El capitalismo de Ronald McDonald

21/07/2020
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
mcdonald.jpg
Foto: https://www.thestreet.com
-A +A

Aunque ningún venezolano sabe quiénes fueron los Nephilim, yo sé que todos los venezolanos conocemos al grasoso y famoso Ronald McDonald, siendo el domesticado payaso oficial de los restaurantes de comida rápida McDonald's.

 

Yo estoy seguro que Ronald es un pedófilo, es un travesti y es un psicópata, pero la realidad, es que el ciudadano estadounidense llamado Ronald McDonald, sigue siendo el héroe infantil de los niños capitalistas del Mundo, que disfrutan junto a sus padres de la comida insana y chatarra de McDonald's.

 

Aunque cualquier niño mentalmente sano, se aterrorizaría con el psicodélico rostro de Ronald McDonald, por todo el colorido maquillaje lleno del clásico travestismo americano, pues la verdad, es que los enfermos niños capitalistas que comen la basura transgénica en los basureros de McDonald's, siempre sonríen y disfrutan jugar en compañía del popular payaso Ronald McDonald, que sigue protagonizando las fiestas infantiles a escala global, con su alocada y divertida mariconería que lleva de los pies a la cabeza, y que prostituye la espiritualidad de los niños latinoamericanos, quienes por culpa de sus adinerados progenitores, terminan metiendo bastante plata en los sucios bolsillos de Ronald McDonald.

 

Ronald McDonald debería ser una pesadilla, pero es el sueño americano.

 

Para invocar la santa presencia de Ronald McDonald en nuestra vida, no hay que prenderle tres fervorosas velas en la iglesia cristiana de nuestra ciudad, pues por el contrario, para invocar la santa presencia de Ronald McDonald en nuestra vida, hay que pagarle mucho dinero al feliz payasito Ronald, para que mueva su culito y brinque de alegría con su travestismo anglosajón, para que su santa presencia capitalista ilumine los corazones supuestamente cristianos, y para que sus milagrosos dones llenos de dólares, conviertan la amargura en felicidad.

 

Todos nosotros aprendimos a vivir de las apariencias, y aunque todos sabemos que las apariencias engañan a los cinco sentidos, todos seguimos viviendo de las apariencias y de los engaños, porque aunque no sabemos cuántas cicatrices, cuántos delitos capitales y cuántos pecados, se esconden dentro del gran cuerpo del maquillado Ronald McDonald, pues a nosotros no nos importa conocer el tamaño de sus secretos y de sus heridas, así como tampoco nos importa saber cuántas calorías, cuánto colesterol malo y cuánta grasa transgénica, se esconde dentro de una gran hamburguesa fabricada por los restaurantes de McDonald's.

 

Gran parte de la Humanidad endiosa a Ronald McDonald, porque el libertinaje capitalista es la vaca sagrada de la ciudadanía que vive en el Primer Mundo, en el Segundo Mundo y en el Tercer Mundo, por lo que la sociedad moderna del consumista siglo XXI, aprendió a contemplar y a disfrutar todo lo que se ve por afuera, lo que gusta a la vista, lo que no necesita introspección, lo superficial, lo carnal, lo vulgar, lo que hasta un ciego puede ver, pero nosotros no queremos ver, porque si abrimos los ojos, quizás odiemos hasta nuestra propia existencia.

 

No podemos hablar de capitalismo, sin hablar de Ronald McDonald, y no podemos hablar de Ronald McDonald, sin hablar del cinismo, de la hipocresía y de la traición a la patria, que implica vender y permutar nuestra dignidad venezolana, para comprar y recibir la gran transculturación norteamericana, porque basta con salir a las calles venezolanas en el pandémico año 2020, para comprender que Venezuela ahora celebra su día de la independencia el 4 de julio, porque aunque dicen que no hay quinto malo en la vida, la realidad es que los déspotas dólares del norte, destruyeron la soberanía bolivariana del Sur.

 

Y aunque ni siquiera sabemos hablar correctamente el enriquecido idioma español, siempre podemos ser tan pero tan idiotas, que hasta decidimos emigrar y abandonar la libertad de Venezuela, para ser los mejores esclavos y las mejores esclavas en la capitalista mansión de Ronald, para aprender a balbucear por tres moneditas y con dos muletillas el empobrecido idioma inglés, y para vivir por siempre y para siempre como los peores borregos del capitalismo de Ronald McDonald, quien sabe premiar la sumisión y sabe premiar el analfabetismo del pueblo, con un cuarto de libra con queso, con patatas fritas, con un litro de espumosa gaseosa, con obesidad, con diabetes, y con la muerte.

 

En una Venezuela espiritualmente saludable, llevar a un niño a cualquier restaurante de McDonald's, no debería ser un premio, debería ser un castigo, porque el niño será alimentado con productos procesados que no son nutritivos, que utilizan la química para imitar el sabor de los alimentos orgánicos, que no proporcionan ni energía ni vitalidad al niño, y que causan prematuras enfermedades gastrointestinales en las víctimas del abuso transgénico.

 

Pero por desgracia, vivimos en una Venezuela espiritualmente insalubre, donde los padres bebieron el mismo veneno capitalista bebido por sus abuelos, y por eso llevan a sus hijos a cualquier restaurante de McDonald's, para celebrar un feliz cumpleaños, para celebrar una alta calificación en el colegio, para pasarla bien durante el fin de semana, para celebrar el tremendo gol, el sensacional jonrón, la primera erección del carajito, el embarazo precoz de la carajita, y hasta para celebrar la época de Navidad con toda la sagrada familia.

 

Los padres no necesitaban invocar el santo nombre de Ronald McDonald, para que su hijo disfrutara de una egocéntrica y mundana fiesta infantil. El amor no se compra como un objeto. Los padres tan solo necesitaban darle un beso de buenas noches a su hijo, para que el niño se sintiera amado y feliz en la vida.

 

Pero como la mayoría de los padres, piensan que con la plata de la billetera se compra la felicidad en la vida, pues no le dieron el beso de buenas noches a su hijo, porque pensaron que era una mejor idea, compartir la famosa fotografía de Ronald jugando con el afortunado muchachito, en todas las redes sociales virtuales que destruyen los valores cristianos de las familias terrenales, y aunque después de compartir la cómica fotografía en Facebook, en Instagram y en WhatsApp, los padres pensaron en darle un besito de cumpleaños a su hijo, pues el niño ya se había dormido con muchísimos carbohidratos en su grasoso estómago, pero sin ninguna caricia de amor latiendo en su solitario corazón.

