Solidaridad con el pueblo venezolano!, ¡Alto a la injerencia imperialista!

10/03/2015
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
-A +A
Se acentúan hoy los riegos de una intervención estadounidense contra el gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. La reciente decisión del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al firmar su Orden Ejecutiva del pasado 9 de marzo de 2014 titulada ¨Contribuyendo a la situación en Venezuela¨, no es sino un peldaño más en la estrategia que desarrolla Estados Unidos como parte de su política injerencista con Venezuela. Su propósito es promover el derrocamiento del gobierno constitucional en dicho país. Un evento así, con el enorme costo que representaría en pérdidas de vidas humanas e infraestructura para el hermano pueblo venezolano, debe ser impedido a tiempo.
 
Desde el triunfo electoral del Presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela, la oposición política en dicho país con el apoyo de Estados Unidos, no ha descansado un solo instante procurando el derrocamiento de la revolución bolivariana. Lo intentó por vía de las elecciones, sin embargo, 18 de las 19 consultas democráticas hechas a través del sufragio universal fueron coronadas con una victoria para el pueblo patriota y revolucionario venezolano. De hecho, la única derrota electoral sufrida por la Revolución Bolivariana, fue aquel esfuerzo promovido por el Comandante Hugo Chávez para incorporar en la Constitución aprobada como resultado de la reformulación del Estado venezolano mediante una Asamblea Constituyente, cambios que facilitasen la construcción futura del socialismo.
 
Recordaremos que si bien el resultado del proceso fue la derrota en las urnas de las propuestas de modificación a la Constitución para forzar dicha derrota, la oposición política tuvo que recurrir a la  defensa de la Constitución que había sido el producto del proceso de Convención Constituyente y que antes repudiaran. Como dijera el propio Chávez, la Constitución bolivariana fue la sepulturera de la vieja democracia oligárquica que hasta entonces prevalecía en Venezuela.
 
En su empeño por imponer la voluntad de los sectores oligárquicos y de la burguesía representativa del capital financiero e imperialista en Venezuela, esta oposición con la complicidad de Estados Unidos también pretendió en abril de 2002, mediante un Golpe de Estado, imponer por la fuerza de las armas sus designios contra la Revolución Bolivariana. El grado de involucramiento de Estados Unidos en la asonada golpista se describe con alguna precisión, en el ensayo escrito por Wayne Madsen y Richard Bennet el 19 de abril de 2002 bajo el título U. S. returns to bad ways in Venezuela. Allí los autores describen la complicidad estadounidense en el Golpe de Estado contra Chávez, con los siguientes datos:
 
1.       Previo al desplazamiento del Grupo de Combate encabezado por el Portaviones de la Segunda Flota localizada en Norfolk, Virginia, ¨George Washington¨ (conocido también como CVN 73), se llevaron a cabo labores de apoyo al Golpe de Estado de abril de 2002 contra el gobierno encabezado por el Presidente Hugo Chávez Frías. Dicho apoyo se dio dentro del marco del desarrollo de ejercicios COMPTUEX (¨Composite Training Unit Excercise¨) y JTFX (¨Joint Task Force Excercise¨), ejercicio intermedio y ejercicio final desarrollado en el Caribe y en gran medida coordinado desde la anterior Base Naval de Roosevelt Roads en Puerto Rico,
 
2.       El apoyo incluyó la interferencia de comunicaciones y señales de inteligencia. A través del ¨US Navy SIGNIT¨ (¨Signal Intelligence¨), los buques estadounidenses estuvieron pendientes de las comunicaciones desde y hacia Cuba, Libia Irán e Iraq a través de sus misiones diplomáticas en Caracas.
 
3.       La participación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en el proceso golpista le fue comunicada al Presidente George Bush durante su estadía en Perú y El Salvador como parte de la gira que realizó a dichos países en marzo de 2002.
 
