Más preguntas que respuestas de Rubido

03/05/2015
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Los oportunos mensajes oficiales vía Twitter sobre la muy agresiva y bien coordinada reacción del llamado cártel Jalisco Nueva Generación, justo el Día del Trabajo, por la presencia de un helicóptero del Ejército en Autlán, con saldo de tres militares muertos, tres desaparecidos y 10 soldados y dos policías lesionados, así como tres presuntos delincuentes abatidos y 19 desaparecidos; dejaron más preguntas y dudas que certezas entre un círculo rojo que no por estar de vacaciones deja de demandar más información y rendición de cuentas de parte de los que forman el gabinete de Seguridad Nacional.

 

Monte Alejandro Rubido compareció, es un decir, ante los colegas de la fuente para leerles 13 horas después de los violentos sucesos que involucraron al 20 por cientos de los municipios de Jalisco –y varios de Colima, Guanajuato, Michoacán y Aguascalientes–, un texto en el que anunció que el compromiso del titular del Ejecutivo federal será cumplido: desarticular al poderoso corporativo criminal, sobre todo después de los golpes propinados a La Familia, Beltrán Leyva, Guerreros Unidos y otros.

 

Por razones que estos señores –impecablemente uniformados y sin que un solo cabello esté fuera de su lugar–, no se molestan en informar es que persisten en la muy antigua lógica de debilitar hasta la desarticulación a bandas del crimen organizado mientras otras terminan fortaleciéndose, como el caso de Nueva Generación.

 

Es una vieja historia que se repite una y otra vez, pero a los estrategas oficiales parece no inquietarles después de mil batallas contra los narcóticos y sus fabricantes y/o distribuidores. La padecí en Matamoros, Tamaulipas, desde mediados de años 50 con Juan N. Guerra y sus vínculos con Raúl Salinas Lozano. “El padre del padre de la patria”, le decía en 1989 un director de comunicación social.

 

El señor que ya hizo un lugar común “sin hacer un solo disparo” para reportar la consecución de 93 de los 122 objetivos prioritarios –pero sin reconocer que van surgiendo nuevos porque la vida sigue y donde hay demanda (Estados Unidos) habrá oferta (México), está obligado a pronunciarse sobre la hipótesis del fiscal general de Jalisco: los integrantes de Nueva Generación “creyeron que se trataba de algo más grande, pero en realidad el helicóptero militar que derribaron en el sur del estado sólo realizaba un sobrevuelo de reconocimiento cuando avistó a un convoy de camionetas con hombres armados en la ruta Casimiro Castillo-Villa Purificación”, explicó Luis Carlos Nájera; y concluyó: “Yo creo que a todos nos queda claro que no era un operativo, aunque tal vez por la reacción creyeron que se trataba de algo más grande”.

 

Si entendemos bien, el sobrevuelo del helicóptero derribado no formaba parte, como explica Rubido, del inicio de la Operación Jalisco, sino de una acción sobredimensionada por los sicarios.

 

Llama la atención el exceso de confianza de los militares victimados que no se dieron margen para repeler la agresión, confiados como probablemente sobrevolaban, a pesar de la trayectoria súper violenta de la banda criminal.

 

Importa aclarar estos hechos no sólo por la pérdida de vidas y la docena de lesionados, sino porque un error de apreciación de esta magnitud no puede pasar desapercibido, pues cuestiona al trabajo de inteligencia del que tanto se presume.

 

La respuesta gubernamental en los cinco estados y de la Federación no logró impedir que el sábado 2 se reeditaran acciones incendiarias en Puerto Vallarta, en el puente vacacional, y en León, Guanajuato, la joya de la que fue corona de Acción Nacional.

 

Utopía 1527

 

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https://www.alainet.org/de/node/169389?language=es
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