2005: El año que derrotamos al ALCA

02/01/2005
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No hay caso. Los males –quizás por la intensidad con que se manifiestan- no duran jamás cien años. Como no subsisten tampoco, los axiomas de los poderosos que los medios de comunicación repiten hasta gastarlos. América Latina cambia, se levanta, se recupera, se reproduce y avanza en su camino de justicia y se rebela contra los dictados de los dueños del mundo que la llevaron al hambre y la miseria. Si se tratara de marcar un hecho, un punto de inflexión en el devenir de la historia de América Latina y su lucha por lograr la autodeterminación, el almanaque del 2005 quedaría señalado con varios círculos en color rojo. El 1º de enero debía comenzar a aplicarse el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), pero la ambición de las empresas multinacionales y de sus gobiernos lacayos, con los Estados Unidos, México y Chile a la cabeza, chocó contra la movilización popular y la decisión de los gobierno de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela de no firmar un tratado que condenaría a los pueblos de toda América a más hambre y exclusión. Así, ese almanaque 2005 se tiñó de lucha y concretó, en las históricas jornadas de noviembre, con la III Cumbre de los Pueblos y la Cumbre de las Américas en la ciudad de Mar del Plata, donde se les dijo en la cara “el ALCA ha muerto”. Existen por supuesto, cientos de miradas posibles sobre la realidad de Nuestra América. Tantas visiones como realidades y tantos reales como habitantes y sueños pueblan nuestras tierras. En el terreno político, el 2005, se lleva el gran honor de ser el año en el que los pueblos de Uruguay y Bolivia giraron a la izquierda. El Frente Amplio de Uruguay, que en octubre de 2004 ganó las elecciones después de 170 años de gobiernos de derecha, asumió en marzo con Tabaré Vázquez a la cabeza de un proceso lento de recuperación de una economía devastada, con una inmensa pobreza y con la materia de Derechos Humanos como uno de los temas más importantes. El Gobierno frenteamplista debe atender un desempleo del 12,3% y resolver cuanto antes la exclusión. Hoy, 1 de cada 4 uruguayos es pobre y, como en Argentina, el 50% de los chicos están en la pobreza. Cartoneros, niños mendigos, jóvenes limpiavidrios y ancianos sin techo son un triste cuadro en la ciudad. El otro gran triunfo electoral es el de Evo Morales en Bolivia, donde el 54 por ciento de la población le dijo basta a los representantes de las multinacionales del petróleo y a los dictados de la Administración Bush. Todo está por hacerse en la rica y empobrecida Bolivia y Morales parece decidido a cumplir con el mandato histórico de los pueblos originarios: “mandar obedeciendo”. Constituyente, renacionalización de las bocas del gas y oposición férrea a la intromisión de la Embajada de los Estados Unidos en los asuntos internos, son los caminos elegidos por el líder del Movimiento al Socialismo. También, su decidida inclinación por construir junto a Cuba, Venezuela, Argentina y Brasil las condiciones para una verdadera y definitiva integración latinoamericana. Y queda Chile como incógnita. El triunfo en primera vuelta de Michelle Bachelet, la candidata socialista de la Concertación, deberá demostrar su vocación de integración regional y comenzar a desandar el camino de la sumisión a los Estados Unidos. El pueblo chileno merece formar parte de estos vientos de cambio que recorren la tierra desde el Caribe hasta la Patagonia y desde los Andes hasta el Atlántico y no quedar bajo el escandaloso cartel de “buen alumno y ejemplo” de las políticas neoliberales. Girar el calidoscopio desde los resultados políticos hacia los colores de la resistencia, nos ponen este 2005, como desde hace 47 años, frente a la isla digna que sigue siendo el faro de luz de todo intento de dignidad. En todos estos años, Cuba y su pueblo demostraron que la revolución es indestructible. No hay injusticia ni actos terroristas que puedan frenar a los pueblos cuando tienen claro su destino. Y si Cuba resiste, Venezuela se respeta. El gobierno de la revolución bolivariana avanza sin pausa hacia la construcción de ese socialismo del Siglo XXI que anunciara su presidente, Hugo Chávez y sabe, como lo entendieron los grandes líderes de la América Latina, que ningún país se libera solo si no es en un continente liberado. Así, con los acuerdos con Argentina y Brasil, con la propuesta del ALBA, Petrosur, el Banco del Sur, y esa maravillosa idea de lanzar Telesur, una manera de contar nuestras cosas con nuestras palabras, el sueño de Bolívar se hace carne en nuestros pueblos. El 2005 terminó con aires de liberación. Este nuevo año que comienza, lleva en su lomo a todas las esperanzas por cumplir y todos los gestos heroicos por realizar para construir la definitiva liberación de América Latina. El neoliberalismo seguirá retrocediendo y el gobierno estadounidense incrementará sus acciones terroristas para frenar el avance. Alerta es una buena palabra para definir la actitud de los próximos tiempos. Continuar movilizados y presionando a nuestros gobernantes para que no se salgan de la huella libertaria, es la consigna. Será este el tiempo de levantar la cosecha de tanta lucha y de tantos héroes. El tiempo de Nuestra América llegó para quedarse. Vayan estas palabras del poeta revolucionario José Martí para definir este sentimiento de nuevo tiempo que recorre Nuestra América: “Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”. Así sea.
https://www.alainet.org/en/node/113977
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