Integración y solidaridad internacional

18/06/2009
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Participación Activa y Social - PAS
Red de Mujeres de Vargas
Fuerza Bolivariana de Mujeres

Las Organizaciones de venezolanas de mujeres revolucionarias que impulsamos la unidad, a través de la construcción de la plataforma unitaria de mujeres como vía para construir juntas y con los hombres un modo de vida donde impere la justicia social y la paz, reunidas en la Universidad Bolivariana de Venezuela el pasado 16 de mayo, en un encuentro preparatorio a la participación de voceras en la V Conferencia de la Federación Democrática, Internacional de Mujeres (FDIM), saludamos este esfuerzo y agradecemos la solidaridad  y hospitalidad de nuestras hermanas ecuatorianas que ha hecho posible la realización de esta V Conferencia en este hermano y bello país con el que nos unen lazos históricos  indisolubles. 

Esta V Conferencia se realiza en el momento en que el sistema capitalista atraviesa una nueva crisis cuyas consecuencias se reflejan en todos los países y pueblos del mundo, agudizando los graves problemas intrínsecos a la lógica del capital, como son el desempleo, la exclusión social, el hambre, la violación de los derechos humanos, la depredación del ambiente, para sólo nombrar algunos de ellos. Se nos ha querido hacer ver que se trata de una crisis eminentemente financiera, y que por tanto, su solución está en inyectar más dinero a las clases dominantes  dueñas de banca privada y a los organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que para mayor cinismo son tenazas del imperio y parte del problema.

Para revivirlos y, de esa forma fortalecerlos a fin de que continúen “prestando ayuda” para un supuesto y obviamente falso desarrollo a imagen y semejanza de los países hegemónicos, valga decir, para mantenernos más atados al sistema del desastre económico, financiero, social, moral, cultural, ético y ambiental que han causado y seguirán causando y, de ese modo, reforzar la dependencia contra la cual luchamos. Bien sabemos que esa pretensión lo que busca, y está demostrado, es una gran falacia porque está más que demostrado es más endeudamiento de los países dominados y mayor riqueza para los dominantes. La crisis actual es integral, sistémica, es decir,  estructural, por ese motivo, no vale paliarla con soluciones coyunturales; es el momento de agudizarla y avanzar hacia la construcción de modos de vida donde no impere la lógica del capital y, al contrario, que se imponga el trabajo productivo socializado, la solidaridad, la complementariedad, el respeto a la diversidad étnica, cultural y humana, y la unión de los pueblos para luchar por  la destrucción definitiva del régimen del capital, que no es únicamente un sistema de carácter económico, sino toda una cultura que abarca, sin excepción alguna, las categorías y espacios de la humanidad y el planeta.

Dicho de otro modo, es un régimen que oprime, corrompe, explota, depreda a la mujer y al hombre, sin importar que sea niño, niña, adulto o anciano/a, y envilece a la sociedad. Un sistema cuya principal arma de neo-esclavitud, dejando en reserva la militar, es el capital con el cual se obtienen ganancias, sin importar los medios utilizados para ello, incluyendo la destrucción total del planeta. Esto nos indica que es todo un sistema diseñado para producir beneficios a unos pocos y ruindad material, social y moral para la mayoría. A esas armas se suman, como punta de lanza, los medios nacionales e internacionales de comunicación, cuya venenosa acción es crear explotados satisfechos de ser explotados.

Las mujeres estamos concientes de todo ello y que, de continuar por este camino, muy pronto se extinguirá la vida en el planeta Tierra. Por ello, esta V Conferencia de FDIM debe servirnos para estrechar nuestra unión y avanzar juntas hasta conseguir el objetivo: destruir el régimen del capital y construir un mundo cuya lógica sea el “buen vivir”, respetando a la madre tierra porque de ella formamos parte como seres humanos. Avancemos tejiendo juntas la justicia social y la paz.

