Reflexiones sobre China y el cambio climático camino a Cancún
22/12/2010
- Opinión
Cuando preparaba un artículo para un público de Estados Unidos, un colega estadounidense me hizo varias preguntas muy buenas en relación a China y el cambio climático. Lo que sigue son mis respuestas personales a estas preguntas en mi calidad de investigadora independiente de China.
¿Qué piensa usted qué compromisos espera el pueblo chino que asuma la delegación estadounidense en Cancún? ¿Cuáles son los principales objetivos de la delegación china aquí en Cancún?
Los chinos esperan que Estados Unidos honre la Convención y el Plan de Acción de Bali, que el gobierno de Estados Unidos firmó. No debemos olvidar que la CMNUCC en su Art. 3.1 especifica que los países industrializados deben liderar la lucha contra el cambio climático.
El pueblo chino se pregunta si Estados Unidos dejará de utilizar a China como excusa para su propia inacción tal como se expresa claramente en una carta abierta que han firmado académicos y grupos ecologistas chinos. http://campaigns.item.org.uy/?q=en/node/1978
“ aquí queremos enfatizar que China no es ni debe seguir sirviendo de excusa para la inacción continuada de Estados Unidos, especialmente en la medida en que China está avanzando con esfuerzos serios. Estados Unidos, que es el país más rico del mundo y el mayor contaminador histórico del planeta, debe cumplir con sus obligaciones en el marco de la CMNUCC y el Plan de Acción de Bali. Exigimos a Estados Unidos que respete y contribuya al proceso de Naciones Unidas, en vez de socavarlo y transformarse en escudo para que detrás suyo se oculten otros países del Anexo 1.
A pesar de la retórica del Presidente Obama que habla de un compromiso constructivo sobre cambio climático, Estados Unidos sigue siendo el único país del Anexo 1 que no ha ratificado el Protocolo de Kioto. No ha establecido una legislación nacional efectiva sobre el clima y ha ofrecido asumir compromisos de reducción muy insignificantes para 2020 –apenas del 3 al 4% por debajo de los niveles de 1990. Y por el contrario, ha buscado distraer la atención respecto de sus omisiones, en parte centrando la atención en China, a pesar de que su retraso en muchas medidas de reducción de emisiones es mucho mayor que el de China, tal como explicáramos antes”.
La reciente petición 301 realizada por el Sindicato de Trabajadores del Acero estadounidense que pone en entredicho las políticas chinas de energías renovables, apuntaló la impresión de buena parte de la opinión pública china de que Estados Unidos no tiene una preocupación real por el clima, y que solo lo usa como herramienta para hostigar a China cuando lo considera conveniente. La inconsistencia de la política del clima y del comercio estadounidense es demasiado obvia para ser ignorada.
En Bali, se le solicitó a Estados Unidos que “liderara o dejara de obstruir el camino”. Para ser justos, debemos reconocer que el gobierno de Bush dio un paso al costado y permitió que el mundo avanzara con el Plan de Acción de Bali. Ahora es tiempo, una vez más, de pedirle que “deje libre el camino si no puede liderar”. Los últimos dos años del Presidente Obama, y especialmente la elección legislativa realizada a mitad de mandato, ponen en evidencia que Estados Unidos no se asumirá compromisos en materia de cambio climático (y menos aún un papel de liderazgo), por lo menos en los próximos tiempos. El gobierno estadounidense debe ser honesto y reconocer que no puede liderar, no en este momento, y debe dejar libre el camino para permitir que el resto del mundo avance en la implementación del Plan de Acción de Bali. La arquitectura global del clima y la ambición mundial son más importantes que cualquier pretensión de liderar que se quiera presentar ante la opinión pública nacional.
¿Cuáles son los objetivos más flexibles (las que se pueden negociar) y cuáles son los más firmes (las que no se pueden negociar)?
El principio de la “responsabilidad común pero diferenciada” es muy importante para la población china. Los que han visitado Beijing y Tianjin pueden tener la impresión de que China ya es un país desarrollado. La alta concentración de riqueza en las ciudades y un desarrollo no equilibrado tienden a producir en la gente esa ilusión. Sin embargo, como persona que también trabaja en temas agrícolas, visito de manera rutinaria poblados que no tienen agua corriente. Por ejemplo, el pasado mes de agosto, visité a un amigo que es productor orgánico en la provincia de Hubei, en el condado de Hengshui, que queda a sólo 3 horas en tren de Beijing. Este poblado cuenta con agua potable pero sólo una vez cada 5 días. Esto es lo que significa para mí el “derecho al desarrollo”: algún día mi amigo productor rural podrá y deberá tener agua en su canilla todo el tiempo. En una carta abierta al gobierno de China http://campaigns.item.org.uy/?q=en/node/1975), ONG ecologistas y académicos chinos solicitan al gobierno que defienda con firmeza el principio de la “responsabilidad común pero diferenciada” en las negociaciones internacionales.
