La derecha uruguaya: psicopolítica del cinismo

A pesar que la coalición gobernante trata de demostrarse como “desideologizada” y que solo la mueven los intereses del país, ha demostrado todo lo contrario. El dogmatismo ideológico es el denominador común de los que llevan el rumbo del país.

30/07/2021
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Cualquier formación política cuando gana una elección ya ganó previamente, parafraseando a Álvaro García Linera. Es que –primero- la victoria es cultural, luego política y recién allí se ganan las elecciones. Desde que la derecha es derecha ha intentado socavar a cualquier fuerza u organización política que pretenda cuestionar, aunque sea tímidamente, el status quo, sin contraponer proyectos políticos sino minando la realidad con su relato apocalíptico, disputando el sentido común y utilizando el miedo y el cinismo como armas predilectas.

 

Caemos en un error si analizamos la realidad entre buenos y malos. Los proyectos políticos se basan en intereses. Se benefician a unos sectores y a otros no. Algunos proyectos comprenden a las mayorías y otros a minorías de poderes concentrados. Progresistas y conservadores. Estos últimos son los que no tienen un proyecto a futuro, conservan, amarran lo que tienen: estatus, poder, dinero, apellido; y arrastran a sectores de la población que nunca serán invitados al banquete.  

 

La actitud del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, con visos de soberbia, no es nueva. Su afán de poder, su cuna oligarca siempre lo pusieron bajo las luces de los reflectores. Según sus propias palabras, desde hace más de 20 años se propuso ser presidente y lo logró. Parece una historia de superación y determinación. Pero es el segundo en su familia en alcanzar dicho cargo y no fue el tercero porque su bisabuelo –Luis Alberto de Herrera- falleció antes de desempeñarse en el colegiado presidencial de 1959.

 

Su manto de soberbia cada día se extiende más y más en todo el gobierno. Esta soberbia se ha transformado en cinismo. Desde el silencio en fechas claves como el día de los trabajadores, el 20 de mayo de la Marcha del Silencio por los compatriotas desaparecidos en la última dictadura, o los saludos y solidaridad en conferencias de prensa a los sectores que la estaban pasando mal porque justamente su gobierno, con sus políticas, los estaba destrozando.

 

El primer mandatario volvió a los programas televisivos de Argentina, donde al principio de la pandemia lo vitoreaban como paladín de la gestión de la Covid-19, pro que luego que todo desbarrancó, se olvidaron de él. Hoy lo vuelven a colocar cuando parece que la pandemia está controlada, pero la economía no.

 

El presidente destacó este miércoles que pese a la pandemia, se logró ahorrar 600 millones de dólares. “Durante la campaña electoral hubo una discusión, [en la] que estábamos muy solos nosotros. Todos los analistas y quienes competían con nosotros decían que no había forma de salir de esto sin impuestos, y nosotros tercamente y obstinadamente decíamos que no vamos a poner impuestos”, reivindicó Lacalle Pou en una entrevista con el canal de Youtube de La Nación, de Argentina. 

 

Reveló un ortodoxo Lacalle que festeja un ajuste en medio de la peor pandemia de la historia y olvida mencionar que, al mismo tiempo, Uruguay fue el país que menos invirtió en la atención social, que subieron las tarifas públicas, bajaron los salarios y las jubilaciones, y aumentó la pobreza.

 

El Ministro de Trabajo, Pablo Mieres anunció que aumentará las jubilaciones en 250 pesos (unos 5 dólares) y sumándose al cinismo reinante dijo: “Es una cifra baja, es más la señal”. Esta misma semana se aumentó el salario de las trabajadores domésticas un 0.69%. La definición de cinismo.

 

El historiador Gerardo Caetano declaró que, le sorprende que Lacalle Pou gobierne “como si el Partido Nacional tuviera amplias mayorías” y con aspiraciones “refundacionales”, y advierte sobre la estrategia “suicida” de los colorados, sus socios en la coalición multicolor de derecha gobernante-  de no desmarcarse y el hecho de que sea Cabildo Abierto quien “modera” el “liberalismo conservador” del presidente.

 

Según datos oficiales el PBI per cápita anual es de 16.000 dólares, alrededor de 1.300 dólares por mes, cuando el sueldo mínimo es del equivalente a 389 dólares. La desigualdad también es cinismo. 

 

La editorial del 26 de julio del diario oficialista El País titulada “Problemas con los referéndums”, dice en algunos pasajes: “Una democracia con buena salud no puede vivir constantemente en campaña electoral. Hay un tiempo para elegir y otro para gobernar. El recurso de referéndum que habilita la democracia directa es positivo siempre que no simplifique el debate, y siempre que no sea transformado en una herramienta que impida gobernar a quien efectivamente fue electo para ello”.

 

Continúa con su prédica “será muy importante que la Coalición Republicana que gobierna el país se disponga a evaluar el instrumento de democracia directa que nos damos. No para derogarlo. Pero sí para diseñarlo institucionalmente de mejor forma, de manera de evitar que sea desnaturalizado por el Frente Amplio como lo ha hecho durante los últimos 30 años, y utilizado para intentar impedir el avance del país, siguiendo el siempre nefasto principio izquierdista de que ´cuanto peor, mejor´”.

 

Como vemos aquí, la democracia se practica siempre y cuando les sirva a los dueños del país. Si no es así “hay que evaluarla”.

 

El cinismo también implica cierto grado de saberse impune. El Ministro de Salud, Daniel Salinas, de Cabildo Abierto, declaró en un programa televisivo que en 1980 votó SI al proyecto de la dictadura para perpetuarse en el poder. “Demócratas” cínicos.

 

A todo esto se suman como puntales, el presupuesto quinquenal y la rendición de cuentas que en una sola frase: ratifican el rumbo tomado por el gobierno desde el inicio de su gestión.

 

A pesar que la coalición gobernante trata de demostrarse como “desideologizada” y que solo la mueven los intereses del país, ha demostrado todo lo contrario. El dogmatismo ideológico es el denominador común de los que llevan el rumbo del país. Ni la propia pandemia ha podido correr un milímetro de su ruta trazada, de su saqueo y transferencia de recursos de abajo hacia arriba.

 

Al cinismo, hay que anteponer razón y solidaridad.

 

- Nicolás Centurión es Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

https://estrategia.la/2021/07/30/la-derecha-uruguaya-psicopolitica-del-cinismo/

 

https://www.alainet.org/de/node/213287
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