 

Hermanos, la fiesta infantil que los padres organizaron para festejar el cumpleaños de su hijo, no ameritaba gastar tanto billete para invocar la santa presencia de Ronald McDonald, porque cualquier payasito que payasea en nuestro vecindario, también puede divertir con travesuras y morisquetas a cualquier niño venezolano, pero lo que realmente se compra y se vende en el mundillo capitalista, no es la absurda diversión que causa un payasito bailando como tonto en cuatro tontas paredes, pues lo que realmente se compra y se vende en el mundillo capitalista, es el gran prestigio social que conlleva realizar una tremenda fiesta infantil, con la santa presencia de la estrella hollywoodense llamada Ronald McDonald, y seguro que mis vecinos se murieron de envidia, cuando vieron que Ronald sí vino a mi casa, y hasta usó el retrete del sanitario.

 

No podemos divertirnos con las cosas del Mundo, y a la vez decir que somos de Dios, aunque hay padres que van a la misa dominical de la Iglesia Católica, y hasta le agradecen a Dios porque la fiesta infantil con Ronald McDonald fue todo un éxito, y generalmente esos padres de verdad se arrodillan ante Dios, y le dan las gracias por la exitosa fiesta con Ronald, lo cual nos demuestra como la fatal mezcolanza entre las cosas mundanas y las cosas espirituales, confunde a la gente y permite el diabólico nacimiento de Dios Dinero, quien es el Señor a quien realmente le rezamos, le agradecemos, y adoramos en el planeta Tierra.

 

Ronald McDonald es incapaz de regalar comida a los niños pobres de los barrios venezolanos, Ronald es incapaz de donar medicamentos a los abandonados hospitales venezolanos, Ronald es incapaz de alimentar a un hambriento perrito de cualquier calle venezolana, Ronald es incapaz de regalar una sonrisa a un venezolano leproso, Ronald es incapaz de regalar una silla de ruedas a un paralítico cubano, Ronald es incapaz de predicar el evangelio en nuestras comunidades, Ronald es incapaz de ayudar al bendito prójimo venezolano, Ronald es incapaz de visitar una asquerosa cárcel venezolana, Ronald es incapaz de regalar esperanza a los delincuentes, que terminaron presos en las cárceles venezolanas, por culpa de la mentalidad capitalista de Ronald McDonald.

 

Ronald McDonald no es un buen samaritano, y lamentablemente, los venezolanos no queremos emigrar a la bendita tierra de Samaria, porque los venezolanos siempre deseamos emigrar hasta Estados Unidos, Panamá, España, Colombia, Ecuador y Perú, para seguir rasgándonos las vestiduras con el mismo disfraz de payaso de Ronald, que, aunque no tiene una gota de sudor en sus coloridas telas, siempre huele a vómito de azufre con excremento porcino.

 

Como el mejor payaso capitalista, Ronald McDonald es tramposo, sabe engañar a la gente con sus trucos, sabe actuar con gran histrionismo dentro y fuera del circo, sabe robar los dólares sin ser descubierto, te enferma con una hamburguesa, y tú te ríes porque te enfermó, te viola y todo es feliz comedia.

 

 

 

Pero, aunque Ronald McDonald es egoísta, capitalista y elitista, aunque Ronald McDonald es incapaz de mover un dedito de su mano, sino le pagan bastante billete para mover sus diez deditos de las manos, y aunque Ronald McDonald es incapaz de ayudar a la gente pobre venezolana, pues irónicamente, Ronald es querido, es respetado, y es amado por gran parte de la sociedad venezolana, y, de hecho, Ronald McDonald es un símbolo de la cultura pop capitalista universal.

 

Para que Ronald McDonald exista en la vida, primero hay que meterle bastante dinero dentro de los bolsillos capitalistas de sus pantalones, para que Ronald McDonald exista en nuestra vida.

 

Para que Ronald McDonald sea el payaso que alegre nuestras fiestas, primero hay que meterle bastante dinero dentro de los bolsillos capitalistas de sus pantalones, para que Ronald McDonald sea el payaso que alegre nuestras fiestas.

 

Para que Ronald McDonald cambie su odiosidad gringa por una bellísima sonrisa indígena, primero hay que meterle bastante dinero dentro de los bolsillos capitalistas de sus pantalones, para que Ronald McDonald cambie su odiosidad gringa por una bellísima sonrisa indígena.

 

Para que Ronald McDonald se coma una sucia hamburguesa, primero hay que meterle bastante dinero dentro de los bolsillos capitalistas de sus pantalones, para que Ronald McDonald abra la boca y se coma la burguesa hamburguesa.

 

Para que Ronald McDonald se transforme en el mejor títere del titiritero, primero hay que meterle bastante dinero dentro de los bolsillos capitalistas de sus pantalones, para que Ronald McDonald destrabe su lengua y se convierta en el títere del Mundo.

 

Yo me pregunto cuántos de nosotros, somos el claro y vivo espejo de Ronald McDonald.

 

Yo me pregunto cuántos de nosotros, envidiamos y deseamos la tarjeta de crédito de Ronald McDonald.

 

Me pregunto cuántos de nosotros somos incapaces de mover un dedo, sino recibimos previamente bastante dinero, para que nuestros dedos se muevan en la Tierra. Me pregunto cuántos de nosotros somos una copia fiel de la mente capitalista de Ronald McDonald, y me pregunto cuántos de nosotros vamos por la vida, comiendo hamburguesas llenas de consumismo y analfabetismo.

 

La cultura capitalista de Ronald McDonald es santificada a nivel mundial, y aunque una persona cristiana y mentalmente sana, tendría que odiar toda la perversión moral que implica endiosar a un diablo llamado Ronald, el cual piensa que con el dinero se puede comprar la felicidad en la vida, pues lamentablemente, vivimos en un Mundo donde lo malo es bueno y donde lo bueno es malo, por lo que cualquier angelito redentor que se atreva a nadar contra la sucia corriente del agua turbia, será socialmente destruido por el Belcebú que impone las demoníacas reglas del juego, y será echado a la basura del océano internacional del plástico, para que se sumerja en el laberinto capitalista junto a las hamburguesas, a los crucifijos, y a la mediocridad.

 

No hay duda que todos los venezolanos, conocen al payaso estadounidense llamado Ronald McDonald, pero es muy probable que los venezolanos, desconozcan al escultor finlandés llamado Jani Leinonen.

 

Los medios de comunicación social que pertenecen al privatizado capitalismo salvaje del siglo XXI, y que por desgracia, son los medios de masas que gozan de mayor popularidad, no solo engordan el cuerpo y deforman el alma de la ciudadanía hispana con sus noticias tergiversadas, sino que también se encargan de censurar la información que no conviene divulgar al público, se encargan de obstaculizar la libertad de pensamiento, y se encargan de robotizar la conciencia de la gente, que no se cansa de comer el oprobio vendido por Ronald McDonald.

 

Jani Leinonen es un escultor finlandés que hizo una ingeniosa escultura llamada “McJesús”, en la cual vemos a un demacrado Ronald McDonald crucificado en una cruz, como si fuera Jesucristo crucificado en El Calvario, siendo una crítica social del artista finlandés, en contra de la sociedad consumista del siglo XXI.

