La “imparcialidad” de Almagro
- Opinión
El 30 de mayo del 2016, Luis Almagro, Secretario General de la OEA, dirige una carta al Embajador Juan José Arcuri, Representante Permanente de Argentina ante la Organización de Estados Americanos, en su calidad de Presidente del Consejo Permanente, comunicación en la cual solicita “… la convocatoria a una sesión urgente del Consejo Permanente de los Estados Miembros entre el 10 y 20 de junio del 2016, conforme al procedimiento establecido en el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana”, de acuerdo a la cual: “…el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”.
Cita que permite reconocer que Almagro omite la parte inicial del artículo 20, ya que éste en su texto integral dispone que: “En caso de que un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente a su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”, y, adicionalmente, que la petición de Almagro sólo sería procedente si en Venezuela se constatase la “alteración del orden constitucional”, luego de un análisis objetivo en que se consulten las opiniones y se evalúen las posiciones de todos los actores políticos venezolanos, y, no sólo de una parte de ellos. Análisis de situación que debe realizarse in situ, como se infiere de lo dispuesto en el artículo 18, el que manda: “Cuando en un Estado Miembro se produzcan situaciones que pudieran afectar el desarrollo del proceso político institucional democrático o el legítimo ejercicio del poder, el Secretario General o el Consejo Permanente podrá, con el consentimiento previo del gobierno afectado, disponer visitas y otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la situación (las negrillas son nuestras)”, solo luego de lo cual el Secretario General debe elevar un informe al Consejo Permanente, para que éste realice “una apreciación colectiva de la situación y, en caso necesario, podrá adoptar decisiones dirigidas a la preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento”.
Almagro, contraviniendo el procedimiento antes descrito para la preparación del “análisis de situación”, el 30 de mayo, en una extensa misiva de 132 páginas, sostiene que en Venezuela se constata una alteración del orden constitucional, sustentado única y exclusivamente en el “Informe que aporta los fundamentos para la invocación de la Carta Democrática Interamericana”, documento adjunto a la Carta que le fuera remitido por la Presidencia de la Asamblea Nacional de Venezuela el 16 de mayo del 2016. Carta en la que se señala, explícitamente, que ésta tiene por objetivo “proporcionar elementos que sustenten la actuación de la Organización de Estados Americanos con la grave vulneración a la Democracia y al Estado de Derecho en Venezuela”. Pedido que Almagro atiende solícitamente.
En consecuencia, Almagro, incumplió con su obligación de disponer visitas y otras gestiones in situ en Venezuela, para preparar un análisis de situación, holístico, objetivo. Incumplimiento por el cual Almagro no puede pretender que dispone de una apreciación objetiva de la situación que justifique y permita su petitorio. Irrespeto normativo que igualmente explica las afirmaciones incluidas en su “informe de situación”, del siguiente orden:
- “En Venezuela se perdió la finalidad de la política. Se olvidó defender el bien mayor y colectivo a largo plazo sobre el bien individual a corto plazo. Un gobernante debe basar su acción en una visión de Estado, una visión de largo plazo”
- “La criminalización de las protestas, el acoso y el encarcelamiento de opositores son prácticas propias de un Estado opresor. Estas personas están presas en la conciencia del gobierno venezolano.”
Aseveraciones excesivas, sesgadas, parcializadas, deleznables, insostenibles, propias de la oposición venezolana y, de ninguna manera, pertinentes a quien ostenta la Secretaría General de un organismo internacional.
Conclusiones
Del brevísimo análisis anterior, es posible concluir:
1. El Secretario General de la OEA no sólo irrespetó las disposiciones de la Carta Democrática Interamericana, sino y lo que es más grave, no preparó un análisis de situación, en consulta con todos los sectores, todos los operadores políticos de Venezuela como correspondía, optando por alinearse con el informe presentado por la Presidencia de la Asamblea Nacional;
2.Si aparentemente el propósito de Almagro es crear las condiciones para la consulta revocatoria del Presidente Maduro, como se infiere de su texto en negrillas en las que expresa que: “Toda solución de crisis institucional se resuelve en la legitimidad que otorga el pueblo. Toda polarización de la dirigencia política, que induzca a una crisis, hace necesario consultar a la gente”. Lo más probable es que opera bajo el mandato que le fuera impuesto para crear las condiciones más adecuadas para, con el apetecido relevo presidencial, desnacionalizar, en el futuro inmediato, la industria hidrocarburífera venezolana codiciada por el imperio;
3.Si bien Almagro invoca en su misiva las condiciones sociales, no cabe duda alguna que el propósito es crear condiciones para desmantelar las misiones y toda la política social, para avanzar en la privatización de estos servicios, en un esfuerzo por reestablecer el modelo neoliberal superado por el populismo democrático; y,
4.Coadyuvar, con la revocatoria del mandato del Presidente Maduro, a la desintegración de todos los procesos integracionistas propiciado por Venezuela en América Latina, principalmente en el Caribe y Centro América, en favor de otros procesos de integración aupados por los Estados Unidos.
Ante la inconducta de Almagro, cuánta razón tiene el ex Presidente Mujica en reconocer que se equivocó al proponer a Luis Almagro para la Secretaría General de la OEA. Cuánto arrepentimiento por su negativa a aceptar la recomendación de Kintto Lucas. Cuanto le dolerá el error que permite que Almagro trate de reinstalar la vieja OEA, la servicial a los designios del imperio.
Ante tanto dolor y desafuero, sólo cabe esperar que, si por algún resquicio se filtró algo de dignidad y honor en Luis Almagro, renuncie a sus funciones, como se reclama ya en América Latina.
https://espejolibertario.com/2016/06/03/la-imparcialidad-de-almagro/
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