4.       La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), apoyó el Golpe de Estado. Para ello utilizó personal adscrito al ¨Joint Interagency Task Force-East¨ (JITF-E) del Comando Sur. Esta  fuerza de tarea se encontraba localizada en Cayo Hueso, Florida. La participación se dio mediante el uso de lingüistas especialistas en español y operadores en intercepción de comunicaciones y señales. También se dio la participación de personal de comunicaciones e inteligencia localizados en la Base Naval de Sábana Seca en Puerto Rico, conocida como ¨Grupo de Seguridad Naval de Sabana Seca¨, y del Centro Regional Operacional de Seguridad (RSOC) localizado en Medina, Texas.
 
5.       Desde la porción Este de Colombia, personal contratado por la Agencia Central de Inteligencia y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos utilizadas en dicho país en operaciones anti narcóticos, se proveyó apoyo logístico a lo largo de la frontera con Venezuela desde el aeropuerto de Marandúa. Aviones de patrullaje de la ¨Forward Operation Location¨ (FOL) entonces localizada en Manta, Ecuador, proporcionaron apoyo en inteligencia a las operaciones.
 
6.       El portaviones ¨George Washington¨ (CVN73) se mantuvo desarrollando ejercicios navales en el Polígono Externo de Vieques, (¨Outer Range¨) del ¨Atlantic Fleet Weapons Training Facility¨ (AFWTF), coordinado desde la Estación Naval de Roosevelt Roads en Puerto Rico Estos buques se mantuvieron en alerta ante la eventualidad de evacuar ciudadanos estadounidenses del territorio venezolano. Entre los buques que formaban parte del Grupo de Combate del USS George Washington se encontraban los destructores USS Barry, USS Laboon, USS Mahan y USS Arthur W. Radford. En algunos de estos buques se mantenían a bordo unidades de inteligencia y señales en apoyo a las unidades de Operaciones Especiales y de Inteligencia desplegadas en tierra desde territorio colombiano en respaldo a los golpistas.
 
7.       La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos  proveyó apoyo a personal del Grupo de Operaciones Especiales bajo el mando de un Teniente Coronel del Comando de Operaciones Especiales del Fuerte Bragg, Carolina del Norte. Estos habían estado en Venezuela desde el año 2001. Pertenecían al ¨US Special Operations Intelligence Support Activity¨ (ISA). Se indica que hicieron contacto con altos mandos de la Fuerza Armada de Venezuela incluyendo al General Lucas Rincón, Vice Ministro de Seguridad; con el General Luis Camacho Kairuz y con empresarios y líderes sindicales de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, entre otros. Se indica que las conversaciones con líderes de la CTV comenzaron desde el verano anterior en las refinerías de Maracaibo. Una de las personas reclutadas por la CIA fue el presidente de FEDECAMARAS.
 
8.       El Golpe también recibió el apoyo del ¨Special Operations Phycological Warfare (PSYOP´S), provenientes del Fuerte Bragg, Carolina del Norte. Estos manejaron los anuncios de TV a nombre de políticos y empresarios venezolanos precipitando la crisis al ordenar disparar contra los que protestaban en Caracas. Técnicos en guerra electrónica bloquearon las comunicaciones de los teléfonos celulares y frecuencias de radio entre Caracas y las ciudades del interior en coordinación con el Batallón de Inteligencia ¨General de Brigada Andrés Ibarra¨ del Alto Mando de la Fuerza Armada de Venezuela.
 
Durante el pasado año, tras el fracaso de la oposición en las pasadas elecciones presidenciales, inconformes con la profundización del proceso revolucionario en Venezuela, y habiendo fracasado además, los esfuerzos que desde Colombia pretendían llevarse a cabo en la guerra económica contra Venezuela, la opción de la oposición política fue promover un levantamiento popular. Utilizando agentes provocadores, delincuentes y personas afines a sectores económicos que les sostienen, la llamada oposición, que no se atiene al resultado de los procesos electorales llevados a cabo en el país, desataron durante el pasado año una serie de acciones violentas. Tales acciones conllevaron enfrentamientos en los cuales perecieron más de cuarenta ciudadanos y oficiales de orden público,  cientos de ciudadanos y funcionarios resultaron heridos y se provocaron incalculables daños materiales como resultado de la destrucción y quema de facilidades públicas.
 
