La Marcha por la Paz
04/04/2013
- Opinión
Con ocasión de la conmemoración del 9 de Abril, fecha en la que fue inmolado el líder popular Jorge Eliecer Gaitán, la destacada dirigente Piedad Córdoba propuso, como Presidente del movimiento Poder Ciudadano y en el seno de Marcha Patriótica, la realización de una marcha por la paz. La iniciativa contó entre otros, con el entusiasmo del escritor William Ospina que ofreció la confección de la Segunda Oración por la Paz, para que fuere leída por la proponente, una de las importantes gestoras de la paz colombiana. El propósito de la idea, es el respaldo a la continuidad de los diálogos de La Habana, para que se garantice y se materialice el derecho constitucional a gozar de una paz duradera, con la participación de las distintas expresiones del país nacional.
La iniciativa tuvo una inmensa acogida y a ella se sumó el Alcalde Gustavo Petro, proponiendo que fuera además una jornada por la defensa de lo público. Incluso invitó por iniciativa propia al Presidente de la República, para que asistiera al evento que promete ser multitudinario, lo que sin duda destempló muchos dientes.
Luego se fueron sumando voceros de los partidos que hacen parte de la coalición del gobierno nacional, como el Presidente del Senado, lo que resulta incomprensible, pues se trata de un político tradicional que defiende grandes rubros presupuestales para el gasto militar, sacrificando necesidades y derechos importantes del grueso de la población colombiana. También es uno de los defensores de la privatización de los servicios públicos esenciales, al que tienen derecho las y los colombianos. Además impulsó la nefasta regla fiscal, una formula neoliberal mediante la cual se pretende aplastar la prevalencia de los derechos humanos sometiéndolos a las condiciones del capitalismo salvaje.
La iglesia católica también se ha sumado, según lo registran los periódicos nacionales, retomando la voz del Presidente, quien ha afirmado que le solicito a los jerarcas de la iglesia, que repiquen las campanas en contra de la violencia, mensaje mediante el cual se descontextualiza el propósito de la marcha, porque una cosa es hablar de la necesidad de respaldar la consolidación de unos acuerdos para la paz y otra es vociferar en contra de la violencia, aunque parecieran similares los propósitos, pues en la segunda se omite la proposición de condiciones para superar el conflicto social y armado, y sencillamente se busca un armisticio.
Una inocultable realidad, es la notoria situación de desigualdad social, que nos coloca en condiciones deplorables en el entorno mundial, la superación de esta extrema pobreza es la que contribuye entre otros a consolidar la paz nacional. Este es un propósito sobre el que no se ve una clara disposición del gobierno y los partidos que le acompañan.
La búsqueda de situaciones reales para la superación del hambre, mediante propuestas que permitan la soberanía alimentaria, a través por ejemplo de las zonas de reserva campesina. La terminación del privilegiado acceso a la educación universitaria pública, que agoniza por culpa de déficit financieros que el gobierno nacional no atiende plenamente. La deplorable crisis del sistema de salud, que cada día cierra las puertas al grueso de la población que carece de dinero para tener acceso a una mediocre atención hospitalaria. Son todos elementos que atender para encontrar la paz.
Pero ocurre en muchas ocasiones, que en estos eventos los paracaidistas encuentran pista para aterrizaje, pues estamos conmemorando el ideario de un mártir que luchó contra las oligarquías, las mismas que hoy en día destrozan el país. Las mismas que sacaron avante una reforma tributaria que favorece a los sectores de la gran y pequeña burguesía, como ocurrió a finales del año pasado.
Por ello marcharemos, para expresar nuestra voz que clama por justicia social, que exige una redistribución del presupuesto nacional, que urge una verdadera reforma agraria, que reclama una soberanía alimentaria y que desea que el rumbo del país, no esté en unas pocas manos, sino en todas las manos, como decía el poeta Gonzalo Arango.
Armando Palau Aldana
Comisión Política Poder Ciudadano
https://www.alainet.org/de/node/75090
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