Buscar complicidades por la vida
Un grupo de zapatistas fue a Europa en un movimiento inverso a la colonización. ¿Qué preguntas plantean a la sociedad capitalista?
- Opinión
Hay algún alboroto particular en Europa, a pesar de que en esta temporada de vacaciones y turismo, los medios de comunicación reducen a lo mínimo las informaciones, porque “la gente quiere descansar”. Sólo de repente aparece alguna noticia relevante o que alborote la tranquilidad superficial, como por ejemplo, la visita de unos siete indígenas zapatistas, si se le quiere prestar un poco de atención. ¿Quiénes son estos zapatistas atrevidos? ¿Qué buscan? ¿Por qué nos desafían?
Son delegados de las Comunidades indígenas aztecas de México: cuatro mujeres, dos varones y unx transgénero. En 1994 estas Comunidades indígenas decidieron rebelarse contra el gobierno de México que acababa de firmar un TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos y Canadá. Después de enfrentamientos armados con el ejército mexicano lograron, gracias el subcomandante Marcos, confirmar su autonomía territorial para vivir con gobierno, asambleas y leyes propios. Esta autonomía ya tiene 27 años y han encontrado mucha solidaridad tanto en América Latina como en Europa. Por eso viajaron en barco, primero en España, para encontrar grupos, sindicatos, organizaciones que los visitaron a lo largo de estos años.
¿Qué buscan estos zapatistas utópicos? Decidieron viajar a Europa durante cuatro meses para conocer otras experiencias de resistencia al sistema capitalista, celebrar logros y amistades como también compartir su autonomía anticapitalista y antiimperialista ya que durante dos décadas han logrado organizarse según sus costumbres milenarias del Bien vivir y convivir. No pretenden imponer nada, sino escuchar, mirar y aprender maneras diferentes de luchar por la vida. Desean fortalecer las iniciativas políticas, económicas e ideológicas que son alternativas al capitalismo ya que las protestas contra él son sistemáticas en todos los continentes.
Desde Europa, el responsable de este grupo zapatista, el subcomandante Galeano, afirma que “los distintos gobiernos nacionales son pandillas que pretenden controlar, con violencia ‘legal’, una calle o un barrio, pero el ‘capo’ que controla todo es el capital… La pandemia demostró que el mundo puede ser apenas una pequeña parroquia egoísta, necia y vulnerable… (Nos) dicen que la mejor forma de enfrentar esas amenazas es individualmente y que los problemas del mundo se reducen a la falta de dinero… Sabemos que es un crimen en curso y que su consecución será desastrosa para el mundo entero… El barco se hunde y allá arriba dicen que no pasa nada, que es pasajero… La lucha por la humanidad es mundial porque la destrucción en curso no reconoce fronteras, nacionalidades, banderas, lenguas, culturas, razas… ¡Despertemos!".
¿Por qué nos desafían estos zapatistas simpáticos? “Vamos a agradecer a lo otro su existencia. A agradecer las enseñanzas que su rebeldía y su resistencia nos han regalado. A abrazar lo otro y decirle al oído que no está sola, soloa, solo. A susurrarle que valen la pena la resistencia, la lucha, el dolor por quienes ya no están, la rabia de que esté impune el criminal, el sueño de un mundo no perfecto, pero sí mejor: un mundo sin miedo. Y también, y sobre todo, vamos a buscar complicidades… por la vida… Nuestro pensamiento es pequeño como nosotros: son los esfuerzos de cada quien, en su geografía, según su calendario y modo, que permitirán, tal vez, liquidar al criminal, y, simultáneamente, rehacer todo. Y todo es todo. Cada quien, según su calendario, su geografía, su modo, habrá de construir su camino. Y, al igual que nosotros, los pueblos zapatistas, irán tropezando y levantándose… ¿Es el zapatismo una gran respuesta, una más, a los problemas del mundo? No. El zapatismo es un montón de preguntas. Y la más pequeña puede ser la más inquietante: ¿Y tú, qué?”
Nos quedaremos con esta última pregunta “inquietante” del subcomandante Galeano… “¿Y tú, qué?” Animémonos a despertar, analizar, unirnos contra el enemigo capitalista y no detenernos, porque, según Jesús de Nazaret, la vida es “la vida en plenitud” y nada menos. ¡Sigamos buscando “complicidades por la vida!”
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