La UNESCO dice no al imperialismo cultural

18/10/2005
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
No podemos permitir que una sola visión, un solo conjunto de ideas, un solo proyecto englobe a todo el mundo porque sería tremendamente pobre y peligrosamente asfixiante. Chandrika Bandaranaike Kumaratunga, 2005 Tremenda pataleta le causó a Estados Unidos la adopción de la UNESCO del “Anteproyecto de Convención sobre la protección de la diversidad de las expresiones culturales”. Tal fue el rechazo, que Condoleezza Rice mandó una carta a los 190 ministros de relaciones exteriores amenazando que EE.UU. se retiraría de este organismo si se aprueba la Convención que otorga a los países el derecho internacional de preservar su cultura, porque, según Rice atentaría contra los postulados de libre comercio. No sería la primera vez que Estados Unidos se retira de la UNESCO. Ya lo hizo en 1984 pero cuando regresaron en el 2004 fue para oponerse a los acuerdos que benefician a la mayoría. La amenaza de Rice suena a la famosa frase de George W. Bush: están con nosotros o contra nosotros. Por eso el mundo no debe seguir las imposiciones porque significa reconocer la inferioridad de sus culturas nacionales y adoptar gustos, creencias y prácticas norteamericanas como universales. También esto implica convertir las culturas en una mercancía y subordinar sus productos a las leyes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que trata de reforzar su dominio global, usando su vieja táctica del “garrote y la zanahoria”: Si miras cine gringo tienes ayuda, de lo contrario no hay nada. La hegemonía militar y económica norteamericana es hartamente conocida y discutida, sin embargo, la esfera cultural del dominio queda relegada como algo secundario. Esto constituye un grave error. Desde hace tiempo los gurús de la política exterior norteamericana, tales como Henry Kissinger, Zbigniev Brzezinski, Samuel Huntington, Francis Fukuyama etc, están insistiendo que sin universalización, es decir americanización, de las otras culturas, el dominio estadounidense estará en aprietos. Sus argumentos tienen una base sólida. La cultura de cada país es producto de su historia y la transformación o erradicación de la cultura nacional significa el olvido o la privación del pueblo de sus tradiciones históricas. Un pueblo sin historia es condenado a la desaparición como una entidad nacional. Al imponer la agenda neoliberal en el mundo, EE.UU. logrará avanzar en su dominio “cultural”, o mejor dicho anticultural. De acuerdo al Ministro de la Cultura y Comunicación de Francia, Renaud Donnedieu de Vabres, “los ocho estudios más grandes de Hollywood se reparten el 85% del mercado mundial: 65% en Francia, 95% en Inglaterra, 90% en el resto de Europa, 98% en América Latina. Las tres mayores empresas audiovisuales: Times Warner, Viacom y Walt Disney, están en EE.UU.; de los 10 escritores más traducidos en el mundo, 9 son de habla inglesa; y 4 corporaciones estadounidenses reparten un 85% del mercado mundial de la edición de discos”. Esta exportación aporta a EE.UU. unos 80 mil millones de dólares al año con una inversión de unos 13 mil millones de dólares. A la vez, Norteamérica tiene un sofisticado sistema de protección en materia cultural, apenas importa en este sector un 2% de su consumo total. La firma de la Convención dificultaría seriamente la agenda norteamericana de dominio ya que las obras de arte y de la mente dejarán de considerarse como sus mercancías y quedarán excluidas del alcance de la OMC y del ALCA. Los estados se verán amparados por el derecho internacional de subvencionar sus bienes culturales e imponer cuotas para la preservación de sus culturas nacionales. El destino de la Convención se decidirá la próxima semana. Mientras tanto EE.UU. emprendió ya su labor para hacer fracasar a toda costa la adopción de este tratado. La aplanadora cultural norteamericana está en problemas por primera vez en la historia de la globalización.
https://www.alainet.org/en/node/113288
Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS