El tabú del aborto:
Elementos para un debate plural sobre el aborto
14/09/2006
- Opinión
"Donde hay una necesidad hay un derecho", (Eva Perón)
Despenalización del aborto.
(Graffiti en Quito) Este artículo intenta ser coherente con el nombre Conboca. Invita a recordar a nuestra boca, a nuestra voz. A que es importante compartirla en ese afán por construir colectivamente un espacio donde nutrir y expresar nuestras capacidades y deseos. Así, retomo un tema discutido por décadas, sobre todo entre movimientos de mujeres e instancias de derechos humanos: el aborto. A pesar del tiempo, esta discusión no ha involucrado a gran parte de la población. Por esto, y tomando en cuenta el ‘informe desfavorable’ que emitiera la Comisión Especializada Permanente de lo Civil y Penal (CEPCP), el 30 de marzo de 2006, respondiendo al proyecto de reforma de ley sobre los delitos de explotación sexual de los menores (Oficio No. 193-CEPCP-P-06, Congreso Nacional), el objetivo del texto es colocar el problema del aborto clandestino e inseguro en la arena del debate plural y público, para tener la posibilidad de construir un criterio desde la información –siendo esto un derecho- y no en prejuicios morales, dogmas religiosos y fundamentalismos político-ideológicos. Esto no significa ir en contra de credos religiosos o posturas ético-morales, sino reconocer que los extremismos y la falta de diálogos no conducen a soluciones justas. Para ello, recojo elementos controversiales acerca del aborto y algunos datos que permiten visualizar la urgente y necesaria discusión profunda. En noviembre del 2005, la Diputada Myriam Garcés presentó un proyecto de reforma de ley a los delitos de explotación sexual a menores, contemplando la despenalización del aborto en todos los casos de violación. El artículo 447 permite el aborto solo “para evitar un peligro para la vida o salud de la madre” y “si el embarazo proviene de una violación o estupro cometido en una mujer idiota o demente” (Código Penal). En abril de 2006 la diputada recibe el informe desfavorable. Durante 4 meses, poco o nada salió en los medios de comunicación y, prácticamente, ningún sector de la sociedad fue involucrado en la discusión para tomar una decisión sobre la propuesta(1). Entre los argumentos de la Diputada Garcés y las respuestas de la CEPCP se encuentra una discusión protagonista en el debate sobre el aborto, al que todavía no se ha llegado a acuerdos, no solo en Ecuador sino en varios países de América Latina y el mundo. La vida Una de las controversias más grandes en el tema del aborto radica en el derecho humano a la vida. Quienes están en contra del aborto defienden la vida del feto y quienes están a favor, la de la madre. Así, se vuelve difícil el encuentro entre perspectivas. La CEPCP apeló a la inviolabilidad de la vida, aún cuando no se ha nacido, considerando al aborto como homicidio, mas no se pronuncia acerca de los riesgos de vida que corren las mujeres por tener que someterse a abortos inseguros. El tema de la vida del feto ha generado reflexiones diversas y la única conclusión es la falta de acuerdos, aún dentro del catolicismo, al que apela la CEPCP para defender su argumento. Durante los seis primeros siglos de cristiandad, el aborto no era considerado un homicidio porque se pensaba que la infusión del alma, requisito para convertirse en ser humano, se daba después de la concepción: a los 40 días en varones y 80 en mujeres (Hurst, 1993 en Cárdenas, 2005). De hecho, no fue sino hasta 1869, con el Papa Pío IX, que el aborto fue considerado homicidio por la iglesia, apoyando la visión de que se es persona desde la concepción. Esto no se instituyó sino hasta 1917 con el Código de Derecho Canónico que excomulga a la madre y a quienes provocaron el aborto (Cárdenas, 2005). Aunque la postura del Papa sigue siendo la misma, la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir han hecho grandes aportes al esclarecer que la Iglesia Católica no se limita al Papa y los obispos y que el Papa no es infalible en todo lo que diga sobre cuestiones morales. Solo es infalible cuando proclama ex cathédra una doctrina, la