Segunda y última parte
“Año del Dragón”
24/01/2012
- Opinión
El imperio y por tanto los intereses de occidente se aprovechan de todo, en esta ocasión hasta del Año Nuevo Chino que también se conoce como el Año Lunar y que en esta ocasión está dedicado al Dragón.
La información que maneja esa prensa internacional de servidumbre, con relación a que los chinos prefieren que sus hijos nazcan en el año que corresponde al Dragón, porque simplemente es de buena suerte, la manipulan con respecto a la situación internacional financiera, que aseguran impactará hasta China y por tanto van a sufrir sus consecuencias, por tanto 2012, aunque sea año del Dragón, no va ser tan de buena suerte.
De ahí que nosotros, marginamos esas inconsecuencias y prefiramos relatarles algo de lo que hemos aprendido en nuestros frecuentes viajes a esa gran nación de cultura milenaria.
De acuerdo al Calendario Lunar Chino, como ya dijimos, este año será del Dragón, que se inició este lunes 23 de enero. Desde hace miles de años los chinos asignan un animal a cada año basándose en el ciclo que le corresponde, por ejemplo el Dragón es el quinto animal del ciclo después del Ratón, el Buey, el Tigre y el Conejo, que va seguido de la Serpiente, el Caballo, la Oveja, el Mono, el Gallo, el Perro y el Cerdo.
El Dragón, por cierto, es la única criatura mítica en el Zodiaco chino y dicha figura se le asocia con la fuerza, con la salud, con la armonía y con la buena suerte.
Cada día y sobre todo cuando uno conoce, estudia y analiza las diferentes religiones, comprueba que el sincretismo está presente, es decir, en todas las religiones hay un encuentro permanente en creencias, ritos y costumbre.
Así como para occidente la fiesta de navidad podría considerarse la más importante, además del Año Nuevo, en China esta última celebración toma caracteres verdaderamente de gran importancia y trascendencia.
Como dijimos en nuestra anterior entrega, en la víspera: “Viendo venir el año”, de la fiesta de La Primavera, todos los miembros de la familia se reúnen y cenan juntos; la comida es más abundante y diferente día a día. Los platos con pollo, pescado y doufu -queso de soya-, nunca faltan porque sus pronunciaciones significan respectivamente buen augurio, abundancia y riqueza.
Conforme a la tradición, nadie debe ir a la cama en Noche Vieja, pues todos deben de velar hasta el primer canto del gallo o el toque de la campana del Año Nuevo, en ese instante todo mundo enciende petardos, cohetes para nosotros, y el cielo se ilumina con los juegos artificiales.
Según la costumbre del “Shousui” o develar la noche vieja, se remonta a tiempos inmemoriales. Según la leyenda, una bestia extraña llamada “Nian”, que vivía en el fondo del mar, salió a devorar a personas y ganados en la Noche Vieja.
En una de esas, Noche Buena, un anciano llegó a un pueblo cuando los vecinos estaban huyendo a las montañas para protegerse de los ataques del “Nian”. El anciano que era realmente un dios, logró ahuyentarlo con el color rojo, el fuego del chisporroteo, desde entonces la gente empezó a velar en la Noche Vieja y lanzar petardos y cohetes pirotécnicos para ahuyentar a los malos espíritus y tener buena suerte en el Nuevo Año.
De aquí surge indudablemente la preferencia del pueblo chino por el color rojo, que significa todo: buena suerte, buena salud, buen ánimo, en fin, buena vibra.
También, como se acostumbra en nuestros pueblos mexicanos, el primer día del Año Nuevo, la gente se viste de nuevo e inclusive elegantes; por el respeto ancestral primero se felicita a los padres y a los abuelos; los niños reciben algo de dinero como regalo de Año Nuevo envuelto en papel rojo.
Nosotros, aquí, nos comemos el pavo, costumbre anglosajona; cenamos el bacalao, costumbre heredada de España; pero también comemos los muy típicos romeritos o los tamales, y en el norte del país, el famoso y riquísimo menudo.
La gente del norte de China come en el desayuno Jiaozi o rabioles, con lo que queda demostrado que también nacieron en china y no en Italia, puesto que su pronunciación significa “despedir a lo viejo y recibir lo nuevo”.
La forma del típico jiaozi se asemeja a un lingote de oro de la antigua China, por eso la gente se lo come para que haya un buen augurio y tesoros.
La humanidad es toda un el sincretismo y en cuanto a sus religiones está más que comprobado, por ello, con los faroles rojos, a todos les deseamos un nuevo Año del Dragón lleno de felicidad, de riquezas y de salud.
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano. www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.mx, y www.clubprimeraplana.com.mx
https://www.alainet.org/de/node/155429
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