Pequeñas armas de destrucción masiva

27/07/2006
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Son armas ligeras, algunas caben en el bolsillo y son fáciles de adquirir. Han causado la muerte de más seres humanos que las bombas de Hiroshima y Nagasaki, lo que las convierte en auténticas armas de destrucción masiva. Cuando acabe de leer este artículo habrán muerto dos personas víctimas de su uso. Cada año, este tipo de violencia acaba con la vida de más de medio millón de hombres, mujeres y niños en todo el mundo. Pero el número es aún más elevado. Además de intensificar los conflictos, el descontrol de las armas agrava la pobreza. La diferencia con el armamento nuclear es que no existe un régimen de no proliferación para armas ligeras. Este descontrol traspasa el derecho legítimo a la defensa y favorece las situaciones de violencia. En ocasiones porque no se tienen en cuenta otros factores que condicionan el uso que se hace de las armas. Es el caso de las fuerzas policiales, que disponen de armamento, pero muchas veces no tienen sueldos dignos o una adecuada formación. El Informe Vidas destrozadas de la campaña "Armas bajo Control" advierte de la escasa preparación de los miembros de las empresas de seguridad en algunos países de América Latina. "En El Salvador, menos de la mitad de los 17.000 agentes de seguridad privada habían recibido el curso de formación de cinco días que requiere la ley". Sin embargo, las armas de que disponen los cuerpos de policía no llegan al 3% del total en el mundo. La expansión de la cultura de la violencia es una de las causas de que el 60% de las armas ligeras sean de propiedad privada. El miedo impulsa al individuo a adquirir armas para protegerse. Este fenómeno se da con frecuencia después de algunas guerras, cuando la experiencia de situaciones extremas arrastra a la sociedad al desorden. "Todo el mundo coincide en que la presencia de armas conduce al conflicto", revelaba en 2003 Mervyn Patterson, máximo representante de la ONU en Afganistán cuando trabajaba con líderes locales sobre seguridad. Más del 35% de las armas pertenecen a los ejércitos. La ONU señala la necesidad de alcanzar un equilibrio entre su uso legítimo y las necesidades sociales de cada nación. En Camboya, país que ocupa el puesto 130 en la lista del índice de desarrollo humano, un cuarto del presupuesto se destina a defensa. Los gobiernos son, para Naciones Unidas, los responsables directos del bienestar de sus ciudadanos, aunque lo cierto es que la comunidad internacional puede proteger a los pueblos del abuso de sus derechos con un control eficaz de las transferencias de armamento. Veinte de los 25 países que figuran entre los mayores clientes del principal exportador de armas en el mundo, Estados Unidos, no son democráticos o están relacionados con violaciones de los derechos humanos. Entre los mayores exportadores de munición del mundo figura España, que además es el primero en el caso de este comercio con el África Subsahariana. Igual que en otros países de la lista con democracias estables y valedores de los derechos humanos, es patente la contradicción. El Gobierno español ha aprobado el Plan África para los próximos dos años que prevé llegar a 120 millones de euros en ayuda en 2008 para aliviar la pobreza extrema de esa zona del continente, agravada en algunos casos por los conflictos armados. Conscientes de que el desarrollo no es compatible con la proliferación sin control de las armas ligeras, Intermón Oxfam, Amnistía Internacional y la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA) prosiguen con su campaña Armas bajo Control. Con motivo de la Conferencia de la ONU sobre este tema, que acabó sin acuerdo alguno, acompañaron su petición de un tratado que regule este armamento con cientos de miles de firmas y rostros como apoyo a la propuesta. Llama la atención que cerca del 90% de las exportaciones conocidas provienen de miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La seguridad es un objetivo primordial de la ONU, pero no ha de serlo a cualquier precio. El control de armas no será posible mientras los beneficios del comercio de este tipo de productos se sitúen por encima del derecho a la vida. - Jorge Planelló es periodista Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
https://www.alainet.org/de/node/116313?language=en
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