La Marcha Indígena: ¿Causa por el TIPNIS o por Adolfo Chávez?

12/07/2012
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Hasta un par de días muchos de los paceños, antes del retorno de los marchistas, expectantes de todo el acontecer de la movilización indígena, entendieron la causa por la que había que acompañar su demanda con el peso legítimo, tal como lo fue la denominada “Octava Marcha Indígena” de octubre de 2011.
 
Sin embargo estos días se develó y se desenmascaró con mayor claridad, el objetivo real y evidente de la presencia de marchistas en la sede de gobierno y la intencionalidad política que subyacía a la denominada “Novena Marcha de los Indígenas de la CIDOB”.
 
Y es que son los hechos que lo evidencian, por un lado, hasta dónde pudo el manejo político de esa movilización en su conducción y dirección, y por otro, hasta dónde funcionó la estrategia dirigencial para que Adolfo Chávez sea el protagonista principal de esa movilización de más de 15 días.
 
Lo que los medios de comunicación privados taparon con mucha astucia fueron los traslados que hiciera Adolfo Chávez junto a otros dirigentes, tanto a La Paz (reuniones con el MSM) y a Santa Cruz para impedir que se elija una nueva directiva de esa organización.
 
Recordemos que la principal demanda por la que un contingente de cerca de mil indígenas y representantes de la CIDOB iniciaron su movilización el pasado mes de abril fue la anulación de la Ley 222 de Consulta en el TIPNIS, pero en el proceso de negociaciones con la presencia de sus dirigentes, el tema se desvaneció por completo.
 
Y es ahí donde hay que apuntar con el dedo, la intencionalidad no estaba en la lucha por esa demanda, sino el hacer causa por uno de sus dirigentes que venía con el antecedente de ser removido por otra dirigencia en la CIDOB.
 
Adolfo Chávez en la mayoría de sus discursos en los medios, ya no hablaba de pedir la anulación de la Ley 222, sino que cambia radicalmente su posición hasta pedir la renuncia del primer mandatario. En esa misma línea se apuntan los otros dirigentes como Fernando Vargas y Bertha Bejarano.
 
 Seguramente, Chávez, ahora ex dirigente de la CIDOB, tuvo varias pesadillas estas noches, tras su alejamiento de sus bases por aliarse a Rubén Costas, lo que le obligó a hacer campaña para no perder vigencia como líder de la CIDOB, después de tremendo papelón.
 
Otro escenario que se conecta con lo anterior y, por lo que la movilización indígena pierde toda legitimidad, es el traslado masivo de sus dirigentes de la CIDOB a Santa Cruz, con respaldo de los cívicos de ese departamento que los esperan como héroes para hacer “causa” única por Adolfo Chávez, dejándolos a centenares de indígenas a su suerte que llegaron incluso a pedir limosna para su retorno.
 
Por todo ello, la población boliviana, las dirigencias indígenas de tierras bajas, las representaciones de las organizaciones sociales de todo el país, deberán realizar una lectura correcta de ésta movilización que, el pasado año se presentó como auténticamente legítima, y que cuando se la politizó, se la desvirtuó y como consecuencia perdió su propia identidad.
 
Lo penoso es que por esas dirigencias como la de Chávez, Vargas, Cabrera y Bejarano, las bases indígenas que llegaron con sus familias, mujeres y niños, que sufrieron el azote del fuerte frío invernal, las enfermedades y la falta de alimentación, se desprestigia una movilización que probablemente venía con otra intencionalidad.
 
Mientras existan ese tipo de dirigentes que, aprovechando la fragilidad organizativa de sus bases, difícilmente podrán construirse consensos para objetivos estratégicos en la lucha política y por reivindicaciones justas de las organizaciones sociales, indígenas, campesinas de Bolivia.
 
 Rafael Artigas, es comunicador e investigador orureño
https://www.alainet.org/de/node/159520
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