El poder de la palabra
Recuperación de las bolsas mundiales
01/03/2007
- Opinión
El martes habían caído la mayoría de los mercados bursátiles globales tras un fuerte retroceso en China. Pero el presidente de la Fed habló… y la calma volvió.
En otras épocas se enseñaba que la Economía –con mayúsculas- era una ciencia social donde lo importante era la satisfacción de las necesidades materiales del hombre. Y que ello se lograba gracias a un proceso económico mediante el trabajo, pero que en ningún caso mencionaba a “una” persona como central o vital para la prosecución de estos logros. La evidencia reciente pone en duda este devenir de la citada disciplina, por lo que algún aspirante a premio Nóbel debería tomar nota.
Cuando se menciona a las personas más poderosas del mundo, hay plena coincidencia en que el puesto número uno lo ocupa el presidente de Estados Unidos, sea quien sea. En segundo lugar, va a haber una coincidencia casi absoluta sobre la importancia del Papa. Y muchos ubican en tercer lugar al presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Creemos que el presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed, equivalente a su banco central) puede pelear el puesto a cualquiera de los tres sujetos antes mencionados.
El martes pasado, una caída de casi el 9 por ciento en los índices de los mercados bursátiles en China “contagiaron” a las bolsas de todo el mundo, produciéndose una caída global que hacía tiempo no se observaba. Tokio, Nueva York, Londres, México, Frankfurt, Buenos Aires, San Pablo y París… todas las “citys” acusaron el sacudón. Mencionamos en la edición anterior como la palabra del presidente de la Fed, Ben Bernanke, y el fallido ataque terrorista contra el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, en Afganistán habían colaborado para el desenlace del martes negro. Bien, ahora la situación cambió de forma radical.
Ayer, Bernanke habló y los mercados se tranquilizaron. "Mi punto de vista, tomando en consideración todos los nuevos datos, es que realmente no hay cambios materiales en nuestras expectativas para la economía de Estados Unidos desde la última vez que informé al Congreso hace un par de semanas," dijo Bernanke en respuesta a preguntas en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes en Washington.
Este punto es vital: las declaraciones que pueda llegar a hacer el titular de la Fed pueden llegar a sacudir la economía mundial… siempre para peor. El anuncio del descubrimiento de un método confiable de fusión nuclear, la invención de un motor que funcione a antimateria, la creación de máquinas de inteligencia artificial, la clonación efectiva de órganos humanos –por mencionar eventos sobre los que la ciencia ya trabaja y se los aguarda con cifradas esperanzas- no se pueden comparar con el anuncio de Bernanke sobre la suba o baja de la tasa de interés de referencia doméstica de Estados Unidos.
Hoy, Ben Bernanke, es Dios. Pero un Dios imperfecto, que no busca ni tiene la posibilidad de la mejora de la especie humana, pero sí la capacidad para perjudicarla en extremo.
Ayer, tras sus palabras, los mercados (¿serán los ángeles de esta nueva deidad?) volvieron a la calma, los inversores volvieron a ganar o perder millones y el mundo continuó girando. Pero si las palabras utilizadas no hubiesen sido las “correctas”, hoy millones lo estarían lamentando. Se perderían puestos de trabajo, caería el valor de lo que las naciones producen, y los Estados tendrían menos fondos para llevar adelante sus políticas.
Según la prensa especializada, Bernanke señaló que no parecía haber un único motivo para la corrección que los mercados financieros globales sufrieron el martes, agregando que la Fed sigue de cerca la evolución de los mercados. La caída impulsó a los inversores a buscar un refugio más seguro, como la deuda del gobierno de Estados Unidos, y elevó las expectativas de que la Fed recortase las tasas de interés para agosto.