Contrario al fin perseguido por la oposición venezolana con sus acciones, lejos del gobierno optar por el uso de mecanismos represivos extremos que sirvieran de excusa para acusar con éxito al gobierno de actuar al margen de la legalidad y la institucionalidad democrática del país, la respuesta del Estado fue la de convocar la oposición a una mesa de diálogo. En ella el Presidente Nicolás Maduro propuso a la oposición que, en conjunto con los demás sectores políticos, religiosos y sociales, se sentaran junto al gobierno en un diálogo abierto dirigido a atender sus demandas y a la búsqueda de soluciones de consenso.
 
La negativa de los sectores más recalcitrantes de esa llamada oposición a compartir en esa mesa de diálogo la búsqueda de alternativas a la situación política, deslegitimó sus reclamos ante el propio pueblo venezolano, contribuyendo a que el gobierno del Presidente Nicolás Maduro consolidara su posición ante la inmensa mayoría del país.
 
Fracasado este nuevo intento, Estados Unidos promovió en diciembre de 2014 la aprobación por parte de su Congreso de la llamada ¨Ley en Defensa  de los Derechos Humanos y la Sociedad Civil en Venezuela¨. Esta Ley vino acompañada con nuevos planes desestabilizadores contra el gobierno constitucional en Venezuela. Entre ellos cabe destacar cómo se articuló una nueva intentona golpista, la cual fuera frustrada los organismos de seguridad del gobierno venezolano el 12 de febrero de 2015. La planificación del  Golpe de Estado incluía la eliminación física de altos funcionarios del gobierno venezolano, a saber: el presidente Nicolás Maduro, el líder de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello; la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena; el alcalde del Municipio Libertador del Distrito Capital, Jorge Rodríguez y el gobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami.
 
Los golpistas contaron con la participación de más de una decena de oficiales de la rama aérea de la Fuerza Armada de Venezuela. Algunos fueron arrestados antes de que se pusiera en desarrollo la actividad golpista, mientras otros lograron evadir las órdenes de arresto huyendo del país,  y otros sencillamente permanecen hasta ahora ocultos o sin que aún se haya detectado su participación en la intentona. El Golpe de Estado incluía la voladura desde el aire con aviones de combate, de diferentes objetivos y estructuras vinculadas con el gobierno, incluyendo TeleSur.
 
Otro peldaño en esta conspiración para derrocar al gobierno venezolano ha sido la inclusión de referencias específicas por parte de Estados Unidos a Venezuela en la recientemente aprobada ¨Estrategia Nacional de Seguridad¨ de Estados Unidos. La misma fue dada a conocer por la Casa Blanca el pasado mes de febrero de 2015. En ella presentan las perspectivas del gobierno estadounidense en materia de seguridad nacional para el próximo quinquenio.
 
Indica el documento que uno de los énfasis en materia de seguridad de parte de Estados Unidos para dicho período se encuentra procurar asegurar su poder e influencia en el mundo. Mantener una fuerte capacidad militar, señala el documento, es la roca sobre la cual se sostiene la seguridad nacional de Estados Unidos.
 
El informe no vacila en afirmar que, en materia de seguridad, Estados Unidos se guiará por consideraciones ¨selectivas¨ en cuanto al uso de la fuerza. Señala que si bien el uso de la fuerza no sería su primera opción, ¨en ocasiones, esa será la opción necesaria.¨ Así las cosas, como parte de tal ¨estrategia nacional de seguridad¨, Estados Unidos utilizaría la fuerza, incluso de manera unilateral, si así lo considera necesario.
 