Con respecto al tema de la integración y solidaridad Internacional, consideramos que es de grandes dimensiones, muy complejo y se presta a muchas interpretaciones. Por ello, es preciso contextualizarlo. En el caso de América Latina y el Caribe, hoy, debemos diferenciar entre los conceptos de integración y unión. Nuestro Libertador Simón Bolívar luchó por la unión de nuestros países, su sueño fue construir la Patria Grande, la unidad entre nuestros pueblos. El término integración, en cambio es de más reciente data, forma parte del esquema de ordenamiento de la economía capitalista, en un momento de su desarrollo. Efectivamente, entre las décadas de 1947 y 1967, se consolidaron las relaciones de poder multinacionales mediante Doctrina Truman y el Plan Marshall y, simultáneamente se impulsó la acción instrumental de los organismos internacionales. Las Naciones Unidas quedaron como el ‘tente allá’ de la ilusión[1].

El Impacto Social de este segundo momento imperialista de transformaciones, en las relaciones de poder capitalistas significó la muerte de los líderes y la frustración de grandes ilusiones. Como emblema mundial el Congo de Lumumba/1960.

En Latinoamérica, con el Consenso de Washington, las transnacionales, el Pentágono, sus aliados [socios] continentales privados y gubernamentales, reconfiguraron los procesos de integración impulsados en los años sesenta, acoplando los convenios intergubernamentales y las políticas publicas a las intenciones  y prácticas estratégicas del capital transnacional [principalmente estadounidense], utilizando variados  dispositivos de cohesión[2].

En los años setenta los gobiernos latinoamericanos, amparados en el discurso de “las transformaciones requeridas”, acogieron el financiamiento ofrecido por los organismos multilaterales y la banca comercial internacional. El proyecto desarrollista de los sesenta contemplaba que los gobiernos gestionaran empresas del Estado en actividades económicas estratégicas, además de tener la potestad de programar las políticas económicas a través de la planificación indicativa.

En ese marco de posibilidades de endeudamiento los gobiernos convinieron préstamos para empresas del Estado y otorgaron avales a los empresarios privados que se acogieran al crédito internacional. Entre ellos, unos acudieron a los préstamos para invertir en la conversión tecnológica, otros lo hicieron en nombre de la escasez de ahorro interno y/o  por exigencia de la magnitud de los proyectos de inversión[3].

Fue así, como con variados argumentos, los recursos productivos rentables/competitivos ubicados en los territorios de los Estados endeudados y fiadores, fueron quedando amarrados a las decisiones de los capitales transnacionales cuyas unidades de producción de capital  participaron, a través de sus socios bancarios en el financiamiento de los préstamos.

Cabe destacar, que con la figura de aval estatal a los préstamos obtenidos por empresarios privados, la estrategia imperial logró atar a los gobiernos, como fiadores, con los compromisos adeudados por privados. El futuro productivo, de los pueblos latinoamericanos quedó financieramente empeñado en la banca, y la productividad, a las decisiones tecnológicas de las inversiones transnacionales. Condiciones óptimas para darle la bienvenida al recetario del Fondo Monetario Internacional (FMI) consolidado con las privatizaciones, como política de conversión  de deuda en inversión.

Con el dispositivo de la deuda, la intención imperial persiguió que los gobiernos latinoamericanos quedaran anulados política y socialmente, y anudados a la estrategia económica del capitalismo mundial. Sin soberanía para diseñar proyectos productivos e impedidos de dictar políticas públicas redistribuidoras de la riqueza.

Ese ajuste económico hemisférico desmontó alianzas económicas y políticas de la ilusión de la postguerra, las reestructuraciones las apuntalaron con normativas legales e instituciones convenidas entre gobernantes y capitalistas.

Mientras ello ocurría avanzaba el ajuste productivo hemisférico, mundialmente negociaban en la Ronda de Uruguay [1986-1994] las normas de creación de la Organización Mundial del Comercio [OMC 1995]. A una misma vez, cada caso nacional lo acoplaron a su propio ritmo. Cambiaron y/o reformularon las funciones de los organismos multilaterales de desarrollo y financiamiento [FMI, BM, OCDE, GATT/OMC] y de instituciones políticas regionales [OEA, TIAR, BID, CAN/CAF, MERCOSUR, SICA, OTCA, AEC]. A partir de 1990 aceleraron el ritmo y  profundizaron la ofensiva contrarrevolucionaria.

