Alrededor del Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1,5oC a la COP24 de Polonia
- Opinión
Con récords históricos en emisiones totales de CO2 durante el 2017 y de la concentración actual de CO2 en la atmósfera, es casi imposible no llegar a los 1,5oC (del informe especial del IPCC que se presentará oficialmente a la COP24 de Katowice-Polonia) antes de 2030
Contextos
Las dos próximas semanas Polonia volverá a ser la sede de la reunión de la COP de la CMNUCC (Convención Climática de Naciones Unidas). Será la reunión 24 de esta COP (Conferencia de los Estados Partes de la Convención) pero también será la reunión de otras COPs i de algunos órganos de trabajo de o conexos a dicha convención. Debería ser, fundamentalmente, la reunión que cerrara la 1a sesión de la CMA (La Conferencia de las Partes del Acuerdo de París aprobado en la COP21 de 2015) con la aprobación de unas decenas de documentos que vienen elaborándose des de 2016, y que, para entendernos, son los reglamentos (procedimientos, modalidades, metodologías, etc.) que el propio Acuerdo de París, a través, principalmente, de otras de las Decisiones tomadas también en París el 2015, necesita, de forma imprescindible, para poner realmente en marcha el Acuerdo y su implementación.
El conocedor de estos temas sabe ya que, por ejemplo, está pendiente definir y reglamentar a todos los niveles mencionados qué, cuándo, cómo deberán los estados parte realizar sus NDCs (Contribuciones Determinadas Nacionalmente): sus programas de lucha contra el cambio climático a través de la mitigación, de la adaptación, etc. Pero tampoco se sabe aún cómo y con que resultados y para qué fines concretos se harán los Global Stocktakes (Balances Mundiales), es decir, las valoraciones agregadas de los resultados de la ejecución de las NDCs y la medida, o no, en que ellos estén llevando al mundo hacia los 2oC (el objetivo del Acuerdo de París).
Como seguidor, con voluntad de incidencia, de todo el proceso pre y post París, no puedo más que añadirme a todas las voces que reclaman que en Polonia los estados parte deben estar especialmente a la altura de las circunstancias y, en vez de mirar prioritariamente y como suele suceder por sus intereses nacionales, sean capaces de tener una visión de “nosotros los pueblos”, sean visionarios y muy ambiciosos, y no hagan buena aquella frase castellana tan celebre y reiterada en la práctica política legislativa: hagan ustedes las leyes y déjennos a nosotros los reglamentos (para descafeinar aún más si cabe el Acuerdo de París).
En la COP24 han acabado coincidiendo tal cantidad de actividades, expectativas, negociaciones, etc. que una sensación vertiginosa de probabilidad de descarrilamiento esta en la mente de muchos y con una probabilidad, a mi modo de ver, no precisamente nula.
No podía contarse con ello, pero lo cierto es que los informes de agencias especializadas aparecidos durante este mes de noviembre (lo que no es casualidad es que se hagan públicos antes de la COP24) fueran tan desastrosamente negativos. La IEA (la Agencia Internacional de la Energía) señala un nuevo récord histórico de las emisiones de CO2 hacia a la atmosfera que se habría dado durante el 2017 (y que probablemente volverá a producirse el 2018) después de tres años en que, esencialmente, estas emisiones no habrían aumentado, dando por primera vez un perfil plano que incluso permitía pensar en que se estuviese, ya, en la planicie correspondiente al pico de emisiones al que todo el mundo dice buscar. Pues no, seguimos creciendo en emisiones anuales de CO2 hacia la atmosfera. Unos días después la OMM (Organización Meteorológica Mundial) daba también las últimas medidas de la concentración de CO2 en la atmosfera que, como no, seguían aumentando, trazando año si año también un nuevo récord histórico.
Lo que si estaba previsto desde el 2015 es que en esta COP24 el IPCC presentaría un Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1,5oC (tal como finalmente ha sido denominado). Aprobado el pasado mes de octubre, y pendiente de revisiones editoriales, es público ya y, por decirlo de alguna manera, pone aún mucha más presión al conjunto del sistema de decisiones climáticas que deberían tomarse. Tensión que tampoco es ajena a un año en el que el número de fenómenos climáticos y la multiplicidad de estos y de sus variadas manifestaciones territoriales, también hace calificable el año que se termina de desastrosamente catastrófico.