que deben aceptar todos los miembros de la iglesia, y el Papa nunca se ha pronunciado así sobre el aborto (Maguire, et.al., 1991). Por otro lado, el Concilio Vaticano II, uno de los documentos más importantes de la Iglesia Católica, explica que la conciencia es el núcleo principal del encuentro con Dios. Así, las acciones humanas deben ser conducidas según su conciencia, “inducido por convicción interna personal […] y no por la mera coacción externa” (Cárdenas, 2005). “Anticonceptivos para no abortar, aborto seguro para no morir”(2) Mientras se discuten temas esencialistas sobre cuándo surge la vida: desde la concepción, desde el embrión, desde que el cuerpo está formado, desde la infusión del alma, etc., la vida de millones de mujeres -claramente vivas bajo cualquier punto de vista- corre peligro y se enfrenta a la muerte cuando deciden abortar y no encuentran las condiciones seguras para hacerlo. Este es un tema crucial para entender el problema del aborto. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren cerca de 100,000 mujeres en el mundo por abortos inseguros (OMS, 1997). Se estima que en América Latina, cerca de 4 millones de mujeres al año acuden al aborto clandestino y que el 12% de defunciones maternas se deben a abortos ilegales e inseguros(3), convirtiéndose en una de las principales causas de muerte materna en al región (PAHO, 2002). Ecuador no es una excepción. De acuerdo con el CONAMU, el aborto es la segunda causa de mortalidad materna en el país (2005:46). ¿Se puede pensar, entonces, que al ser el aborto una práctica prohibida, no se practica? Las cifras muestran lo contrario. Tampoco se puede suponer que la legalidad del aborto inste a mujeres que no desean abortar, por su religión, su posición moral o sus deseos de tener un/a hijo/a, a que lo hagan. La penalización del aborto conduce a que miles de mujeres en Ecuador, acudan a centros clandestinos e inseguros para abortar, o que lo provoquen ellas mismas introduciéndose agujetas o armadores que deriven en la pérdida del feto, exponiéndose a grandes riesgos, como su propia muerte. Se evidencia que el aborto –clandestino e inseguro- es una realidad que atañe a millones de mujeres, así como a sus familias, ya que muchas de las que enfrentan el aborto, ya tienen hijos/as, están casadas o tienen pareja (PAHO, 2002). Vale reconocer, entonces, la importancia del debate sobre el aborto en el marco de la salud pública y los derechos humanos de salud reproductiva –para mujeres y hombres. Así como de justicia social porque las mujeres más afectadas son las más pobres(4) y, así, superar la limitada discusión sobre la vida o no del feto. De acuerdo con el CEPAR, el 86.5% de mujeres entre 15 y 24 años no usaron métodos anticonceptivos en su primera relación sexual (sólo el 6.7% usó condón), y el 38.6% no lo usó, principalmente, porque no conocía sobre anticonceptivos (2004: 329, 331). Es contradictorio esperar que las mujeres no queden embarazadas cuando no lo desean si es que no tienen la información adecuada para prevenirlo y protegerse. De hecho, el 54.1%, (2004:334) de mujeres no casadas pensaron que no quedarían embarazadas en su primera relación sexual, pues se equivocaron, porque no sabían. La falta de acceso a información sobre salud reproductiva, a las formas de prevención tanto de embarazos como de enfermedades de transmisión sexual, la deficiente educación y las limitaciones en el acceso a métodos preventivos (por su silenciosa distribución y costos) son un factor fundamental en la discusión sobre el aborto. ¿Por qué imponer ser madre a una joven que no sabía que podía quedar embarazada, que no lo deseaba y que, además, no tiene las condiciones para criar una persona? ¿Por qué obligar a una mujer que ya tiene hijos/as a tener uno/a más, cuando su situación económica se lo impide? ¿Por qué exigir a una mujer violada (que puede ser niña aún) hacerse cargo –sola- de una vida humana fruto del maltrato y no del consentimiento? Según el CONAMU el 26.4% de las denuncias presentadas en la comisaría de la mujer entre enero y junio de 2004, correspondían a mujeres violadas (2005:126), sin