¿Camino a la independencia? Tras las elecciones al Parlament de Catalunya 2012

25/11/2012
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El 25 de noviembre de 2012 pasará a la historia de Catalunya como la fecha en que, tras unas elecciones anticipadas, se reconfiguró de modo inédito la composición parlamentaria de esta nación sin estado que, desde hace tres siglos se encuentra dentro del mapa político del Estado español; una fecha en la que como nunca antes queda abierta la posibilidad de iniciar una nueva etapa para los reclamos soberanistas catalanes.
 
La convocatoria de esta cita estuvo precedida, apenas dos meses antes, por la negativa de Mariano Rajoy, presidente del gobierno central asentado en Madrid, de aceptar un nuevo Pacto Fiscal para Catalunya. Y tuvo como antecedentes recientes además, poco más de dos años atrás, el rechazo por parte del Tribunal Constitucional Español de la propuesta de un Estatut de Autonomía para Catalunya, unido a manifestaciones recientes en sendas marchas soberanistas por el derecho a decidir y por hacer de Catalunya un Nuevo Estado de Europa; junto a un constatable aumento del sentimiento independentista catalán, aderezado por los efectos de la reciente crisis y las políticas de austeridad.
 
Una vez cerrados los comicios y emitidos los resultados de estas recién concluidas elecciones, resultan ilustrativas las cifras y las intervenciones de cada uno de los representantes de las fuerzas políticas con representación parlamentaria han realizado.
 
Como es de esperar, desde la prensa reacia al independentismo o directamente anti-independentista, los primeros titulares de diarios españoles acuñan lo dramático del “Batacazo” para el Independentismo catalán y para Artur Mas en particular. “Adéu Mas, a Cataluña le gusta España”, sentencia La Razón. “El plan de Mas se hunde en las urnas”, afirma El País. “Cataluña rechaza la independencia: Mas pierde su plebiscito”, asegura El diario ABC. Tales titulares dejan bien prefijados los juicios que de antemano dan por acabado el proceso hacia la independencia, en línea con las prontas declaraciones que antes del cierre de la noche electoral haría la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, espetando que la convocatoria había sido un fracaso. Y  en línea similar muchos sitios, agencias y órganos se hacen eco dentro y fuera del Estado de posturas similares. No obstante, unos y otros pasan por alto ciertos elementos fundamentales de esta nueva configuración del mapa político parlamentario catalán, en el que bien valdría que los análisis tuviesen en cuenta el conjunto de una serie de elementos que deliberadamente tales medios y sus contertulios pasan por alto.
 
Es cierto que para Artur Mas los resultados electorales han implicado un duro revés en su representación parlamentaria y en su liderazgo a la punta de un proceso hacia un Estado propio; pero resulta cuestionable que el independentismo quede con estos resultados, asfixiado, fracasado o muerto, como ciertos titulares y medios certifican; o que pueda concluirse que Catalunya haya dado la espalda al independentismo. Hay, en cambio, elementos para hacer una lectura distinta.
 
El primer elemento que llama la atención para una elecciones parlamentarias a este nivel, es el alto grado de participación, dado en un 69,5 %, la más alta de las últimas cinco elecciones. En ello coinciden los principales líderes políticos, incluso desde posturas y bandos distintos en Catalunya, al reconocer esto como un elemento positivo. Lo cual evidencia el interés manifiesto de la población ciudadana en Catalunya para participar en un proceso como el que en esta ocasión se convocaba.
 
Según la lectura de quien continúa siendo el ganador de la mayoría de los votos de estas elecciones, ello implica “expresar la voz de la calle en las urnas”, darle la palabra al pueblo. Y en función de esto determinar a partir de aquí si se ha de abrir una etapa nueva o no, estrictamente desde un punto de vista de país –diría Artur Mas, presidente de la Generalitat de Catalunya en sus primeras palabras tras concluida la elección y escrutados la mayoría de los votos.
 
El también presidente de CiU reconocería en su discurso, haber quedado lejos de la mayoría excepcional que habría deseado su agrupación política, e identifica con relación a ello dos motivos fundamentales. El primero dado por el efecto de llevar dos años de gobierno en los cuales su partido se ha visto determinado a enfrentar una difícil situación, una situación que ha implicado la aplicación de duras medidas por parte de su gobierno. No obstante lo cual,  aún continúan teniendo apoyo electoral. Y un segundo elemento, dado por el hecho de que su partido se ha presentado a estas elecciones con un programa diferente al anterior de hace dos años, en el cual se ha incluido la construcción de estructuras de Estado, la transición nacional y el avanzar hacia un Estado propio. A lo anterior podría agregarse, entre otros, un tercer elemento que el president no menciona, y que estaría dado en la campaña anti-Mas que contra sí se ha avivado desde El Mundo en las últimas semanas, acusándole de corrupción sobre la base de borradores de informes que nunca fueron confirmados, así como la demonización de las figuras del independentismo, en especial la suya propia. El mencionado diario recién reconocía el efecto que sus “informes” habían tenido en el resultado electoral.
 
Para CiU el resultado obtenido es un mensaje claro de que la invocación al Estado propio, por sí misma no es suficiente si no incluye en ello la revisión de las políticas de austeridad y la defensa de los derechos de las mayorías afectadas en toda Catalunya. Puede haber sido un acierto cautivador para un número importante de votantes la apuesta por el Estado propio, pero se equivocó Mas en cuanto a que en pos de ello todos le perdonarían las duras políticas de austeridad.
 
No obstante, muy a pesar de la pérdida de 12 escaños de los 62 que antes tenía, CiU continúa teniendo el mayor número de diputados al Parlamento, con un total de 50. En tal sentido el presidente de CiU puntualiza dos cuestiones importantes en cuanto al futuro. La primera de ellas dada en que “no hay gobierno alternativo que no pase por CiU”, y que la responsabilidad de este proceso, del proceso que pueda llevar a Cataluña a un Estado propio, no será solo de CiU sino de otras fuerzas políticas que se han de hacer corresponsables en ello. Reconoce entonces que, en tanto CiU no tiene la mayoría absoluta, no tiene fuerza suficiente, por sí sola, para llevar adelante un proceso hacia un estado propio. En cuanto a lo cual, valdría apuntar que la segunda fuerza política que ha salido electa es Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que apuesta abiertamente por la independencia y que ha aumentado considerablemente su presencia parlamentaria; de modo que, en conjunto con CiU, ambas  constituyen las dos primeras fuerzas políticas que superan la mayoría absoluta con 71 escaños, sin necesidad de incluir para ello otras fuerzas independentistas que también han obtenido representación al parlamento, como ICV-EUiA y CUP.
 
Artur Mas ha tenido un discurso sereno y claro, y ha cerrado su primera intervención de la noche electoral apuntando que la solución no queda fácil pero que continuarán adelante. Y que aquellos que del resultado electoral hacen una lectura muy eufórica, han de saber sumar y restar; así como reforzar las mayorías sociales por el tema del Estado propio. Un camino hacia el cual, a tenor de los resultados electorales, reconoce que habrá que trabajar mucho. No lo hizo explícito, pero implícitamente se deja entrever la necesidad de coaliciones y/o necesarios pactos, políticas y estrategias comunes para un objetivo que es la visible mayoría en la configuración del recién electo cuerpo parlamentario catalán. Tornarem a posar la carn a la graelladiría Mas; en tanto alude al Estado propio, al tiempo que desde su electorado las voces le inundan con clamores de ¡Independencia! ¡Independencia! ¡Independencia!
 
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), por su parte, prácticamente ha doblado sus cifras y ha sumado once nuevos escaños; para ubicarse así, con 21, como segunda fuerza política en el Parlamento Catalán. En las declaraciones que a propósito de ello hiciera Oriol Junqueras, líder de la referida agrupación política, ésta es para su partido una alegría difícil de disimular, y afirma que el proceso de la independencia de Cataluña ha salido reforzado. Como parte de ello felicitó a CiU, que “ha obtenido un gran resultado, con gran diferencia de la segunda fuerza” –dijo; y felicitó además a ICV y a su candidato Joan Herrera, como también a las CUP (ambos en la línea soberanista) por los resultados obtenidos.
 
Junqueras apuntó además que, la sociedad catalana “se ha pronunciado” y “ha hablado” en cuanto al proceso por la independencia, y que dentro del bloque soberanista han ganado más, precisamente, los que han hablado de la situación social, una situación que ha hecho que su alegría, según confiesa, esté marcada por la preocupación. Preocupación por esos problemas sociales de los cuales responsablemente se ha de ocupar también en la constitución de un Estado independiente.
 
Pere Navarro, candidato del Partido Socialista Catalán (PSC), se presenta risueño ante las cámaras y manifestó su alegría en tanto los resultados han sido mejores de lo que pronosticaban las encuestas. No obstante, si se mira de conjunto la evolución del voto a favor del PSC en las últimas cinco elecciones al Parlamento de Cataluña, de 50 escaños en 1999 se ha pasado a solo 20 en las recientes de este 25 de noviembre; o sea, que ha perdido 32 escaños en apenas trece años, de los cuales 8 recién se acaban de perder. Su casi forzada invocación al “Federalismo” no ha sido, por lo visto, lo suficientemente atractiva o convincente como para dar credibilidad y mantener o sumar votantes.
 
