Acción, no especulación
04/04/2003
- Opinión
1. ¿Puede predecir algo de lo que pueda pasar en las
próximas semanas?
Si hay algo obvio en la historia de la guerra, es que se
puede predecir muy poco. Pero lo que va a desatarse no es
una guerra. La desigualdad de fuerzas es tan grande que
no se puede aplicar el término "guerra". No llamaríamos
combate de boxeo a uno donde el campeón del mundo se sube
al ring con un niño de guardería. Así que lo que va a
suceder es altamente predecible, del mismo modo que se
pudo predecir y se predijo (aquí mismo, por ejemplo) que
los talibanes serían derrocados fácilmente.
Yo creo que los superhalcones están en lo cierto. Habrá
un ataque devastador y la sociedad se derrumbará. Lo que
pase después en Irak no lo sabe nadie. Ni lo que puede
suceder en otros sitios, incluido aquí. No existen
razones para dudar del sentir universal de que un ataque
contra Irak aumentará la amenaza del terror y el
desarrollo y uso de armas de destrucción masiva. Y la
amenaza es seria, como se ha sabido durante años, mucho
antes del 11 de septiembre. Quizás sea suficiente con
citar la conclusión principal del prestigioso grupo de
trabajo Hart-Rudman, patrocinado por el Consejo de
Relaciones Exteriores, en su trabajo America: Still
Unprepared, Still in Danger (América: Aún no está
preparada, aún está en peligro): la amenaza de "ataques
terroristas catastróficos sobre suelo estadounidense" es
grave, y "la necesidad de una acción inmediata -para
contrarrestar la amenaza- se hace más urgente ante la
posibilidad que tiene EE.UU. de ir a la guerra con Irak".
Las razones se! han explicado repetidamente y son
bastante obvias sin tener que recurrir a expertos.
2. ¿Existe alguna posibilidad de que Blair se eche atrás
en estos momentos, y si es así, cree que Bush seguiría en
solitario?
Blair se encuentra bajo una gran presión interna, y lo
mismo le ocurre a otros miembros de la coalición de
países aliados. Es casi imposible pasar por alto que las
manifestaciones masivas de febrero alcanzaron con
diferencia un tamaño e intensidad mayores en los países
cuyos gobiernos se alineaban con Washington -España,
Italia e Inglaterra-, en todos los casos con una gran
oposición popular. En Italia se ha llegado a casi un 90
por ciento de oposición a la guerra, y casi lo mismo
sucede en España. En la encuesta internacional de Gallup
publicada en enero, el apoyo a la guerra de Bush y Powell
apenas alcanzó un 10 por ciento en lugar alguno, lo que
quiere decir que es inexistente entre la población. Si
estados totalitarios tienen que prestar atención a la
opinión pública, mucho más aún lo tienen que hacer las
sociedades más democráticas. Si Gran Bretaña se echa
atrás, que es poco probable pero no inconcebible, la
administración de Bush deberá tomar decisiones difíciles,
deci! siones que ha intentado prevenir haciendo casi lo
imposible para no poder evitar la guerra. Aún así, nada
es seguro en los asuntos humanos.
3. Suponiendo que la guerra llegue, ¿Debería sentirse
deprimido el movimiento pacifista por su ineficacia?
Eso es como sugerir que los abolicionistas, o los
defensores de los derechos de los trabajadores, de las
mujeres, u otros grupos preocupados por la libertad y la
justicia, se tuvieran que haber sentido deprimidos por su
incapacidad para lograr sus objetivos, o por no haber
hecho progresos para alcanzarlos durante largos períodos
de tiempo. La reacción adecuada es intensificar la lucha.
En este caso, deberíamos reconocer que el movimiento
pacifista no tiene precedentes en cuanto a su dimensión,
por lo que existe una mejor base para seguir trabajando,
y que los objetivos deberían ser más a largo plazo. Una
gran parte de la oposición a la guerra de Bush se basa en
el reconocimiento de que Irak es sólo un caso especial de
la "ambición imperial", que es ampliamente condenada y a
la que se teme con razón. Ese es el origen de buena parte
de la oposición sin precedentes a la guerra de Bush justo
en el corazón del establishment, aquí y en todos lados.
