Un profesor que tuve hace ya varios años en filosofía, nos dijo una vez que cuando leyéramos un libro y no lo entendiéramos, digamos, tonto yo. Si en una segunda lectura nos pasara lo mismo, digamos, bueno tonto yo o tonto tu. Pero si en una tercera lectura pasara lo mismo deberíamos concluir diciendo. Tonto tu.

Cuando leemos en diarios españoles que el Banco de España se queja que está bajando el consumo, decimos automáticamente, tonto tu.

Este tonto tu es la manera más clara, meridiana e indiscutible de definir las decisiones de los entes financieros como el FMI a la cabeza están tomando en relación a la crisis financiera actual.

Pero ser tonto con poder y riqueza es muy diferente a ser pobre con inteligencia.

Todo el esfuerzo que Zapatero y su gobierno ha hecho para evitar el colapso del Estado de Bienestar, acertando a veces, equivocándose otras, por el discurso de los medios, de la oposición cínica, de una izquierda verbalista sin influencia en el poder financiero ni en las mayorías dispersas y confundidas, aparece como un fracaso, como un presidente que se va con la cola entre las piernas, como si alguno tuviese una receta clara como salir de la crisis dentro de la ideología euro que es claramente una nueva versión del Consenso de Washington. Privatizaciones al por mayor, Estado anoréxico, salud verdadera para los que tengan dinero y educación como un modo tosco de demorar el ingreso de jóvenes al mercado laboral incierto y flexibilizado. Desde una perspectiva comunicacional, tecnologías para enredar la perdiz y modestos blogs contestatarios para llorar en el muro de los lamentos de Internet. Los mismos diarios centrales incluyen la opinión de lectores como derecho a pataleo.

Parece necesario, antes que este tsunami especulativo nos llegue, repensar en comunicación social lo que hoy existe y que logros se tienen como fortaleza, porque en Chile, es palmario, los estudiantes han rescatado la inteligencia social estudiando la historia, mirando y vivenciando su entorno y han dejado mudos a los expertos que buscan por todos los medios, unos para confundirlos y otros para funcionalizarlos y aparecer como los inteligentes de la cultura y que son en verdad a los que hay que decirles, tonto tu. Ni los sistémicos ni los “revolucionarios”, han sido su norte, lo ha sido simplemente la observación inteligente sobre el mundo de la educación mercantil que hace ya casi 40 años se fue estructurando y donde los medios masivos y los colectivos políticos miraron para otro lado. Es posible que hayan creado conciencia social pero lo que viene necesita un trabajo cooperativo donde los medios digitales tienen que hacer algo menos disperso y menos doctrinal para reforzar la creación de una sociedad justa que allí estaría empezando por la educación, seguir con la sanidad y la creación de una nueva Carta Magna donde la riqueza pública beneficie a todos sus miembros. Tremenda y constante tarea.

- Walter Dennis Muñoz es Periodista