Cinco estudios científicos sobre las consecuencias de los transgénicos y sus agroquímicos en la salud

04/10/2012
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Exponemos cinco de los estudios más serios realizados en el mundo sobre transgénicos y agroquímicos. Mientras, hay al menos 22 nuevos cultivos genéticamente modificados formando fila para pedir su aprobación en Paraguay, además de la soja y el algodón ya liberados. 
 
Se profundizó el debate sobre los transgénicos, con sectores que los rechazan rotundamente y otros  que aseguran su no toxicidad. Mientras, hay al menos 22 nuevos cultivos genéticamente modificados formando fila para pedir su aprobación en Paraguay, además de la soja y el algodón ya liberados. En esta nota repasamos lo que nos dicen cinco investigaciones difundidas sobre el tema.
 
1-Paraguay: Stela Benítez Leite
 
Desde su cátedra de Pediatría de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), la médica y docente paraguaya Stella Benítez Leite realizó dos pesquisas, una en el Hospital Regional de Encarnación y otra en el barrio Los Naranjos de Ñemby.
 
En la primera, ella y su equipo indagó por un año(2006-2007) la realidad de madres embarazadas que llegaban a ser tratadas en el hospital central del segundo departamento más sojero de Paraguay, Itapúa. El trabajo concluyó que aquellas embarazadas que viven en un radio de un kilómetro en torno a campos fumigados de soja, tienen el riesgo de que sus fetos/bebés sufran malformaciones.
 
En el segundo estudio, el mismo equipo investigador quiso indagar qué posibles daños registraban niños y niñas potencialmente expuestos a pesticidas en el ambiente. Para eso extrajeron muestras celulares de manera comparativa, por una parte de alumnos y alumnas de la escuela San Pedro y San Pablo, lindante a la empresa de agroquímicos Chemtec SAECA, y por otra de población estudiantil de la escuela Rita Surroca, a 5,5 km de distancia de la misma fábrica.
 
Como resultado, hallaron que aquellos niños y niñas de San Pedro y San Pablo tenían mayor probabilidad de sufrir desórdenes celulares/genéticos, situación de riesgo para contraer enfermedades como el cáncer y otras degenerativas como diabetes e hipertensión.
 
2-  Paraguay: José Luis Insfrán
 
El docente titular de Semiología Médica de la carrera de Medicina de la UNA, José Luis Insfrán,realiza periódicamente monitoreos con sus alumnos y alumnas en el Hospital-Escuela de Clínicas. Últimamente están investigando sobre el aumento de pacientes con enfermedades hemato-oncológicas (leucemias y linfomas no Hondking), provenientes de departamentos donde se realizan fumigaciones en cultivos transgénicos.
 
Insfrán explica que cada año 210 pacientes nuevos son atendidos en el hospital por esas enfermedades, que vendrían a ocupar permanentemente 3 de cada 10 camas disponibles. Los enfermos y enfermas de 10 a 15 años atrás se siguen tratando y llegan los nuevos, dice, y empiezan a desbordar la capacidad de atenderlos/as. Así las cosas, la situación cobra magnitud  de problema de salud pública nacional.
 
Hace 10 años, estas enfermedades ocupan el 17º puesto en las principales causas de muerte en el país, ahora ocupan el 3º, y el año que viene ocuparía el 2º, entre los otros tipos de cáncer, como del pulmón y del cuello uterino.
 
3-Argentina: Andrés Carrasco
 
Luego de 15 largos años de investigaciones, el doctor Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología Molecular del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Ténicas (CONICET), de Argentina,  publicó en 2010 sus investigaciones.
 
Tras experimentar en animales y anfibios con la misma mecánica embrionaria y desarrollo genético que el ser humano, Carrasco concluyó que el herbicida glifosato, producto estrella de la soja y la mayoría de los cultivos transgénicos del Cono Sur, genera desórdenes en el embrión humano, pudiendo provocar malformaciones y abortos no deseados.
 
Como es visible, Benítez Leite con sus métodos y Carrasco, con los suyos, llegaron a una misma conclusión: los agroquímicos utilizados en los cultivos transgénicos, principalmente de soja, generan daños en la salud reproductiva y ponen en peligro la vida de los bebés, cuando sus madres están expuestas a ambientes de fumigación.
 
4-Canadá: Aziz Aris y Samuel Leblanc
 
Siguiendo con los estudios de nuestro continente americano, viajamos hasta la ciudad canadiense de Quebec, en cuyo poblado de Sherbrooke existe un hospital y escuela del mismo nombre. En él  trabajan los médicos y docentes Aziz Aris y Samuel Leblanc, de los departamentos de Obstetricia y Ginecología, quienes investigaron la exposición de mujeres no embarazadas y mujeres embarazadas con sus fetos a los agroquímicos.
 
Específicamente el trabajo analizó la exposición a los herbicidas glifosato y glufosinato, y la toxina Bt, esta última incorporada en varios cultivos transgénicos como el maíz o el algodón. En la investigación se volvió a comprobar sobre los efectos del glifosato y el glufosinato en el feto humano: riesgo de malformaciones congénitas y complicaciones en el buen desarrollo del mismo en la placenta.
 
Sim embargo, lo más revelador de este estudio de principios de 2011 es su otro resultado, que nos habla de que la toxina Bt se encontró en la sangre del 93% de las mujeres embarazadas, en  el 80% de los fetos y en el 69% de las mujeres no embarazadas.
 
Se trata de tal vez de la primera investigación que nos muestra que las toxinas de los transgénicos pueden llegar a nuestro organismo a través de la dieta, por lo que sus consecuencias no solamente están relacionadas a las fumigaciones con los agroquímicos que usan.
 
El estudio hace un llamado de alarma sobre la dificultad del estómago humano de deshechar esta toxina, que pudo haber llegado a los organismos estudiados -dice- a través del consumo en la dieta de carne vacuna contaminada (el ganado industrial se alimenta a base de forrajes con maíz transgénico Bt).
 
La pregunta es qué pasa cuando los seres humanos -no a través de las vacas-  consumimos directamente el maíz transgénico Bt.
 
5-Francia: Gilles-Eric Seralini
 
Lo que saltó a partir de la difusión del estudio de médicos franceses de la Universidad de Caen, Normandía (Francia), tras dos años de investigaciones con ratas, sacudió al mundo entero, y puso en duda y debate la inocuidad de los alimentos transgénicos.
 
De paso, reforzó lo comprobado por todos los anteriores estudios expuestos en este artículo. El trabajo estuvo comandado por Gilles-Eric Seralini, cuyo equipo alimentó a un grupo de ratas con el maíz transgénico NK 603 de la empresa Monsanto, resistente al glifosato; a otro le dio agua con el herbicida glifosato y a otro grupo alimentó con maíz no transgénico.
 
Tumores, deterioro del hígado y los riñones y reducción de la expectativa de vida fue lo que saltó a la vista –en mayor porcentaje– en aquellos roedores que se alimentaron con el maíz de Monsanto o consumieron el agua con glifosato. Esto demuestra que tanto el maíz transgénico NK603 como el glifosato son perjudiciales para la salud.
 
VER MÁS EN:
 
-“Malformaciones congénitas asociadas a agrotóxicos” http://www.baseis.org.py/base/h_documentos.php?pagina=2
 
-“Daño celular en una población infantil potencialmente expuesta a pesticidas” http://www.baseis.org.py/base/h_documentos.php
 
 
 
 
 
https://www.alainet.org/en/node/161655
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