Se trata de un pronunciamiento que realmente no debería sorprendernos, ya que no es nuevo en la historia de Estados Unidos como nación imperial. De hecho, en escenarios que todos conocemos, desde la ocurrencia de la Guerra Hispano-cubana-americana de 1898 al presente, hemos observado el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos en sus planes de expansión desde sus fronteras continentales hacia el resto del  mundo. Más aún, desde la segunda mitad del siglo pasado, cuando Estados Unidos asume el papel hegemónico imperialista a escala global y hasta el presente, el uso unilateral de la fuerza se documenta en conflictos bélicos como los de la Guerra de Vietnam; en sus intervenciones en América Latina y el Caribe en escenarios como Granada y Panamá; en sus operaciones militares como las desarrolladas en Asia y el Medio Oriente; hasta más recientemente, junto con la OTAN y la Unión Europea, en múltiples conflictos en Europa, Asia Central y África.
 
En el caso de la República Bolivariana de Venezuela, la ¨estrategia de seguridad nacional¨  de Estados Unidos plantea la disposición jugar un rol injerencista por parte de dicho país contra esta nación hermana bajo el supuesto de que la democracia en la Patria de Bolívar y Chávez se encuentra en riesgo.
 
Detrás de dicho discurso, sin embargo, se esconden dos grandes verdades: (a) a pesar de ellos, la Revolución Bolivariana iniciada por el Comandante Hugo Chávez Frías continua su proceso de transformación de la estructura económica, política y social en Venezuela; (b) Venezuela sigue siendo un referente esperanzador para las reivindicaciones populares y para el ejercicio de los derechos soberanos de los pueblos del resto de América Latina y el Caribe.
 
No deja de sorprendernos, sin embargo, que sea Estados Unidos el mismo país donde cada semana sale a relucir el asesinato de alguna persona de la raza negra en manos de la policía, sencillamente porque es negro o es pobre; el mismo país donde se arranca de sus manos a los hijos de padres inmigrantes indocumentados a los cuales se les deporta, separándolos de sus hijos nacidos en territorio estadounidense; el mismo país donde más de 40 millones de sus ciudadanos no gozan del derecho o del acceso a la salud como derecho humano fundamental, donde su gobierno ha sido incapaz de proveer un sistema de salud universal para su población; el mismo país que procurando imponer su sistema de vida a otras naciones ha promovido conflictos armados que a su vez han provocado la muerte de cientos de miles de personas y el desplazamiento de las zonas de conflicto a millones más como refugiados; el mismo país donde se ha señalado que un candidato a la presidencia es capaz de secuestrar la voluntad de los electores, manipulando el proceso electoral para reelegirse presidente; sea el país que hoy pretende darle lecciones de democracia y derechos humanos a Venezuela.
 
La reciente determinación del Presidente Barack Obama aprobando el pasado 9 de marzo una Orden Ejecutiva dirigida incluir a Venezuela dentro del listado de países donde se alega se han erosionado los derechos humanos; donde alega se persigue a los oponentes y se atenta contra las organizaciones de la sociedad civil; donde se alega que se recorta la libertad de prensa; donde se alega que se producen violaciones a los derechos humanos y abusos contra los oponentes anti gubernamentales que llevan a cabo protestas, produciéndose arrestos y detenciones; oculta con toda deliberación que precisamente en Venezuela, primero bajo el gobierno de Chávez y ahora el de Nicolás Maduro, es cuando mayor respeto a los derechos humanos ha habido, con una ampliación sin precedente de la democracia como manifestación participativa del pueblo en la toma de decisiones. Las expresiones contenidas en dicha Orden Ejecutiva constituye un ejemplo de lo que significa la soberbia imperialista.
 