Incluso la prensa informa ahora ! acerca de los "urgentes
y preocupantes" mensajes que se envían a Washington desde
las embajadas estadounidenses de todo el mundo avisando
de que "mucha gente en el mundo piensa cada vez más que
el presidente Bush es una amenaza mayor para la paz
mundial que Sadam Husein (artículo principal de The
Washington Post). En realidad, esto viene desde los años
de Clinton, pero se ha vuelto más importante hoy, y con
razón. La amenaza es real y el mejor lugar de
contrarrestarla es aquí. Pase lo que pase en Irak, los
movimientos populares aquí deberían sumar fuerzas para
hacer frente a esta amenaza que es mucho más grande y
continua, que seguramente va a tomar nuevas formas y que,
literalmente, está poniendo en cuestión el futuro de la
especie humana. Aparte, los movimientos populares
deberían movilizarse para lograr que la gente de Irak
obtenga los mejores resultados posibles, y no sólo allí,
claro. Hay mucho trabajo por hacer.
4. ¿Incluye la agenda de EE.UU. la democracia para Irak y
otros países?
Si depende de Washington, lo mejor que se puede esperar
es la clase de "democracia" que los actuales líderes
políticos -principalmente reaganianos reciclados-, y
otros en el poder, han instaurado en otros lugares bajo
sus dominios: América Central y el Caribe, por mencionar
una región que proporciona abundante testimonio de la
última vez que controlaron el gobierno, en la década de
los ochenta y, de hecho, durante más de un siglo. Pero
bajo la influencia popular, son posibles otros
resultados. Después de todo, no vivimos en una dictadura
militar. Podemos considerarnos muy privilegiados en
comparación. Hay muchas oportunidades para alterar la
agenda estadounidense.
5. ¿En qué medida cree que se verá afectada la capacidad
de EE.UU. de llevar a cabo esa agenda por la oposición a
la guerra de sus aliados tradicionales?
Es difícil de decir. Supongo que los demás países serán
incluso más reacios a tratar con las ruinas que deje el
ataque de EE.UU. de lo que han sido en otras ocasiones,
lo que no promete nada bueno para Irak o la región. Pero
nuestra principal prioridad no debería ser especular
sobre eso. La cuestión más importante es cómo podemos
alterar la agenda.
6. ¿Puede describir cuáles podrían ser los cambios, si
los hubiera, en el alineamiento de poder entre el resto
de las naciones mientras EE.UU. sigue con su política
unilateral? ¿Cuáles serían las implicaciones de la OTAN?
EE.UU. siempre ha mantenido una posición ambivalente
sobre la unificación europea. Esto tiene ventajas obvias
para la economía y el poder estratégico de EE.UU., pero
siempre ha habido preocupación de que Europa pudiera
hacerse demasiado independiente. Además, el sistema
social de mercado en Europa se ha considerado siempre una
amenaza, más bien en la forma en que se le ha temido al
sistema de atención sanitaria canadiense: como un "virus"
que podría "infectar" a la población estadounidense, si
tomamos prestada la terminología de los estrategas de
EE.UU. cuando se disponían a aplastar el desarrollo
social y económico independiente por todo el tercer
mundo. Estas preocupaciones han motivado las políticas
estadounidense en relación con Europa (así como con Japón
y otros países) desde la Segunda Guerra Mundial,
adoptando constantemente nuevas formas. Así fueron
expresadas, por ejemplo, por Henry Kissinger en su
discurso "El año de Europa" en 1973 cuando informó que
Europa sólo t! enía "responsabilidades regionales" dentro
de un "marco general del orden" dirigido por el gobierno
de EE.UU.
La OTAN se concibió, en parte, como una forma de asegurar
el control estadounidense sobre Europa, no sin ayuda de
sectores de las élites europeas, quienes despreciaban el
sistema social de mercado y temían la independencia de
Europa por las mismas razones que sus homólogos de hoy.
EE.UU. está totalmente a favor de la entrada de los
países de Europa del Este en la Unión Europea por estas
mismas razones. Washington espera tener suficiente
control sobre ellos para que debiliten las tendencias
hacia la independencia de Europa. Y existe una exultación
evidente ante la posibilidad de que sus reservas de mano
de obra barata y fácilmente explotable minen el estado de
bienestar europeo y los derechos de los trabajadores y
conduzcan a Europa al modelo estadounidense de salarios
bajos, gran carga de trabajo, beneficios y seguridad
laboral limitados, alta concentración de bienes y un
rendimiento económico general similar al de Europa. Y eso
tiene un atractivo innegable también para el s! ector
empresarial europeo.
Se trata de factores a largo plazo. Nadie puede asegurar
cómo se desarrollarán ni cuál es la influencia que
tendrán sobre ellos los movimientos populares.
Y eso es simplemente Europa, no todo el mundo. Durante
más de 30 años el mundo ha sido económicamente
"tripolar", con tres grandes centros de poder, incluyendo
Asia, con base en Japón, y ahora el papel cada vez mayor
de China. Eso suscita toda clase de preguntas. Demasiado
intrincado para proseguir aquí.
7. ¿Hay algo diferente que el amplio movimiento global
por la paz y la justicia debería estar haciendo cuando
vamos a entrar en esta nueva era post-Irak?
Sus prioridades deberían ser las mismas que las de antes,
por lo menos por lo que veo. También creo que es una
exageración hablar de una "nueva era post-Irak", excepto
con relación a la región en sí y a la afirmación de la
"ambición imperial" que es causa de profunda preocupación
en el mundo, con razón, incluso dentro del establishment
estadounidense.
8. Si la administración de Bush lleva a cabo sus planes
de guerra junto con una coalición de países aliados, ¿qué
significará esto para el futuro de la ONU?
Al igual que otras cuestiones, eso es algo que tenemos
que decidir nosotros. La especulación es poco productiva,
ya que las respuestas dependerán en gran parte de lo que
hagamos dentro del país más poderoso de la historia
mundial.
La ONU nunca ha sido capaz de actuar más allá de los
límites impuestos por las grandes potencias, que quiere
decir básicamente EE.UU. La administración actual, en su
fase reaganiana, anunció clara y explícitamente que la
ONU, el Tribunal Mundial, el derecho internacional y
otras instituciones del orden mundial eran irrelevantes a
menos que apoyaran el recurso a la violencia de EE.UU. El
Departamento de Estado explicó que como algunos países no
están de acuerdo con nosotros, se reservaría la decisión
de qué entra dentro de la "jurisdicción nacional" de
EE.UU. En el caso en cuestión, se refería a la campaña
terrorista internacional de Washington contra Nicaragua.
Los reaganianos no estaban haciendo algo nuevo, claro
está, pero la suya fue una expresión inusualmente
descarada de la doctrina de desprecio reinante para
cualquiera que se pusiera en el camino. El hecho de que
todo esto haya sido eliminado de la historia oficial (y
no fuera informado en su momento) no lo hace irreal! . Si
la libertad y la democracia fueran valores considerados
por los sectores de la élite aquí, todo esto se enseñaría
en la escuela primaria. Prácticamente el mismo liderazgo
político se encuentra de vuelta en el poder, y en su fase
actual son mucho más extremistas y directos en decirle al
mundo que no estorbe: o nos autorizáis a hacer lo que
queremos y permanecéis "relevantes" u os negáis a
hacerlo, en cuyo caso haremos lo que queramos de todas
formas y vosotros formaréis parte del basurero de la
historia. No se puede ser más claro, y se entiende
bastante bien en todo el mundo. Que estos planes tan
claramente anunciados puedan ser implementados es algo
que tenemos que determinar nosotros. No tiene sentido
especular.
9. ¿Cree que estaríamos viendo la misma política si Al
Gore hubiera salido presidente en las elecciones del
2000?
No es fácil decirlo. Tomemos los momentos álgidos del
liberalismo estadounidense, las administraciones de
Kennedy y Johnson. ¿Fueron menos violentas y agresivas,
menos propensas a llevarnos a la destrucción mundial que
sus predecesores y los que les siguieron en su cargo? No
es fácil llegar a esa conclusión. Creo que hubiera habido
algunas diferencias en este caso, en especial en relación
a la política nacional. La administración de Bush está
intensificando el abuso de poder sobre la población
general que llevaron a cabo en los años ochenta. Al igual
que entonces, estas políticas, naturalmente, son muy poco
populares y sólo pueden sustentarse en el poder
manteniendo a la población atemorizada. Más o menos como
en los ochenta. Están siguiendo el mismo guión muy de
cerca. Eso lleva a una política más agresiva y violenta y
a una postura de confrontación en política exterior. Con
una agenda nacional un poco diferente, los "nuevos
demócratas" del tipo de Gore serían menos propens! os a
adoptar tales medidas para mantener a la población bajo
control. Por otra parte, son menos resistentes a los
ataques de elementos estatistas reaccionarios (llamados
"conservadores" en la retórica política). Eso les podría
conducir hacia una política más agresiva para desviar las
acusaciones de falta de "vigor" o "patriotismo" y del
resto de la diatriba familiar. Así que, es difícil de
decir. Y de nuevo, una buena parte de la respuesta a la
pregunta es para que nosotros la determinemos y no para
que especulemos con ella.
* Traducido por Fran Bastida y revisado por Leónidas
Leipzig
https://www.alainet.org/de/node/107271
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