Lucha por reconstruir la organicidad política popular 1999-2009
16/06/2011
- Opinión
A modo de introducción
El Salvador, país centroamericano con casi 6 millones de habitantes posee una extensión territorial de 21.041 km2 configurados en 14 departamentos y un aproximado de 2 millones 100 mil pobladores concentrados en la capital y municipios conurbanos.
Después de los acuerdos de Paz en enero de 1992 firmados por los actores políticos en conflicto (Gobierno de la república y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) dieron apertura al gran reto que debían asumir las fuerzas insurgentes como organización política. Fue el capítulo inédito de la historia salvadoreña convocar a elecciones abiertas para que ex guerrilleros participaran en la disputa electoral, con muchas trabas, limitantes y sin andamiaje institucional, sin embargo en 1994, un par de años después ingresaban a la contienda en el campo político para competir con el candidato más fuerte de la Alianza Republicana Nacionalista-ARENA- Armando
Calderón Sol.
A partir del triunfo de ARENA antes y durante los Acuerdos de Paz en el periodo de 1989 a 1994 y hasta el 2009 cuatro miembros del partido presidieron el poder ejecutivo nacional (Alfredo Cristiani, Armando Calderón Sol, Francisco Flores, Elia Antonio Saca González) y sumaron 20 años de libre mercado, neoliberalismo, achatamiento del Estado, casi nula política social dirigida a los desprotegidos, reorganización del ejército y la policía, firma de acuerdos e instauración de la academia de la Interpol para capacitar y monitorear el país, en especial los movimientos sociales, firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, ingreso del país a la figura orgánica del Triángulo del Norte a fin de obtener apoyo logístico en la política de seguridad que el gobierno norteamericano ha instaurado con el Plan Puebla Panamá inicialmente ahora conocido como Plan Mérida, cuyo propósito es criminalizar las protestas populares, desestructurar a los gremios sindicales, organizaciones campesinas y movimientos populares que obstaculizan la vía para instaurar de forma definitiva el modelo económico depredador de la economía nacional.
Los movimientos sociales que apoyaron la lucha insurgente en el país y de características de organicidad masiva, redes de colaboración fluidas con la guerrilla y gestores de acciones colectivas en zonas urbanas que atendían frente de luchas contra medidas focales y represivas se vieron forzados a reestructurar su organicidad, re direccionar su lucha a ámbitos más específicos y ordenar los frentes dirigenciales a fin de ser más efectivos en sus demandas, coordinar los esfuerzos en un ambiente reductor de la confrontación armada y la acción directa; asimismo elaborar el cuadro de demandas de acuerdo a la capacidad reactiva y organizacional de cada frente y rediseñar las herramientas de divulgación, comunicación, movilidad y desplazamientos en un “orden” jurídico desfavorable por contar en su contra con los medios de información y cuadro de leyes coactivas que cegaban las intenciones reivindicativas , la fácil estigmatización de guerrilleros urbanos o desconocimiento de los Acuerdos de Paz recién institucionalizados, que en su esencia dejó muchas asignaturas pendientes.
- Robinson Salazar P. es Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa / México y Director de www.insumisos.com
- Rudis Yilmar Flores Hernández es Profesor investigador de la Universidad de El Salvador, Centroamérica, Núcleo San Miguel, Área Sociología
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