Derechos a la izquierda
17/11/2007
- Opinión
En Colombia se estigmatiza a las personas (naturales o jurídicas) que hablen sobre los Derechos Humanos. De inmediato se les tilda de “izquierdistas”, en el mejor de los casos, y en otros, sin mediar pensamiento en frío, se les acusa de ser “guerrilleros (as)”.
Si bien, la Organización de Naciones Unidas (ONU), por su parte, y la Organización de Estados Americanos (OEA), por el suyo, insisten permanentemente en el tema, es muy poco lo que se avanza a raíz de las situaciones que se presentan a diario con los alzados en armas, de uno u otro bando (guerrilleros, paramilitares e inclusive el Ejército colombiano).
La Fiscalía, Procuraduría, Defensoría del Pueblo y demás entidades estatales dedicadas a estudiar, investigar y sancionar a los que violan sistemáticamente los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario (DIH) no dan abasto, y en la mayoría de los casos denunciados, por inoperancia del sistema (para achacar de manera abstracta la falta de resolución en la imposición de multas y sanciones respectivas) la impunidad es la que reina. Aun cuando, es sabido por todos que no siempre se denuncian los delitos atroces (de lesa humanidad) por temor a las represalias en la mayoría de los casos o por desconocimiento de los procedimientos adecuados, en otras tantas eventualidades.
La Organización de Naciones Unidas y los derechos humanos en Colombia
Para las Naciones Unidas constituye una constante preocupación los acontecimientos diarios de violación sistemática de los derechos humanos y de la reglamentación respectiva del DIH, aun cuando en diversas oportunidades mencionan que el país avanza en sentido positivo hacia el cumplimiento de dichas normas.
En el Informe de Colombia sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), titulado: “Hacia una Colombia Equitativa e Incluyente”, indican al respecto. “La Declaración del Milenio establece un conjunto de metas y objetivos, que son a su vez desafíos que debe enfrentar la humanidad en la búsqueda de un mundo solidario y más igualitario en el acceso y disfrute de los Derechos Humanos”.
Continúan diciendo, más adelante: “Los pobres, además de tener necesidades, tienen también derechos, que dan lugar a obligaciones legales por parte de los otros. La reducción de la pobreza no es posible sin un empoderamiento de los pobres que amplíe su libertad de opción y de acción para estructurar sus vidas, y el reconocimiento de la existencia de sus derechos es fundamental hacia ese empoderamiento. Así, la adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio constituye una oportunidad para avanzar en favor de los Derechos Humanos.
Sistema Interamericano de Derechos Humanos
Creado, a mediados del siglo XX, por la necesidad de contrarrestar todo tipo de abusos de los gobernantes y como medida para prevenir las violaciones graves y actos contrarios a la dignidad humana, luego de los nefastos sucesos de la Segunda Guerra mundial, fija derechos y obligaciones a cargo de los Estados que se han hecho partícipes del mismo.
Se encuentra vinculado de una u otra manera con las Naciones Unidas, y a otros sistemas regionales como el europeo y el africano. De tal forma que, velan por la protección de los derechos humanos, gozando de los mecanismos políticos y jurídicos con los cuales hacen efectiva la responsabilidad de los Estados por la violación de sus compromisos internacionales al respecto.
Este Sistema Interamericano de Derechos Humanos nació en la Organización de los Estados Americanos (OEA), teniendo como antecedentes los acuerdos sobre Derechos Sindicales y de la Mujer, entre las décadas de los treinta y los cuarenta del siglo anterior. Es en 1948 al constituirse la OEA, en Bogotá, en la Novena Conferencia Internacional Americana, que surge paralela a la adopción de la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre, que la suscribieron los Estados partícipes en el nacimiento de tan importante organización, el Sistema Interamericano.
Con posterioridad, en 1959 se crea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quedando de la OEA, dedicado exclusivamente a propugnar por la defensa de los derechos humanos en el hemisferio, la que produjo la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH o Convención Americana). De ésta última surgió la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 1979.
Es de señalar que, tanto la Comisión como la Corte se encuentran compuestas por siete miembros, que deben ser “personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia de DDHH”, adicionándole a los de la Corte el que “reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio de las más altas funciones judiciales conforme a la ley del país del cual sean nacionales o del Estado que los proponga como candidatos”.
Se encuentran, además, constituidas y en plena operación otras entidades en la OEA, con dedicación exclusiva a ciertas temáticas relacionadas con los Derechos Humanos, entre las que se destacan: la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), el Instituto Indigenista Americano y el Instituto Interamericano de Derechos del Niño.
Con todas estas instituciones internacionales (de las Naciones Unidas y la OEA) que se dedican exclusivamente a la defensa de los Derechos Humanos en Latinoamérica, con personas altamente sensibilizadas en el tema, es mucho lo que debemos y podemos avanzar en nuestro país en procura de una nación más respetuosa de estos derechos, y más solidaria con quienes resulten víctimas del conflicto interno (así traten de minimizarlo bautizándole de otra manera), y con las y los que poco o nada tienen para desenvolverse a plenitud en la vida.
Es un derecho que se le recrimina a la izquierda. Es hora de cambiar el discurso al respecto, dejando la intolerancia y las actitudes camorristas a un lado, las que en nada contribuyen con la solución pacífica de tanto derramamiento de sangre injustificado.
Finalmente, si en el exterior se valora y respeta a quienes se dedican a la valiosa labor de velar por la defensa de los derechos humanos, lo menos es que en nuestro país procedamos de igual manera con Defensoras y Defensores de tales derechos, sin correr con la suerte de ganarse la inclusión en las tan temidas “listas negras”. Culminamos con una popular frase que ha hecho carrera en el país: “Los Derechos Humanos son los más humanos de todos los derechos”, para que lo tengamos en cuenta en todas las esferas del poder, tanto público como privado en Colombia.
Fabio Miguel Monroy
Abogado – periodista
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
semanariovirtual@viva.org.co
Si bien, la Organización de Naciones Unidas (ONU), por su parte, y la Organización de Estados Americanos (OEA), por el suyo, insisten permanentemente en el tema, es muy poco lo que se avanza a raíz de las situaciones que se presentan a diario con los alzados en armas, de uno u otro bando (guerrilleros, paramilitares e inclusive el Ejército colombiano).
La Fiscalía, Procuraduría, Defensoría del Pueblo y demás entidades estatales dedicadas a estudiar, investigar y sancionar a los que violan sistemáticamente los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario (DIH) no dan abasto, y en la mayoría de los casos denunciados, por inoperancia del sistema (para achacar de manera abstracta la falta de resolución en la imposición de multas y sanciones respectivas) la impunidad es la que reina. Aun cuando, es sabido por todos que no siempre se denuncian los delitos atroces (de lesa humanidad) por temor a las represalias en la mayoría de los casos o por desconocimiento de los procedimientos adecuados, en otras tantas eventualidades.
La Organización de Naciones Unidas y los derechos humanos en Colombia
Para las Naciones Unidas constituye una constante preocupación los acontecimientos diarios de violación sistemática de los derechos humanos y de la reglamentación respectiva del DIH, aun cuando en diversas oportunidades mencionan que el país avanza en sentido positivo hacia el cumplimiento de dichas normas.
En el Informe de Colombia sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), titulado: “Hacia una Colombia Equitativa e Incluyente”, indican al respecto. “La Declaración del Milenio establece un conjunto de metas y objetivos, que son a su vez desafíos que debe enfrentar la humanidad en la búsqueda de un mundo solidario y más igualitario en el acceso y disfrute de los Derechos Humanos”.
Continúan diciendo, más adelante: “Los pobres, además de tener necesidades, tienen también derechos, que dan lugar a obligaciones legales por parte de los otros. La reducción de la pobreza no es posible sin un empoderamiento de los pobres que amplíe su libertad de opción y de acción para estructurar sus vidas, y el reconocimiento de la existencia de sus derechos es fundamental hacia ese empoderamiento. Así, la adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio constituye una oportunidad para avanzar en favor de los Derechos Humanos.
Sistema Interamericano de Derechos Humanos
Creado, a mediados del siglo XX, por la necesidad de contrarrestar todo tipo de abusos de los gobernantes y como medida para prevenir las violaciones graves y actos contrarios a la dignidad humana, luego de los nefastos sucesos de la Segunda Guerra mundial, fija derechos y obligaciones a cargo de los Estados que se han hecho partícipes del mismo.
Se encuentra vinculado de una u otra manera con las Naciones Unidas, y a otros sistemas regionales como el europeo y el africano. De tal forma que, velan por la protección de los derechos humanos, gozando de los mecanismos políticos y jurídicos con los cuales hacen efectiva la responsabilidad de los Estados por la violación de sus compromisos internacionales al respecto.
Este Sistema Interamericano de Derechos Humanos nació en la Organización de los Estados Americanos (OEA), teniendo como antecedentes los acuerdos sobre Derechos Sindicales y de la Mujer, entre las décadas de los treinta y los cuarenta del siglo anterior. Es en 1948 al constituirse la OEA, en Bogotá, en la Novena Conferencia Internacional Americana, que surge paralela a la adopción de la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre, que la suscribieron los Estados partícipes en el nacimiento de tan importante organización, el Sistema Interamericano.
Con posterioridad, en 1959 se crea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quedando de la OEA, dedicado exclusivamente a propugnar por la defensa de los derechos humanos en el hemisferio, la que produjo la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH o Convención Americana). De ésta última surgió la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 1979.
Es de señalar que, tanto la Comisión como la Corte se encuentran compuestas por siete miembros, que deben ser “personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia de DDHH”, adicionándole a los de la Corte el que “reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio de las más altas funciones judiciales conforme a la ley del país del cual sean nacionales o del Estado que los proponga como candidatos”.
Se encuentran, además, constituidas y en plena operación otras entidades en la OEA, con dedicación exclusiva a ciertas temáticas relacionadas con los Derechos Humanos, entre las que se destacan: la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), el Instituto Indigenista Americano y el Instituto Interamericano de Derechos del Niño.
Con todas estas instituciones internacionales (de las Naciones Unidas y la OEA) que se dedican exclusivamente a la defensa de los Derechos Humanos en Latinoamérica, con personas altamente sensibilizadas en el tema, es mucho lo que debemos y podemos avanzar en nuestro país en procura de una nación más respetuosa de estos derechos, y más solidaria con quienes resulten víctimas del conflicto interno (así traten de minimizarlo bautizándole de otra manera), y con las y los que poco o nada tienen para desenvolverse a plenitud en la vida.
Es un derecho que se le recrimina a la izquierda. Es hora de cambiar el discurso al respecto, dejando la intolerancia y las actitudes camorristas a un lado, las que en nada contribuyen con la solución pacífica de tanto derramamiento de sangre injustificado.
Finalmente, si en el exterior se valora y respeta a quienes se dedican a la valiosa labor de velar por la defensa de los derechos humanos, lo menos es que en nuestro país procedamos de igual manera con Defensoras y Defensores de tales derechos, sin correr con la suerte de ganarse la inclusión en las tan temidas “listas negras”. Culminamos con una popular frase que ha hecho carrera en el país: “Los Derechos Humanos son los más humanos de todos los derechos”, para que lo tengamos en cuenta en todas las esferas del poder, tanto público como privado en Colombia.
Fabio Miguel Monroy
Abogado – periodista
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
semanariovirtual@viva.org.co
https://www.alainet.org/en/node/124334
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