¿Reelección presidencial en Honduras?
- Opinión
A menudo me preguntan sobre mi postura con respecto a la iniciativa del Partido Nacional de impulsar cambios a la Constitución de la República para permitir la reelección presidencial. Mi respuesta ha sido clara: La reelección sería claramente la inyección letal para un sistema democrático que aún no hemos terminado de construir en Honduras. De hecho, nuestra incipiente democracia no solo no ha sido fortalecida en los últimos años, sino que más bien ha sido severamente debilitada por actos antidemocráticos cometidos por todos los sectores de la clase política tradicional.
Es evidente que los eventos políticos ocurridos en 2009, protagonizados por los partidos políticos tradicionales han traído consecuencias desastrosas para Honduras, cuyos efectos aún estamos viviendo. Y me aventuro a especular que el peor efecto ha sido el llevarnos a un estado de crisis social, económica y política donde han surgido figuras políticas mesiánicas que claman tener las soluciones que convertirán al país en un paraíso, lo cual sería bueno de no ser porque tales soluciones no son más que simples estrategias para perpetuarse en el poder in saecula saeculorum.
Los proponentes de la continuidad presidencial a través de la reelección nos pretenden vender la idea de que para dar solución a los problemas del país habría que estar más tiempo en el poder; nos presentan efectos dizque positivos de su posición, haciendo énfasis en que cuatro años no son suficientes para plasmar y consolidar propuestas de gobierno exitosas ni para superar las consecuencias negativas inmediatas de las decisiones gubernamentales, que sin duda tendrían consecuencias positivas a largo plazo. Según ellos, cuatro años más son aliciente suficiente para que un gobierno quiera “hacer bien las cosas” para merecer la reelección.
Nuestra débil y abusada democracia, sin embargo, no tiene fuerza suficiente como para cargar con tan altivos argumentos. Nuestra asfixiante realidad política pone de relieve exactamente lo contrario de lo que dichos argumentos rezan; en definitiva, si cuatro años no son suficientes para consolidar propuestas exitosas, entonces ocho, doce, dieciséis, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta o cien años tampoco lo serán. Toda potencial consecuencia positiva exitosa a largo plazo se verá ahogada por los efectos crueles de las consecuencias negativas inmediatas de decisiones de gobierno.
Con el arca de la reelección abierta a perpetuidad, no quedará ya ningún aliciente para “hacer bien las cosas” porque la reelección se gana porque se gana, “haciendo lo que se tenga que hacer” para lograrlo. Y eso nos lleva a la verdadera razón por la cual nuestra débil democracia no soporta la reelección: El hecho es que los hondureños tenemos claro que los políticos en el poder no preguntan, sino que DICTAN lo que ellos quieren, y punto; ellos están dispuestos a hacer lo que sea necesario para doblegar los resultados de las urnas, aún en contra de la voluntad de la ciudadanía hondureña.
El hecho es que la presente iniciativa del Partido Nacional tiene como objetivo provocar la reelección presidencial sin consultar a la ciudadanía sobre la misma. En este punto, y por sentido común, uno se ve obligado a cuestionar a una clase política que, sin haber resuelto el más mínimo de nuestros terribles desafíos sociales y económicos, decide apartarse de nuestra realidad cotidiana actuando como si vivieran en el país de las maravillas cuando el pueblo vive sumido en la miseria y la inseguridad. ¿En qué momento piensan en el pueblo, señores políticos?.
Lo cierto es que los hondureños quisiéramos que en lugar de presentar propuestas para la continuidad presidencial, se implementasen soluciones para cada uno de los problemas que nos afectan como pueblo, que en lugar de “hacer lo que tienen que hacer” para reelegirse, “hicieran lo que tienen que hacer” implementando planes de gobierno que impulsasen el desarrollo integral sistemático de nuestro país. Por supuesto esto implicaría definir planes de gobierno antes de llegar a un cargo, para ser implementados durante los cuatro años de gobierno. Y por supuesto, esto es mucho esperar de personas que no buscan más que el bienestar de un pequeño grupo.
Señores políticos, están cometiendo un error brutal, tan tosco y dañino, que lo único que van a lograr es profundizar el aborrecimiento y cansancio de la ciudadanía contra ustedes. Si de verdad pensasen en Honduras, no someterían a este pueblo a una nueva crisis por intereses partidarios mezquinos. ¡Aún es tiempo de corregir!
Alexandra Hidalgo
Empresaria, activista social
Fuente: Diario Tiempo
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