Carabobo 2030
Nos organizamos y ¡Más bolivarianos que nunca!, empezamos a construir desde 1998 nuestra Segunda y Definitiva Independencia.
- Opinión
Las vidas verdaderas tienen dos nacimientos. Cuando vienen al mundo y cuando se convierten en dueñas de su destino. Con Bolívar y su pueblo, Venezuela se hizo dueña del suyo 200 años atrás cuando derrotó para siempre al imperio español en la Batalla de Carabobo. La revolución de independencia no estaba motivada por un patriotismo egoísta, sino que buscaba construir un proyecto generoso, “el equilibrio del universo”.
Los usurpadores de la hazaña de Carabobo relegaron a Bolívar a pompas y monumentos para asegurarse que permaneciese muerto y alejado del pueblo (Ali Primera). Sin embargo, sus ideas no podían morir pues habían nacido para convertirse en realidad de vida. El 4 de febrero de 1992 el Comandante Chávez y sus soldados patriotas lo rescataron con dignidad y nos dijeron: ¡Bolívar volvió! Lo bajamos de las estatuas y lo devolvimos a nuestros corazones.
Nos organizamos y ¡Más bolivarianos que nunca!, empezamos a construir desde 1998 nuestra Segunda y Definitiva Independencia, Nos acercábamos al siglo XXI, todavía unipolar, lo que nos obligó a recuperar el ideario estratégico necesario para enfrentar al imperio que le negaba a Venezuela y a la Patria Grande su derecho a ser libres, soberanos e independientes. Otra vez Bolívar: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”.
Con el antiimperialismo bolivariano redescubrimos que “la Patria es la América”, que “nuestro norte es el Sur” y nos convertimos en activos constructores del Nuevo Mundo Multipolar que está emergiendo como una necesidad de equilibrio para la humanidad.
La rebeldía contagiante de un pequeño país privilegiado con las mayores reservas del petróleo del mundo, era inaceptable para EE.UU. Planificaron la muerte del Comandante Chávez, convencidos que caeríamos fácilmente sin la presencia física de nuestro Gran Timonel.
Pero Chávez se anticipó para que no volviese a pasar lo que vivió Bolívar y se despidió diciéndonos “pase lo que pase seguiremos teniendo Patria”. Ya nos había preparado antes para convertirnos en la vanguardia de un proceso irreversible: “Esta Revolución no depende de un hombre; esta Revolución ya le pertenece al pueblo y eso no lo para nadie”.
En el 2015 Obama nos declaró “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de EE.UU.”, creyendo que con eso asustaría a los herederos de Carabobo. No entendió que Todas y Todos Somos Chávez y que en el 2013 ya habíamos escogido a otro bolivariano leal para darle continuidad a la revolución. Elegimos a Nicolás Maduro, un hijo de Chávez, que para mala suerte del imperialismo resultó ser un sabio estratega, rebelde y respondón.
Después del decreto Obama, las agresiones coercitivas unilaterales contra Venezuela empeoraron, con robos de activos en el exterior, bloqueos a la compra de alimentos y medicamentos, un intento de magnicidio, una incursión armada por nuestras costas y ataques por la frontera de Colombia con un saldo aproximado de 16 soldados venezolanos muertos.
Con todas esas agresiones que hubiesen hecho zozobrar a cualquier otro país, el Presidente Nicolás Maduro enfrentó con sabiduría bolivariana la pandemia mundial del Covid-19 como nadie lo hubiese imaginado.
Aunque fuimos afectados por la variante Bolsonaro de Brasil y otras mutaciones del virus, Venezuela sigue teniendo uno de los menores índices de mortalidad del planeta. Todo eso en un clima de paz y normalidad democrática, mientras la región está envuelta en una crisis social y política sin precedentes, agravada por el alarmante aumento de contagios y muertes por el Covid. Se revela así que la verdadera amenaza inusual y extraordinaria para la vida de los pueblos son los gobiernos neoliberales.
Inspirado en la grandeza de Bolívar y Chávez, el Presidente Nicolás Maduro nos ha lanzado el desafío de proyectarnos hacia el futuro para construir nuestra utopía concreta: “Vamos a construir la agenda 2021-2030, en el reto de Venezuela 2030, totalmente libre, totalmente recuperada, totalmente independiente y socialista. El Socialismo del Siglo XXI, el Socialismo cristiano, nuestro Socialismo indoamericano, nuestro Socialismo Chavista”. No estamos solos para lograrlo.
Siempre en combate, los venezolanos festejaremos el Bicentenario de Carabobo como el día más importante del resto de nuestras vidas. Será, parafraseando el Himno del estado Nueva Esparta, un faro para la insurrección que alumbrará el presente, el pasado y el futuro de Venezuela. El 24 de junio las y los patriotas reafirmaremos que Todas y Todos Somos Carabobo.
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