Género, reflexiones y política
Mujeres, entre el patriarcado y la emancipación
10/06/2010
- Opinión
Consideraciones de una experta mexicana en el marco de un Congreso que acaba de finalizar en la capital cubana. Entre las redes de dominación y las luchas por la igualdad.
Las mujeres contemporáneas somos una mezcla de lo tradicional y lo moderno, de subjetividad patriarcal y emancipatoria, aseguró la reconocida catedrática y antropóloga mexicana, Marcela Lagarde.
Esto nos lleva a tener muchas contradicciones, ya que no es solo que anhelamos cosas contradictorias, sino que vivimos muchos conflictos, internos y con el mundo, explicó la experta, quien participa en el I Congreso Iberocubano de Género, Salud, Educación y Desarrollo Humano, que culminó el viernes en la Habana, según despachos de la agencia Prensa Latina.
Nos sentimos aún atrapadas en redes, obligaciones, imposiciones patriarcales, pero al mismo tiempo emancipadas, con ciertas libertades y recursos. Es lo que llamo sincretismo de género, algo que involucra lo tradicional con lo moderno, lo patriarcal con lo emancipatorio, agregó.
Lagarde destacó que las mujeres contemporáneas hemos crecido con los dos modelos, que han marcado pautas, formas de ser, roles, ocupación, posición, sentimientos y deseos, todo ello es tradicional y al mismo tiempo educadas, socializadas en el mundo moderno.
En el modelo tradicional se espera sumisión, obediencia, recato, la mujer como objeto sexual, de la reproducción, de la maternidad sin importar el desarrollo personal.
Lo moderno es independencia, autonomía, igualdad en la relación entre ambos sexos, y abarca una ampliación de actividades de carreras oficios, ocupaciones, nuevos rangos, ascenso laboral, académico, el éxito el progreso, todo eso esta presente en cada una de nosotras de maneras distintas, organizado de formas diferentes.
Es esto lo que nos pone en un enorme conflicto interno, y en un enorme conflicto con los demás, porque a veces nuestra dimensión moderna se expresa en relaciones en las que somos exigidas como tradicionales o la inversa, la parte tradicional la colocamos en algo que debe tener características de la modernidad.
Lagarde se refirió también a un estatus asumido por las mujeres en casi todas las regiones del mundo, el de la doble jornada de trabajo.
Hay una sobrecarga y una inequidad absoluta en el reparto de responsabilidades domesticas, familiares, de políticas públicas, añadió.
En ese sentido, la académica mexicana señaló que algunas mujeres que salieron del espacio privado al público colocan su trabajo en un lugar prioritario de su autoidentidad, y entonces creen que con ello ya conquistaron todo.
Con el derecho al voto, la representación política, la escolaridad, acceso a la educación, ingresos propios, participación en primera persona, las hace creer que ya están en igualdad con los hombres.
Pero esto es sincrético porque siguen con la carga familiar, doméstica, e incluso amorosa y hay una desigualdad real entre ambos sexos si hacemos las cuentas del trabajo realizado, aseveró.
No es una cosa ideológica los anhelos del amor, la familia linda; son condiciones sociales las que permiten o impiden desarrollar estas cosas. Las mujeres modernas requerimos estar lúcidas para tomar decisiones, con la razón y por los afectos.
Necesitamos amar y ser amadas, pero tomando nuestras propias decisiones, que no nos limiten en nuestro desarrollo, y también hay que cambiar los modelos de la condición masculina, aseguró Lagarde.
Esto nos lleva a tener muchas contradicciones, ya que no es solo que anhelamos cosas contradictorias, sino que vivimos muchos conflictos, internos y con el mundo, explicó la experta, quien participa en el I Congreso Iberocubano de Género, Salud, Educación y Desarrollo Humano, que culminó el viernes en la Habana, según despachos de la agencia Prensa Latina.
Nos sentimos aún atrapadas en redes, obligaciones, imposiciones patriarcales, pero al mismo tiempo emancipadas, con ciertas libertades y recursos. Es lo que llamo sincretismo de género, algo que involucra lo tradicional con lo moderno, lo patriarcal con lo emancipatorio, agregó.
Lagarde destacó que las mujeres contemporáneas hemos crecido con los dos modelos, que han marcado pautas, formas de ser, roles, ocupación, posición, sentimientos y deseos, todo ello es tradicional y al mismo tiempo educadas, socializadas en el mundo moderno.
En el modelo tradicional se espera sumisión, obediencia, recato, la mujer como objeto sexual, de la reproducción, de la maternidad sin importar el desarrollo personal.
Lo moderno es independencia, autonomía, igualdad en la relación entre ambos sexos, y abarca una ampliación de actividades de carreras oficios, ocupaciones, nuevos rangos, ascenso laboral, académico, el éxito el progreso, todo eso esta presente en cada una de nosotras de maneras distintas, organizado de formas diferentes.
Es esto lo que nos pone en un enorme conflicto interno, y en un enorme conflicto con los demás, porque a veces nuestra dimensión moderna se expresa en relaciones en las que somos exigidas como tradicionales o la inversa, la parte tradicional la colocamos en algo que debe tener características de la modernidad.
Lagarde se refirió también a un estatus asumido por las mujeres en casi todas las regiones del mundo, el de la doble jornada de trabajo.
Hay una sobrecarga y una inequidad absoluta en el reparto de responsabilidades domesticas, familiares, de políticas públicas, añadió.
En ese sentido, la académica mexicana señaló que algunas mujeres que salieron del espacio privado al público colocan su trabajo en un lugar prioritario de su autoidentidad, y entonces creen que con ello ya conquistaron todo.
Con el derecho al voto, la representación política, la escolaridad, acceso a la educación, ingresos propios, participación en primera persona, las hace creer que ya están en igualdad con los hombres.
Pero esto es sincrético porque siguen con la carga familiar, doméstica, e incluso amorosa y hay una desigualdad real entre ambos sexos si hacemos las cuentas del trabajo realizado, aseveró.
No es una cosa ideológica los anhelos del amor, la familia linda; son condiciones sociales las que permiten o impiden desarrollar estas cosas. Las mujeres modernas requerimos estar lúcidas para tomar decisiones, con la razón y por los afectos.
Necesitamos amar y ser amadas, pero tomando nuestras propias decisiones, que no nos limiten en nuestro desarrollo, y también hay que cambiar los modelos de la condición masculina, aseguró Lagarde.
APM | Agencia Periodística del Mercosur | http://www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
https://www.alainet.org/en/node/142113?language=en
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