Nuestro tiempo ha terminado…

Con todo respeto (como dicen los queridos pastusos), la joven Greta Thunberg nos acusa de “inconscientes, que solo hablamos de dinero y de crecimiento económico (…) mientras estamos al borde una extinción masiva”.

En breve y contundente alocución ante la Asamblea de la ONU, en sesión especial sobre el calentamiento global, la activista ambiental, de solo 16 años, encarna la fractura generacional más globalizada después de los hippies, y en el mismo tono ‘irreverente’, tildó a los líderes de nuestro tiempo de “inmaduros” y advirtió que… “los jóvenes hemos empezado a entender su traición”.

Que los jóvenes se están notificando de su responsabilidad generacional, ya no cabe duda… con una connotación iluminante, que son figuras femeninas las más impetuosas: Greta, en lo ambiental y, Ocasio- Cortez, en lo político, por ejemplificar en ellas dos la nube de jóvenes figuras de todas las tendencias políticas, económicas, sociales, ambientales y religiosas.

Colombia no es la excepción: Francia Márquez es un grito herido de los afrodescendientes en la costa pacífica; y, Jennifer Pedraza, es la nueva voz de protesta contra el maltrato a la educación pública superior. Son también, un par de ejemplos del montón de jóvenes, hombres y mujeres, que en Colombia vienen elevando el tono y apropiándose de su propia circunstancia.

Del dicho al hecho

En Europa, la fractura generacional parece empezar a hacer las cosas al derecho: marcar tendencia electoral con su participación política. El ejemplo es Reino Unido: después del totazo del Brexit, aprobado por los mayores de 40, los millennials quedaron atrapados en un posible regreso al pasado, que ya no es su mundo. Si el plebiscito se repitiera, el Brexit no se daría; y si, como parece ser, se llama a elecciones anticipadas, los analistas británicos pronostican una derrota histórica de los conservadores a manos del voto millennials.

De nuevo Colombia está en la onda: Si el plebiscito por la paz se repitiera, el NO quedaría reducido a su valor real de minoría; y, en otro campo, todas las encuestas políticas de esta época electoral muestran la tendencia ascendente del voto joven que parece querer ‘arrumar’ a los ‘caciques’ de antes y de siempre. Medellín puede ser ejemplo de la tendencia: un candidato a la alcaldía, con campaña “puerta a puerta”, ha puesto en jaque a su contendor que encarna los vicios de la vieja política; y un movimiento de mujeres, llamado, “Estamos Listas” quiere echar mano de una bancada importante en el concejo de la capital antioqueña para imponer su visión social.

La irreverente Ocasio-Cortez

Que en Estados Unidos se hable hoy en día de socialismo, sin soponcio político, es un arco iris sobre el templo del capitalismo mundial.

Hace apenas cuatro años, Bernie Sanders, un veterano rebelde de los demócratas, puso el tema social sobre la mesa:

"Hay una guerra global en marcha contra los trabajadores, contra el medio ambiente, contra la democracia, contra la decencia. Una red de facciones derechistas se está extendiendo a través de las fronteras para erosionar los derechos humanos, silenciar la discrepancia y promover la intolerancia”.

Pero su discurso fue acallado por el establishment que apostó a Hilary Clinton y, el anti-establishment, no teniendo otro camino, eligió a Trump. Hoy ese voto joven que presta oídos al discurso social en Estados Unidos, hierve en las redes cuando Ocasio-Cortez habla de su ‘New Deal’ ambiental.

En la década del 80, en los albores del neoliberalismo, el tratadista gerencial de más relevancia, Peter Drucker, dijo en uno de sus famosos libros, aludiendo a los tops de las grandes empresas acostumbradas a la autarquía: “Cambian o los cambian”. Parece que “cambiaron para peor y, siguiendo las tendencias globales de Europa, Estados Unidos y Colombia, su tiempo está terminando.

- Octavio Quintero – Director El Satélite

25.09.2019

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