embargo, muchas mujeres no denuncian la violación y la principal razón es la vergüenza (40.8%,) (2004:377), lo que habla de un subregistro importante. Abortar no es un deseo, es una necesidad. Por ello existe el derecho humano de madre y padre a decidir el número y espaciamiento de hijos/as que desean tener, a ser garantizado por el Estado, reconocido ya en 1968 por la Primera Conferencia Mundial por los Derechos Humanos. Fue ratificado en 1974 por la Conferencia de Población de Bucarest. Este derecho es violado por la penalización del aborto. Más aún, el acordado durante la Conferencia del Año Internacional de la Mujer, celebrada por la ONU en México 1995, donde, además, se reconoció la integridad física y autonomía sobre el cuerpo de la mujer, incluyendo la maternidad opcional (Freedman e Isaacs, 1993). También son violados los compromisos internacionales acordados en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo del Cairo en 1994 y en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, 1995, donde se reconoció la necesidad de tratar el tema de la salud reproductiva incluyendo el aborto inseguro (Rodríguez, 2005). Estos son sólo algunas de las conferencias sobre derechos de la mujer y reproductivos. La maternidad Otro elemento que quiero mencionar para enriquecer este debate, tiene que ver con aspectos culturales. Cabe iniciar con la idea de género como la construcción del ser hombre y ser mujer de acuerdo con un momento histórico particular y un sistema cultural que nos ubica en relación a condiciones económicas, políticas, simbólicas (Strathern, 1979). En este sentido, en nuestras sociedades patriarcales la mujer es percibida como tal por su rol de madre. “La sociedad y la cultura patriarcales engendran a la mujer a través del parto, por la mediación del otro, del hijo” (Lagarde, 2003: 386). Al ser biológicamente capaz de serlo, es “natural” ser madre. Dentro de esta perspectiva, una mujer que no desea ser madre, debe dar explicaciones al respecto, y ya no es reconocida como mujer. Abortar cuestiona el pacto cultural de ser mujer y la institución social que es la familia. No se puede exigir a las mujeres ser madres solo por su condición biológica. La maternidad es cultural, no biológica. Reconocerlo es reconocer la condición humana de la mujer. Esto implica atribuirnos el control sobre nuestras capacidades de generar vida junto con un Estado que se preocupe por garantizar el acceso a la información, educación y recursos para poder tomar la decisión más coherente de acuerdo con esa condición humana (Cfr.: Rosado, 2005). Mientras el aborto continúe teniendo una connotación negativa, quien aborta será vista como alguien que no quiere traer nuevas vidas al mundo. Podríamos pensar que quien aborta es mucho más respetuosa de la vida humana cuando, haciendo un real esfuerzo por desbiologizar la maternidad, piensa en la dualidad que implica la aparición de esa nueva vida, donde también hay un hombre que, olvidándonos de su incapacidad biológica de reproducir hijos, comparte el deseo de traer una nueva vida(5), cuando saben que podrán darle afecto y ofrecerle las condiciones para una vida digna que le permita desarrollar sus capacidades. Notas: 1. La Asamblea de Mujeres de Quito se reunió con Garcés y otros diputados por iniciativa propia, no por un intento en democratizar el debate desde los diputados. 2. Comisión por el Derecho al Aborto: lema de campaña a favor del aborto (Argentina). 3. El registro oficial tiene márgenes de error ya que muchas mujeres no acuden al hospital por miedo a ser discriminadas e incluso apresadas. La pena por aborto voluntario es de 1 a 5 años (Delitos Contra la Vida). Tampoco se sabe cuántas mujeres mueren antes de llegar al hospital. 4. No quiere decir que las mujeres con más recursos no aborten, pero tienen dinero para pagar un aborto seguro, aunque sea clandestino. 5. Aunque reconozco que es hablar de un mundo que aún no conocemos, pero que anhelo podamos construir. Bibliografía: -Cárdenas, Guadalupe El aborto y el amor a Dios, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-CEPAR (2004) encuesta ENDEMAIN.
