¿Qué podemos lograr con las palabras?
24/08/2009
- Opinión
Es una pregunta inmensa. Pero por lo pronto podemos decir que podemos con ellas entendernos con los demás. Aunque pensemos distinto. Para sectores sociales importantes, la palabra es un riesgo, podemos con ellas perder demasiado. Por que vivir no es una utopía ni tampoco el intentar sobrevivir donde reina el poder y el dinero allí intentamos movernos estratégicamente si queremos sobrevivir. Porque los que vivimos en peligro somos las grandes mayorías halagadas cada 4, 5 o 6 años cuando hay elecciones.
¿El sistema educativo genera una simetría cultural o simplemente nos prepara para entrar en un sistema laboral con el máximo de cloroformo para entender que trabajo es cualquier quehacer modestamente remunerado? El diccionario de la vida cotidiana lo determina el poder y el dinero. Hablar es aceptar los significados oficiales. El tecnolecto de los jóvenes no es más que un modesto modo de entenderse para lo superficial. No afecta nada. No modifica nada. Es el poder de las tecnologías sobre la inteligencia. Las masas juveniles han desertado demasiado pronto de mejorar la vida personal, social y cultural. La realización personal en modelos sociales distorsionados- familia desgarrada y sin capacidad de interacción comunicativa sin coacción- los grupos, las tribus urbanas movidos por modelos violentos, racistas muchas veces, las contradicciones al criticar el mundo de los viejos con el botellón y el porro en la mano, el sexo fácil y cínico, el síndrome de la Naranja Mecánica del mete y saca, y las instituciones de contención agotadas pareciera difícil darle un lugar profundo a la palabra emancipatoria
Decir el poder de las tecnologías sobre la inteligencia es decir que la tecnología nos determina su sentido y el nuestro. ¿Están más comunicados los jóvenes hoy? Las palabras se reducen a un modelo léxico funcional a la tecnología. Muchas personas viven muy cerca unas de otras y han reemplazado el encuentro productivo por correos edulcorantes que eluden el verdadero encuentro. Encontrarse para organizarse para un mundo mejor. La difuminación del encuentro productivo requiere funcionalizar las tecnologías a un proyecto humano que tenga sentido personal, social y cultural. Ortega y Gasset definía la cultura como aquello que queda cuando se nos ha olvidado todo. Si así fuese hoy estaríamos horrorizados con la propuesta de un retorno condicionado del presidente Zelaya a su rol de presidente legítimo y racional de Honduras. No soportaríamos tener la mitad de la población de la población latinoamericana en la pobreza. Hoy Chomsky le ha dado un portazo en la nariz a la campaña internacional contra el Presidente Chávez. Otro mundo es posible y ese mundo necesita a los jóvenes y necesita devolverle a la palabra su papel abridor de mundos y de generar diálogos productivos y construir una ética en que todos los habitantes del planeta se sientan dignos.
Walter Dennis Muñoz
Periodista
https://www.alainet.org/de/node/135944
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