 

La polémica escultura fue expuesta en el Museo de Arte de Haifa en Israel, y causó multitud de disturbios callejeros, debido a que McJesús fue considerado altamente ofensivo y un insulto religioso por parte de la minoría árabe cristiana, lo cual generó violentos altercados entre los manifestantes y la policía local.

 

Cuando pensamos en el capitalismo, siempre pensamos en el frío y calculador ambiente del corporativismo, donde la vida es un jugoso contrato por firmar, donde la vida es un negocio redondo, donde la vida es una transacción que se cotiza en la bolsa de valores, donde el bien material es más importante que la dignidad humana del Hombre, y donde siempre pagan justos por pecadores.

 

Pero el adictivo capitalismo americano trasciende las fronteras americanas, y es muy triste observar que la frialdad del corporativismo, se expande y llega hasta regiones geográficas de la Tierra, donde también irrespetan la dignidad humana.

 

Jani Leinonen exigió que su McJesús fuera retirado del Museo de Haifa, tras conocer toda la violenta subversión que causó la obra en Israel, y porque además Leinonen se había unido al Movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones, que presiona a Israel para que respete los derechos del pueblo palestino.

 

No obstante, el Museo de Haifa en Israel se negó a retirar la controvertida pieza de su exposición, pues el McJesús formaba parte de un acuerdo de préstamo con la Galería Zetterberg de Helsinki en Finlandia, y, de hecho, la galería finlandesa también se negó a romper el contrato con el Museo de Haifa, pues no quería ser cómplice de los intereses personales o políticos, que habían movido a Jani Leinonen para exigir que su McJesús, fuera retirado del museo de Haifa.

 

 

 

El Museo de Haifa no respetó la decisión de Leinonen, y no quiso retirar a McJesús de sus salas, porque al museo israelí no le convenía romper el famoso acuerdo de préstamo con la galería finlandesa, ya que el polémico McJesús había sido visitado por más de 30.000 personas, y el macabro payaso crucificado estaba dándole fama internacional a un museo, que se escudó en el derecho a la libertad de expresión, como la mejor excusa para seguir exponiendo públicamente a McJesús, y para seguir rechazando el deseo del propio autor de McJesús, quien pedía con insistencia que la politizada obra abandonara Israel.

 

Pero McJesús ya había perdido su dignidad artística, como escultura concebida para generar una punzante reflexión social, y McJesús se había convertido en un astuto show capitalista del Museo de Haifa y de la Galería de Zetterberg, que se lucraron con McJesús y manipularon socialmente a la obra de Jani Leinonen.

 

Finalmente, la crudeza artística retratada en McJesús, fue censurada y retirada del Museo de Haifa, pero no fue excluida por respeto a la decisión de Leinonen, sino porque McJesús ya se había convertido en un objeto de rivalidad política entre naciones, por lo que McJesús fue retirado del museo israelí y fue devuelto a Finlandia, debido al carácter ofensivo que exhibía la escultura anticapitalista.

 

Vimos que el sustantivo llamado McJesús, se cansó de recibir adjetivos como polémico, controvertido, ofensivo, irrespetuoso y satánico, pero yo no comprendo el motivo por el cual se consideró ofensiva a una escultura, que artísticamente retrató a la perfección la realidad capitalista del Mundo, y yo creo que, si tanta gente se sintió ofendida por la obra McJesús, fue porque el payaso reflejó el estilo de vida conllevado, por la misma gente que se sintió ofendida.

 

McJesús nos demostró que aunque podemos tolerar, que las hamburguesas de McDonald's diariamente engorden, enfermen, y perjudiquen la salud de millones de consumidores a nivel mundial, pues paradójicamente, no podemos tolerar ver a un demacrado payasito crucificado en la sala de un museo, y los manifestantes árabes cristianos que usaron piedras y bombas molotov, para expresar el rechazo y el repudio ante la presencia de McJesús, demostraron que la intolerancia es un antivalor más cercano al capitalismo y más lejano al cristianismo.

 

Yo sé que usted como cristiano venezolano y como cristiano latinoamericano, también odia con todas sus fuerzas a McJesús, y supongo que, si McJesús fuera expuesto en cualquier museo de América Latina, pues los cristianos latinos también lanzarían piedras y bombas molotov, para rechazar la odiosa visita de McJesús a nuestras ciudades, pero yo les pregunto a mis queridos hermanos:

 

¿Por qué ustedes no lanzan ni piedras ni bombas molotov a los restaurantes de McDonald's, que con sus hamburguesas envenenan la salud del pueblo hispano?

 

 

 

¿Por qué odiamos a una escultura que usa el arte para despertar la conciencia?

 

¿Por qué amamos a un restaurante que usa la carne para engordar a los animales?

 

McJesús nos demostró la enfermiza alienación mental que generan las transnacionales, y también nos demostró la enfermiza realidad capitalista que todos aceptan, que todos compran y que todos aman, porque como sucede con las clásicas burbujas de la botella de Coca Cola, y como sucede con el tecnológicamente sofisticado teléfono iPhone, sabemos que el bendito sabor capitalista de las grasosas hamburguesas de McDonald's, siempre ha podido superar las candentes enemistades religiosas de la Tierra, y el bendito sabor de las grasosas hamburguesas de McDonald's, sigue siendo santificado y comprado por los trotamundos consumidores judíos, laicos, americanos, chinos y troyanos.

 

La sociedad cristiana internacional, que se niega a reconocer su mundanismo, su consumismo y su mediocridad intelectual, es la misma sociedad capitalista internacional, que se niega a reconocer su mundanismo, su consumismo y su mediocridad intelectual, por lo que la gente puede divertirse con todas las payasadas del divertidísimo Ronald McDonald, y al mismo tiempo, esa gente también puede entristecerse con todo el calvario de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Ronald McDonald, Papa Francisco, La Cuatro, Daddy Yankee, Barbie y Los Nephilim, Don Francisco, Virgen de Guadalupe, Mickey Mouse, Mona Lisa, Chris Benoit, Lady Gaga y Chespirito.

 

Todo el sucio sistema capitalista, es parte de la misma basura cristiana, todo el sucio sistema cristiano, es parte de la misma basura capitalista, todo el sucio sistema cristiano capitalista, es parte de la misma capitalista basura cristiana.

 

El dinero, la hostia, la hamburguesa, el cliente, el feligrés, el restaurante, la iglesia, el amén.

 

Todo el sucio sistema capitalista, es parte de la misma basura cristiana, todo el sucio sistema cristiano, es parte de la misma basura capitalista, todo el sucio sistema cristiano capitalista, es parte de la misma capitalista basura cristiana.

 

Todos estamos endiosando a McJesús, cuando endiosamos a nuestro teléfono inteligente, cuando endiosamos a nuestro automóvil, cuando endiosamos a nuestra motocicleta, cuando endiosamos a un deportista, cuando endiosamos a nuestro televisor, cuando endiosamos a personajes de moda, cuando endiosamos un diploma universitario, cuando endiosamos a una joya, a unos zapatos, a un bonito vestido, a una casa, a un reloj.