-Congreso Nacional, CEPCP: Oficio No. 193-CEPCP-P-06.
-Código Penal, De los delitos Contra la Vida.
-Freedman e Isaacs (1993) Derechos Humanos y elección reproductiva en el derecho internacional, Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, Boletín No.43
-Hurst, Jane (1993) La legalización del aborto vista desde el caleidoscopio social. Carta pública, en Cárdenas, Guadalupe El aborto y el amor a Dios, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-Lagarde, Marcela, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. UNAM, México, 2003 (3ra edición).
-Maguire, Marjorie y Daniel Maguire (1991) Aborto: una guía para tomar decisiones éticas, Católicas por el Derecho a Decidir.
-OMS (1997)
http://www.who.int/reproductive-health/publications/sp_fpp_97_33/fpp_97_... -PAHO (2002) La Salud en las Américas, Vol. I, (http://www.paho.org/Spanish/DD/PUB/SAp28.pdf)
-Pérez, Alba y Claudio Gallardo (2005) Mujeres y hombres del Ecuador en cifras II. CONAMU, Quito
-Rodríguez, Marcela Interrupción Voluntaria del Embarazo: una mirada a las Conferencias e instrumentos internacionales, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-Rosado, María José, Pensando éticamente sobre concepción, anticoncepción y aborto, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-Strathern, Marilyn (1979) Género: Una perspectiva Antropológica, en Antropología y Feminismo, España.
Despenalización del aborto.
(Graffiti en Quito) Este artículo intenta ser coherente con el nombre Conboca. Invita a recordar a nuestra boca, a nuestra voz. A que es importante compartirla en ese afán por construir colectivamente un espacio donde nutrir y expresar nuestras capacidades y deseos. Así, retomo un tema discutido por décadas, sobre todo entre movimientos de mujeres e instancias de derechos humanos: el aborto. A pesar del tiempo, esta discusión no ha involucrado a gran parte de la población. Por esto, y tomando en cuenta el ‘informe desfavorable’ que emitiera la Comisión Especializada Permanente de lo Civil y Penal (CEPCP), el 30 de marzo de 2006, respondiendo al proyecto de reforma de ley sobre los delitos de explotación sexual de los menores (Oficio No. 193-CEPCP-P-06, Congreso Nacional), el objetivo del texto es colocar el problema del aborto clandestino e inseguro en la arena del debate plural y público, para tener la posibilidad de construir un criterio desde la información –siendo esto un derecho- y no en prejuicios morales, dogmas religiosos y fundamentalismos político-ideológicos. Esto no significa ir en contra de credos religiosos o posturas ético-morales, sino reconocer que los extremismos y la falta de diálogos no conducen a soluciones justas. Para ello, recojo elementos controversiales acerca del aborto y algunos datos que permiten visualizar la urgente y necesaria discusión profunda. En noviembre del 2005, la Diputada Myriam Garcés presentó un proyecto de reforma de ley a los delitos de explotación sexual a menores, contemplando la despenalización del aborto en todos los casos de violación. El artículo 447 permite el aborto solo “para evitar un peligro para la vida o salud de la madre” y “si el embarazo proviene de una violación o estupro cometido en una mujer idiota o demente” (Código Penal). En abril de 2006 la diputada recibe el informe desfavorable. Durante 4 meses, poco o nada salió en los medios de comunicación y, prácticamente, ningún sector de la sociedad fue involucrado en la discusión para tomar una decisión sobre la propuesta(1). Entre los argumentos de la Diputada Garcés y las respuestas de la CEPCP se encuentra una discusión protagonista en el debate sobre el aborto, al que todavía no se ha llegado a acuerdos, no solo en Ecuador sino en varios países de América Latina y el mundo. La vida Una de las controversias más