La cuarta fuerza, ésta a la usanza de la derecha española, es la del Partido Popular de Cataluña (PPC) en la línea centralista del presidente Mariano Rajoy, que ha sumado 19 escaños, uno más que hace dos años. Alicia Sánchez Camacho, su cabeza de lista, no ha perdido espacio ni durante la campaña ni en sus primeras palabras después del resultado, para desacreditar a Mas y a la alternativa soberanista apelando a la unidad de España.
 
En línea con este discurso anti-soberanista y pro-español, extrañamente auto-titulados de centro izquierdas pero identificados por las izquierdas como derecha camuflada; el partido  Ciutadans obtuvo 9 escaños, seis más que la legislatura anterior, para venir a ser esta vez la sexta fuerza política. Lo cual representa un ascenso relevante para esta organización. Su representante Albert Rivera desde su discurso arremetió contra los partidos soberanistas, y aún siendo su representación con relación a CiU en proporción de 9 a 50 escaños respectivamente, 9 escaños en el conjunto de 135, pidió moción de censura para Mas y que éste abandonase el gobierno, a pesar de no estar re-investido aún del cargo de presidente de la Generalitat de Catalunya.
 
La quinta fuerza política por delante de los referidos Ciutadans, y en perspectiva soberanista y claramente de izquierdas, formada por Iniciativa per Catalunya Verds más Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA),  aumentaron a 13 escaños, tres más que la legislatura anterior; un resultado que Joan Herrera, su cabeza de lista, calificaría como los mejores resultados históricos de su agrupación política. Desde su intervención habló de construir un frente común en contra la austeridad y apostar por políticas redistributivas. Apuntó también que el resultado electoral evidencia la derrota de Mas, y que hace visible la expresión de Els Joves d'Esquerra Verda i Alternativa Jove en cuanto a que “Catalonia is not CiU”. Una confirmación de que el reclamo soberanista no se restringe a la derecha nacionalista representada por Convergencia i Unió.
 
De manera muy relevante ha sido la entrada al Parlamento de una nueva fuerza política que hasta este momento había estado fuera del circuito parlamentario; y que ha ganado 3 escaños al Parlament. La Canditatura d'Unitat Popular, CUP, con un programa declaradamente independentista y de izquierda radical, que representan una crítica alternativa anticapitalista contraria tanto a CiU como a sus políticas de austeridad, pero eso sí, en una apuesta de manera clara por independizarse de España. Un caballo de Troya de las clases populares en el Parlamento, como el propio David Fernández, su cabeza de lista, ha ratificado.
 
Deja de tener representación parlamentaria Solidaritat per la Independència, SI, que de 4 escaños pasa a cero. Lo cual no se ha de leer como un rechazo a la alternativa independentista, como su propio representante López Tena pudiera haber sugerido, sino como un caso ilustrativo de que no es el reclamo por la independencia condición suficiente y única para que el proyecto soberanista obtenga representación parlamentaria. Muchos de los votos que le habían dado la representación parlamentaria anterior, con seguridad esta vez se han trasvasado a otras propuestas independentistas con mayor perspectiva y/o arraigo social, y con mayores posibilidades de obtener representación en el Parlamento.
 
Siendo estos los resultados, y aún cuando efectivamente Artur Mas, presidente de la Generalitat de Catalunya, queda con menor  representación parlamentaria a título de CiU, sería erróneo considerar esto como un descenso o pérdida de la propuesta soberanista y/o independentista. Sino que por el contrario, el independentismo no solo gana y se consolida como primera y segunda fuerza política, sino que con el ascenso considerable de ERC como segunda fuerza, el número de votos a ese nivel, declaradamente independentistas, aumenta.
 
Haciendo un balance de las tres posturas representativas, resulta que la representación federalista del PSC queda en un total de 20, la representación anti-independentista & españolista sumando PPC y Ciutadans queda en 28, en tanto la fuerzas políticas soberanistas CIU, ERC, ICV-EUiA y CUP suman en total 87 escaños, uno más que en la legislatura anterior. La mayoría soberanista y/o independentista es evidentemente más que absoluta.
 
La complejidad de la realidad política catalana y española agregará en lo adelante sus condimentos en cuanto a procesos, coaliciones, pactos y estrategias comunes. Quedará por ver si efectivamente constituye éste el despegue de una nueva etapa hacia una alternativa independentista o no. Lo cierto es que con el cierre de este proceso electoral que recién culmina, se han definido escaños importantes y se genera una situación inédita hasta el momento; de manera que la compleja realidad a la que se llega en estas circunstancias no ha de ser reducida a la simpleza de ciertos titulares.
 
- Yodenis Guirola. Seminario de Filosofía Política. Universidad de Barcelona
 
 
https://www.alainet.org/de/node/162898
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