De todo este contexto consideramos que el elemento más relevante sea quizás el nuevo informe del IPCC, puesto que supone una nueva puesta al día del estado del conocimiento científico a todos los niveles circundantes a la problemática climática y que, después del AR5 del 2013 y 2014, se transformará, es ya, una referencia clave de y para todo lo que ocurra, deje o deba de ocurrir, sobre todo durante la década del 2020 al 2030.
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El Informe Especial del IPCC sobre el Calentamiento Global de 1,5oC
Si en un punto es ambicioso el Acuerdo de París es cuando en su artículo 2 (su artículo fundamental pues es el que define el objetivo del Acuerdo) dice textualmente (en estos casos resaltamos el texto en cursivas):
Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar este aumento de la temperatura a 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que esto reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático;
Coherentemente con esta parte sin duda fundamental del articulado del Acuerdo una de las otras decisiones (además y acerca del Acuerdo) de París fue la siguiente:
Invita al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático a que presente, en 2018, un informe especial sobre los efectos que produciría un calentamiento global de 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales y las trayectorias correspondientes que deberían seguir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero;
Y este es precisamente el más nuevo y probablemente más importante nuevo conocimiento que tenemos ya encima de la mesa, y que esperemos impregne de ambición las posiciones de las delegaciones de los países que se desplazan a la COP24.
……
El informe, con un Sumario para los Responsables de la Toma de Decisiones y cinco capítulos desarrolladores del mandato recibido, empieza por la siguiente valoración, al nivel del sumario citado que, de alguna manera, esperábamos todos (el AR5 solamente analizaba las trayectorias correspondientes a un calentamiento global de 2oC o superiores; es decir, de hecho venía a decir sin decirlo, que limitar el calentamiento global a 1,5oC era ya imposible):
Se calcula que las actividades humanas han causado aproximadamente 1,0 °C de calentamiento global por encima de los niveles preindustriales, con un rango probable de 0,8 ° C a 1,2 ° C. El calentamiento global es probable que llegue a 1,5 ° C entre 2030 y 2052 si continúa aumentando a la tasa actual. (Alta confianza).” Las afirmaciones sobre niveles de confianza o de probabilidades de una aseveración son la forma usual desde el AR5 de expresar explícitamente que lo que hace el IPCC es valorar el estado del conocimiento científico (el IPCC no hace investigación) y pondera, de esta forma, el nivel de acuerdo de la comunidad científica internacional sobre cualquiera de las afirmaciones que hace en sus informes.
A pesar de que considero este nuevo informe especial del IPCC de un gran interés, rigor, visión y de más y mayores asentamientos de conocimientos muy valiosos sobre el tema en cuestión, tengo algunas discrepancias de fondo con el mismo que, por supuesto, voy a presentar e intentar analizar. Podría decir que más que discrepancias son preocupaciones notables sobre posibles contradicciones internas del informe (que ha debido realizarse en muy poco tiempo), cuya supuesta, por mi parte, existencia llevan a la vitada discrepancia.
Una de ellas es sobre el contenido de la que sería esta frase inicial que, lógicamente, juega casi un papel de resumen global público de todo el informe. A primera vista la frase parece clara, diáfana y exenta de más o menos afinamientos y/o vicisitudes. Pues bien, a nuestro entender, ello no es en absoluto así y, de hecho, el propio informe es, en muchos casos y partes, una intensa y muy completa reflexión profundizada y desmenuzada sobre la propia frase en cuestión, aunque ello no se advierta explícitamente así.
Si nos vamos al Capítulo 1: Encuadramiento y Enfoque del informe y, en concreto, al final del mismo, en forma de respuesta a una FAQ (Frequent Ask Question): ¿Qué tan cerca estamos del 1,5oC? podemos leer textualmente (y por lo tanto lo destacamos siempre en cursivas):
“El calentamiento inducido por el hombre ya ha alcanzado aproximadamente 1 ° C por encima de los niveles preindustriales en el momento de redactar este informe especial. Para la década 2006-2015, la actividad humana había calentado el mundo en 0,87 ° C (± 0,12 ° C) en comparación a los tiempos preindustriales (1850 a 1900). Si la tasa de calentamiento actual continúa, el mundo llegaría al calentamiento global inducido por el hombre de 1,5 ° C en torno a 2040.
La frase es un poco más precisa que la anterior y en conjunto las dos permiten o requieren constatar lo siguiente:
Se ha aumentado la precisión e incluso la conceptualización de lo que el informe propone denominar la Temperatura media global en la superficie (GMST) y lo mismo se ha hecho con la concreción propuesta de período Preindustrial, y se ha regresado sabiamente al concepto de Calentamiento Global de (la temperatura GMST a la que se haya o se pueda llegar).
Lo más inquietante que produce la lectura de las dos frases es que en la segunda leemos que el calentamiento global de 1,5oC llegaría en torno al 2040, mientras que en la segunda lo haría entre 2030 y 2052. ¿En qué quedamos? Una media de 22 años no puede tener nada que ver con un tema de probabilidades
En todos los casos la aseveración se basa en una asunción, única y exclusivamente de extrapolación de tendencia de evolución de la temperatura, como tal y sin más, en unos plazos de tiempo muy cortos (como aquel que dice: pasado mañana), y de unas tendencias pasadas demasiado cercanas y también de períodos demasiado cortos. Aquí si que, por lo tanto, consideramos que se ha querido más contentar a una cierta galería de actores que otra cosa y dejar el rigor para las interioridades del informe.
Este no es el lugar ni el espacio en el desarrollar todos los argumentos que nos han llevado a esta afirmación, pero tal como iremos comentando a partir de aquí, nos atrevemos a afirmar que, casi con toda probabilidad, y muy desafortunada y preocupantemente, llegaremos a los 1,5oC antes del 2030; incluso bastante antes si continuamos en las tendencias de emisiones y concentraciones atmosféricas citadas en el contexto de este artículo.
……
Cuando el Informe Especial (tanto en el Sumario como en los capítulos desarrolladores) quiere analizar con que trayectorias de emisiones y con que sistemas de transición, respecto al estado actual de las cosas, podríamos tener el calentamiento global de 1,5oC, aunque no se dice, en realidad se esta cuestionado totalmente la predicción temporal comentada en los párrafos anteriores y asociada a una prolongación de tases actuales en el calentamiento global de temperatura.
En efecto, la siguiente afirmación textual es demoledora en este sentido:
En modelos de trayectorias con o sin limitaciones de 1.5 ° C, las emisiones netas antropogénicas globales de CO2 disminuyen aproximadamente un 45% respecto a los niveles del año 2010 para 2030 (40-60% de rango), alcanzando el cero neto alrededor de 2050 (rango entre 2.045 a 2.055). Para limitar el calentamiento global a menos de 2 ° C las emisiones de CO2 se prevé que disminuyan aproximadamente un 25% en 2030 en la mayoría de las trayectorias (10-30% rango), alcanzando el cero neto alrededor de 2070 (rango entre 2065 a 2080). Las emisiones de los gases no CO2 a las trayectorias que limitan el calentamiento global a 1,5 ° C muestran reducciones profundas que son similares a las de caminos que limitan el calentamiento a 2 ° C. (alta confianza). La referencia “sin limitaciones” tiene que ver con escenarios en los que se acepta que podamos subir por encima de los 1,5o C pero volviendo a bajar a ellos de formas más o menos rocambolescas; entre otras suponiendo que todas las supuestas nuevas tecnologías de, entre otras, Captura y Almacenamiento de Emisiones estén ya en pleno funcionamiento, cuando aún hay más que serias dudas de que pueda llegar a pasarse de “planos” y pruebas piloto a instalaciones reales, con el muy importante cambio de nivel o de escala de magnitudes que se precisaría.
