del autor.

xii En el original en inglés:“the collapse of a unifying central threat signifies that in this post–cold war era the United States has less control over adjustment struggles with its principal economic partners, because it can no longer leverage their security dependence to dictate international economic outcomes”. La traducción de la cita es del autor.

xiii En el original en inglés. “Shanghai Cooperation Organization (SCO)” La traducción de la cita es del autor.

xiv En el original en inglés. “Russian and Chinese economic cooperation” La traducción de la cita es del autor.

xv La cita ha sido tomada de la noticia sobre el informe, archivada en la base de datos de history commons.org: http://historycommons.org/context.jsp?item=us_plans_to_use_military_force_against_iran_465#us_plans_to_use_military_force_against_iran_465

xvi En el original en inglés: “It (U.S.) cannot match the Eurasians in manufacturing output. Their aggregate resources are greater than that of the United States and they can outproduce it in weaponry, as well as in everything else.” La traducción de la cita es del autor.

xvii En el original en inglés: “It is going to be a new system and it is going to be a bipolar system”. La traducción de la cita es del autor.

 


 

 

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