grandes en el tema del aborto radica en el derecho humano a la vida. Quienes están en contra del aborto defienden la vida del feto y quienes están a favor, la de la madre. Así, se vuelve difícil el encuentro entre perspectivas. La CEPCP apeló a la inviolabilidad de la vida, aún cuando no se ha nacido, considerando al aborto como homicidio, mas no se pronuncia acerca de los riesgos de vida que corren las mujeres por tener que someterse a abortos inseguros. El tema de la vida del feto ha generado reflexiones diversas y la única conclusión es la falta de acuerdos, aún dentro del catolicismo, al que apela la CEPCP para defender su argumento. Durante los seis primeros siglos de cristiandad, el aborto no era considerado un homicidio porque se pensaba que la infusión del alma, requisito para convertirse en ser humano, se daba después de la concepción: a los 40 días en varones y 80 en mujeres (Hurst, 1993 en Cárdenas, 2005). De hecho, no fue sino hasta 1869, con el Papa Pío IX, que el aborto fue considerado homicidio por la iglesia, apoyando la visión de que se es persona desde la concepción. Esto no se instituyó sino hasta 1917 con el Código de Derecho Canónico que excomulga a la madre y a quienes provocaron el aborto (Cárdenas, 2005). Aunque la postura del Papa sigue siendo la misma, la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir han hecho grandes aportes al esclarecer que la Iglesia Católica no se limita al Papa y los obispos y que el Papa no es infalible en todo lo que diga sobre cuestiones morales. Solo es infalible cuando proclama ex cathédra una doctrina, la que deben aceptar todos los miembros de la iglesia, y el Papa nunca se ha pronunciado así sobre el aborto (Maguire, et.al., 1991). Por otro lado, el Concilio Vaticano II, uno de los documentos más importantes de la Iglesia Católica, explica que la conciencia es el núcleo principal del encuentro con Dios. Así, las acciones humanas deben ser conducidas según su conciencia, “inducido por convicción interna personal […] y no por la mera coacción externa” (Cárdenas, 2005). “Anticonceptivos para no abortar, aborto seguro para no morir”(2) Mientras se discuten temas esencialistas sobre cuándo surge la vida: desde la concepción, desde el embrión, desde que el cuerpo está formado, desde la infusión del alma, etc., la vida de millones de mujeres -claramente vivas bajo cualquier punto de vista- corre peligro y se enfrenta a la muerte cuando deciden abortar y no encuentran las condiciones seguras para hacerlo. Este es un tema crucial para entender el problema del aborto. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren cerca de 100,000 mujeres en el mundo por abortos inseguros (OMS, 1997). Se estima que en América Latina, cerca de 4 millones de mujeres al año acuden al aborto clandestino y que el 12% de defunciones maternas se deben a abortos ilegales e inseguros(3), convirtiéndose en una de las principales causas de muerte materna en al región (PAHO, 2002). Ecuador no es una excepción. De acuerdo con el CONAMU, el aborto es la segunda causa de mortalidad materna en el país (2005:46). ¿Se puede pensar, entonces, que al ser el aborto una práctica prohibida, no se practica? Las cifras muestran lo contrario. Tampoco se puede suponer que la legalidad del aborto inste a mujeres que no desean abortar, por su religión, su posición moral o sus deseos de tener un/a hijo/a, a que lo hagan. La penalización del aborto conduce a que miles de mujeres en Ecuador, acudan a centros clandestinos e inseguros para abortar, o que lo provoquen ellas mismas introduciéndose agujetas o armadores que deriven en la pérdida del feto, exponiéndose a grandes riesgos, como su propia muerte. Se evidencia que el aborto –clandestino e inseguro- es una realidad que atañe a millones de mujeres, así