Elecciones parciales, nueva cita electoral en Cuba
- Opinión
La población cubana tiene una nueva cita con las urnas. Se trata de las elecciones a delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, que el Consejo de Estado convocó el 5 de enero. A partir de esa fecha, el pueblo ha estado inmerso en un proceso electoral admirablemente participativo y democrático que culminará el domingo 19 de abril y, en las circunscripciones que lo requieran, una semana después, el día 26.
El voto en Cuba es un derecho que se puede ejercer al acceder a la edad de 16 años. El Partido Comunista de Cuba no interviene para nada en el proceso electoral. A diferencia del multipartidista —que, en realidad, de multi no tiene nada—, en el sistema cubano son los propios electores los que postulan a los candidatos. Y lo hacen en las asambleas públicas de las diversas zonas vecinales de toda la Isla tras largas y entusiastas deliberaciones.
Celebradas en todo el país entre el 24 de febrero y el 25 de marzo, en esta ocasión la asistencia a las asambleas de nominación fue del 75,46% de los electores, más de seis millones de personas.
Elegidos los 27. 379 candidatos a delegados, las fotografías y las síntesis biográficas de los mismos fueron expuestas en los lugares públicos, para que los electores puedan evaluar de acuerdo a sus méritos y a su capacidad para representar mejor sus derechos.
Lógicamente, llegado el día de la cita electoral, los delegados elegidos serán los que más votos reciban, debiendo sacar, estos, más del 50% de los mismos. En el caso de que dicho porcentaje no sea alcanzado por ninguno de ellos, se repetirá de nuevo la votación entre los dos candidatos más votados —la segunda vuelta, insisto, se realizará el 26 de abril.
Como se puede observar, el pueblo es el principal y activo participante desde el principio hasta el final del proceso electoral, ya que es el propio elector quien nomina, primero, y después elige entre los nominados.
Además, la democracia cubana no se limita solamente al proceso de elección, sino que realizado este, consumada la elección de los representantes del pueblo por el propio pueblo, la ciudadanía sigue muy activamente participando en las propuestas y decisiones de sus elegidos, controlando a estos mediante los mecanismos —inexistentes en otros sistemas— de “rendición de cuenta” y “revocación”. Cada cierto tiempo, los elegidos deben rendir cuenta de su labor ante sus electores, quienes mediante asamblea pueden revocar sus mandatos en cualquier momento si consideran que no se les representa adecuadamente.
El voto en Cuba no es obligatorio, no existe ley alguna que sancione a quienes decidan no ejercer su derecho al voto; sin embargo, habitualmente se supera el 95% de participación. Y es que la cubana es una “democracia participativa”, muy alejada de la engañosa “democracia representativa” donde, como dijo Ricardo Alarcón de Quesada, “la autoridad la ejercen los ricos y para el pueblo reservarán el engaño de imaginarse representados”.
Una vez más, de manera consciente y entusiasta, el pueblo cubano elegirá a sus delegados para un período de dos años y medio, y, por mucho que los medios de la reacción se empeñen en hacernos creer lo contrario, Cuba volverá a impartir al mundo una nueva lección de democracia.
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