Conflicto y pedagogía del diálogo
- Opinión
El conflicto es inherente a las relaciones humanas. Se presenta en todos los espacios de socialización: la familia, el trabajo, la escuela, el deporte, agrupaciones políticas y religiosas, etc.
Lo negativo no es que haya conflicto, sino que no haya diálogo, único camino civilizado para resolver los conflictos.
Las anteriores sentencias vienen al caso ante la expansión del conflicto provocado por el gobierno con la reforma administrativa de la educación, dónde no participó, uno de los principales agentes educativos, los maestros.
Son muchos los motivos de inconformidad de los maestros. El primero de ellos es que se les responsabilice, difame y criminalice, como únicos responsables de la pésima calidad educativa en el país. ¿Quién impone a los secretarios de educación en la federación y en el Estado y a los funcionarios de confianza de la alta burocracia educativa? Quien lo hace, tiene la más alta responsabilidad en la baja calidad de la educación.
¿Quién impone a los secretarios generales del SNTE? ¿Será que los maestros eligieron de manera democrática, transparente, en competencia equitativa y con voto libre y secreto a Carlos Jongitud Barrios y a Elba Esther Gordillo y sus respectivos delegados, para luego castigarlos con el retiro y cárcel por defraudarlos y por el delito de abuso de confianza? ¿Será que los gobiernos no tienen ninguna responsabilidad porque son sumamente respetuosos de la autonomía y democracia sindical y de los derechos de los trabajadores de la educación? ¿Será que la relación clientelar y corporativa entre el SNTE y gobernantes ha sido un mito de los ciudadanos ignorantes e ingenuos, que no pueden ver en sus gobernantes ningún acto de corrupción, a pesar de la casa blanca del telepresidente, de Malinalco y muchos más y sí ve como únicos responsables de la corrupción en la venta de plazas, en los sobrepagos a maestros, en la designación de supervisores y a directores a los mismos maestros. Son los maestros los que tienen el control de la impunidad, la corrupción, el crimen organizado, el Congreso, la Suprema Corte, la Presidencia de la República, Televisa, TV Azteca y hasta la calidad de la educación.
Por otro lado, es mentira que los maestros ganan mal. Algunos ganan más que el presidente de la República, sin corrupción alguna de gobierno ni sindicato, sólo por la astucia y el poder que tienen por sí mismos. Los maestros son la peor lacra del país, por ellos se han caído los precios del petróleo, se ordeñan los ductos de Pemex y para colmo los migrantes mexicanos no hablan inglés. Ya los dijo Donald Trump, los migrantes mexicanos, además de no hablar inglés son violadores, por los maestros que tienen.
Es mentira, que existan escuelas a la intemperie, debajo de árboles; que no tengan agua, ni sanitarios, ni ventanas ni pisos, ni muebles ni computadoras ni maestros. Las escuelas están equipadas para la calidad total educativa en un mundo globalizado, en la era de la sociedad del conocimiento. Todo comprobable con los presupuestos ejercidos, las licitaciones transparentes y debidamente facturadas.
Es mentira que las normales y las IES formadoras de formadores, no tengan las condiciones para formar a los maestros, en ellas sólo hay docentes investigadores con nombramientos de tiempo completo; con instalaciones de una arquitectura funcional e inspiradora para la creación e innovación, para el desarrollo de la ciencia y las artes, con tecnología de punta y directivos emanados de un “concurso de oposición” entre grupos de poder, donde ellos se convirtieron en convocantes, ejecutores, evaluadores, tomadores de protesta y lo que es peor, pese a las evidencias de incompetencia, son los garantes de su permanencia. Todo apegado a la legalidad, normatividad y por si fuera poco a la ética profesional, como corresponde a todo educador.
Quien no vea es un ignorante y quizá hasta maestro sea. Por eso es que no les hacen caso, ni el gobernador, a quien le solicitaron la reposición del proceso de asignación de directores, ni el secretario de educación a quien se le ha solicitado una mesa de diálogo. No vaya a pensar que ni el gobernador ni el secretario saben que es una mesa de diálogo. No, lo que sucede es que ellos conocen bien a los maestros y saben que no fueron formados en la pedagogía del diálogo. Por eso no les preguntaron ni los invitaron a dialogar sobre la reforma, ya sabían que lo primero que iban a decir es que eso no era una reforma educativa. Y así pues no se puede dialogar, con gente de ideas contrarias, con disidentes, pues.
Ojalá y con la ayuda de Televisa, de Mexicanos primero y de sus líderes gremiales, electos democráticamente y en los que confían plenamente, se les pueda convencer de que la reforma sí es educativa, de que no es laboral, de que se entiende que estén nerviosos y por ello el conflicto y de que se está abierto, por la calidad educativa, a una pedagogía del diálogo, se les espera, después de que regresen a clases, de que presenten sus evaluaciones y con los que queden se dialogará. Será más fácil, si son poquitos y ya evaluados y con buena suerte, nos alcanza el fin de sexenio y les pasamos la estafeta del diálogo a los que vengan. No hay que ponerse nerviosos, lo mismo pasó hace 25 años, cuando se lanzó el programa de carrera magisterial. Y sobre los directores de normales y posgrado, no se confundan sean buenos o malos, es facultad del secretario, asignarlos. Nada que ver con la formación de maestros o la calidad educativa. No se confundan, en este conflicto el diálogo no aplica.
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