como a sus familias, ya que muchas de las que enfrentan el aborto, ya tienen hijos/as, están casadas o tienen pareja (PAHO, 2002). Vale reconocer, entonces, la importancia del debate sobre el aborto en el marco de la salud pública y los derechos humanos de salud reproductiva –para mujeres y hombres. Así como de justicia social porque las mujeres más afectadas son las más pobres(4) y, así, superar la limitada discusión sobre la vida o no del feto. De acuerdo con el CEPAR, el 86.5% de mujeres entre 15 y 24 años no usaron métodos anticonceptivos en su primera relación sexual (sólo el 6.7% usó condón), y el 38.6% no lo usó, principalmente, porque no conocía sobre anticonceptivos (2004: 329, 331). Es contradictorio esperar que las mujeres no queden embarazadas cuando no lo desean si es que no tienen la información adecuada para prevenirlo y protegerse. De hecho, el 54.1%, (2004:334) de mujeres no casadas pensaron que no quedarían embarazadas en su primera relación sexual, pues se equivocaron, porque no sabían. La falta de acceso a información sobre salud reproductiva, a las formas de prevención tanto de embarazos como de enfermedades de transmisión sexual, la deficiente educación y las limitaciones en el acceso a métodos preventivos (por su silenciosa distribución y costos) son un factor fundamental en la discusión sobre el aborto. ¿Por qué imponer ser madre a una joven que no sabía que podía quedar embarazada, que no lo deseaba y que, además, no tiene las condiciones para criar una persona? ¿Por qué obligar a una mujer que ya tiene hijos/as a tener uno/a más, cuando su situación económica se lo impide? ¿Por qué exigir a una mujer violada (que puede ser niña aún) hacerse cargo –sola- de una vida humana fruto del maltrato y no del consentimiento? Según el CONAMU el 26.4% de las denuncias presentadas en la comisaría de la mujer entre enero y junio de 2004, correspondían a mujeres violadas (2005:126), sin embargo, muchas mujeres no denuncian la violación y la principal razón es la vergüenza (40.8%,) (2004:377), lo que habla de un subregistro importante. Abortar no es un deseo, es una necesidad. Por ello existe el derecho humano de madre y padre a decidir el número y espaciamiento de hijos/as que desean tener, a ser garantizado por el Estado, reconocido ya en 1968 por la Primera Conferencia Mundial por los Derechos Humanos. Fue ratificado en 1974 por la Conferencia de Población de Bucarest. Este derecho es violado por la penalización del aborto. Más aún, el acordado durante la Conferencia del Año Internacional de la Mujer, celebrada por la ONU en México 1995, donde, además, se reconoció la integridad física y autonomía sobre el cuerpo de la mujer, incluyendo la maternidad opcional (Freedman e Isaacs, 1993). También son violados los compromisos internacionales acordados en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo del Cairo en 1994 y en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, 1995, donde se reconoció la necesidad de tratar el tema de la salud reproductiva incluyendo el aborto inseguro (Rodríguez, 2005). Estos son sólo algunas de las conferencias sobre derechos de la mujer y reproductivos. La maternidad Otro elemento que quiero mencionar para enriquecer este debate, tiene que ver con aspectos culturales. Cabe iniciar con la idea de género como la construcción del ser hombre y ser mujer de acuerdo con un momento histórico particular y un sistema cultural que nos ubica en relación a condiciones económicas, políticas, simbólicas (Strathern, 1979). En este sentido, en nuestras sociedades patriarcales la mujer es percibida como tal por su rol de madre. “La sociedad y la cultura patriarcales engendran a la mujer a través del parto, por la mediación del otro, del hijo” (Lagarde, 2003: 386). Al ser