Un millón doscientos sesenta y nueve mil voluntades
12/09/2010
- Opinión
La resistencia hondureña contra el golpe, a favor del retorno seguro y sin ninguna persecución del expresidente Zelaya y por la construcción de un nuevo pacto social a través de una nueva constituyente, se ha constituido en el movimiento social y político más importante del país como lo demuestran las más de un millón doscientas cincuenta mil firmas de personas hondureñas y mayores de dieciocho años que lo respaldamos.
Sin duda alguna podemos asegurar que Manuel Zelaya y todos los miembros de la coordinación nacional del Frente Nacional de Resistencia Popular representan la voz, el sentir y el pensar de la mayoría de la población organizada del país.
Y ahora ¿Quienes serán los interlocutores para la definición de la agenda política del país?, ¿Quienes serán los que se sentarán en la mesa de diálogo junto con los representantes del Frente Nacional de Resistencia Nacional para resolver los problemas de Honduras?
Con el respaldo de estas firmas y con la contabilización, aún parcial de los miembros de la Resistencia Nacional que queremos que las cosas cambien en el país, queda claro que “de este lado” estamos listos para sentarnos en cualquier mesa y en cualquier lugar para construir una agenda nacional que nos lleve a establecer la ruta política para resolver la crisis provocada por el Golpe de Estado del 28 de julio de dos mil nueve.
El año pasado la economía tuvo un crecimiento negativo de menos dos por ciento y este año 2,010 se esperan resultados muy parecido que significarán dos años continuos de una caída precipitada de la actividad económica que no requiere mayor explicación porque todos podemos sentir y ver la cada vez más difícil situación en la que nos desenvolvemos indistintamente del sector en que operemos.
La creciente crisis recesiva se ha reflejado en cierre de negocios, creciente desempleo, acumulación de inventarios y pérdidas, disminución de ingresos familiares y de la recaudación de impuestos del gobierno central y de los gobiernos locales, la insuficiente inversión pública y privada para siquiera darle el mantenimiento necesario a la infraestructura del país, notándose claramente el deterioro de los sistemas de salud, educación, carreteras, energía, vivienda y estructura productiva de bienes y servicios.
Y por si la recesión fuera poco, la creciente y cada vez más elevada incidencia de la criminalidad organizada y de la acción de los criminales comunes que le agregan a la terrible situación económica el ingrediente del pánico y hasta el terror.
¿Cuánto tiempo tendremos que esperar más los miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular a que los grupos golpistas, de las camisas blancas y que el propio Presidente Lobo decidan que ya es suficiente y que se necesita evitar que se siga destruyendo el país?; ¿Cuánta destrucción y pérdidas adicionales serán necesarias aún para que los grupos en el poder comprendan que en el Frente Nacional de Resistencia Popular ya estamos listos para iniciar las pláticas que nos lleven a una nueva Honduras?
El dicho popular nos recuerda que el peor sordo es el que no quiere oír y el peor ciego el que no quiere ver. La Resistencia está exigiendo que se inicie este diálogo y está enviando el mensaje a los grupos de poder que ya tenemos nuestros representantes listos para la mesa. Allá, en su “limbo de nubes” los grupos de poder deben entender que de no parar su torpeza y decidir obedecer lo que el pueblo manda, lo que sigue será una recesión más profunda y una ingobernabilidad más activa. En sus manos está aceptar lo que el pueblo les exige a gritos, antes de que la crisis se aproxime más al caos y pueda ser demasiado tarde.
Tegucigalpa, Honduras
12 de Septiembre 2.010
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