 

Todos endiosamos a McJesús, cuando endiosamos a nuestra esposa, a nuestro esposo, a nuestros hijos, y hasta cuando endiosamos a los supuestos santos milagrosos y a las supuestas vírgenes milagrosas, que como todos nosotros, nacieron con la mancha del pecado en sus sangres, y fue precisamente por la preciosísima sangre que derramó Jesucristo en la cruz, para conseguir el perdón y la redención de todos los pecados de la Humanidad, que el buen cristiano debe hoy reflexionar, para saber si está endiosando a McJesús o a Jesucristo.

 

 

 

Pero yo me pregunto cómo un buen cristiano puede reflexionar, en un Mundo capitalista que prohíbe usar el buen discernimiento, y que hoy me exige comprar, esa cosa que otro también quiere, y que, si yo no la compro rápidamente, pues ese otro comprará y disfrutará esa cosa, que yo también quería comprar, y entonces ese otro será un ganador en la vida, mientras que yo seré un perdedor, un tonto, un fracasado.

 

A veces parece que nacer para ser tan idiota como Ronald McDonald, es la filosofía de vida adoptada por muchísimos hermanos y hermanas del Mundo, porque aunque las mujeres no se cansan de amamantar a su criaturita, y aunque los hombres no se cansan de trabajar y robar para mantener a esa criaturita, nada ni nadie podrá evitar que la criaturita, se convertirá en otro acérrimo opositor de McJesús en el futuro, y yo creo que todos deberíamos exaltar a Jesucristo, quien ni contrajo matrimonio ni tuvo hijos biológicos, porque Jesús bien sabía que la mancha del pecado de las mujeres y de los hombres, que nacieron del pecado de Adán y Eva, no había que seguir diseminándola por la faz de la Tierra.

 

A veces parece que la falsa ilusión de felicidad, creada por el capitalismo de Ronald McDonald, es una ley de vida para muchísimas personas en la Tierra, y aunque la moralidad de Ronald McDonald no puede compararse con la moralidad de Santa Teresa de Calcuta, pues lamentablemente, muchas veces las personas son capaces de equipararlos en un mismo nivel superlativo, ya que Ronald y Teresa son dos personajes famosos para la historia de la Humanidad, lo cual termina superando el umbral que existe entre la ficción y la realidad del Mundo, porque aunque el payaso Ronald solo sabe comer hamburguesas, y porque aunque la Madre Teresa solo supo ayudar a los niños pobres del Mundo, cuando las personas deben elegir sus destinos, siempre ambicionan imitar el capitalismo de Ronald, y nunca codician emular el altruismo de Teresa.

 

Las millones de personas que eligen imitar al payaso Ronald, son las millones de personas que vienen destruyendo y sobrepoblando a nuestro planeta Tierra, y aunque un nuevo día es realmente un nuevo día en la vida, pues para muchísimos hermanos y hermanas, el nuevo día siempre será el mismo día de oscuridad, que empañó el pasado, que opaca el presente, y que nublará el futuro.

 

¿Por qué millones de personas eligen imitar el capitalismo del payaso Ronald McDonald?

 

Porque somos lo que el dinero quiere que seamos en el Mundo, así de simple.

 

Soy payaso si me pagan para ser payaso, soy bueno porque no le hago daño a nadie, aunque con mi indiferencia social le hago muchísimo daño al prójimo, y aunque hoy pudiera ayudar a mi prójimo, solo ayudo si me pagan para ayudar al prójimo, pero como solo me pagan dinero para ser payaso, solo seré payaso.

 

¿Por qué millones de personas no quieren emular el altruismo de Santa Teresa de Calcuta?

 

 

 

Porque nunca somos lo que Dios quiere que seamos en la vida, así de simple.

 

Nuestros ideales, nuestras convicciones, nuestros talentos, y hasta nuestras capacidades para vencer los miedos, siempre estarán supeditadas a la recompensa económica que recibamos, para defender a la derecha, para criticar a la izquierda, para decidir ser ambidextro, y hasta para olvidarnos de Dios.

 

Gracias a Dios, yo soy una persona que aprendí a escuchar todo lo que la vida quiere que escuche, yo no juego con el cristianismo que predico por voluntad propia, y yo siempre escribo con la naturalidad de la experiencia personal.

 

Yo estuve presente en la misa del Miércoles de Ceniza del año 2020, que se ofició en la Catedral de Mérida en Venezuela, y durante el sermón del sacerdote, yo escuché unas palabras tan cristianamente miserables, que siento la necesidad de compartirlas con cualquier hermano venezolano o extranjero que lea mi artículo, y también siento la necesidad de asociar las palabras dichas por el sacerdote, con la mísera cultura trivial que ostenta el vil Ronald McDonald.

 

Yo escuché al Padre decir durante el sermón de la misa del Miércoles de Ceniza, que debido a la fuerte crisis económica que sufría Venezuela, era “imposible” pedirle a un cristiano católico venezolano, que se abstuviera de comer un pedazo de carne durante el tiempo cuaresmal y durante la Semana Santa, porque si ese hermano cristiano católico venezolano, llevaba meses sin comer carne por culpa de la terrible crisis venezolana, pues obviamente sentiría la necesidad de comerse el gran pedazo de carne, y se justificaría que se abstuviera del ayuno.

 

Si usted analiza las palabras del sacerdote, como un ciudadano venezolano lleno de conciencia social, pues usted seguro aplaudirá el sermón del sacerdote, y usted también justificará que un hermano católico, se coma el pedazote de carne el Viernes Santo, porque ese hermano tenía hambre y necesitaba comer la carne.

 

Pero si usted analiza las palabras del sacerdote, como un ciudadano realmente cristiano católico venezolano, pues usted debería escupir el sucio rostro del miserable sacerdote de una Iglesia Católica, que, como buena ramera, siempre prostituye la santa palabra de Dios, que, como buena ramera, siempre juega con el cristianismo, que, como buena ramera, cambió el santo sábado por el domingo, y que, como buena ramera, siempre dice lo que la gente siempre quiere escuchar.

 

Todos hemos aprendido que la cultura McDonald's, es divertida, no hay sacrificio, todo es libertinaje, todo es suavecito, no hay consecuencias, la vida es risa y payasada.

 

 

 

Todos hemos aprendido que el evangelio predicado por la Iglesia Católica en Venezuela, es divertido, no hay sacrificio, todo es libertinaje, todo es suavecito, no hay consecuencias, la vida es risa y payasada.

 

No hay duda de que la Iglesia Católica de Ronald McDonald, es divertida, no hay sacrificio, todo es libertinaje, todo es suavecito, no hay consecuencias, la vida es risa y payasada.