Fue así como la estrategia continental estadounidense sobre los pobladores de Latinoamérica, desde los años setenta, convino en una ofensiva política perversamente contrarrevolucionaria, con terror, muerte, compra–venta, y otras acciones anti-libertarias trataron de reprimir toda expresión de soberanía, lo cual no lograron. La ofensiva capitalista produjo impacto social al anexar territorios con todo y pobladores, buscando garantizar la más irrestricta libertad para los inversionistas internacionales [extranjeros y nacionales].

Esta ligera síntesis nos indica que el proyecto de integración capitalista tenía y tiene un propósito económico y comercial, dirigido a obtener mayores ganancias mediante la explotación de los recursos que poseen los territorios de América Latina y El Caribe. Por eso, en este proyecto no se habla de unión, tampoco de solidaridad, y sí de competitividad.

Durante los años noventa del siglo XX, a medida que avanzaba la estrategia del capital, los pueblos campesinos e indígenas, citadinos, levantaban  barricadas contra el ALCA, los TLCs y también la OMC. En los albores del siglo XXI, los sujetos impactados por siglos estallan e insurgen en rebeldía. Muy a pesar de los pueblos, algunos gobiernos siguen cediendo. Las culturas ancestrales imponen sus códigos y se hacen escuchar. “…En América combaten dos lógicas contrapuestas de soberanía: la hemisférica del Destino Manifiesto y la emancipadora de los pueblos libertarios”.

Tendemos a cometer un error al pensar que la Cumbre de las Américas es sólo ALCA. Hay que entender que el ALCA es la negociación que persigue anudar el tejido económico, una vez reestructurado el aparato productivo aplicando el Consenso de Washington, pero que la política de cumbres se propone toda la transformación del sistema interamericano y en ella avanzan desde 1990. El sistema interamericano no es ya más el que surgió en tiempos de la postguerra, con el TIAR, la OEA, la CEPAL, el BID.

La estrategia mundial unipolar se anotó triunfos entre 1989 y 1991: el Muro de Berlín, la disolución de la URSS y la primera invasión a Irak. En ese ambiente mundial triunfalista pensaban que en Latinoamérica lo tenían todo listo para la estocada final, que era la firma del ALCA en enero 2005.

De 1989 a 2005, cosas impredecibles sucedieron en Latinoamérica y, entre ellas, la irreverencia de la mayoría de los venezolanos iracundos que asumimos volvernos a constituir, reconstituirnos soberanos. Para el gran capital y sus socios eso significa actuar fuera de derecho. Venezuela comienza a abrir cauces[4].

El proceso constituyente venezolano agrieta la propuesta hemisférica de la Cumbre de las Américas, esa irreverencia de la insurgencia popular y el liderazgo de Hugo Chávez presionan sobre los compromisos de Estado ya adquiridos y pone a Venezuela en situación ejemplar de poderle proponer a los pueblos hermanos el cómo es que otras cosas son posibles.

Surgió así la propuesta del ALBA que se fundamenta en la unión, la solidaridad, la complementariedad, la cooperación. Va más allá de los acuerdos comerciales, sin dejarlos de lado, avanza en lo social, lo político, lo educativo, lo cultural. Son ejemplos: la Misión Milagro, la Misión Robinson, los acuerdos culturales y educativos. Pero también desarrolla otras formas de cooperación económica y comercial fundamentadas en la solidaridad y en la complementariedad, tales como: PETROCARIBE, PETROAMÉRICA. BANCO DEL SUR, entre otras. Por eso, desde el ALBA sí podemos hablar de solidaridad porque, sin bajar la guardia en los escenarios multilaterales de la OMC y los TLCs / ALCA, debemos atender la esperanza de los pueblos en lograr la Unión Suramericana de Naciones como avanzada hacia el centro y el Caribe. El ALBA tiene un amplio trecho por andar. Lento pero sin pausa. Y en su andar lucha por no dejar que la Unión Suramericana de Naciones quede atrapada por la intención imperial. Intención presente desde los “primeros papeles de trabajo”.

