Sospechosos fusiles de EE.UU. en Argentina
A qué… o a quién pensaban apuntarle?
02/04/2011
- Opinión
Sin resonancias historiográficas. Sin invocaciones periodísticas. Sin especulaciones. Sólo una pregunta, la del título. Para que los argentinos lo pensemos y para que nuestras autoridades lo investiguen.
Qué hubiese sucedido, qué hubieran dicho los organismos de seguridad y los grandes medios de comunicación de Estados Unidos, si la policía de un aeropuerto de Nueva Jersey, por ejemplo, hubiese encontrado dos fusiles automáticos con miras telescópicas en el baúl de un auto de un ciudadano “sudaca” (ni hablar en caso de haber sido árabe) que se presenta como diplomático, sin poder probarlo.
Y qué imaginan ustedes acerca del probable desencadenamiento de los hechos, si la embajada en cuestión no hubiese podido justificar los hechos y hubiera presentado documentos vencidos.
Sería poco serio apelar a especulaciones. Debemos dejar de lado toda resonancia de múltiples pasados fusileros de misteriosos personajes estadounidenses con coberturas diplomáticas, y fuera de sus fronteras. Pero sería irresponsable no pensar en ello e imperdonable que las investigaciones oficiales no lleguen hasta las últimas consecuencias.
Al cierre de esta edición, la mejor información la había brindado el diario Tiempo Argentino, de Buenos Aires, texto que APM reproduce a continuación.
La embajada de los Estados Unidos pidió el miércoles a última hora la autorización para ingresar al país dos armas de fuego. Una de ellas es la carabina Browning 325 que el 23 de marzo fue secuestrada por dos agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria en San Fernando. Dicho de otro modo, la representación extranjera intentó resolver el conflicto que generó la requisa de un arma no declarada en un auto con patente diplomática, intentando poner en regla casi un año más tarde la documentación del fusil.
Lo que el “contratista” de la embajada estadounidense no les dijo a los uniformados de la PSA es que la autorización para portar las armas que había recibido cuando ingresó al país había vencido el 18 de junio de 2010, y que la Argentina le había negado la extensión del permiso. El 20 de marzo de 2010, Matthew Steven Hankins entró al país con una escopeta Benelli calibre 12 y una carabina Browning calibre 325. La escopeta no fue hallada en el BMW. El otro fusil secuestrado es un Tikka T3 calibre 300 que habría sido comprado a un argentino.
Trascendió que la embajada habría informado a la Cancillería sobre el incidente ocurrido en el ingreso del Aeropuerto de San Fernando hace nueve días. Sin embargo, Tiempo Argentino pudo comprobar que la comunicación oficial no existió a pesar de que la agregada de prensa diplomática, Shannon Farrell, intentó bajar el tono al caso.
El permiso otorgado a Hankins por la Argentina para el ingreso de dos armas de su propiedad al país venció el 18 de junio de 2010.
El “contratista” estadounidense pidió la extensión temporaria y alegó que estaba trabajando para la embajada de los Estados Unidos y que estaba tramitando la radicación ante migraciones.
El Registro Nacional de Armas (RENAR) no accedió al pedido e intimó a Hankins a entregar los fusiles al organismo estatal encargado del registro de armas de fuego y de entregar los permisos para la tenencia y portación.
La falta de respuesta del estadounidense determinó que se inicie un sumario administrativo. En resumen, Hankins sumaba varias irregularidades.
Fuentes judiciales anticiparon que la semana próxima podría haber novedades en la causa radicada en el juzgado de Conrado Bergesio por la violación del artículo 189 bis del Código Penal, que prohíbe la posesión, el uso y el transporte de armas, municiones y explosivos sin el permiso correspondiente y la documentación que acredite la titularidad. El precio de este fusil usado ronda los 2500 dólares.
El segundo rifle –Tikka T3– está inscripto en el RENAR a nombre de Germán Darío Balegno, quien presuntamente le habría vendido el arma a Hankins. Sin embargo, el trámite de transferencia obligatorio no fue completado.
Había un detalle en el que el “contratista” estadounidense no mintió. Efectivamente contaba con visa diplomática como funcionario administrativo de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina. Sin embargo, al momento del ingreso al país, Hankins no invocó su calidad y realizó el trámite por el fusil Browning y la escopeta Benelli como un ciudadano común.
En el gobierno nacional mantuvieron silencio en torno al caso. “Es un tema judicial”, respondió a este diario un funcionario cercano a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, los detalles del incidente del pasado 23 de marzo fueron seguidos con atención.
Los fusiles fueron secuestrados por dos agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria durante un control de ingreso y egreso al Aeropuerto Internacional de San Fernando el 23 de marzo. Steven Matthew Hankins manejaba un BMW con patente PA-6837.
Ante el pedido de los uniformados, el ciudadano estadounidense se negó a abrir el baúl amparándose en la inmunidad diplomática que, en ese momento, no pudo documentar.
Entonces, uno de los efectivos observó que en el asiento trasero del vehículo había dos fundas de tela similares a las utilizadas para proteger armas de caza y se comunicaron con el jefe de turno, quien se hizo cargo del operativo. Los rayos X demostraron que se trataba de dos fusiles con mira telescópica, junto a unas 30 balas.
Puede que el ciudadano estadounidense no lo sepa, pero la ley argentina obliga a llevar las armas de fuego descargadas, separadas de la munición y guardadas para evitar que puedan ser identificadas a simple vista.
El presunto mecánico de aviones intentó explicar con “un idioma español precario” (así figura en las actas de la PSA) que las utilizaba para cazar pero que había olvidado los papeles en su domicilio de la Ciudad de Buenos Aires.
Inmediatamente, el jefe de turno informó del altercado al juzgado de Bergesio, desde donde se ordenó tomar fotografías tanto de las armas como del vehículo. Lo que llamó la atención fue la aclaración de que nadie le tome una fotografía a Hankins, por lo que ni el juzgado ni la PSA cuentan con una imagen de la cara del infractor.
Durante el transcurso de la tarde de ese miércoles, el RENAR informó al secretario del juzgado que sólo una de las dos armas de fuego estaba registrada.
Inicialmente había trascendido que los fusiles habían sido devueltos al “contratista” de la embajada de los Estados Unidos, pero este diario pudo confirmar que continúan en custodia de la justicia argentina hasta determinar cómo avanzará la causa. En concreto, el fiscal Sebastián Basso deberá decidir si le pide al juez la imputación de Hankins por tenencia y portación ilegal de armas de fuego, un delito penado con prisión de uno a cuatro años y una multa de entre 1000 y 10 mil pesos.
APM | Agencia Periodística del Mercosur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
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