En el plano de las políticas nacionales, le solicitan al gobierno que tome medidas más concretas para reducir el consumismo y el rápido aumento de emisiones en algunas áreas urbanas que se han desarrollado a gran velocidad: incluyendo un impuesto más alto al combustible, una política de precios escalonados para la electricidad, el establecimiento de metas de reducción de emisiones absolutas para las áreas desarrolladas y con altos niveles de emisión, etc. También piden al gobierno que fortalezca la cooperación Sur-Sur en materia de intercambio de tecnología y cooperación, mitigación y adaptación, planificación de desarrollo bajo en carbono, etc, y que aumente el financiamiento y el apoyo tecnológico a los países menos adelantados. En esencia, le piden al gobierno que defienda el principio de “responsabilidad común pero diferenciada” en las negociaciones internacionales, y que lo ponga en práctica tanto en sus políticas nacionales como internacionales. Todo esto no es sólo para beneficio de China sino en el mejor interés de todo el mundo en desarrollo. El público chino espera y exige a la delegación china que juegue un papel fuerte y constructivo en la defensa de los intereses del G77.
El gobierno chino también ha dejado claro que no aceptará que se vincule el financiamiento para el clima a la transparencia, tal como lo expresara recientemente Huang Hikang el representante especial del Ministro de Relaciones Exteriores de China para las negociaciones sobre cambio climático http://www.alertnet.org/thenews/newsdesk/TOE6AI077.htm
Como observador de una ONG, percibo claramente la forma sesgada en que el gobierno de Estados Unidos y los medios tratan el tema de la denominada transparencia, otro campo en el que se usa a China como cortina de humo para distraer la atención de los problemas reales, en particular los que se refieren a las metas de mitigación de los países desarrollados. China se toma muy en serio sus metas. En los últimos meses, en el impulso final para lograr la meta de eficiencia energética nacional del 11avo plan quinquenal, no solo se cerraron varias fábricas, sino que se realizaron apagones en varias zonas residenciales (se puede consultar un informe sobre este tema en: http://www.scmp.com/portal/site/SCMP/menuitem.2af62ecb329d3d7733492d9253a0a0a0/?vgnextoid=6431783438a2b210VgnVCM100000360a0a0aRCRD&ss=&s=News).
¿Ha habido acaso algún país del Anexo 1 que haya realizado apagones para cumplir con sus metas del Protocolo de Kioto? Sin embargo, la mayor parte de la discusión sobre la transparencia en los medios occidentales presume la culpabilidad china. Por supuesto discusiones e insinuaciones de este tipo socavan la confianza entre el Norte y el Sur.
¿El 12avo plan quinquenal incluye la orientación para un programa de “tope y comercio” en China?
En el 12avo plan quinquenal se incluyen una serie de mecanismos posibles para lograr las metas energéticas y de intensidad de carbono, entre ellos:
- Un impuesto al carbono o un sistema de tope y comercio
- Impuestos ambientales y al uso de recursos
- Subsidios a las tecnologías y el desarrollo bajos en carbono
El gobierno chino no ve al sistema de tope y comercio y al impuesto al carbono como medidas mutuamente excluyentes. Se están explorando activamente ambos junto a otras opciones.
Se debe destacar además que el sistema chino de Comercio de Emisiones propuesto, es un sistema de carácter nacional basado en las metas nacionales de reducción de la intensidad energética y no está ligado a medidas de reducción de emisiones legalmente vinculantes a nivel internacional.
¿El Mercado financiero chino tiene la madurez para implementar de manera exitosa un programa de tope y comercio?
Esta es justamente la pregunta equivocada. No debemos olvidar que son las instituciones financieras “maduras” e “innovadoras” de Wall Street las que nos han llevado a esta crisis financiera. Para poder diseñar un mercado de carbono con integridad financiera y ambiental, tenemos que analizar con honestidad los distintos programas de tope y comercio, sus éxitos y fracasos. Un programa de tope y comercio que funciona bastante bien es el sistema de comercio de lluvia ácida. Cubre un universo mucho más pequeño de entidades, no está dominado por los especuladores financieros (en gran parte de los años, la mayoría del comercio en dióxido de azufre se dio entre entidades relacionadas, a saber, empresas de electricidad), y nunca experimentó problemas significativos con la condición de equilibrio del mercado (ver detalles en: http://www.epa.gov/AIRMARKET/progress/ARP_2.html). El Sistema de Comercio (ETS) de la UE funciona en parte, pero tiene muchos más problemas que el sistema de comercio de lluvia ácida. No obstante a pesar de esta evidencia, algunos proponentes del comercio de carbono sostienen que es imperativo asegurar la liquidez para el funcionamiento del mercado y argumentan a favor de grandes mercados con una participación ilimitada de las instituciones financieras. Una de mis principales preocupaciones ahora es que con el cierre programado de la Bolsa del Clima de Chicago (CCX) a fines de este año, parte de los mercaderes del carbono que queden sin trabajo en Wall Street se vayan a China a intentar vender su “pericia” al gobierno chino. Sus recomendaciones políticas, con una envoltura discursiva ecológica, bien pueden ser las recetas para generar una burbuja de carbono de alto riesgo, en vez de apuntar a crear mercados de carbono estables con integridad ambiental y financiera. Espero que el gobierno chino tenga la sabiduría y la voluntad política de resistir las presiones de las instituciones financieras mundiales a la hora de diseñar sus mercados de carbono.
* Académica y activista china, Dale Wen trabaja en temas de justicia social y desarrollo sustentable. Si bien reconoce los avances materiales positivos que ha generado en China su rápida industrialización, ha sido crítica de sus consecuencias ambientales y de la brecha creciente que se ha generado entre ricos y pobres, y defiende un paradigma de desarrollo alternativo con mayor sustentabilidad ambiental y equidad social.
Fuente: Enfoque sobre Comercio No. 154, noviembre 2010
https://www.alainet.org/en/node/146382
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