En el murmullo cotidiano se escucha que en Venezuela hemos abierto, [pueblos y gobernantes] las compuertas hacia otro mundo posible. La multitud está tentada a recorrer experiencias de vida novedosas. Vivimos la ocasión de constituirnos en nación, libre y soberana. El ALBA, como alternativa bolivariana y/o como amanecer es cauce de esa ocasión. Es un plan de siembra propuesto para cosechar/ocupar territorio [humano y geográfico], expulsando y/o impidiendo la invasión de la inversión del capitalista, quien como todo humano actúa con su intención. Podríamos decir, parafraseando un plan venezolano para la educación: “Todas las manos, espíritus, pensamientos y acciones a la siembra de soberanías y patrias libres.”

El Presidente Chávez nos recuerda que el ALBA comenzó, en diciembre de 2001, siendo una ocurrencia suya, que día a día ha ido tomando contenido y forma. Sin embargo, el ALBA echa a andar cuando en el imaginario colectivo los pueblos van reconociendo y hacen suya la intención expresada en el deseo enunciado. EL ALBA se plantea como amanecer. Camina diluyendo/vaciando de sentido los acuerdos entre gobiernos, pero es a la misma vez que se dan acuerdos entre pueblos hermanos con gobiernos cómplices. La unión de los pueblos hermanos irá dejando sin sentido la integración de los negocios entre gobiernos. El ALBA propone el renacer de los proyectos de vida que quedaron inconclusos, que fueron abortados, que fueron reprimidos por décadas y siglos. En el ALBA han de renacer y unirse los sueños retenidos en el tiempo por la fuerza de las políticas invasoras y explotadoras, expansionistas, anexionista; por el capitalismo como sistema integral de los antivalores de la humanidad. El ALBA es elaboración de todos y de cada uno de nosotros resistiendo e insurgiendo dignamente. El ALBA es integrar las capacidades creadoras de los pobladores con el potencial de la riqueza de sus territorios para satisfacer las demandas de los pobladores de estas tierras. Las necesidades de alimentación, abrigo,  ocio, del  cuerpo, los espíritus, los deseos por-venir.

EL ALBA es una integración sin hambre, con trabajo, con salud, con habitantes en condiciones dignas de vida, respetándonos nuestras costumbres, deseos, nuestras culturas. AL ALBA lo diseñan las capacidades de trabajo y las necesidades de la vida de los pueblos, integrando las actividades productivas que sustentan la soberanía alimentaria de cuerpo y espíritu. Un ALBA así concebido traduciría los deseos culturales de las multitudes dejando sin lugar las exigencias rentables de la cultura capitalista. Socavando lo establecido como irreversible. Se trata de acumular fuerza socialmente productiva, pronta a dar la pelea junto a los gobiernos consecuentes por la denuncia y derrota de las normas internacionales, aprobadas y/o en negociación a través de la OMC y del ALCA.  El ALBA no es un algo hecho, para implementar o copiar, el ALBA es un invento de cada día que anota necesidades y organiza capacidades.

Habrá ALBA entre pueblos indígenas, pueblos campesinos, pueblos citadinos.

Habrá ALBA hacia nosotros y nosotras,  hacia nuestro territorio nacional, regional. De ser así, el ALBA viene de siempre, se mantuvo como anhelos, subterráneo y junto al avance de la resistencia, renace e insurge. El ALBA tiene que servirse de un hecho cierto, la felicidad es una elaboración cultural, no hay una única felicidad. EL ALBA debe respetar este hecho cierto. El ALBA debe proponerse ir diluyendo -por sustitución- todos los proyectos anteriores hasta vaciarlos de sentido.

Si somos todos, y todas significa ritmos diversos. Marchamos juntos/as respetando los ritmos. Marchamos guiados/as por el sentido de que la felicidad [la dignidad] es una construcción cultural y en unión, emancipatoria. Los pueblos citadinos tienen costumbres de la ciudad, según su región originaria y/o su raza, son citadinos culturalmente diversos, según será su hogar, sus gustos, sus hábitos. En síntesis: sus valores y futuros. Los pueblos indígenas según su geografía, su cosmovisión, labores, ritos y mitos. Sabrán, tendrán salud, consumirán según la fuerza de su tradición. Andinos/as o Isleños/as. Cultivadores de la tierra y/o del mar o del río. Cada cual tiene lo suyo no transferible pero unible. Es la diversidad dentro de la unión. Todo esto elabora el socialismo del siglo XXI.

Las mujeres venezolanas unidas en la Plataforma Unitaria y en la Fuerza Bolivariana de Mujeres defendemos y trabajamos en la construcción de este nuevo amanecer para los pueblos de América Latina, El Caribe y el mundo, por eso, celebramos que en este V Congreso de FDIM esté incluido el tema de la integración y la solidaridad porque nos ha abierto espacios para reflexionar y debatir acerca de lo que desde mediados del siglo XX hemos vivido como integración, y contrastarla con la propuesta ALBA.


ACUERDOS:

  1. Los movimientos de mujeres debemos tomar conciencia de la magnitud de la crisis actual del sistema del capital, sus causas y consecuencias, divulgar su alcance y verdaderos efectos, para junto a los pueblos trabajar por el derrumbe definitivo de ese sistema, y a la vez recrear los espacios de unidad, solidaridad y amor que ayuden a construir mundos distintos donde impere la justicia social y la paz.

  2. Divulgar la falacia de la integración económica mercantil que, a través de los acuerdos de libre comercio propuestos por las clases sociales dueñas del capital y los gobiernos de los países hegemónicos, pretenden profundizar y extender la explotación de nuestros recursos apropiándose de nuestra rica diversidad natural, cultural y humana para convertirla en mercancía.

  3. Apoyar a los gobiernos que en América Latina, el Caribe y el mundo se han atrevido a luchar junto a sus pueblos por el logro de la soberanía y la verdadera independencia.

  4.  Incorporarnos en la construcción del ALBA como vía abierta para encontrarnos, satisfacer nuestras necesidades sociales, culturales, espirituales, económicas, políticas, humanas, porque el ALBA hará realidad la unión de los pueblos ya que comporta otra racionalidad, fundada en el reconocimiento de la diversidad cultural y las potencialidades de nuestros países, con quienes podemos ir tejiendo la unidad dentro de la diversidad, que es fundamento del mutuo beneficio. Es una cooperación solidaria en todas las áreas del quehacer humano, no sólo en lo económico, que respeta la naturaleza, condiciones socio-históricas y soberanía de cada nación, rescatando valores, tradiciones, y experiencias colectivas; restableciendo la identidad de los pueblos para crear rutas hacia una mundialización propia, jamás impuesta desde afuera, y alcanzar la uni(di)versidad indisoluble, base de la integración complementaria y solidaria.

* Ponencia presentada en la V Conferencia Regional de la Federación Democrática Internacional de las Mujeres FDIM, Quito, 29 al 31 de mayo de 2009



[1] Doctrina Truman: Ayuda militar y económica a todos los países para salvaguardarlos contra la expansión comunista. Plan Marshall: Influenciado por la Doctrina Truman, el Secretario de Estado George C. Marshall elabora un Programa de Reconstrucción Europea. EEUU proporciona materia prima, productos y capital en forma de créditos y donaciones. Reconstrucción que extienden a Japón 1945/1950, gobierno militar americano dirigido por el General Mac Arthur, las reparaciones de guerra, la distribución de la propiedad y el proceso de democratización. Acuerdos de Bretton Woods.

[2]  Judith Valencia. “El personaje Capital (se) disuelve (en) su territorio”. Ediciones FACES/UCV 2001.

[3] Aleccionadoras son las investigaciones y publicaciones de Eduardo Basualdo-Argentina y de Erick  Toussanit-Bélgica.

[4] Judith Valencia. “Tentativas de rupturas y alternativas en las Políticas de Estado”. II Foro Social Europeo, Paris 2003. “Venezuela Rompe el Cerco” La Habana, febrero 2005. “Venezuela: Territorio Social/ Espacio Emancipatorio” La Habana, abril 2007.

https://www.alainet.org/en/node/134459?language=en

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