 

Pero si abrimos nuestra polvorienta y olvidada Santa Biblia, podemos leer en Lucas 9:23 la siguiente cita bíblica:

 

“Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

 

Vemos que Nuestro Señor Jesucristo, nos exhorta a tener una fe verdadera en Dios, una fe a prueba de balas, una fe a prueba del egoísmo, una fe a prueba de las tentaciones del Mundo, una fe a prueba de la carne de las hamburguesas, una fe que no tenga miedo de cargar el peso de la cruz en su espalda, una fe que realmente ame a Jesús, y una fe dispuesta a sacrificarse en la vida por amor al Señor.

 

Pero el gran problema, es que usted no sabe qué significa una exhortación, así como usted tampoco ha comprendido qué significa ser cristiano, porque la mayoría de la gente simplemente simpatiza y admira a Jesucristo, así como también esa misma gente, simpatiza y admira a Ronald McDonald.

 

Es muy triste reconocer como devoto cristiano, que el mismo sacerdote católico que el Miércoles de Ceniza, te trazó una cruz en la frente y te dijo “Convertíos y creed en el Evangelio”, pues fue el mismo sacerdote que el Miércoles de Ceniza, te invitó a comerte un pedazote de carne durante la Semana Santa, aunque se pisoteara el compromiso que exigía cargar la cruz de Jesús, y aunque se convirtiera en polvo cósmico al timorato santo evangelio de Dios.

 

No hay nada más terrible en la vida de un creyente cristiano, que sufrir los síntomas de una terrible enfermedad llamada: tibieza espiritual.

 

Y definitivamente, el razonamiento anticristiano de los sacerdotes de la Catedral de Mérida, encaja a la perfección con la terrible tibieza espiritual, que tanto contamina y que tanto corrompe, a las iglesias cristianas del Mundo.

 

Somos fríos o somos calientes, pero si somos tibios, somos mediocres.

 

Considero imperdonable que los sacerdotes de la Catedral, justificaran que un cristiano católico venezolano, se comiera un pedazote de carne durante el tiempo de ayuno de la Cuaresma y de la Semana Santa, simplemente porque ese hermano llevaba meses sin comer un pedazo de carne, ya que más allá de la crisis económica venezolana, las heces fecales que se producen y que se expulsan de nuestro organismo, después de comer un pedazote de carne, jamás justificarán traicionar a Jesucristo, ni traicionar a la santa palabra de Dios.

 

 

 

¿Somos carnívoros cavernícolas o somos cristianos católicos?

 

No olvidemos la famosa cita bíblica en Mateo 4:4 que nos afirma lo siguiente:

 

“No solo de pan vivirá el Hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

 

Y debemos entender que el pan también incluye a la carne, al pollo, al pescado, y a cualquier alimento del Mundo, ya que Jesús nos exhorta a darle prioridad a la Palabra de Dios en nuestras vidas, porque la comida mundana no es más importante, que la santa Palabra que proviene de la boca de Jehová.

 

Si usted es una persona atea, agnóstica, diabólica, extraterrestre o fantasmagórica, entonces usted es una persona que perfectamente puede comerse el pedazote de carne, durante todo el tiempo cuaresmal y durante toda la Semana Santa, sin sentir culpa, sin sentir miedo, sin sentir ninguna sensación de pecado.

 

Pero una persona que realmente sea cristiana católica, no debe ser tan débil emocionalmente, no debe ser tan tibia espiritualmente, y no debe ser tan carnívora mentalmente, como para darle rienda suelta al apetito y ceder ante la mundana presión del Mundo, solamente para comer un pedazo de carne, que va en contra de la doctrina católica del tiempo cuaresmal y de la Semana Santa.

 

Es obvio que el pueblo supuestamente cristiano católico de Venezuela, se olvidó de las sabias y retumbantes palabras de Jesús, quien nos dijo que, para seguirlo en la vida, debemos abandonar nuestro egoísmo y cargar el peso de la cruz.

 

A veces yo no tengo fuerzas ni para existir, y a veces siento muchas ganas de suicidarme, porque haber sido violado por un payaso no fue una feliz comedia, pero yo sé que suicidarme nunca jamás será la solución para olvidar el pasado, por lo que cada día cargo la cruz de Jesús, y encuentro la bendita fuerza espiritual que yo necesito para seguir adelante en la vida, para seguir escribiendo en cristiana libertad, y para nunca jamás traicionar a Dios.

 

¿Qué enseñanza podemos aprender de las palabras de Nuestro Señor Jesucristo?

 

Si usted dice ser realmente cristiano católico, y le ofrecen un pedazote de carne para que se lo coma durante el tiempo de ayuno cuaresmal, pues usted deberá cargar el peso de la cruz de Jesús, y usted deberá rechazar el pedazote de carne, porque aunque un cristiano católico de Venezuela lleve meses sin comer carne, pues cargar el peso de la cruz de Jesús, implica una perfecta obediencia a la voluntad de Dios, por lo que usted estará obligado a rechazar ese pedazote de carne, para demostrar su verdadero compromiso y su sincera lealtad hacia Jesús.

 

 

 

Si usted es realmente cristiano católico, pues usted no se comerá el pedazote de carne, usted se arrodillará con una gran sonrisa en su rostro, y usted le dará las gracias a Dios, porque puede disfrutar del milagro de un nuevo día en la Tierra.

 

Si usted pertenece a la Iglesia Católica de Ronald McDonald, usted se comerá el pedazote de carne, porque debido a la crisis venezolana es imposible que un cristiano católico venezolano, rechace comer la carne que lleva meses sin comer.

 

¿Usted es realmente cristiano católico, o usted pertenece a la Iglesia Católica de Ronald McDonald?

 

Si usted no es cristiano católico, entonces usted perfectamente puede comerse el pedazote de carne, cuando quiera, con quien quiera, y donde quiera.

 

Pero si usted dice ser cristiano católico, y está viviendo el tiempo de ayuno cuaresmal, pues, aunque le regalen un suculento tigre al horno, pues usted deberá exclamar y decirle ¡NO! al suculento tigre al horno, porque es más importante cumplir con los principios éticos católicos de su religión, que obliga a ejercitar el ayuno durante la Cuaresma, por amor y por respeto a la pasión de Jesucristo.

 

Si usted se come el suculento tigre al horno durante la Semana Santa, pues usted es un mentiroso, que usa a Jesucristo y lo manipula a su propia conveniencia, y que realmente pertenece a la Iglesia Católica de Ronald McDonald.

 

Como verdaderos cristianos católicos, nosotros debemos reflejar el carácter y la disciplina de Jesús, quien pudo pasar 40 días ayunando y orando en el desierto, para obtener la fuerza espiritual que lo ayudaría a resistir el calvario que sufriría en la cruz, para lograr la redención que salvó tu vida y que salvó mi vida.

 

No hay duda que la crisis que sufrió Jesús hace dos mil años en el solitario desierto, fue inmensurablemente peor, que la crisis que sufren los venezolanos del siglo XXI. Sin embargo, Jesús no cayó en ninguna de las trampas y de las tentaciones mundanas ofrecidas por el Diablo, y Jesús siguió ayunando y orando por amor a la divina voluntad de su Padre.