En otras palabras: mantenerse a 1,5oC requiere tales cambios de tendencias en las emisiones que estamos lanzando actualmente a la atmosfera que es casi inimaginable que se puedan producir, cuando, precisamente, los principales indicadores actuales de las mismas nos informan que, en estas tendencias, estamos precisamente creciendo de formas muy importantes en la actualidad: en el 2018, a 12 años del 2030.
Y no somos nosotros los que lo decimos, cuando el informe llega a su “Capítulo 2: Trayectorias de mitigación compatibles con 1,5oC en el contexto del desarrollo sostenible” y, por lo tanto, sigue profundizando más y más en el tema, pueden leerse, por ejemplo, las siguientes aseveraciones, cuyo cumplimiento se nos hace, como mínimo personalmente, absolutamente, otra vez, inimaginable:
Limitar el calentamiento a 1,5 ° C depende de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) durante las próximas décadas, donde emisiones más bajas de GEI para el 2030 conducen a una mayor probabilidad de calentamiento máximo a 1,5 ° C. (alta confianza). Las trayectorias disponibles que tienen como objetivo un no, o un limitado sobrepasamiento (0-0.2 ° C), de 1,5 ° C mantienen las emisiones de GEI en 2030 en 25-30 GtCO2e/yr . Esto contrasta con las estimaciones medias acordes con las actuales NDCs de 50-58 GtCO2e/yr en 2030.
Este es precisamente el extremadamente cambio radical de tendencia que no sabemos ver como posible por ningún lado y desde ningún punto de vista, teniendo en cuenta precisamente y una vez más que las tendencias actuales, finales del 2018, no solo no contienen ningún germen cuantificable e identificable de las mismas, sino que incluso van en la dirección de empeorar las actuales predicciones en el marco de una valoración (que siempre fue más optimista que real) de lo que supondría avanzar en la dirección de las actuales NDCs.
Esta es una cara de la realidad o del análisis, ya de por si espeluznante; pero es que cuando el Capítulo 2 del Informe Especial analiza en profundidad las tendencias socioeconómicas que de verían estar detrás de las trayectorias que se han calificado como consistentes con el calentamiento global de 1,5oC, la conclusión del IPCC, como siempre citada textualmente en cursivas es la siguiente:
Limitar el calentamiento a 1,5 ° C implica alcanzar emisiones netas nulas de CO2 a nivel mundial alrededor de 2050 y reducciones profundas simultáneas en las emisiones de forzamientos de gases no-CO2, en particular metano (alta confianza). Estas trayectorias de mitigación se caracterizan por las reducciones de la demanda energética, la descarbonización de la electricidad y otros combustibles fósiles, la electrificación de la energía de uso final, la reducción profunda de las emisiones agrícolas y algunas formas de CDR con almacenamiento de carbono en la tierra o el secuestro en depósitos geológicos. La baja demanda de energía, la baja demanda de suelos y el bajo consumo de bienes intensivos en gases carbonizados facilitan limitar el calentamiento en lo posible a 1,5 ° C.
Se nos hace difícil comprender como esta afirmación haya tenido el poco impacto político y mediático que, a nuestro modo ver, debería haber tenido. De entrada, tiene, siempre desde nuestro punto de vista, un carácter histórico cuando explícita las reducciones de la demanda energética en el mundo como parte de un único escenario, como uno de sus factores conductores fundamentales, que podría hacer posible mantener el calentamiento global a unos niveles deseables. En otras palabras aunque el IPCC no lo pueda decir explícitamente, pero yo sí, la transición energética desde un vector energético primario fósil (dependiente aún hoy, y desde hace muchos años, en más del 80% de los combustibles fósiles) a un vector energético primario limpio (sin emisiones derivadas), a los niveles en que la economía mundial viene y sigue demandando, año tras año, más y más energía para continuar con su crecimiento económico capitalista, no alcanzaremos nunca un mundo realmente descarbonizado liberado del cambio climático.
Josep Xercavins Valls
Profesor UPC – en metamorfosis
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