La indiscutible personalidad del Siglo XX y desde luego de lo que va del XXI, Fidel Castro Ruz, en una actitud que lo enaltece, ha renunciado a todo mando en Cuba, sabedor de que los destinos de la isla y de la Revolución que él creo, originó, y llevó a su triunfo indiscutible pese al brutal embargo económico a que fue sometido el heroico pueblo del archipiélago por parte del imperio estadounidense y sus aláteres, requieren de plena salud del Comandante Jefe.

Exacto, sabedor de que sus condiciones físicas ya no le son propicias ni adecuadas para continuar al frente de los nuevos retos a que obliga dirigir los destinos de la pequeña en territorio, pero en lo moral gran nación cubana, Castro Ruz, desde luego no ha sorprendido, más adecuado es exponer que fue preparando a su pueblo y, porque no decirlo al mundo, para mediante un mensaje, que en breves instante recorrió el globo terráqueo, dar a conocer su determinación irrevocable.

El Comandante en Jefe, desde el inicio de su mensaje dirigido a sus "queridos compatriotas", explica que el pasado viernes 15 del presente mes, había prometido que en su próxima reflexión abordaría un tema de interés. Fue el anuncio previo a lo que ahora es ya una realidad, que duele a todos: a sus compañeros de guerrilla, a todos los que en diferentes épocas lo acompañaron en las sustantivas tareas en la Revolución hecha Gobierno y principalmente a su pueblo.

De esta manera explica Fidel, como cariñosamente ha sido su tratamiento en Cuba y más allá de sus fronteras: "Ha llegado el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su Presidente, vicepresidentes y Secretario. Desempeñé el honroso cargo de Presidente a lo largo de muchos años. El 15 de febrero de 1976 se aprobó la Constitución Socialista por voto libre, directo y secreto de más del 95% de los ciudadanos con derecho a votar. La primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año y eligió el Consejo de Estado y su Presidencia. Antes había ejercido el cargo de Primer Ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo".

A continuación, aunque dolorosa, viene esa actitud de congruencia donde los seres de altura saben de sus limitaciones, en este caso, el tiempo inexorable, es decir, la edad y por consiguiente la decreciente salud; contrario a esos actos verdaderamente delincuencias en los cuales sujetos conscientes de sus limitaciones intelectuales y sin conocimientos y experiencias básicas para ejercer un cargo, lo aceptan por el simple de hecho de detentarlo.

Conociendo mi estado crítico de salud -agrega Castro en su mensaje nada dramático mas bien realista y en el cual ni nostalgia denota-, muchos en el exterior pensaban que la renuncia provisional al cargo de Presidente del Consejo de Estado el 31 de julio de 2006, que dejé en manos del Primer Vicepresidente, Raúl Castro Ruz, era definitiva.

El propio Raúl, agrega, quien adicionalmente ocupa el cargo de Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, por méritos personales, y los demás compañeros de la dirección del Partido y el Estado, fueron renuentes a considerarme apartado de mis cargos a pesar de mi estado precario de salud.

Y luego el mensaje de la congruencia, que reproducimos textual: "A mis entrañables compatriotas, que me hicieron el inmenso honor de elegirme en días recientes como miembro del Parlamento, en cuyo seno se deben adoptar acuerdos importantes para el destino de nuestra Revolución, les comunico que no aspiraré ni aceptaré- repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe".

Efectivamente, como bien dice Fidel Castro Ruz, no se despide, porque su deseo presente es seguir en el combate como un soldado de las ideas. Seguirá escribiendo bajo el título "Reflexiones del compañero Fidel". Un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Sí, Fidel, un arma del mundo libre.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.