 Obama destaca en su Orden Ejecutiva alegadas situaciones de corrupción política dentro del Estado venezolano como si Estados Unidos estuviera vacunado contra este mismo tipo de señalamiento en sus ejecutorias. Más aún, acusa a funcionarios del gobierno de Venezuela de actos de corrupción mientras guarda silencio y nada señala sobre la corrupción y violaciones sistemáticas de derechos humanos en países que a su vez son sus socios, como es el caso de México, que es precisamente su vecino del sur; o como es el caso de muchas de sus monarquías aliadas en el Medio Oriente y el Estado de Israel. No podemos olvidar tampoco en materia de derechos humanos, las lecciones que Estados Unidos ha dado al mundo con los abusos cometidos por su personal  militar en prisiones como Abu Ghraib en Iraq; o en la prisión que Estados Unidos mantiene en la Base Naval de Guantánamo; o las propias denuncias hechas en informes hechos públicos parcialmente por su gobierno sobre el uso de la tortura contra prisioneros capturados bajo el palio de ser considerados ¨combatientes enemigos¨.
 
La Orden Ejecutiva de Obama del pasado 9 de marzo identificando a varios funcionarios del gobierno venezolano, particularmente miembros destacados de la Fuerza Armada y sus servicios de inteligencia, como personas que violan derechos humanos en Venezuela, va dirigida a estigmatizar los mismos haciéndoles responsables de antemano por decisiones futuras que deban ser tomadas en aras de proteger la seguridad del Estado. Se trata de funcionarios que han desempeñado un papel clave en el proceso de desarticular las iniciativas de Golpe de Estado promovidas por la oposición interna en Venezuela. Inculpar a tales funcionaros en estos momentos aplicándole las sanciones contempladas en la Orden Ejecutiva no cumple otro propósito que deslegitimar, desde ahora, sus investigaciones e intervenciones con elementos que promueven la desestabilización del país procurando presentarlos como víctimas de la represión y no como victimarios del proceso político democrático en Venezuela.
 
La inclusión de éstos funcionarios en dicha lista tiene, además, el propósito de desacreditarlos ante la comunidad internacional, a la vez que producir un efecto inhibidor en otros dirigentes y funcionarios venezolanos que hoy laboran, desde múltiples instancias de la seguridad nacional venezolana, defendiendo su patria contra la intervención extranjera en sus asuntos internos.
 
Finalmente, la Orden Ejecutiva persigue, también, establecer un marco conceptual anticipado para el establecimiento de sanciones económicas futuras contra la República Bolivariana de Venezuela.  Como en los casos de Siria, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán y antes en Ucrania, por solo mencionar algunos ejemplos, ése ha sido el patrón seguido por Estados Unidos con el único y deliberado propósito de afectar sus economías, generar conflictos armados internos y violentar su soberanía nacional en aras de preservar los intereses globales de dicho país.
 
Como podemos observar, la política delineada por Estados Unidos hacia Venezuela promueve un proceso escalado de intervención en sus asuntos internos. Ante el hecho de que al presente Venezuela ha logrado frustrar los intentos llevados a cabo para echar abajo su gobierno, nuevas y más agresivas medidas se seguirán tomando por Estados Unidos, todas ellas a partir de una misma estrategia injerencista.
 
Es por esto que es importante el llamado hecho a todos los pueblos  de América Latina y el Caribe a perseverar en la lucha por la defensa de su soberanía nacional y el derecho a por sí mismos, sin intervenciones extranjeras de clase alguna, construir su futuro en paz. En momentos en que sobre el hermano pueblo venezolano se amplía el peligro de una escalada en la intervención imperialista con sus asuntos internos, se nos impone la obligación de  ser solidarios con el pueblo venezolano, con su gobierno y con su revolución. Es necesario levantarnos y expresar nuestra voz de rechazo a los intentos golpistas, desestabilizadores, injerencistas y violatorios de la soberanía nacional de Venezuela, tanto en el caso de aquellos que fueron llevados a cabo en el pasado como hoy frente a aquellos en pleno desarrollo en la patria de Bolívar. Tras el proyecto revolucionario venezolano está la esperanza de toda América Latina.
 
11 de marzo de 2015
 
https://www.alainet.org/en/node/168143?language=en
Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS