Reina la incertidumbre entre la ciudadanía barranquillera con miras al próximo debate electoral. Ninguno de los cinco candidatos a la alcaldía llena las expectativas del común de la gente. El paisaje político en la capital del Atlántico presenta variados colores, va desde el amarillo pollito (del Polo Democrático) al verde oscuro (de la Alianza Afrocolombiana), pasando por el verde tenue (correspondiente a la Alianza Social Indígena), entre otros, incluyendo la opción del sexto candidato que se ha lanzado a la contienda recientemente, aun cuando las inscripciones se encuentran cerradas, se trata del voto en blanco.

Propuesta surgida a raíz de las intervenciones superfluas de los candidatos en sus presentaciones públicas, incluyendo los pretendidos “debates” (si así se le puede llamar a espectáculos faltos de contenido político) en los que han estado presentes los cinco aspirantes a regir los destinos de la ciudad, considerada anteriormente como la más importante de la costa Caribe colombiana y que en la actualidad está a punto de bajar de categoría, asimilándose a municipios de tercera; la comunidad en general ha expresado su insatisfacción por todos los medios habidos, incluyendo emisoras y canales de televisión que pertenecen a algunos de los candidatos.

Barranquilla cuenta con límites naturales valiosos en cualquier sentido que se le considere, por un lado se encuentra el mar Caribe, y por el otro, el río Magdalena, posicionada en toda la entrada al país, por donde el sentido común indica que deben entrar y salir todo tipo de mercancías y personas, tanto del exterior para el interior de nuestra patria, como a la inversa. Por ello, el reconocimiento de Distrito Industrial y Portuario. Pero, en lo industrial se encuentra absolutamente rezagada ante capitales como Bogotá, Medellín y Cali.

En materia de puertos se habla de algunos logros alcanzados por el sector privado, más que de la dirigencia pública, debido a las constantes improvisaciones que en esta materia se presentan; en la anterioridad actuaban más de cinco autoridades del orden nacional, regional y local, sin armonía entre éstas, y lo peor era que nadie se responsabilizaba por los encallamientos constantes de los buques en Bocas de Ceniza, cercano al entrecruce de mar y río. Eso sí, los cántaros de dinero con los cuales se “dragan” constantemente el sector mencionado son incalculables, sin conocerse a ciencia cierta cuando se detendrá la vena rota que enriquece al grupo de empresarios privados.

A todas estas, debido a la invasión descontrolada de “comerciantes” que vienen de todas partes del país, tanto legales como ilegales, en la denominada “Puerta de Oro de Colombia” se presenta un ambiente propio de Sanandresitos gigantes.
Los servicios públicos siguen siendo altamente costosos y de regular calidad. En cuanto a la salud, todo el sistema denominado Red Hospitalaria pasa por la sala de cuidados intensivos; a manera de ejemplo exponemos el reciente caso de un paciente de VIH SIDA que denunció sobrecostos del trescientos por ciento en retrovirales y demás medicamentos apropiados para el tratamiento respectivo a personas que padezcan tales sintomatologías, lo que le costó amenazas a su vida por parte de personajes anónimos que le han dicho: “sedoso te vamos a matar como sigas armando escándalo”.

Otra situación aún por resolver la constituye el de las construcciones en sectores prohibidos, como el caso de Campo Alegre, sitio destinado a reserva forestal y altamente arcilloso, que se esponja fácilmente causándole agrietamientos a las viviendas que allí se construyen; al respecto existe un concepto de Ingeominas, que data de hace varios años, en el que indica precisamente el estado del terreno nada apto para construir siquiera la garita de un guardia de seguridad.

Actualmente, entre las ciudades de la costa Atlántica que compiten, en el mejor sentido de la palabra, con Barranquilla en cuanto a manejo fiscal y respeto por la dignidad de las personas, se encuentran Cartagena, Santa Marta y Valledupar.

Al concluir un foro-debate con más de trescientos jóvenes, éstos les llamaron la atención en el sentido de la falta de preparación que tiene en lo referente a políticas públicas en general; el universitario Humberto Barraza, de las juventudes Mira, los mandó a estudiar lo que son los planes de desarrollo; otra joven les solicitó dejar de considerar a la juventud como futuro, que le resuelvan sus necesidades en el presente, más la problemática social juvenil no concede espera, en el caso de hacerlo alcanzan fácilmente la edad adulta, pasando a ser “viejos”, ya ¿para qué? Se interrogaba la interlocutora. Uno de los candidatos manifestó que él iba a trabajar por la niñez, en vista de la corrupción generalizada de las y los jóvenes (para sorpresa del auditorio juvenil que le escuchó).

En resumen, de cada uno de los candidatos, se dice lo siguiente:

Zoila Álvarez, dice la gente que quizás tenga buenas intenciones, lo único es que, como en el caso de los cantantes, las intenciones no bastan.
Edgar Perea, narrador deportivo, tiene en su contra varios procesos de carácter jurídico-familiar.
Billy Hernández, empresario con escaso conocimiento de administración pública.
Máximo Noriega, uno de los hijos adoptivos del “Padre Bernardo Hoyos”, lo que la gente percibe de manera contraproducente.
Alex Char, le iría mejor sin la coalición Name-Gerlein.

Por todo ello, la mejor opción en esta ocasión es el voto en blanco.

Fabio Miguel Monroy Martínez
Abogado-Periodista

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
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