Estados Unidos - Brutalidad y crueldad sistemáticas: crímenes de guerra en Abu Ghraib

06/05/2004
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En una carta abierta dirigida hoy 7 de mayo al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, Amnistía Internacional afirma que los abusos presuntamente cometidos por funcionarios estadounidenses en las instalaciones de Abu Ghraib (Bagdad, Irak), son crímenes de guerra, y pide al gobierno de este país que emprenda una investigación completa sobre ellos para asegurarse de que ninguno de sus responsables queda impune, no importa cuál sea su posición o rango. Amnistía Internacional dice en la carta que desde hace dos años la organización viene documentando abusos sistemáticos a manos de funcionarios estadounidenses contra detenidos, tanto en Irak como en Afganistán. A pesar de que esta semana el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, afirmó estar "atónito" por los abusos cometidos en Abu Ghraib, y dijo que eran una "excepción", no una "práctica sistemática", durante los últimos dos años Amnistía Internacional ha hecho llegar a las más altas instancias del gobierno estadounidense, como la Casa Blanca, el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado, denuncias similares de actos de brutalidad y crueldad cometidos por funcionarios estadounidenses contra los detenidos. El pasado mes de julio, en un memorándum dirigido al gobierno de Estados Unidos y a la Autoridad Provisional de la Coalición, la organización planteó denuncias de tortura y malos tratos - palizas, descargas eléctricas, privación del sueño, encapuchamiento y largos periodos de tiempo de pie o de rodillas- cometidas contra detenidos iraquíes por las fuerzas estadounidenses y de la Coalición, sin recibir respuesta ni indicación alguna de que las denuncias se hubieran investigado. A pesar de haberlo pedido reiteradamente, a Amnistía Internacional se le ha negado el acceso a todos los centros de detención estadounidenses. "Si el gobierno de Estados Unidos no tiene nada que ocultar debe poner fin de inmediato a la detención en régimen de incomunicación y permitir el acceso a todos los centros de detención de observadores independientes de derechos humanos, como los de Amnistía Internacional y las Naciones Unidas", ha dicho Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional. "El gobierno de Estados Unidos siempre ha demostrado su falta de respeto hacia los Convenios de Ginebra y los principios básicos de la ley, los derechos humanos y la dignidad humana. Esto ha creado un clima en el que los soldados estadounidenses creen que pueden deshumanizar y degradar a los prisioneros impunemente." "Lo que ahora vemos que sucede en Irak es consecuencia lógica de la aplicación implacable de la 'guerra contra el terror' independientemente del coste que pueda suponer para los derechos humanos y sin tener en cuenta las leyes de la guerra." Amnistía Internacional ha expresado su preocupación por los mensajes contradictorios que el gobierno estadounidense ha enviado en relación con su compromiso con las normas internacionales de derechos humanos. Los abusos no se han circunscrito a Abu Ghraib. Numerosas personas recluidas en las bases aéreas estadounidenses de Bagram y Kandahar (Afganistán) afirman haber sido sometidas a torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes bajo la custodia de Estados Unidos, y el gobierno estadounidense no ha cumplido los Convenios de Ginebra con los detenidos en Guantánamo. El ex detenido de Guantánamo Wazir Mohammad dijo a Amnistía Internacional que en su caso habían hecho un uso excesivo y cruel de grilletes y esposas, además de impedirle dormir y obligarlo a ir de rodillas de su celda a la sala de interrogatorios cuando estuvo detenido en Afganistán. En Bagram y Kandahar lo mantuvieron incomunicado sin darle oportunidad de impugnar la legalidad de su detención, sin abogado y sin poder ver a sus familiares ni reunirse nunca con un delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja, cosa que sólo pudo hacer una vez, a su llegada, durante los más de doce meses que posteriormente pasó en Guantánamo. El ex preso de Guantánamo Walid al-Qadasi, que estuvo recluido en un centro de detención secreto en Kabul, afirmó que los presos llamaban a la primera noche que los interrogaban los funcionarios estadounidenses "la noche negra". Al-Qadasi relató: "Nos cortaron la ropa con tijeras, nos dejaron desnudos y nos hicieron fotos [...] nos esposaron las manos a la espalda, nos vendaron los ojos y comenzaron a interrogarnos [...] me amenazaron de muerte y me acusaron de pertenecer a Al Qaeda". Según al-Qadasi, a los detenidos se les impedía dormir, a veces con música a alto volumen. Una persona que trabajó en Guantánamo dijo a Amnistía Internacional que la mayoría de los detenidos con los que había tenido contacto allí, si no todos, afirmaban haber sido víctimas de malos tratos físicos en Kandahar o Bagram. Esta persona dijo no estar sorprendida por las pruebas de las torturas en Irak, y afirmó que los abusos en Afganistán parecían tener como objetivo ablandar a los detenidos para interrogarlos y recluirlos. A Amnistía Internacional le preocupa que la investigación dirigida por el general Antonio Taguba, que encontró "abusos sistemáticos e ilegales contra los detenidos" en Abu Ghraib, no estuviera inicialmente destinada a ver la luz pública, y que la actual respuesta del gobierno no se produjera hasta que surgieron el reportaje y las pruebas fotográficas. En lo que parece un intento por restar importancia a la gravedad de las denuncias, en una rueda de prensa celebrada el 4 de mayo, el secretario Rumsfeld matizó: "Hasta ahora han sido acusaciones de abusos [...], algo técnicamente diferente a la tortura". Pero de hecho, los "numerosos incidentes de abusos sádicos, flagrantes y gratuitos" que halló la investigación de Taguba son actos de tortura o trato cruel, inhumano o degradante, además de crímenes de guerra. A los detenidos se les propinaban patadas y puñetazos, se saltaba sobre sus pies descalzos, se los obligaba a adoptar posturas sexuales para fotografiarlos, a uno de ellos lo colocaron desnudo sobre una caja con una bolsa en la cabeza y le ataron cables a los dedos de las manos y los pies y al pene, en un simulacro de tortura con descargas eléctricas, y a otro le pusieron en el cuello una especie de correa de perro del cuello y lo fotografiaron con una soldado. Los responsables de lo que, según Taguba, son "abusos demostrados [...] infligidos a los detenidos" deben comparecer ante la justicia según disponen las leyes estadounidenses y las obligaciones de este país en virtud de las leyes internacionales. Las investigaciones deben depurar responsabilidades hasta llegar al nivel más alto de la cadena de mando, no sólo los autores directos. El hecho de que el general Geoffrey Milller, responsable del sistema penitenciario de la Coalición en Irak, haya afirmado esta semana que la privación de sueño y las posturas incómodas podían utilizarse contra los detenidos demuestra que el gobierno estadounidense aún no ha aprendido que los malos tratos y los abusos son una resbaladiza pendiente hacia la tortura y deben ser prohibidos totalmente. Mantener a los detenidos en posturas dolorosas, encapucharlos, amenazarlos y privarlos del sueño durante periodos prolongados son todas ellas prácticas que violan la prohibición de la tortura y los tratos crueles, inhumanos o degradantes. Amnistía Internacional pide al presidente Bush que garantice investigaciones imparciales y transparentes sobre la tortura y las muertes bajo la custodia de Estados Unidos, y que se asegure de que todos los responsables comparezcan ante la justicia.
https://www.alainet.org/en/node/109907
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