Demasiado poder para una sola persona. Del mismo modo que resulta peligroso que un solo hombre o mujer tenga la capacidad para determinar la destrucción del planeta todo, lo es que el titular del organismo estatal que tiene por función controlar la inflación de la economía norteamericana puede, en cuestión de instantes, desatar una recesión planetaria.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
http://www.prensamercosur.com.ar
En otras épocas se enseñaba que la Economía –con mayúsculas- era una ciencia social donde lo importante era la satisfacción de las necesidades materiales del hombre. Y que ello se lograba gracias a un proceso económico mediante el trabajo, pero que en ningún caso mencionaba a “una” persona como central o vital para la prosecución de estos logros. La evidencia reciente pone en duda este devenir de la citada disciplina, por lo que algún aspirante a premio Nóbel debería tomar nota.
Cuando se menciona a las personas más poderosas del mundo, hay plena coincidencia en que el puesto número uno lo ocupa el presidente de Estados Unidos, sea quien sea. En segundo lugar, va a haber una coincidencia casi absoluta sobre la importancia del Papa. Y muchos ubican en tercer lugar al presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Creemos que el presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed, equivalente a su banco central) puede pelear el puesto a cualquiera de los tres sujetos antes mencionados.
El martes pasado, una caída de casi el 9 por ciento en los índices de los mercados bursátiles en China “contagiaron” a las bolsas de todo el mundo, produciéndose una caída global que hacía tiempo no se observaba. Tokio, Nueva York, Londres, México, Frankfurt, Buenos Aires, San Pablo y París… todas las “citys” acusaron el sacudón. Mencionamos en la edición anterior como la palabra del presidente de la Fed, Ben Bernanke, y el fallido ataque terrorista contra el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, en Afganistán habían colaborado para el desenlace del martes negro. Bien, ahora la situación cambió de forma radical.
Ayer, Bernanke habló y los mercados se tranquilizaron. "Mi punto de vista, tomando en consideración todos los nuevos datos, es que realmente no hay cambios materiales en nuestras expectativas para la economía de Estados Unidos desde la última vez que informé al Congreso hace un par de semanas," dijo Bernanke en respuesta a preguntas en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes en Washington.
Este punto es vital: las declaraciones que pueda llegar a hacer el titular de la Fed pueden llegar a sacudir la economía mundial… siempre para peor. El anuncio del descubrimiento de un método confiable de fusión nuclear, la invención de un motor que funcione a antimateria, la creación de máquinas de inteligencia artificial, la clonación efectiva de órganos humanos –por mencionar eventos sobre los que la ciencia ya trabaja y se los aguarda con cifradas esperanzas- no se pueden comparar con el anuncio de Bernanke sobre la suba o baja de la tasa de interés de referencia doméstica de Estados Unidos.
Hoy, Ben Bernanke, es Dios. Pero un Dios imperfecto, que no busca ni tiene la posibilidad de la mejora de la especie humana, pero sí la capacidad para perjudicarla en extremo.
Ayer, tras sus palabras, los mercados (¿serán los ángeles de esta nueva deidad?) volvieron a la calma, los inversores volvieron a ganar o perder millones y el mundo continuó girando. Pero si las palabras utilizadas no hubiesen sido las “correctas”, hoy millones lo estarían lamentando. Se perderían puestos de trabajo, caería el valor de lo que las naciones producen, y los Estados tendrían menos fondos para llevar adelante sus políticas.
Según la prensa especializada, Bernanke señaló que no parecía haber un único motivo para la corrección que los mercados financieros globales sufrieron el martes, agregando que la Fed sigue de cerca la evolución de los mercados. La caída impulsó a los inversores a buscar un refugio más seguro, como la deuda del gobierno de Estados Unidos, y elevó las expectativas de que la Fed recortase las tasas de interés para agosto.
Demasiado poder para una sola persona. Del mismo modo que resulta peligroso que un solo hombre o mujer tenga la capacidad para determinar la destrucción del planeta todo, lo es que el titular del organismo estatal que tiene por función controlar la inflación de la economía norteamericana puede, en cuestión de instantes, desatar una recesión planetaria.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
http://www.prensamercosur.com.ar
https://www.alainet.org/en/node/119770?language=en
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