biológicamente capaz de serlo, es “natural” ser madre. Dentro de esta perspectiva, una mujer que no desea ser madre, debe dar explicaciones al respecto, y ya no es reconocida como mujer. Abortar cuestiona el pacto cultural de ser mujer y la institución social que es la familia. No se puede exigir a las mujeres ser madres solo por su condición biológica. La maternidad es cultural, no biológica. Reconocerlo es reconocer la condición humana de la mujer. Esto implica atribuirnos el control sobre nuestras capacidades de generar vida junto con un Estado que se preocupe por garantizar el acceso a la información, educación y recursos para poder tomar la decisión más coherente de acuerdo con esa condición humana (Cfr.: Rosado, 2005). Mientras el aborto continúe teniendo una connotación negativa, quien aborta será vista como alguien que no quiere traer nuevas vidas al mundo. Podríamos pensar que quien aborta es mucho más respetuosa de la vida humana cuando, haciendo un real esfuerzo por desbiologizar la maternidad, piensa en la dualidad que implica la aparición de esa nueva vida, donde también hay un hombre que, olvidándonos de su incapacidad biológica de reproducir hijos, comparte el deseo de traer una nueva vida(5), cuando saben que podrán darle afecto y ofrecerle las condiciones para una vida digna que le permita desarrollar sus capacidades. Notas: 1. La Asamblea de Mujeres de Quito se reunió con Garcés y otros diputados por iniciativa propia, no por un intento en democratizar el debate desde los diputados. 2. Comisión por el Derecho al Aborto: lema de campaña a favor del aborto (Argentina). 3. El registro oficial tiene márgenes de error ya que muchas mujeres no acuden al hospital por miedo a ser discriminadas e incluso apresadas. La pena por aborto voluntario es de 1 a 5 años (Delitos Contra la Vida). Tampoco se sabe cuántas mujeres mueren antes de llegar al hospital. 4. No quiere decir que las mujeres con más recursos no aborten, pero tienen dinero para pagar un aborto seguro, aunque sea clandestino. 5. Aunque reconozco que es hablar de un mundo que aún no conocemos, pero que anhelo podamos construir. Bibliografía: -Cárdenas, Guadalupe El aborto y el amor a Dios, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-CEPAR (2004) encuesta ENDEMAIN.
-Congreso Nacional, CEPCP: Oficio No. 193-CEPCP-P-06.
-Código Penal, De los delitos Contra la Vida.
-Freedman e Isaacs (1993) Derechos Humanos y elección reproductiva en el derecho internacional, Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, Boletín No.43
-Hurst, Jane (1993) La legalización del aborto vista desde el caleidoscopio social. Carta pública, en Cárdenas, Guadalupe El aborto y el amor a Dios, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-Lagarde, Marcela, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. UNAM, México, 2003 (3ra edición).
-Maguire, Marjorie y Daniel Maguire (1991) Aborto: una guía para tomar decisiones éticas, Católicas por el Derecho a Decidir.
-OMS (1997)
http://www.who.int/reproductive-health/publications/sp_fpp_97_33/fpp_97_... -PAHO (2002) La Salud en las Américas, Vol. I, (http://www.paho.org/Spanish/DD/PUB/SAp28.pdf)
-Pérez, Alba y Claudio Gallardo (2005) Mujeres y hombres del Ecuador en cifras II. CONAMU, Quito
-Rodríguez, Marcela Interrupción Voluntaria del Embarazo: una mirada a las Conferencias e instrumentos internacionales, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-Rosado, María José, Pensando éticamente sobre concepción, anticoncepción y aborto, Revista Conciencia Latinoamericana, Vol. XIV, No.11, Julio 2005.
-Strathern, Marilyn (1979) Género: Una perspectiva Antropológica, en Antropología y Feminismo, España.
https://www.alainet.org/de/node/117088?language=en
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