La hora de las mediaciones
31/10/2013
- Opinión
Y se hizo Justicia. Había solo un punto neurálgico entorno del cual debía deliberar el Tribunal Superior: si el sujeto de derecho del ejercicio de la comunicación y de la libertad de expresión es el colectivo social o el privado individual. Allí, confluyeron 6 los 7 jueces ratificando la constitucionalidad de la normativa. En el argumento del fallo escrito, queda el modo de aplicación de la limitación de licencias por titular y la adecuación de quienes ya administran un número superior.
El fallo representa mucho más que el marco, como límites y posibilidades, para quien ejerza o quiera ejercer la actividad de radiodifusión masiva. Sienta presedentes superlativos del derecho público sobre el privado y del colectivo sobre el individual. Se constituye así en el cierre del andamiaje legal que habían logrado imponer los grupos económicos durante la democracia menemista-cavallista-delaruista, prestos ellos a constituir aquel proyecto de zona continental de libre comercio denominada ALCA. Mediante regulaciones que desregulaban, establecieron el “estado de las cosas” en general y el monopolio del mercado de las comunicaciones en particular.
La larga lucha de las organizaciones del pueblo trabajador y de los sectores pymes y cooperativos por concretar un proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual e imponerlo en la agenda político institucional, está inmersa en la compulsa entre los grandes bloques económicos mundiales por la redistribución de territorios de influencia. La novedad histórica es la unificación del mismo en escala global.
La capacidad técnica radicó en el saber hacer comunicación social. Y la capacidad política fue el sentido de oportunidad al apreciar estas crísis en las alturas y hacer converger la fuerza social en un mismo punto. Con lo solo primero, durante la primavera alfonsinista, no se pudo romper la unicidad internacional de la Guerra Fría.
La comunicación hoy es la política misma. Su red física de fibra óptica y el sistema de satélites filtra el territorio Estado-nación y pone en jaque su papel tradicional. Las nuevas corporaciones globales pretenden sortearlo mediante las inversiones extranjeras directas y los papeles de los fondos de inversión que fluyen sin limitaciones. Las sociedades, queremos refundarlo en su versión amplia y social, con burocracias públicas y políticas participativas en su planificación y no solo en su beneficio.
En ese marco, la Justicia -como institución superior del derecho liberal- ratificó esta Ley. El estado anterior de las tele-comunicaciones está siendo debilitado. Ese nuevo campo desmonopolizado es la condición de posibilidad de montar no solo los nuevos medios tecnológicos sino de sintetizar en ellos las mediaciones sociales que nos hacen comunidad. Ese es, el desafío de la hora.
- Luciano Salerni, El Megáfono
https://www.alainet.org/de/node/80524
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