 

Odiamos leer las sagradas páginas de la Biblia, pero siempre decimos que somos fieles cristianos católicos.

 

Odiamos ver la explosión de sangre en el macabro matadero, pero podemos comer carne hasta durante la Semana Santa.

 

Odiamos que se ridiculice a Jesús con el McJesús de un museo, pero siempre nos mofamos del evangelio por un pedazo de carne.

 

Es cristianamente imperdonable que en la Catedral de Mérida, se aceptara y se justificara que un cristiano católico venezolano, se comiera un pedazote de carne durante el tiempo cuaresmal, aunque la iglesia venezolana se olvidaba del bíblico sacrificio de Jesús en el desierto, que incluso, fue relatado durante las lecturas bíblicas de las misas del tiempo cuaresmal, que aparentemente, fueron misas oficiadas solo para la gente sordomuda venezolana.

 

Si los sacerdotes de la Catedral de Mérida y si los feligreses venezolanos, no tienen la suficiente confianza puesta en Nuestro Señor Jesucristo, como para evitar comerse un pedazo de carne durante la Semana Santa, entonces los sacerdotes de la Catedral de Mérida y los feligreses, que aplaudieron comer carne durante el tiempo cuaresmal por la crisis económica venezolana, son mundanos embusteros disfrazados de cristianos católicos, que siempre doblan sus rodillas en la Iglesia, y que siempre saben apuñalar al cordero por la espalda.

 

¿Acaso los sacerdotes de la Catedral de Mérida pertenecen a la Iglesia Católica de Ronald McDonald?

 

¿Cómo es posible que los anticristianos sacerdotes católicos venezolanos, sean tan espiritualmente blandengues, que justifiquen comer carne durante la Semana Santa, debido a la crisis económica venezolana?

 

¿Acaso un pedazo de carne justifica traicionar a Nuestro Señor Jesucristo?

 

Sacerdotes que pasaron más de cinco años, supuestamente purificando sus almas y estudiando en los claustrofóbicos seminarios venezolanos, pero años más tarde, esos mismos blandengues sacerdotes justificaron que el pueblo cristiano católico, se comiera un pedazote de carne durante la Semana Santa, porque debido a la crisis económica venezolana era imposible rechazar el pedazote de carne, aunque los sacerdotes sabían que el tiempo cuaresmal era tiempo de ayuno, era tiempo de penitencia, era tiempo de limosna, era tiempo de conversión, y era tiempo de oración.

 

¡Qué barbaridad! Es por culpa del razonamiento anticristiano de los sacerdotes católicos venezolanos, que muchos hermanos pierden la fe, terminan siendo ateos, y terminan odiando a la Iglesia Católica de Ronald McDonald, y lamentablemente, es por culpa del libertinaje espiritual de los cristianos católicos, que muchísima gentuza presa en la ignorancia, se sigue bautizando y quiere pertenecer a la Iglesia Católica de Ronald McDonald, porque esa gentuza sabe que el Vaticano prostituye la palabra de Dios, porque esa gentuza sabe que el Vaticano disfruta ver las payasadas de Ronald, y porque esa gentuza sabe que el Vaticano siempre permite la pederastia, en sus carnívoras y libidinosas iglesias.

 

Yo debo insistirle a mi querido hermano lector, que si usted no es cristiano católico, pues cómase el pedazote de carne cuando a usted se le antoje comerse el pedazote de carne, pero si usted dice ser cristiano católico, entonces no sea tan cínico, y no justifique su cinismo culpando a una crisis económica venezolana, que no le pone una pistola llena de balas en la cabeza a ningún venezolano, para que traicione a Jesús durante el tiempo cuaresmal de ayuno.

 

 

 

Y para demostrar que yo no soy indiferente ante la crisis de Venezuela, voy a colocar un ejemplo muy práctico, para demostrar que un cristiano católico sí podía rechazar el pedazote de carne durante la Semana Santa, sin morir de hambre y respetando a Dios.

 

Si usted hubiera recibido un pedazote de carne durante la Semana Santa, no tenía que comérselo como le dijeron los corruptos sacerdotes católicos venezolanos, pues la decisión que hubiera tomado un desesperado pero buen cristiano católico venezolano, era venderle ese pedazote de carne a cualquier hermano venezolano que no fuera cristiano católico, y con el dinero recibido por la venta del pedazote de carne, usted pudiera haber comprado muchas frutas y muchas verduras, para alimentarse sanamente durante el tiempo cuaresmal y durante la Semana Santa, sin tener que comerse un pedazote de carne, que irrespetaba el sacrificio cristiano y que irrespetaba a la pasión de Jesús, y que como católico boicoteaba a la santa voluntad de Dios.

 

Y voy a ir un poquito más allá de la cornisa. Si usted simplemente hubiera tenido la sincera intención de vender el pedazote de carne, para no irrespetar el ayuno cuaresmal por amor a Jesús, pues yo estoy seguro que usted no hubiera tenido que vender el pedazote de carne, pues Dios siempre premia la obediencia de su pueblo realmente cristiano católico, y yo sé que usted hubiera recibido tantas frutas, tantas verduras y tantos cereales, por haber querido vender el pedazote de carne para respetar únicamente a Dios, que al final de la historia cristiana venezolana, pues usted mismo hubiera decidido regalar ese pedazo de carne a gente no cristiana, y usted mismo hubiera aprovechado la Semana Santa para conocer el delicioso sabor del mango, de la fresa, del ocumo y de la avena.

 

Pero saltando por la cornisa con los ojos bien abiertos en el año 2020, yo también me pregunto quién de mis compatriotas católicos venezolanos, tan solo hubiera pensado en vender el pedazote de carne por amor a la voluntad de Dios, y aunque yo no soy ni brujo ni vidente, tal vez un cero como posible respuesta a la pregunta cristiana, hará que mis ojos se llenen de vastas lágrimas.

 

Pero según los sacerdotes de la Catedral de Mérida, sí se justificaba traicionar a Jesucristo, no se justificaba el saludable vegetarianismo, y sí se justificaba comer un pedazote de carne durante el tiempo cuaresmal, porque la carnívora necesidad estomacal de los venezolanos, es inmensurablemente mayor, que la rectitud espiritual cristiana de un buen católico venezolano, y el razonamiento anticristiano de los sacerdotes de la Catedral de Mérida, nos demuestra claramente la mediocridad espiritual de la Iglesia Católica de Ronald McDonald.

 

Y para quienes piensan que solamente Jesús, fue capaz de rechazar las mundanas tentaciones del Diablo, y para quienes piensan que ningún venezolano podía rechazar el pedazote de carne por amor a Dios, pues tan solo hay que leer las páginas de la Santa Biblia, para demostrar que más allá de la crisis que pueda estar atravesando una persona, siempre es posible por amor a Dios, rechazar el pecaminoso alimento que destruye nuestra comunión con Dios.

 

 

 

Sabemos que Daniel y sus amigos: Ananías, Misael y Azarías, rechazaron comer la carne que el rey Nabucodonosor les había obligado a comer, porque Daniel y sus amigos sabían que las leyes impuestas por Dios, siempre estaban por encima de las caprichosas reglas impuestas por los reyes terrenales, y como Daniel y sus amigos sabían que esa carne no era aprobada por Dios, entonces a pesar del gran enojo del rey, y a pesar de las consecuencias de sus desobediencias, pues Daniel y sus amigos decidieron cumplir las órdenes de Dios, antes que acatar la orden del rey, para no contaminarse comiendo la carne prohibida por Dios.

 

Daniel y sus amigos pasaron diez días alimentándose solo de legumbres y agua, y aunque todos pensaron que ellos enfermarían y estarían débiles y pálidos, a diferencia de los muchachos que sí estaban comiendo la deliciosa carne del rey, pues sorprendentemente, pasados los diez días llenos de una saludable alimentación vegetariana, Daniel y sus amigos estaban mucho más vigorosos, más sonrientes y más enérgicos, que los muchachos que comieron la carne del rey, y que se sintieron extenuados y cansados por la mala alimentación recibida, por lo que el gran ejemplo de Daniel y sus amigos, generó una reforma y todos los muchachos cambiaron la carne, por alimentos vegetales y por el agua.

 

Dios recompensó la obediencia y la valentía de Daniel y de sus amigos, que rechazaron comer la carne que el rey les había obligado a ingerir, y según el relato bíblico, sabemos que Dios premió a los muchachos con inteligencia, conocimiento y sabiduría, e incluso, Dios permitió que Daniel pudiera interpretar el significado de sueños y de visiones, por lo que la obediencia a la ley de Dios, dio saludables frutos para los jóvenes.

 

Vimos que Daniel y sus amigos, se negaron a comer el pedazote de carne, y por la lealtad que demostraron hacia Dios, pues Daniel y sus amigos fueron recompensados por Dios, que los cuidó y los defendió a lo largo de sus vidas.

 

Daniel y sus amigos no se murieron de hambre, aunque todos pensaron que se descompensarían si no comían la carne del rey, pero, por el contrario, Daniel y sus amigos terminaron siendo fortalecidos, tanto física como intelectualmente.

 

Si Daniel, Ananías, Misael y Azarías, estuvieran vivos, si fueran compatriotas venezolanos que estuvieran sufriendo la crisis económica venezolana, si fueran cristianos católicos, y si hubieran recibido un pedazote de carne durante la Semana Santa del año 2020, pues estamos seguros que Daniel y sus amigos hubieran rechazado comer el gran pedazote de carne, por amor y respeto a Dios.

 

La actitud de Daniel y sus amigos, tiene nombre y apellido, se llama: fidelidad por amor a Dios.

 

La actitud de los sacerdotes cristianos católicos venezolanos, tiene nombre y apellido, se llama: infidelidad por amor al Mundo.

 

¿Usted ama a Dios o usted ama al Mundo?

 

Lamentablemente, la mayoría de los cristianos católicos venezolanos, confían ciegamente en las santas patrañas que predican los sacerdotes católicos venezolanos, y si un solo feligrés católico venezolano, se atrevió a comerse el pedazote de carne durante el Viernes Santo de la Semana Santa del 2020, por culpa de las santas patrañas que dijo un sacerdote católico en la misa del Miércoles de Ceniza, pues tenemos razones para volver a escupir al sacerdote, para maldecir al sacerdote, y para excomulgar al anticristiano sacerdote.

 

Mis queridos sacerdotes venezolanos, cuando llegue el momento de dar el sermón en la misa, piensen que Jesús está sentado en la primera fila del banquillo de la iglesia, piensen que Jesús está escuchando con atención todas sus palabras, piensen que Jesús es otro feligrés que confía en sus sermones, y entonces mis queridos sacerdotes venezolanos, ustedes percibirán que es muy importante pensar antes de hablar, porque si Jesús escuchó que ustedes usaron la fuerte crisis económica de Venezuela, como la mejor excusa supuestamente cristiana católica, para justificar que un venezolano se comiera un pedazote de carne en la Semana Santa, pues yo creo que mis queridos sacerdotes católicos venezolanos, van a recibir muchos fortísimos latigazos después de la eucaristía.

 

Es imperativo que los jóvenes seminaristas venezolanos, no solamente por obligación lean la Santa Biblia, sino que también comprendan las historias bíblicas sobre Daniel, porque si un sacerdote católico venezolano se atrevió a justificar la ingesta de un pedazote de carne durante la Semana Santa del 2020, fue simplemente por la consecuencia de la mala educación teológica que recibió ese sacerdote en el seminario venezolano, siendo vital que los jóvenes seminaristas de Venezuela recuperen la lealtad hacia la palabra de Dios, y entiendan que con crisis económica o sin crisis económica en el país, un fiel cristiano católico no debe traicionar a Jesús, por un mundano trozo de carne.

 

Cabe destacar, que cuando Daniel y sus amigos rechazaron comer la carne del rey, pues ellos no eran ni sacerdotes, ni arzobispos, ni cardenales, ni pontífices, pero Daniel y sus amigos aprendieron desde sus infancias, a respetar las leyes impuestas por Dios para sus vidas, por lo que debemos recalcar la importancia de que los jóvenes seminaristas venezolanos, reciban una mejor instrucción teológica, una mejor educación cristiana, y una mejor educación moral, para que cuando sean adultos y se conviertan en sacerdotes, en arzobispos, en cardenales y en pontífices, no cometan los mismos sucios pecados que vienen cometiendo, los jerarcas de la Iglesia Católica de Ronald McDonald en Venezuela.

 

Pero yo también me pregunto quiénes van a mejorar la educación cristiana, que reciben los jóvenes seminaristas venezolanos, porque los rectores de los seminarios venezolanos, también se ríen a carcajadas con las payasadas de Ronald McDonald, y yo he visto a muchos rectores de los seminarios venezolanos en las playas de República Dominicana, cuando esos mismos rectores, tenían que haber estado rezando los Misterios de Luz del Santo Rosario, junto a los jóvenes seminaristas de los playeros seminarios venezolanos.

 

Si los sacerdotes venezolanos prostituyen las santas palabras del Evangelio, y si la gente cristiana venezolana que asiste a las eucaristías, jamás lee y examina con detenimiento la Santa Biblia en sus hogares, pues los hermanos cristianos católicos de Venezuela, seguirán viviendo encerrados en un terrible túnel lleno de oscuridad espiritual, donde el pedazote de carne seguirá obstaculizando a la santa luz del sol.

 

A pesar de la crisis económica venezolana, siempre hay un gran pedazote de carne reluciendo como parte del gran banquete, que todos los días se sirve en la gran mesa de los sacerdotes de la Conferencia Episcopal Venezolana, y es por eso, que los anticristianos y carnívoros sacerdotes católicos venezolanos, justificaron que la gente venezolana se comiera un pedazote de carne durante el ayuno por el tiempo cuaresmal, porque parece que el catolicismo no puede vivir sin comer carne del matadero, y porque seguimos demostrando que la tibieza espiritual sigue traicionando a Jesús, y sigue produciendo nuevos ateos latinos.

 

Si usted dice ser realmente un feligrés cristiano católico, debe tener muchísimo cuidado con las decisiones que toma a diario en su vida terrenal, porque tal vez usted pertenece a la Iglesia Católica de Ronald McDonald, y es probable que usted adore a un mundano impostor de Jehová llamado Dios Dinero, que siempre invita a comer un pedazote de carne durante la Semana Santa, y que siempre invita a comer más carne en sus restaurantes llamados McDonald's.

 

Nosotros estamos demostrando que McJesús, es el verdadero redentor que se adora en las Iglesias Católicas de Ronald McDonald, las cuales sobreabundan en nuestras ciudades hispanas, y es por amor al cuerpo y a la sangre de McJesús, que los payasos disfrazados de sacerdotes católicos venezolanos, instaron a que el pueblo venezolano se comiera un pedazote de carne durante la Semana Santa del año 2020, porque McJesús es compasivo, porque McJesús es misericordioso, y porque McJesús es piadoso con todos los hermanos venezolanos, quienes debido a la fuerte crisis económica venezolana, no podían rechazar un pedazote de carne que glorificaba a McJesús.

 

En pleno siglo XXI, podemos afirmar que la cruz de McJesús suplantó a la cruz de Jesucristo, en la mayoría de las iglesias cristianas que gravitan en la Tierra, y cuando esas iglesias de McJesús exigen dar diezmos, limosnas y dádivas, para que todos sigamos viendo a los mismos niños pobres vagabundeando en las mismas calles hispanas, y para que todos sigamos viendo el nuevo y lujoso automóvil que se compró el sacerdote, que se compró el pastor, y que se compró el reverendo, pues todos seguimos demostrando que la cruz de McJesús suplantó a la cruz de Jesucristo, en la mayoría de las iglesias cristianas hispanas.

 

Creemos que no es un pecado capital, colocar la gran escultura de McJesús, dentro de las cuatro paredes de todos los restaurantes de McDonald's, ya que así la carnívora feligresía podrá rezarle a McJesús mientras se come la hamburguesa, y la feligresía también podrá darle las gracias a McJesús, porque la carne del cordero estuvo bien suavecita, bien calientita, y bien degollada.

 

En un futuro cercano, tendremos que pagar dinero para entrar en las Iglesias Católicas de Ronald McDonald, tendremos que pagar dinero para visitar el sagrado altar de McJesús, tendremos que pagar dinero para arrodillarnos y para entrar en santa comunión con McJesús, tendremos que pagar dinero para que nuestras súplicas sean escuchadas, tendremos que pagar dinero para prender una vela por cinco minutos, tendremos que pagar dinero para agradecer por los favores recibidos, y tendremos que pagar mucho dinero para salir de las Iglesias Católicas de Ronald McDonald, sin un centavo en los bolsillos, pero esperando que el milagroso McJesús, nos cure el mal de una terrible enfermedad llamada capitalismo.

 

Sí mis hermanos, la realidad del Mundo es francamente terrorífica, y actualmente, no existe ninguna diferencia entre el cristianismo y el capitalismo, porque la prostitución de la fe tiene el mismo precio hoy, mañana y siempre.

 

Un día, una semana, un mes, un año, una década o un siglo. No importa el tiempo que llevemos sin comer un pedazote de carne en la vida, porque lo que nos debe importar como cristianos católicos, es el tiempo que llevamos reflejando el carácter de Jesús y respetando los diez mandamientos de Dios, porque la carne del Mundo pasará, el cielo azulado pasará, y la Tierra también pasará, pero la santa Palabra de Dios no pasará porque es eterna, por lo que debemos ser discípulos leales a la ley del Señor, para que cuando llegue el memorable Día del Juicio Final, todos seamos absueltos de nuestros pecados.

 

Cuando terminé de escribir el presente artículo, y fui hasta mi recámara para dormir, tuve un sueño en el que observé a Peter Pan crucificado, como si fuera Jesucristo crucificado en El Calvario. Justo cuando iba a tomarle una fotografía con la cámara del teléfono celular, la monjita del convento cubrió con un velo a la figura de Peter Pan crucificado, y en ese instante desperté del extraño sueño.

 

La verdad, mientras escribía el artículo yo no había pensado en Peter Pan, y tampoco observé nada alusivo a Peter Pan, ni en la Internet, ni en la televisión, ni en la radio, ni en la calle, ni en los periódicos.

 

Yo creo que haber soñado con Peter Pan crucificado como Jesús, simbolizó un mensaje profético que Dios deseaba que yo compartiera con los lectores.

 

En la actualidad, los niños cristianos latinoamericanos sufren una terrible esclavitud mental, ya que por culpa de sus padres, los niños vienen recibiendo una muy deficiente educación cristiana, y es por eso, que los ficticios personajes de los dibujos animados, de los videojuegos, y de las películas de Disney, Marvel, Pixar, Cartoon Network y Nickelodeon, son endiosados por nuestros hiperactivos jóvenes hispanos, quienes confunden la realidad con la fantasía, y pierden la libertad de volar sanamente en las benditas alas de Jehová, por lo que piensan que Peter Pan, Ronald McDonald, Capitán América, Hulk, Batman y Spiderman, son poderosos superhéroes que superan al aburrido poder de Dios.

 

Si algún padre de familia está leyendo mi artículo, lo exhorto a supervisar los contenidos audiovisuales supuestamente infantiles que observan sus hijos, porque si el niño no quiere ir a la misa del domingo, si el niño termina asistiendo a la misa, pero corre y juega como si la iglesia fuera un parque de diversiones, o si por el contrario, el niño bosteza y hasta se duerme durante la santa misa, pues nos demuestra que el niño está creciendo sin valores cristianos, y usted como buen padre debe ayudar a que el niño realmente sienta respeto por Jehová, y no debe permitir que el muchacho crezca sin la gran amistad de Jesús.

 

Hermano, si usted realmente leyó todo el santo artículo publicado, pues muchas gracias por brindarme un espacio de su tiempo sideral, ya que por culpa de la cultura McDonald's que impera en el Mundo, ya nadie quiere ni tiene tiempo para leer, ya nadie quiere ni tiene tiempo para pensar, y ya nadie quiere ni tiene tiempo para vivir, por lo que usted merece recibir un gran abrazo venezolano.

 

Ekologia.com.ve

 

 

https://www.alainet.org/de/node/208018?language=en
America Latina en Movimiento - RSS abonnieren